Escritapor uno de los intelectuales más influyentes de su época, Los Insurgentes narra, de forma novelada, lasvivencias de los héroes que participaron en las batallas, no sólo de aquellos quefiguran en los libros de texto, además retrata a los campesinos, comerciantes,indígenas… de los sentimientos, de sus aspiraciones y, sobre todo, del amor ala naciente patria. La Independencia de Méxicoes uno de los episodios más celebrados por los mexicanos, y a pesar de vivir enpleno siglo XXI, y a poco más de 200 añosque diera inicio esta lucha, ni la lejanía del suceso ni la inmediatez con quese socializa la información, disipa el sentimiento de los mexicanos de saberselibres y soberanos, y todavía inflama el orgullo.<

La guardia lleva años protegiendo las leyes para que todas las sociedades puedan convivir en paz. Sobre Madrid está creciendo una mal que va ganando poder con el objetivo de destruir la guardia y todo lo que ella protege. Para evitarlo, Marta debe enfrentarse contra su propio maestro, dejando a un lado los sentimientos que pudo haber tenido una vez. Tanto ella como el resto de la Guardia no puede poner en peligro la balanza que permite a hombres lobo, magos y vampiros habitar juntos. Pero algo que ellos no esperan está a punto se suceder... ¿podrán arreglárselas solos?<

Curso urgente de política para gente decente, de Juan Carlos Monedero, autor de obras como La transición contada a nuestros padres o Conversación entre Julio Anguita y Juan Carlos Monedero, es una propuesta de diálogo para construir lo que ahora nos parece inimaginable. Una herramienta para lograr un verdadero cambio social. Una escritura clara y directa que desvela, punto por punto, las claves para entender las políticas económicas y sociales, y participar activamente en ellas. Incluye tareas y acciones concretas para practicar política en el entorno más próximo. Juan Carlos Monedero es el referente intelectual para las plataformas de acción social, está en contacto directo con los jóvenes universitarios y participa en numerosos foros y asociaciones ciudadanas. Además, es una figura reputada, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Autónoma de Madrid, asesor político de izquierdas (ha sido asesor de Hugo Chávez y de Gaspar Llamazares), ha desarrollado su labor en diversos países. En paralelo a su actividad académica, ha desarrollado una intensa labor profesional como asesor político, observador internacional en elecciones en diversos países, y ha sido responsable del equipo español del Banco Central Europeo para el estudio y seguimiento de los efectos de la implantación del euro en España. Ha publicado numerosos artículos, libros de ensayos, y colabora habitualmente en prensa y en tertulias políticas en diversos canales de televisión. Curso urgente de política para gente decente está clasificado en la materia teoría política. Vivimos un momento en el que se ha generado inquietud social, hay preocupación por la pérdida de derechos, ganas de cambiar las cosas. Toda esa energía no encuentra una vía para focalizarse en cambios y acciones concretas. Curso urgente de política para gente decente es un instrumento de acción que ofrece tareas prácticas, maneras de encauzar toda esa inquietud y reacción social a diario, en el entorno más próximo. Debemos encontrar a los demás para pasar de la perplejidad y la inquietud a construir lo que ahora nos parece inimaginable, a dedicar parte de nuestro esfuerzo a marcar los rumbos comunes, a imaginar cualquier cosa y hablarla con los demás para hacerla posible. Hace falta un curso de política urgente para lograr entre todos una vida decente.<

En el siglo XVII, Hobbes escogió la imagen del Leviatán, un bíblico dragón marino, para representar a los Estados absolutistas. Hoy, tras el paréntesis del capitalismo organizado, convivimos con un nuevo monstruo, el neoliberalismo, escondido bajo el disfraz del mercado omnipotente y el mito del consumismo. Como un nuevo sentido común, se alimentó de la falta de credibilidad de las alternativas. Un Estado al servicio del beneficio privado fue su celador. Bajo ropajes democráticos, regresó la violencia y la exclusión de otras épocas.Pero el Estado sólo es un reflejo de los conflictos sociales. Una sociedad diferente termina expresándose en un Estado diferente. La América Latina en transformación es un ejemplo de avance. La Europa estancada, su elocuente negativo. Si el neoliberalismo utilizó la palanca del Estado para hacer jirones sus ropajes sociales, se trata ahora de recuperar el control estatal para que el pueblo, consciente y empoderado, se haga con las riendas de su camino político, sin olvidar que debajo de los disfraces del Leviatán siempre está, en cualquier caso, la realidad del poder.<

