Edgar Wallace

La brigada móvil

El arroyo que corre entre el canal y el río pasa por debajo de Lady´s Stairs, una caótica casa de madera habitada por Li Yoseph. La policía sabe que Yoseph es un contrabandista. Sus vecinos, en cambio, creen que es rico y excéntrico. Pero de lo que no necesitan pruebas es de que Li Yoseph está rematadamente loco. Ann Perryman tenía un hermano llamado Ronnie, que ha muerto asesinado. En busca de pistas llega a Lady´s Stairs en mala compañía. Mark McGill y el histérico Tisel están dispuestos a ayudarla. La teoría de McGill es que el inspector Bradley, de Scotland Yard, es responsable de la muerte de Ronnie. Y Li Yoseph lo confirma. Pero entonces Yoseph desaparece sin dejar rastro.

Edgar Wallace

La caída de Mr. Reader

'«El Orador» era un hombre de gustos sencillos y poco aficionado a las novedades. Si tenía un aparato de radio era porque se lo había regalado un admirador suyo, pues de no ser así jamás se le habría ocurrido comprar uno. Lo tuvo en el salón de su casa sin utilizarlo ni una sola vez, durante seis meses, y cuando, por fin, se decidió, se dio cuenta de que no funcionaban las baterías, dejando pasar otros seis meses hasta mandarlo arreglar.'

Edgar Wallace

La gente terrible

El falsificador Clay Shelton, dueño de tantos nombres comodisfraces, trabaja solo. Sin complices y sin escrupulos vacía las arcas de losbancos. Un policía capaz de jugarse su propia sombra, Arnold Long «ElApostador» —universitario, hijo de millonario y campeón de boxeo—, apuesta unavez más a que detendrá un ladrón antes de tres meses. Puede que gane, pero pormucho tiempo temerá que la «Mano del Patíbulo» salga de la tumba y le retuerzael cuello.

Edgar Wallace

La pista de la llave de plata

Estaban todos en el ajo. Dick Allenby, inventor y presunto heredero. Jerry Dornford, hombre mundano y derrochador. Mike Hennessey, empresario de teatro. Mary Lane, actriz de reparto. Leo Moran, banquero y especulador. Washington Wirth, de fortuna dudosa y organizador de fiestas por todo lo alto. El viejo Hervey Lyne, usurero de las clases altas y el paciente Binny, el sirviente que empujaba su silla de ruedas y le escribía las cartas. ¡Y el pobre Horace Tom Tickler! Un ratero que también estaba en el ajo pero no se había enterado. Al dejar una gala en el Litigation Club, Jerry Dornford y el detective de Scotland Yard Surefoot Smith están discutiendo sobre armas mientras esperan un taxi. El que está estacionado frente a ellos no tiene chofer, pero guarda un misterioso cadáver.

Edith Wharton

Cuentos inquietantes

Los Cuentos inquietantes aquí reunidos, la mayoría de los cuales han permanecido inéditos en castellano hasta hoy, lo son cada uno a su manera. Algunos se escoran levemente hacia lo sobrenatural, en la línea de los relatos de fantasmas de Henry James, historias en las que el elemento ultraterreno sobrevuela la cotidianidad de modo casi imperceptible: sutilmente invasivo, tan evanescente en ocasiones que la duda atenaza al lector hasta el final provocándole una deliciosa inquietud. En otros cuentos —más desasosegantes si cabe, al prescindir de lo asombroso— el misterio se oculta en la propia mente, en las ambiguas actitudes de personajes que se nos antojan perturbadores gracias a la pericia de la autora para manejarse en los meandros de su psicología. Una auténtica obra maestra de lo oscuro que se esconde tras lo cotidiano.

