James Hadley Chase (1906) es, a pesar de nacer en Inglaterra, uno de los máximos representantes de la novela negra norteamericana.La acción de LA CAÍDA DE UN CANALLA se desarrolla en Paradise City, en torno al astuto plan urdido por una grotesca banda para robar un banco. Volvemos a encontrar en esta novela, al igual que en «Fruto prohibido» (SSC 1), «Trato hecho» (SSC 24) y «Una radiante mañana estival» (SSC 30), el peculiar humor negro de Chase.
Carol Blandish es una chica guapísima, tan atractiva como los millones de dólares que está a punto de heredar. Internada en una clínica para enfermos mentales en extrañas circunstancias, su fuga despertará la codicia y la lujuria de unos temibles personajes, dispuestos a no dejar escapar una presa tan jugosa y tentadora…
Las fotografías de la muerte se desarrolla entre el calor tórrido de México, las luces de Nueva York y las montañas nevadas de Suiza. Cade es un fotógrafo famoso que ha comenzado a derrumbarse a causa de una decepción amorosa y su afición al alcohol. Su vida va de mal en peor, hasta que acepta un encargo de un diario sensacionalista. Se trata de investigar la vida privada de una consagrada actriz. Muy a su pesar, Cade descubrirá un secreto mortalmente peligroso. James Hadley Chase, cuyo verdadero nombre era René Babrazon Raymond, (Londres, 24 de diciembre de 1906 - Corseaux, 06 de febrero de 1985), fue un escritor británico. Escribió también bajo los seudónimos James L. Docherty, Ambrose Grant, y Raymond Marshall.
Gángster frío y decidido, Dillon ha pasado de ser un simple pistolero a convertirse en el jefe del hampa de Kansas City. Ahora maneja dinero grande y se codea con la gente que cuenta. Pero cuando comienza a pasarlo bien con un par de bellas mujeres, empieza también a cometer errores. Muy pronto, Dillon descubrirá que en el bajo mundo jamás se puede abandonar la guardia... Los muertos no hablan traza el ascenso rutilante y la caída de un gangster, al mejor estilo Chase.
Le decían la Tortuga. Era un extorsionador consumado y escurridizo, cuyos golpes habían sorprendido una y otra vez a Scotland Yard y a las fuerzas policiales de toda Europa. Ni siquiera se conocía su verdadera identidad. Pero entró en escena Don Micklem, sagaz millonario norteamericano, decidido a seguir la pista y encontrar al misterioso delincuente.
Keith Devery, tras cinco años de cárcel, llega a Wicksteed, una pequeña y próspera región en la costa del Pacífico. Busca algún trabajo que le suministre dinero para vivir. Pero el azar pone en su camino a Beth Marshall, cuyo marido va a heredar un millón de dólares, resuelve convertirse en asesino.
¿Quién estranguló a Lucille Balu, joven estrella de cine, en el ascensor de un hotel? Sobre el telón de fondo de la fabulosa Costa Azul y el Festival Cinematográfico de Cannes, la nueva novela policial de James Hadley Chase cuenta la historia de un joven psicótico, víctima de una invencible compulsión interior al asesinato. Escrita con el ritmo veloz, a fuerza y la economía de estilo que nos hemos acostumbrado a esperar del hombre que ha sido descripto como “el más notable de los novelistas de suspenso entre los británicos y norteamericanos” esta tensa novela arroja un lazo al lector del que no podrá librarse hasta la última página.
Tres meses era el tiempo de que disponía Herman Radnitz para descifrar la fórmula zcx, escrita en clave y codiciada por varias naciones. Pone en marcha un diabólico plan para obtenerla, 'sin dejar rsatros'. Da órdenes a sus secuaces, sin dar nunca la cara. La vida de un sabio, que le puede ayudar a cobrar los cuatro millones de dólares que le han ofrecido, pende de un hilo. Pero el negocio se complica a medida que avanza y cuando está a punto de lograrse, imprevistamente se transforma en un hecho policial en el cual intervienen también la C.I.A y el F.B.I...
Pruébelo para ver cómo le queda
El mueseo Hermitage de Leningrado resuelve prestar al Museo de Bellas Artes de Washington varias de sus más importantes piezas para ser exhibidas en público. Entre ellas, un icono que fue propiedad de Catalina la Grande, el más antiguo del que se tenga noticia, de un valor incalculable.Una banda de expertos en robos de obras de arte logra apoderarse del icono, pero el futuro comprador, que desea mantener el secreto, exige que la pieza le sea entregada en Suiza. Difíciles son los pasos que se deben dar. El Presidente de los Estados Unidos dispone clausurar todas las posibles salidas hacia el extranjero.