Una nueva y terrible arma amenaza con extinguir a la humanidad entera. Un arma biológica, un virus surgido de la mente más maléfica, a la vez que genial, va a ser el instrumento para iniciar el día de la ira de un dios implacable modelado a la imagen de una mente exterminadora. No se trata de una novela más de ficción sobre terribles epidemias, es una obra escrita por un veterano epidemiólogo graduado por los centros para el control de enfermedades de EEUU, con más de veinte años de experiencia en el campo de la investigación de epidemias. En esta obra, de forma realista se describe lo que podría ocurrir si alguien con una mente suficientemente perversa y con unos medios ya al alcance de muchos, decidiera intentarlo. Escrita con pulcritud científica, en ella no se hallarán soluciones milagrosas o increíbles. La misma novela podría ser un arma si cayese en manos no deseadas, o quizás una alerta para los servicios de inteligencia, que desprevenidos con esta posibilidad, pudieran verse sorprendidos cuando fuese ya demasiado tarde. Una historia que te atrapará y te hará meditar sobre la fragilidad de la propia existencia de la humanidad.<

En el prefacio de su De rege et regis institutione, publicada en 1599 cuando ya tenía más de sesenta años, Juan de Mariana nos narra un delicioso “veraneo” en un paraje ameno situado en las cercanías de su Talavera natal. Allí, junto con algún amigo necesitado de reposo, pasó varias semanas «entretenidos ambos en conversaciones instructivas y amistosas, en lo que encontrábamos no poco placer y esparcimiento». Una noche, «habiendo concluido nuestra tarea más temprano aquel día, contemplábamos bajo una añosa encina, hendida en su tronco, de frondoso ramaje y gigantesca, cuya copa nos interceptaba los rayos de la luna, los árboles derribados por la fuerza a mano de los vientos, como sucede con muchos en los bosques.» Este panorama, junto con las cartas recibidas de otros amigos, será el acicate para un diálogo reflexivo sobre el papel, condiciones y formación de los gobernantes de las repúblicas bien ordenadas. El locus amoenus, el debate intelectual de altura, el análisis crítico de la sociedad, el mismo elitismo cultural... Nos encontramos ante un típico ambiente renacentista. Reconocemos el parentesco espiritual con Tomás Moro, Alfonso de Valdés, el mismo Cervantes... Y es que el jesuita Mariana, que se consideraba profesionalmente teólogo, es ante todo un humanista, un intelectual preocupado por muy variados campos del saber. Su independencia de criterio a la hora de enfocarlos no deja de sorprendernos todavía hoy: descaradamente monárquico, defiende la legitimidad moral del tiranicidio; condena tajantemente las corridas de toros, pero al mismo tiempo reprueba todas las representaciones teatrales; defensor de la monarquía autoritaria, exige la participación de la población en el establecimiento de impuestos; católico convencido, deplora los excesos homicidas que so capa de religión se producen periódicamente en las sociedades... En el prefacio que citábamos señala Mariana: «Habiendo vuelto hace años de mi viaje a Francia e Italia, y fijado mi residencia en Toledo, trabajé en algunos años una historia en latín de los sucesos de España, cuya historia carecía de unidad y concierto.» Su Historia General de España es la obra que le aseguró la fama. La publicó inicialmente en latín (Historiae de rebus Hispaniae libri XX) a partir de 1592. En los años siguientes la amplió hasta los treinta libros y la tradujo al español. Fue un éxito editorial: se publicaron ediciones en 1601, 