Edith Wharton

El diagnóstico

Un solterón acomodado y enfermizo mantiene una relación sentimental con una mujer un poco más joven. No la quiere, pero se sirve de ella para que lo cuide. La necesita. Un día, a punto de cumplir los 50 años, recibe un diagnóstico médico que refuta los anteriores y le garantiza una larga vida. Su primer impulso es buscar otra novia con la que iniciar una nueva vida, pero las dudas y el miedo le hacen desconfiar de las buenas noticias sobre su salud. El carácter egoísta de este ser hipocondríaco le lleva a convertir a su pareja en una enfermera a la que despedir o abrazar de acuerdo a cómo se encuentre él físicamente. Edith Wharton vuelve a meterse en la piel de un machista miserable para analizar la dificultad de mantener una relación de pareja cuando no impera en ella el cariño y la generosidad.

Edith Wharton

Francia combatiente

«Es necesario que esto acabe: esa era la frase que estaba en boca de todos. Si la diplomacia podía evitar la guerra, tanto mejor: nadie en Francia la quería. Cualquiera que hubiera pasado los primeros días de agosto en París podría dar fe de que este era el espíritu generalizado. Pero si tenía que haber una guerra, entonces el país y cada una de sus almas estarían preparados para afrontarla.»En 1914, año en que estalló la primera guerra mundial, Edith Wharton tenía cincuenta y dos años y gozaba de un tremendo prestigio como novelista. Desde 1910 residía en Francia, el país que más amaba. No es difícil imaginar, pues, el horror que supuso para ella la invasión de Francia por los alemanes. A principios de 1915 la Cruz Roja francesa le pidió que informara sobre las necesidades de los hospitales del frente. Lo que vio le hizo albergar la idea de narrar sus experiencias en una serie de artículos para la Scribner’s Magazine, que luego serían recopilados en el presente volumen. Era una época en que los corresponsales extranjeros estaban excluidos de la zona de combate. Pero nadie, por poderoso que fuera, era capaz de disuadir a Edith Wharton de su empeño, y de ese modo decidió abandonar su apartamento parisino para visitar, en seis apasionantes expediciones, el frente de batalla en que se decidía el destino de Europa, de Dunkerque a Belfort.

Edith Wharton

Kerfol

Kerfol (Kerfol) es un relato de terror de la escritora norteamericana Edith Wharton, publicado en la colección de cuentos fantásticos de 1916: Xingu y otras historias (Xingu and other stories).

Edith Wharton

La campanilla de la doncella y otros relatos

Edith Wharton (1862-1937), cuya «diabólica destreza, calidad de intención e inteligencia en el estilo y aguda mirada para elegir temas interesantes» fueron elogiadas por Henry James, no ha dejado de ocupar, en ningún momento, un lugar de honor en la literatura norteamericana contemporánea. Fue sobre todo en el relato corto donde se desplegó plenamente su talento narrativo, del que constituyen una inmejorable muestra sus cuentos de fantasmas.La propia autora expone, con humor y distanciamiento, sus teorías acerca del género: «A los fantasmas no los aleja la aspiradora ni la cocina eléctrica, sino el ruido y el apresuramiento; lo que el espectro necesita no son pasadizos ni puertas ocultas detrás de los tapices, sino continuidad y silencio». Porque la evocación de lo sobrenatural no tiene que ajustarse a reglas fijas ni a escenarios convencionales: todos los humanos conservan un instinto de lo espectral que les remite en cualquier lugar y momento a dimensiones ocultas de la realidad.El volumen incluye los siguientes relatos: La campanilla de la doncella, Después y Kerfol.

Edith Wharton

La piedra de toque

El dinero es el culpable de que Glennard, protagonista de esta pequeña joya, no pueda casarse con la mujer a la que ama. Las circunstancias le obligarían a renunciar a ese amor, si no le abrieran, a la vez, una puerta mediante la que acceder al futuro que desea: Glennard guarda decenas de cartas de Mrs Aubyn, una mujer célebre que, fallecida años atrás, mantuvo con el protagonista de La piedra de toque una relación atormentada y fría. Al vender las cartas de Aubyn para que se publiquen —el libro del que todo el mundo va a hablar—, Glennard también vende, de alguna forma, su alma al demonio.Estos son los mimbres con los que Wharton compuso La piedra de toque, su primera novela, publicada en 1900 y nunca hasta ahora traducida al español. Con su prosa detallista y pausada, su capacidad irónica y su astuto examen de las psicologías de sus personajes, Wharton analiza las vicisitudes de la pareja como institución, el peso de los secretos en la pérdida de confianza y en el desgaste de las relaciones sentimentales.