Serena Marshaland era la cuarta mujer más rica del mundo, y tenía todo el aspecto de serlo. Una belleza fría y dura como el demonio, con ojos de acero. Cuando su marido fue secuestrado, y se pidio un fuerte rescate por él, Serena contrató a Vic Mallory, un recio detective privado, para que les entregara el dinero a los secuestradores. Vic no era ingenuo. sabía que los delincuentes no dudarían en eliminarlo apenas tuvieran el dinero en sus manos.
Un desamprensivo indio seminola y sus amigos beatniks llegan a Paradise City -un lugar de recreo para millonarios-. Tras estudiar el escenario, el indio decide exigir dinero en forma sistemática. ¿Quiere seguir viviendo...? Pague o si no...
Cuando Clay Burden perdió a la mujer que amaba, decidió casarse con Rhoda y seguir una vida monótona trabajando en una agencia de Paradise City. Pero todo cambia cuando el misterioso millonario Henry Vidal lo contrata para que trabaje exclusivamente a su servicio. Burden se verá envuelto en un clima maligno y deberá creer en fuerzas sobrenaturales que revivirán su pasado y culminarán en un crimen mientras el temible huracán Hermes azota la ciudad.
Esta es la historia del viejo Barney, ese extraño personaje que conoce todos los secretos, los escándalos y los crímenes que hay detrás de la fachada del Paradise City; el hombre con el oído pegado al suelo. En la taberna Neptuno, atestado de gente y llena de humo, Barney cuenta la historia de cuatro desafortunados que se juntan: Don Elliot, ex actor de cine; Joey Luck y su hija Cindy, carteristas menores; y Vin Pinna, un pistolero maligno, en busca de ocho estampillas rusas que valen un millón de dólares.
Helha encuentra, al final, el hombre con quien quiere casarse, pero como se espera del 'maestro del suspense de este generación', surgen inesperadas y peligrosas complicaciones, magníficamente manejadas por Chase.
Por el vigor de su talante narrativo, por la naturalidad con que despliega sus tramas, JAMES HADLEY CHASE está considerado como uno de los maestros del género. “Fruto prohibido” (SSC 1) es una clara muestra de ello. Ahora, con TRATO HECHO, nos ofrece un episodio palpitante que comienza cuando aparece en un hospital francés una mujer que ha perdido la memoria, y cuyos únicos datos personales consisten en unos signos misteriosos tatuados sobre su cuerpo.
Tres persona se encuentran en una residencia sobre el lago de Lugano: la mujer de uno de los más acudalados magnates europeos, un abogado internacional y un joven norteamericano que esta recorriendo Europa. Desde el momento en que esa mujer, Helga Rolfe, conoce al norteamericano, que es lo suficientemente joven como para ser su hijo, el lector se ve envuelto en un vertiginoso relato que le mantendrá en suspenso hasta el final...
Una voz misteriosa en el teléfono; una hermosa joven china asesinada; un millonario con su conciencia perturbada; un detective privado implicado en un asesinato; una prostituta que hablaba demasiado; y un ataúd. Tales son algunos de los ingredientes que Chase emplea en esta ágil novela, renovado ejemplo de su total dominio del suspenso.
El era joven, había estado en presidio y, ya recuperada la libertad, estaba dispuesto a ir a cualquier parte y hacer cualquier cosa para obtener dinero. La propuesta que le hace una mujer hermosa y cautivante le parece fácilmente realizable y económicamente tentadora. Analiza en detalle la situación para evitar posibles traiciones y sorpresas desagradables. Prevé todas las circunstancias menos una, que en ningún momento entra en su análisis: un asesinato. Luego, la larga lucha para salir de la trampa tendida y poder empezar una nueva vida.
¿Hasta dónde es capaz de llegar la codicia del ser humano? Steve Jaffe obtiene una respuesta a esta pregunta cuando encuentra un botín de dos millones de dólares en diamantes escondido en su villa de Saigón. Jaffe se descubre a sí mismo asesinando a su criado cuando este le asegura que pondrá al corriente del hallazgo a las autoridades locales.
Vessi va a morir por un crimen que no cometió y un grupo de periodistas acude a la cárcel para presenciar la ejecución. Sobre Nick Mason recae la macabra suerte de escuchar las últimas palabras que el condenado pronuncia: «Se equivocaron de hombre -dijo con voz no del todo segura-. Yo no lo hice». Y le da el nombre del asesino. A partir de ahí, ni los anónimos, ni las amenazas, ni la certeza de que su vida peligra conseguirán apartarle del caso.