1608, 1616, hasta la definitiva de 1623, un año antes de la muerte de su autor. Su difusión e influencia se mantendrán durante más de dos siglos. En el prólogo de la Historia, Mariana se había dirigido al rey Felipe III con estas palabras: «Lo que me movió a escribir la historia latina fue la falta que de ella tenía nuestra España (mengua sin duda notable), más abundante en hazañas que en escritores, en especial de este jaez. Juntamente me convidó a tomar la pluma el deseo que conocí los años que peregriné fuera de España, en las naciones extrañas, de entender las cosas de la nuestra: los principios y medios por donde se encaminó a la grandeza que hoy tiene.» Y ¿qué interés tiene hoy su lectura? Es evidente que hoy la ciencia histórica posee una gran masa de datos y observaciones que quedaban fuera del alcance de Mariana, y que su discurso es en buena medida obsoleto, y que depende de los parámetros ideológicos de su época (como por otra parte también ocurre con los discursos actuales). Sin embargo su lectura (su disfrute) es necesario para todo el que se interese por la historia de España. La Historia de Mariana es un clásico, elemento constitutivo de las tan diferentes interpretaciones actuales, que siempre tienen que contar con ella: de modo consciente o inconsciente se encuentra en ellas, en un plano subterráneo si queremos. Lo mismo ocurre con las visiones románticas, liberales, nacionalistas de otros autores posteriores, aunque también sean por lo general recusadas en nuestro tiempos. Por otra parte el talante independiente y crítico de Mariana resulta siempre de agradecer. Podrá aceptar en ocasiones mitos y leyendas (como también se aceptan otros distintos en nuestra época), pero con más frecuencia, tras relacionar un hecho dudoso, o distintas versiones de otro, añade expresiones de este tipo: «La antigüedad de estas cosas y de otras semejantes, junto con la falta de libros, hace que no nos podamos allegar con seguridad a ninguna de estas opiniones, ni averiguar con certidumbre la verdad. Quedará al lector libre el juicio en esta parte.» Me parece que hoy en día muchos historiadores están mucho más seguros de su verdad... Pero es que además la Historia de Mariana está muy bien escrita. Realizó una ardua tarea (él mismo lo dice) para conjuntar crónicas y todo tipo de fuentes. Pero mereció la pena: el resultado es una voz única, la del autor, que nos narra, que juzga, que nos impetra, que nos divierte..., especialmente cuando finge las voces de los grandes personajes en los más variados discursos o arengas (siguiendo sus tan admirados modelos clásicos). Su expresividad, su colorido, brilla hasta cuando nos aburre un poco (que también) tanto barullo (la vida misma) de reyes, nobles y batallas. Sobre esta edición. La he realizado a partir de la excelente de 1780, que se basa en la de 1623. He actualizado la ortografía, los signos de puntuación, y de modo no exhaustivo, los nombres propios, sustituyéndolos por los comunes actualmente (Leuvigildo-Leovigildo). También en ocasiones he modernizado la forma de algunas palabras. Como justificación podemos citar al propio Mariana, aunque sea para discrepar de él: «Algunos vocablos antiguos se pegaron de las Crónicas de España de que usamos, por ser más significativos y propios, por variar el lenguaje, y por lo que en razón de estilo escriben Cicerón y Quintiliano.» Pienso que mantener los recebidos (por recibidos) y guardalle (por guardarle) tiene el mismo valor para el lector común que el mantener la diferenciación entre ſ y s, usual en la edición que manejo.<

