Anónimo

El libro de las mil noches y una noche. Tomo XXI

Traducción directa y literal del árabe por el doctor J. C. Mardrus. Versión española de Vicente Blasco Ibáñez. Prólogo de E. Gómez Carrillo.La gran obra de los cuentistas árabes permanecía ignorada, pues sólo se conocían tímidas é incompletas adaptaciones, hasta que ahora la ha traducido y recopilado en las propias fuentes el doctor Mardrus, dedicando años á esta labor inmensa.Tomo XXI.—Historia espléndida del príncipe Diamante. El maestro de las divisas y de las risas. Historia de Obra Maestra de los Corazones.

Anónimo

El libro de las mil noches y una noche. Tomo XXII

Traducción directa y literal del árabe por el doctor J. C. Mardrus. Versión española de Vicente Blasco Ibáñez. Prólogo de E. Gómez Carrillo.La gran obra de los cuentistas árabes permanecía ignorada, pues sólo se conocían tímidas é incompletas adaptaciones, hasta que ahora la ha traducido y recopilado en las propias fuentes el doctor Mardrus, dedicando años á esta labor inmensa.Tomo XXII.—Historias de Baibars, de la rosa marina y la joven de China, y del pastel hilado con miel de abejas.

Anónimo

El libro de las mil noches y una noche. Tomo XXIII

Traducción directa y literal del árabe por el doctor J. C. Mardrus. Versión española de Vicente Blasco Ibáñez. Prólogo de E. Gómez Carrillo.La gran obra de los cuentistas árabes permanecía ignorada, pues sólo se conocían tímidas é incompletas adaptaciones, hasta que ahora la ha traducido y recopilado en las propias fuentes el doctor Mardrus, dedicando años á esta labor inmensa.Tomo XXIII.—Los tragaluces del Saber y de la Historia. El fin de Giafar. Historia del príncipe Jazmín y de la princesa Almendra. Conclusión.

Anónimo

El periplo de Hannón ilustrado

«El Periplo de Hannón pretende ser la versión griega del relato en lengua púnica que habría hecho Hannón, rey de Cartago, de su larga navegación costera por el África occidental. Se conserva en dos códices, uno del siglo IX, el Codex Palatinus (o Heidelbergensis) Graecus 398, fols. 55r-56r, y otro del siglo XIV, dependiente del anterior, el Codex Vatopedinus 655. Custodiado este último en su día en el monasterio de Βατοπεδιου del monte Atos, en 1840 fue dividido en dos partes que actualmente se encuentran en Londres (British Museum, additional Ms. 19391) y en París (Bibliothèque Nationale de Paris, suplément grec 443 A). Es el fragmento parisino el que contiene el apógrafo del Periplo de Hannón.» (Luis Gil, “Sobre el Periplo de Hannón de Campomanes”, Cuadernos de Filología Clásica: Estudios griegos e indoeuropeos, vol. 13, 2003, pp. 213-237.) «El secular debate mantenido por la crítica en torno al significado del opúsculo anónimo que conocemos como Periplo de Hanón se halla en la actualidad en una vía muerta, incapaz de reconciliar dos posturas definitivamente antagónicas: sigue habiendo quienes creen estar ante la versión griega, más o menos fiel, del informe que –como reza en el título que le precede en el manuscrito– el sufete cartaginés Hanón depositara en el templo de Baal Moloch tras su expedición por las costas atlánticas de África en las primeras décadas del s. V a. C.; por contra, desde mediados del pasado siglo parece afianzarse aquella otra visión que insiste en primar la naturaleza esencialmente literaria de la obra, con independencia de su posible vinculación al hipotético modelo originario. Sin embargo, no todo han sido discrepancias a lo largo de ese dilatado trayecto compartido. Sin duda, el punto de encuentro más palpable entre ambas corrientes de interpretación viene marcado por la unánime defensa de la estructura bipartita del Periplo, según la cual dicha obra estaría integrada por una primera parte... en la que primaría la actividad colonizadora, a la que seguiría entonces una segunda y última... donde se rendiría cuenta de la mera exploración del tramo costero al sur de Cerne. Y, a pesar de que esta última sección parece exhibir de forma detallada y sincera los pormenores de un viaje real a lo largo de las costas tropicales del África antigua, se da por hecho, y se hace también de forma prácticamente unánime, que es ella la que acusa un mayor grado de endeudamiento literario: en efecto, el menos ambicioso de los análisis filológicos pone de manifiesto sus múltiples e indudables paralelismos con los más destacados prosistas griegos, desde Heródoto hasta los autores del bajo helenismo.» (Francisco J. González Ponce, “Veracidad documental y deuda literaria en el Periplo de Hanón, 1-8”, Mainake, XXXII (II), 2010, pp. 761-780.) Pues bien, esta breve obra fue traducida y estudiada por el destacado abogado, político, lingüista e historiador Campomanes (1723-1802) de modo modélico que nos ilustra a la perfección el modo de hacer historia de la época. El resultado de su trabajo fue la obra Antigüedad marítima de la república de Cartago, con el periplo de su general Hannón, traducido del griego e ilustrado por don Pedro Rodríguez Campomanes, abogado de los Consejos, asesor general de los Correos y Postas de España, etc., publicada en 1756. Se compone de dos partes diferenciadas (incluso con paginación distinta: un Discurso preliminar sobre la marina, navegación, comercio y expediciones de la república de Cartago que constituye una historia general de este pueblo, y El Periplo de Hannón ilustrado, que aquí reproducimos. Constituye un análisis, palabra a palabra, del breve texto original, que presenta en griego y en castellano. Luis Gil, en el artículo antes citado señala la repercusión que tuvo en los círculos ilustrados españoles y su difusión internacional. Ahora bien, concluye: «Valorar con criterios actuales la obra de Campomanes es injusto (...) A lo que hemos llamado ‘panpunicismo’ de sus etimologías hemos de agregar cierto acriticismo ingenuo en dar por ciertos los datos de las fuentes, como ya en su momento señaló el jesuita Sebastián Nicolau en las Observaciones sobre el «Periplo de Hannón» que presentó al director perpetuo de la Real Academia de la Historia, don Agustín de Montiano y Lugendo. Ese respeto crédulo a los textos le induce a tener por genuina carta de navegación el Periplo en la forma en que nos ha llegado, en vez de considerarlo como un relato de viajes legendario cuyo único valor testimonial es el de reflejar una determinada mentalidad y ofrecer una visión del mundo y unos conocimientos geográficos difusos con un remoto fundamento real, como muy bien dice Victor Jabouille. Ese mismo respeto le hace a Campomanes dar por buenas las cifras de relato. ¿Cómo creer que en sesenta pentecóntoros iban nada menos que 30.000 personas con el correspondiente avituallamiento? En descargo suyo digamos que en los mismos o parecidos defectos han incurrido cuantos se han esforzado por identificar con los accidentes de la topografía africana los nombres geográficos que el Periplo ofrece. Por último, frente a la actual manera de concebir el conocimiento histórico, se debe señalar el pedagogismo de sus excursos, sólo disculpable si se tiene en cuenta que el Periplo de Hannón pretende ser una especie de introducción a una historia náutica de España y que el concepto de la historia como magistra vitae y no reconstrucción verídica de los hechos pasados, exenta de toda finalidad utilitaria o moralizante, estaba en plena vigencia cuando Campomanes escribía.»