Edith Wharton

La renuncia

No es fácil para una mujer de la alta burguesía soportar la crítica social. Por eso Kate vive en la Costa Azul, donde nadie la conoce. Ha pasado una eternidad desde que huyó de Nueva York con su amante, y abandonó a su marido y a su hija, entonces una niña. Ahora Anne, convertida en una hermosa muchacha, reclama a su madre, y Kate acude a la llamada. Pero la reconciliación se convierte en tragedia cuando Kate descubre que su hija se ha prometido con Chris Fenno, un hombre a quien conoce demasiado bien.Abre esta edición un texto de Louis Auchincloss, biógrafo de Wharton y cronista último del Nueva York de las grandes familias.

Edith Wharton

La solterona

Edith Wharton firma una nouvelle magistral, que explota la que fuera una de sus obsesiones recurrentes: las opciones de la mujer de su tiempo y estatus en la tramoya social que la coarta.En 1850 la alta burguesía neoyorquina disfruta de una desentendida prosperidad. Delia, «reina» del endogámico clan de los Ralston, ultima los detalles de su vestuario para brillar en el acontecimiento social del año: el enlace de su prima Charlotte Lovell con Joe Ralston, que además sellará una alianza entre las dos familias hegemónicas de Nueva York. Cuando nada parece poder desbaratar tan idílico porvenir, una desquiciada Charlotte irrumpe en casa de Delia para desvelarle un secreto que alterará para siempre la placidez de sus vidas y que, de saberse, tumbaría los códigos éticos de los que ambas se han venido nutriendo. Los destinos de Charlotte y Delia quedan trágicamente atados bajo la inviolabilidad del secreto que comparten, consolidándose entre ambas una tormentosa relación en la que convergerán los celos, la compasión, el amor filial y la suspicacia.

Edith Wharton

Las costumbres nacionales

Narra la historia de Undine Spragg, a quién su padre obliga a marchar a Nueva York tras su escandalosa fuga y matrimonio con el joven Elmer Moffatt. Divorciada de él, pronto empezará su escala de ambiciones casándose con Ralph Marvell pero los conflictos matrimoniales no tardarán en aparecer. Después de dar a luz a un hijo de Marvell, Undine viaja a París. Allí conocerá al conde Raymond de Chelles y pronto le pedirá a su marido que pague la anulación papal a cambio de quedarse él con el hijo de ambos. Al no poder reunir el dinero, Marvell se suicida y Undine se casa con el conde, de quien también se divorciará. Undine volverá a casarse con su primer marido, Elmer Moffatt, ahora enriquecido, pero el hecho de ser una divorciada norteamericana impedirá que Moffat pueda acceder nunca a un cargo diplomático y hará que Undine vea el final de sus ambiciones.

Edith Wharton

Las hermanas Bunner

Ann Eliza y Evelina Bunner, las protagonistas de esta novela corta, regentan una modesta mercería en un barrio humilde de Nueva York. Un día, con motivo de su cumpleaños, Ann Eliza le regala a su hermana un reloj. Este humilde objeto será el causante de que los cimientos sobre los que se asientan sus vidas empiecen a tambalearse.Edith Wharton escribió esta conmovedora historia sobre la abnegación y el sacrificio en 1892, si bien no la publicó hasta 1916 en el volumen titulado Xingu and other stories. A pesar de su temprana fecha de redacción, los conocedores de su obra no dudan en considerarla una de sus creaciones más logradas. En ella quedan patentes tanto su habilidad a la hora de desarrollar una trama como su maestría para describir el ambiente en el que se desenvuelven sus narraciones y para plasmar las motivaciones, las dudas y los anhelos de sus personajes.