En el prefacio de su De rege et regis institutione, publicada en 1599 cuando ya tenía más de sesenta años, Juan de Mariana nos narra un delicioso “veraneo” en un paraje ameno situado en las cercanías de su Talavera natal. Allí, junto con algún amigo necesitado de reposo, pasó varias semanas «entretenidos ambos en conversaciones instructivas y amistosas, en lo que encontrábamos no poco placer y esparcimiento». Una noche, «habiendo concluido nuestra tarea más temprano aquel día, contemplábamos bajo una añosa encina, hendida en su tronco, de frondoso ramaje y gigantesca, cuya copa nos interceptaba los rayos de la luna, los árboles derribados por la fuerza a mano de los vientos, como sucede con muchos en los bosques.» Este panorama, junto con las cartas recibidas de otros amigos, será el acicate para un diálogo reflexivo sobre el papel, condiciones y formación de los gobernantes de las repúblicas bien ordenadas. El locus amoenus, el debate intelectual de altura, el análisis crítico de la sociedad, el mismo elitismo cultural... Nos encontramos ante un típico ambiente renacentista. Reconocemos el parentesco espiritual con Tomás Moro, Alfonso de Valdés, el mismo Cervantes... Y es que el jesuita Mariana, que se consideraba profesionalmente teólogo, es ante todo un humanista, un intelectual preocupado por muy variados campos del saber. Su independencia de criterio a la hora de enfocarlos no deja de sorprendernos todavía hoy: descaradamente monárquico, defiende la legitimidad moral del tiranicidio; condena tajantemente las corridas de toros, pero al mismo tiempo reprueba todas las representaciones teatrales; defensor de la monarquía autoritaria, exige la participación de la población en el establecimiento de impuestos; católico convencido, deplora los excesos homicidas que so capa de religión se producen periódicamente en las sociedades... En el prefacio que citábamos señala Mariana: «Habiendo vuelto hace años de mi viaje a Francia e Italia, y fijado mi residencia en Toledo, trabajé en algunos años una historia en latín de los sucesos de España, cuya historia carecía de unidad y concierto.» Su Historia General de España es la obra que le aseguró la fama. La publicó inicialmente en latín (Historiae de rebus Hispaniae libri XX) a partir de 1592. En los años siguientes la amplió hasta los treinta libros y la tradujo al español. Fue un éxito editorial: se publicaron ediciones en 1601, 1608, 1616, hasta la definitiva de 1623, un año antes de la muerte de su autor. Su difusión e influencia se mantendrán durante más de dos siglos. En el prólogo de la Historia, Mariana se había dirigido al rey Felipe III con estas palabras: «Lo que me movió a escribir la historia latina fue la falta que de ella tenía nuestra España (mengua sin duda notable), más abundante en hazañas que en escritores, en especial de este jaez. Juntamente me convidó a tomar la pluma el deseo que conocí los años que peregriné fuera de España, en las naciones extrañas, de entender las cosas de la nuestra: los principios y medios por donde se encaminó a la grandeza que hoy tiene.» Y ¿qué interés tiene hoy su lectura? Es evidente que hoy la ciencia histórica posee una gran masa de datos y observaciones que quedaban fuera del alcance de Mariana, y que su discurso es en buena medida obsoleto, y que depende de los parámetros ideológicos de su época (como por otra parte también ocurre con los discursos actuales). Sin embargo su lectura (su disfrute) es necesario para todo el que se interese por la historia de España. La Historia de Mariana es un clásico, elemento constitutivo de las tan diferentes interpretaciones actuales, que siempre tienen que contar con ella: de modo consciente o inconsciente se encuentra en ellas, en un plano subterráneo si queremos. Lo mismo ocurre con las visiones románticas, liberales, nacionalistas de otros autores posteriores, aunque también sean por lo general recusadas en nuestro tiempos. Por otra parte el talante independiente y crítico de Mariana resulta siempre de agradecer. Podrá aceptar en ocasiones mitos y leyendas (como también se aceptan otros distintos en nuestra época), pero con más frecuencia, tras relacionar un hecho dudoso, o distintas versiones de otro, añade expresiones de este tipo: «La antigüedad de estas cosas y de otras semejantes, junto con la falta de libros, hace que no nos podamos allegar con seguridad a ninguna de estas opiniones, ni averiguar con certidumbre la verdad. Quedará al lector libre el juicio en esta parte.» Me parece que hoy en día muchos historiadores están mucho más seguros de su verdad... Pero es que además la Historia de Mariana está muy bien escrita. Realizó una ardua tarea (él mismo lo dice) para conjuntar crónicas y todo tipo de fuentes. Pero mereció la pena: el resultado es una voz única, la del autor, que nos narra, que juzga, que nos impetra, que nos divierte..., especialmente cuando finge las voces de los grandes personajes en los más variados discursos o arengas (siguiendo sus tan admirados modelos clásicos). Su expresividad, su colorido, brilla hasta cuando nos aburre un poco (que también) tanto barullo (la vida misma) de reyes, nobles y batallas. Sobre esta edición. La he realizado a partir de la excelente de 1780, que se basa en la de 1623. He actualizado la ortografía, los signos de puntuación, y de modo no exhaustivo, los nombres propios, sustituyéndolos por los comunes actualmente (Leuvigildo-Leovigildo). También en ocasiones he modernizado la forma de algunas palabras. Como justificación podemos citar al propio Mariana, aunque sea para discrepar de él: «Algunos vocablos antiguos se pegaron de las Crónicas de España de que usamos, por ser más significativos y propios, por variar el lenguaje, y por lo que en razón de estilo escriben Cicerón y Quintiliano.» Pienso que mantener los recebidos (por recibidos) y guardalle (por guardarle) tiene el mismo valor para el lector común que el mantener la diferenciación entre ſ y s, usual en la edición que manejo.<