Anónimo

Genealogías pirenaicas del Códice de Roda

El Códice Rotense es un grueso volumen procedente de la catedral de Roda de Isábena, aunque posiblemente confeccionado en Navarra a finales del siglo X; tras muchas peripecias, actualmente está depositado en la Real Academia de la Historia. Contiene principalmente una copia de un gran clásico de la Historia: Historiarum adversum paganos libri VII, de Paulo Orosio, obra del siglo V muy influyente en la concepción de la Historia durante toda la Edad Media. Los setenta folios restantes tienen un carácter misceláneo, y algunos textos fueron agregados más tardíamente. Pero entre los más antiguos destaca un grupo de breves obras de carácter histórico de gran valor para el conocimiento de los siglos IX y X en la península Ibérica: diversas crónicas sobre los reinos de Pamplona y de Asturias, listados de obispos, y las llamadas Genealogías pirenaicas o Genealogías y nóminas reales, que presentamos. Se reducen a una breve relación de los reyes de Pamplona, y los titulares de los condados de los Pirineos centrales, en sus dos vertientes: Aragón, Pallars, Gascuña y Tolosa, lo que aporta una información clave para un período muy escaso en otras fuentes escritas. Puesto que con frecuencia los documentos de la época se datan en referencia a los vecinos reyes francos, se añade un listado similar, pero incluyendo solamente la duración de sus reinados.