Edith Wharton

Los niños

Martin Boyne, «un individuo crítico y cauto de cuarenta y seis años a quien dificilmente alguien asociaba con sucesos románticos e inesperados», ha decidido poner fin a su vida nómada de ingeniero y compartir la madurez al lado de Rose Sellars, la mujer de la que se enamoró en su juventud y que ahora es una respetable viuda instalada en Europa.En el barco que debe conducirlo a ella, Boyne se encuentra con los hijos de unos viejos amigos, los Wheater: una animada prole de siete niños, desde un recién nacido a una muchacha de casi dieciséis años de edad, producto de distintos matrimonios... y distintos divorcios.De crucero en crucero, de Hotel Palace en Hotel Palace, de Argel a Venecia y de allí a Cortina, esta tropa ha jurado, bajo el liderazgo de Judith, la hija mayor, encontrar «un hogar cálido y estable» y permanecer unida pese a los ocasionales caprichos de sus distintos padres (dos ociosos millonarios, un príncipe italiano, una estrella de cine) de separarlos.Boyne cae subyugado por el ímpetu de Judith y casi sin querer se encuentra tutelando sus tremendos planes; de pronto la madurez se le aparece como «la escalofriante mediocridad de la vejez» y la mujer con la que esperaba casarse, una ominosa figura que no encaja en este inopinado idilio.Los niños pertenece al ciclo final de las novelas de Edith Wharton: tenía casi setenta años cuando la publicó en 1928. Fue uno de sus mayores best sellers y una de sus obras maestras.

Edith Wharton

Madame de Treymes

Madame Malrive, norteamericana en París, desea divorciarse de su esposo pero piensa que la familia de éste impedirá la separación por motivos morales y religiosos. La única que quizá pueda interceder por ella es su cuñada Christine de Treymes. John Durham, amante de Fanny Malrive, intentará intimar con Christine para convencerla de que su familia cambie de opinión. De ser así, Fanny y él podrían por fin contraer matrimonio.

Edmund De Waal

El oro blanco

Historia de una obsesión El oro blanco es una fascinante travesía por la historia de la porcelana que cuenta cómo se empezó a comerciar y nos habla de los secretos e intrigas imperiales que rodeaban estas transacciones, nos descubre las rutas de la seda utilizadas y los barcos hundidos que fueron en busca de este tesoro… Durante siglos, el oro blanco ha fascinado a emperadores, alquimistas, filósofos, artesanos y coleccionistas: todos ellos querían descubrir la receta de esa sustancia tan valiosa a la vez que versátil. Un viaje que narra la historia de una obsesión, y en el que le acompañan los testigos de su creación, aquellos que se inspiraron o se enriquecieron con ese material. El autor recrea íntimos encuentros con la gente y los lugares en los que se originó la porcelana para conseguir entender el material al que le ha dedicado toda su vida y que ocupa un lugar único en la historia del mundo y de la imaginación de la humanidad.

Edmund White

Hotel de Dream

El protagonista de esta novela es el escritor Stephen Crane, muerto a los 28 años. Edmund White cuenta los últimos días del escritor mientras, convaleciente de tuberculosis, le dicta a su esposa un relato sobre la obsesión de un rico banquero por un chico de 15 años. La dificultad por terminar el relato se entreverá con la lenta agonía de Crane, alumbrando una obra de hondo calado, inteligente y emotiva.

Edmund Wilson

James Joyce

El extraordinario ensayo del mejor crítico del siglo XX sobre Joyce y el Ulises, la obra que marcó un antes y un después en la literatura universal. En James Joyce, escrito en 1931, Edmund Wilson hace un sucinto repaso a las obras previas del autor, se lanza con su acostumbrada brillantez a un análisis en profundidad del Ulises y termina con un penetrante estudio del entonces inacabado Finnegans Wake. Según Wilson, Joyce es «El gran poeta de una fase nueva de la conciencia humana», y con el Ulises «aporta a la literatura una nueva y desconocida belleza». La obra de Joyce, tan famosa como poco leída, encuentra en este ensayo una de sus mejores explicaciones. Harold Bloom ha dicho… «Edmund Wilson sobrevive como crítico por su infinita vitalidad y su intenso amor por la literatura».

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