En el prefacio de su De rege et regis institutione, publicada en 1599 cuando ya tenía más de sesenta años, Juan de Mariana nos narra un delicioso “veraneo” en un paraje ameno situado en las cercanías de su Talavera natal. Allí, junto con algún amigo necesitado de reposo, pasó varias semanas «entretenidos ambos en conversaciones instructivas y amistosas, en lo que encontrábamos no poco placer y esparcimiento». Una noche, «habiendo concluido nuestra tarea más temprano aquel día, contemplábamos bajo una añosa encina, hendida en su tronco, de frondoso ramaje y gigantesca, cuya copa nos interceptaba los rayos de la luna, los árboles derribados por la fuerza a mano de los vientos, como sucede con muchos en los bosques.» Este panorama, junto con las cartas recibidas de otros amigos, será el acicate para un diálogo reflexivo sobre el papel, condiciones y formación de los gobernantes de las repúblicas bien ordenadas. El locus amoenus, el debate intelectual de altura, el análisis crítico de la sociedad, el mismo elitismo cultural... Nos encontramos ante un típico ambiente renacentista. Reconocemos el parentesco espiritual con Tomás Moro, Alfonso de Valdés, el mismo Cervantes... Y es que el jesuita Mariana, que se consideraba profesionalmente teólogo, es ante todo un humanista, un intelectual preocupado por muy variados campos del saber. Su independencia de criterio a la hora de enfocarlos no deja de sorprendernos todavía hoy: descaradamente monárquico, defiende la legitimidad moral del tiranicidio; condena tajantemente las corridas de toros, pero al mismo tiempo reprueba todas las representaciones teatrales; defensor de la monarquía autoritaria, exige la participación de la población en el establecimiento de impuestos; católico convencido, deplora los excesos homicidas que so capa de religión se producen periódicamente en las sociedades... En el prefacio que citábamos señala Mariana: «Habiendo vuelto hace años de mi viaje a Francia e Italia, y fijado mi residencia en Toledo, trabajé en algunos años una historia en latín de los sucesos de España, cuya historia carecía de unidad y concierto.» Su Historia General de España es la obra que le aseguró la fama. La publicó inicialmente en latín (Historiae de rebus Hispaniae libri XX) a partir de 1592. En los años siguientes la amplió hasta los treinta libros y la tradujo al español. Fue un éxito editorial: se publicaron ediciones en 1601, 1608, 1616, hasta la definitiva de 1623, un año antes de la muerte de su autor. Su difusión e influencia se mantendrán durante más de dos siglos. En el prólogo de la Historia, Mariana se había dirigido al rey Felipe III con estas palabras: «Lo que me movió a escribir la historia latina fue la falta que de ella tenía nuestra España (mengua sin duda notable), más abundante en hazañas que en escritores, en especial de este jaez. Juntamente me convidó a tomar la pluma el deseo que conocí los años que peregriné fuera de España, en las naciones extrañas, de entender las cosas de la nuestra: los principios y medios por donde se encaminó a la grandeza que hoy tiene.» Y ¿qué interés tiene hoy su lectura? Es evidente que hoy la ciencia histórica posee una gran masa de datos y observaciones que quedaban fuera del alcance de Mariana, y que su discurso es en buena medida obsoleto, y que depende de los parámetros ideológicos de su época (como por otra parte también ocurre con los discursos actuales). Sin embargo su lectura (su disfrute) es necesario para todo el que se interese por la historia de España. La Historia de Mariana es un clásico, elemento constitutivo de las tan diferentes interpretaciones actuales, que siempre tienen que contar con ella: de modo consciente o inconsciente se encuentra en ellas, en un plano subterráneo si queremos. Lo mismo ocurre con las visiones románticas, liberales, nacionalistas de otros autores posteriores, aunque también sean por lo general recusadas en nuestro tiempos. Por otra parte el talante independiente y crítico de Mariana resulta siempre de agradecer. Podrá aceptar en ocasiones mitos y leyendas (como también se aceptan otros distintos en nuestra época), pero con más frecuencia, tras relacionar un hecho dudoso, o distintas versiones de otro, añade expresiones de este tipo: «La antigüedad de estas cosas y de otras semejantes, junto con la falta de libros, hace que no nos podamos allegar con seguridad a ninguna de estas opiniones, ni averiguar con certidumbre la verdad. Quedará al lector libre el juicio en esta parte.» Me parece que hoy en día muchos historiadores están mucho más seguros de su verdad... Pero es que además la Historia de Mariana está muy bien escrita. Realizó una ardua tarea (él mismo lo dice) para conjuntar crónicas y todo tipo de fuentes. Pero mereció la pena: el resultado es una voz única, la del autor, que nos narra, que juzga, que nos impetra, que nos divierte..., especialmente cuando finge las voces de los grandes personajes en los más variados discursos o arengas (siguiendo sus tan admirados modelos clásicos). Su expresividad, su colorido, brilla hasta cuando nos aburre un poco (que también) tanto barullo (la vida misma) de reyes, nobles y batallas. Sobre esta edición. La he realizado a partir de la excelente de 1780, que se basa en la de 1623. He actualizado la ortografía, los signos de puntuación, y de modo no exhaustivo, los nombres propios, sustituyéndolos por los comunes actualmente (Leuvigildo-Leovigildo). También en ocasiones he modernizado la forma de algunas palabras. Como justificación podemos citar al propio Mariana, aunque sea para discrepar de él: «Algunos vocablos antiguos se pegaron de las Crónicas de España de que usamos, por ser más significativos y propios, por variar el lenguaje, y por lo que en razón de estilo escriben Cicerón y Quintiliano.» Pienso que mantener los recebidos (por recibidos) y guardalle (por guardarle) tiene el mismo valor para el lector común que el mantener la diferenciación entre ſ y s, usual en la edición que manejo.<

En esta obra, titulada en latín «De rege et regis institutione» y publicada en Toledo el año 1599, condensó Juan de Mariana en unos pocos principios políticos lo que había aprendido sobre todo al escribir su monumental «Historia general de España». El más importante de tales principios era que el monarca no debe olvidar nunca que su poder no es suyo, sino que lo ha recibido del pueblo, por lo que debe mandar sobre él con la mayor templanza, tratando a sus súbditos como hombres libres y no como esclavos, y que si no conservara durante toda su vida la buena voluntad hacia ellos podría ser reo de tiranía y merecer que alguien del pueblo le diera muerte.Lo reivindicaron para sí dos siglos más tarde los revolucionarios parisinos de 1789 como símbolo de democracia y de resistencia del pueblo a la tiranía. Marianne llamaron de hecho a su musa revolucionaria. Tocada con un gorro frigio republicano, aparece guiando al pueblo hacia la libertad en el célebre cuadro que Eugène Delacroix pintó en 1830.<

El Laberinto de Fortuna, también conocido como Las trescientas, es una obra del poeta español del siglo XV Juan de Mena. Se trata de un poema alegórico que narra la visita del poeta al palacio de la Fortuna. Ha sido considerado por la crítica uno de los poemas más importantes de la literatura medieval en castellano por su intento de hacer en esta lengua una obra semejante a los poemas épicos de la literatura latina.<

«Para algunos autores, el indio americano es un bárbaro, una semi-bestia sin ambiciones, y por tanto, sin perspectivas de futuro de una manera autónoma debido, sobre todo, a la “infancia” en la que está sumido, a la falta de sociedad y de educación, consecuencia de la inferioridad del propio territorio en el que viven. Así por ejemplo, para Buffon, todas las especies animales americanas, incluido el hombre, son inferiores (…) »Sin embargo, entrelazada con esta idea del salvaje corrompido, aparecen las teorías de los que, haciéndose eco de su época, ensalzan la figura del indio americano como personificación de la vida natural y virtuosa: en efecto, con el Renacimiento en Europa aparece como idea característica la exaltación de la Naturaleza, y ante el descubrimiento de América, nada más apetecible para el europeo que el conocimiento de la vida del hombre en las condiciones naturales en las que vive en el Nuevo Mundo. Y ese canto a la Naturaleza se hace retomando los temas clásicos, como es el de la Arcadia, con la consiguiente idealización de los pueblos primitivos y la nostalgia de la perdida Edad de Oro, que dará origen a la idea del “Buen Salvaje” por parte de muchos autores. El mito del Buen Salvaje, en esencia, alaba la pureza de costumbres de los primitivos, que representan el estado de naturaleza al no estar degradados ni corrompidos por la civilización, con sus desigualdades, sus ambiciones, sus odios (…) »Los orígenes del mito del Buen Salvaje pueden situarse en la España del siglo XV, y no como habitualmente se viene haciendo a partir de Rousseau y del pensamiento francés revolucionario del siglo XVIII. Porque la opinión optimista sobre los indios surge ya en la etapa inmediatamente posterior al Descubrimiento, cuando, en 1493, en la primera Bula Intercaetera, se los considera aptos para recibir la fe católica. A partir de entonces surgen en España visiones idílicas de los pueblos primitivos, que desembocarán precisamente en la formulación del mito. La primera de ellas quizá pueda ser encontrada en las Décadas de Orbe Novo (1493-1525), de Pedro Mártir de Anglería (…) En la primera Década, libro III, hace la descripción del “filósofo desnudo”, un salvaje de la isla de Cuba que expone a Diego Colón los principios cristianos que él había aprendido directamente de su contacto con la naturaleza.» (Beatriz Fernández Herrero, «El mito del Buen Salvaje y su repercusión en el gobierno de Indias», en Ágora, 8 (1989), pág. 145-150. Pero esta idealización de las poblaciones indígenas de América no quedó relegada en el ámbito teórico de la reflexión humanista. En paralelo a la destrucción sus culturas y estados, y a la explotación de sus miembros por parte de los conquistadores, se dio un sincero, abundante y práctico interés (aunque paternalista), por parte de los representantes de la Monarquía y de la Iglesia, en protegerlos de aquellos. En este enfrentamiento de intereses contrapuestos, político en buena medida, y con frecuencia muy violento, los partidarios de la defensa del indio asumirán los enfoques idealizadores a los que se hacía referencia. En ocasiones, su rechazo de la corrupta sociedad europeizada de criollos, mestizos y mulatos, llevará al utópico intento de constituir sociedades perfectas separadas, las conocidas como reducciones jesuíticas guaraníes. La amplísima producción literaria recoge fielmente estos planteamientos. Son muestra de ello la Historia de los indios de la Nueva España de fray Toribio de Motolinía, la Historia natural y moral de las Indias de José de Acosta, y, por supuesto la Brevísima relación de la destrucción de las Indias de Bartolomé de Las Casas. A ellas añadimos hoy la breve obra De la naturaleza del indio, de Juan de Palafox y Mendoza (1600-59), interesante personaje que también nos dejó su propia biografía. La escribió hacia 1653, cuando formaba parte del Consejo de Aragón tras su regreso de Méjico, donde había desempeñado numerosos de los principales cargos religiosos y políticos: Obispo de la Puebla de los Ángeles, Arzobispo electo de Méjico, Virrey y Capitán General de la Nueva España, etc.<

Almería, 2009, la crisis mundial amenaza con no tener fondo.Cuando el abogado Miguel Fraguas acepta como cliente a una enigmática y poderosa mujer, está lejos de imaginar el vuelco que va a dar su rutinaria vida de provincias. La defensa imposible del crimen execrable de una adolescente le empujará por una espiral de surrealismo creciente, en la que la personalidad extraordinaria de su cliente anulará cualquier autonomía por su parte. Dinero, política, corrupción, amoralidad, seducción, en pugna con la cordura de sus dos únicos amigos verdaderos: El inspector de policía Martín y el párroco Eugenio. Un thriller de misterio en el que lo sobrenatural camina de la mano de la perdición a la que parece abocado el protagonista.<

El humilde soldado Rasún de Katar ha sido enviado a guardar la casa del misterioso Amún Sar, un noble exiliado de Tebas con una reputación que causa el mismo pavor que respeto. Rasún no tardará en descubrir una inquietante faceta de sí mismo que no conocía, en una misión que se alejará peligrosamente de la rutina y la misma cordura: estatuas que parecen vivas, olores animales que invaden los pasillos, túneles secretos, poderes arcanos incomprensibles para el común de los mortales y la búsqueda de un poder por el que merece la pena matar y morir...<

Sigue el resto de la saga top 100 en España y Latinoamérica... Alguien está eliminando a los mendigos en los bajos fondos y Germán Pecci, una vez más, tendrá que salir a las calles de Madrid para averiguar qué sucede. Como Jefe del Gabinete 1906, una organización secreta y centenaria, su obligación va más allá de esclarecer hechos asombrosos, sino que, además, debe decidir sobre la vida y la muerte de aquellos individuos a los que llaman exnaturas. Y ese asunto huele a exnatura. A medida que Germán, acompañado por los otros integrantes de la sociedad, se involucra en una investigación cada vez más peligrosa, conoceremos detalles del pasado tormentoso que le llevó a ser miembro del Gabinete 6. Una historia de locura y sufrimiento que lo alejó para siempre de su familia y de sus aspiraciones, pero lo acercó a seres especiales como Elektra, la única a la que pudo amar y a la que perdió dos años atrás en una emboscada en Turquía.<

Este tomo es un apéndice de La Biblia de los Caídos. Es imprescindible haber leído antes el Tomo 0.Jon Aldana es un joven que fue abandonado por su madre cuando su padre entró en prisión. Tras haberse visto al borde de la muerte en una intervención a corazón abierto, Jon comienza a sufrir una serie de inexplicables visiones alucinatorias que parecen hablarle de otras vidas. Consciente de que ningún médico puede ayudarle a entender lo que sucede, decide acudir a un grupo de autoayuda para personas que han vivido experiencias paranormales.A partir de ese momento, se verá envuelto en una cadena de acontecimientos en los que hay implicados seres sobrenaturales y en una fuga contrarreloj en la que tendrá que averiguar qué le sucede a la vez que intenta salvar la vida.El testamento de Jon es el primero de los Apéndices de la exitosa saga La Biblia de los Caídos. Abandonarás durante un tiempo a los personajes protagonistas de anteriores testamentos, y la sobria arquitectura de Madrid, para recorrer las intrincadas callejuelas de Cádiz junto a nuevos magos, centinelas y brujos, adentrarte en la oscuridad de las marismas en las que oirás a la noche cobrar vida, y acompañarás a Jon en una aventura fantástica donde aliados y enemigos quedarán vinculados por aquello que le sucedió el día que estuvo a punto de morir.<

Este tomo es un apéndice de La Biblia de los Caídos y la continuación del Tomo 1 de El testamento de Jon, por lo que es imprescindible haberlos leído con anterioridad.Jon Aldana es un joven que fue abandonado por su madre cuando su padre entró en prisión. Tras haberse visto al borde de la muerte en una intervención a corazón abierto, Jon comienza a sufrir una serie de inexplicables visiones alucinatorias que parecen hablarle de otras vidas. Consciente de que ningún médico puede ayudarle a entender lo que sucede, decide acudir a un grupo de autoayuda para personas que han vivido experiencias paranormales.A partir de ese momento, se verá envuelto en una cadena de acontecimientos en los que hay implicados seres sobrenaturales y en una fuga contrarreloj en la que tendrá que averiguar qué le sucede a la vez que intenta salvar la vida.<

Una inmersión en la Cuba actual y su incierto destino.¿Qué será de Cuba cuando muera Fidel? Esta novela habla de esa incertidumbre que planea sobre «el santuario ruinoso que es La Habana» y la inevitable reconciliación de dos Cubas: la que está harta de Fidel y tiene medio corazón en el exilio y la isla vital e hipnótica, llena de sensualidad, alegría y música. Una novela que desvela lo que no se percibe desde fuera y lo que no se ve desde dentro, a medida que recrea ese alocado transcurrir entre «rumba y derrumbe», entre el encantamiento y el suicidio.<

Por fin, los articuentos completos de Juan José Millás, ese género de su invención que define como «crónicas del surrealismo cotidiano dosificadas en perlas». Y con ellos llega el sobresalto, la carcajada y el regusto placentero provocado por la irrupción de lo inaudito en una realidad que conocemos bien... o eso pensábamos. Si el más exhaustivo de los archivos gastronómicos tuviera un equivalente literario, se parecería a este libro. Los articuentos resucitarán tu matrimonio, con ellos oirás el viento de tu historia personal cuando vayas a buscar hielo durante una fiesta y, al ir a dormir, mirarás de reojo tu ropa en el galán de noche, por si acaso... ¿Para qué sirve un articuento? Para reavivar el lenguaje, para ensayar nuevas fórmulas entre la realidad y la ficción, para renovar el ojo crítico, la mente abierta y la risa aparentemente fácil... Para buscar la verdad y encontrarla. Pero, sobre todo, para hacerse adicto a ese mundo paralelo que sólo el maestro Millás es capaz de vislumbrar<

Damián se siente confuso desde que perdió su trabajo. Un día comete un pequeño hurto en un mercado de anticuarios y se esconde en el interior de un armario. Antes de que pueda salir, el armario es vendido y trasladado a la habitación de matrimonio de Lucía y Fede, donde Damián termina instalado, como si formara parte del mueble.La habilidad con que se lleva hasta las últimas consecuencias una premisa imposible, aunque verosímil, imprime a esta novela una tensión extraordinaria. Así, desde su escondite, Damián observa a esta familia. Así, se irá acercando al corazón de Lucía, a sus temores y a sus sueños, y al hacerlo se sabrá por fin respetado y comprobará de todo lo que es capaz al sentirse vivo. El Juan José Millás lector y el gran escritor se dan la mano en esta novela que contiene un fuerte valor simbólico en su aparente sencillez. La mejor prosa millasiana al servicio de una historia brillante que articula las obsesiones del maestro de la extrañeza.<

Cuando Julio Orgaz, ejecutivo de una empresa editorial, sale cada martes y viernes de la consulta del psicoanalista, encuentra en el parque a Laura, una mujer casada que le atrae inexplicablemente y de la que en poco tiempo se enamora. Pero la mirada de Julio descubre a veces, en el rostro de Laura, los rasgos de otra mujer a la que amó.<

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