Anónimo

Guía de peregrinos

El Codex Calixtinus es un valioso códice elaborado en el siglo XII, entre 1135 y 1140, con el objeto de ensalzar y difundir las peregrinaciones jacobeas, el famoso Camino de Santiago. El nombre procede del supuesto autor o promotor de la obra, el papa Calixto II. Éste, antes de ser elegido pontífice se llamaba Guido de Borgoña; fue abad en Cluny y su relación con Santiago era próxima: su hermano Raimundo casó con Urraca, la hija de Alfonso VI, rey de Castilla y León, y recibió el título de conde de Galicia. También se ha atribuído a Aymeric Picaud, originario del Poitou, y canciller del papa. En cualquier caso, es seguro que el autor-compilador era francés, ya fuere un peregrino o alguien establecido en alguna localidad hispánica, donde abundaba la inmigración franca desde un siglo antes. El códice se compone de cinco de libros: los tres primeros recogen sermones y textos litúrgicos en honor de Santiago, veintidós milagros que se le atribuyen, y el relato de la traslación del cuerpo del apóstol hasta Galicia. El cuarto es una imaginitiva pseudo-crónica, que narra la expedición de Carlomagno a España, para concluir con la batalla de Roncesvalles y la muerte de Roldán; su postizo autor es el arzobispo Turpín, compañero del emperador. Y el quinto es el que aquí reproducimos, el Liber Peregrinationis (f. 192r - 213v). También es conocido habitualmente como Guía del Peregrino, lo que expresa perfectamente su contenido. Describe con gran precisión el itinerario y etapas que aquellos seguían en su camino hacia Santiago. Elogia algunos lugares, como el famoso Hospital de Santa Cristina, en Somport: es un lugar santo, casa de Dios, «reparación de los bienaventurados peregrinos, descanso de los necesitados, consuelo para los enfermos, salvación para los muertos y auxilio para los vivos». Aporta un sinfín de datos e informaciones sobre las gentes y las poblaciones que atraviesan el camino: los caminos, los puentes, las iglesias y las reliquias que contienen. También, naturalmente, abundantes juicios de valor, muchos de ellos profundamente críticos, ya que es un auténtico aviso para caminantes: cierto río contiene aguas letales; los barbos que se pescan en España son poco saludables; los barqueros del Gave imponen tarifas abusivas; los vascos son feroces y bárbaros, los castellanos malos y viciosos, los gallegos iracundos y litigiosos... Por todo ello, Guillermo Fernando Arquero concluye su estudio sobre la obra de este modo: «el Liber Peregrinationis contiene una gran riqueza de información para el medievalista, en relación además con muchos ámbitos de estudio, tanto los referidos directamente a la historia del Camino de Santiago como a las sociedades del norte peninsular por cuyas tierras transitaban los peregrinos a Compostela.»

Anónimo

Historia silense, también llamada legionense

La tradicionalmente llamada Historia Silensis fue redactada en latín a principios del siglo XII. Actualmente se pone en tela de juicio la conjetura que atribuía su autoría al ámbito del monasterio de Santo Domingo de Silos, en Burgos. Teniendo en cuenta las numerosas referencias que contiene sobre San Isidoro de León y el monasterio de San Benito de Sahagún, se ha propuesto denominarlo Historia Legionensis. El texto manifiesta además un orgullo por lo leonés, contrapuesto a otros territorios, y considerado heredero legítimo del reino visigodo de Toledo. Es el goticismo convencional, ya presente en los reyes de Asturias, pero que ahora, en tiempos del Emperador se consagra definitivamente. Otra novedad importante respecto a las Crónicas anteriores. Su desconocido autor se lamenta del retroceso cultural de los siglos inmediatos, cuando «se desvaneció de raíz el estudio junto con la enseñanza». Por ello, no se limita a apuntar de forma escueta acontecimientos descarnados, ordenados de forma estrictamente cronológica, sino que que quiere crear una obra más elaborada tomando como modelos a historiadores y poetas romanos, como Salustio y Ovidio. Para darle esta mayor consistencia literaria, emplea diversidad de registros: narra, interpela al lector, describe edificios y ambientes, y también adoctrina. Y es que el planteamiento de la obra parece dirigido a ensalzar a Alfonso VI, el conquistador de Toledo, mediante una estructura compleja (e inacabada) en la que todo parece confluir en el emperador de España «primero, porque los más nobles hechos suyos parecen dignos de recuerdo; segundo, porque [salvado] ya en el frágil tiempo todo el trascurso de su vida, resulta celebérrimo sobre todos los reyes que gobernaron católicamente la Iglesia de Cristo». Estructura desordenada o compleja: se confrontan episodios comparables pero con distinto final, como los enfrentamientos entre los hijos del rey Fernando, y los de los hijos de Vitiza con Rodrigo; se engarza la vieja crónica de Sampiro (a costa de repetir sucesos y reinados); se insiste en la labor civilizadora de los antepasados directos de Alfonso, que pacifican, ordenan y construyen; y finalmente se detiene y extiende en el reinado de Fernando, el padre de Alfonso, con el que había comenzado la obra. Y tras este círculo (im)perfecto, nos queda fuera de la Historia el objeto manifiestado tácitamente al inicio: «las hazañas de don Alfonso, ortodoxo emperador de España, y su vida», ya sea porque el autor dejó inacabados sus trabajos, ya sea por artificio calculado.

Anónimo

La dominación roja en España - Causa General

La Causa General Instruida por el Ministerio Fiscal sobre la dominación roja en España, conocida abreviadamente como la Causa General (CG), fue un extenso proceso de investigación impulsado por el ministro de Justicia franquista, Eduardo Aunós, tras la Guerra Civil, mediante Decreto del 26 de abril de 1940, con el objeto, según su preámbulo, de instruir «los hechos delictivos cometidos en todo el territorio nacional durante la dominación roja». Varios autores han expresado dudas sobre la objetividad del proceso, que ha sido encuadrado dentro de la propaganda franquista, mas tiene valor como fuente bibliográfica.La Causa General recopiló información sobre las circunstancias y detalles no solamente de abusos y crímenes contra personas y bienes cometidos durante la contienda en la zona republicana, sino todo tipo de acciones emprendidas por las autoridades, fuerzas armadas y de seguridad y partidarios de los gobiernos republicanos y de izquierdas desde la instauración de la Segunda República en 1931.La información registrada por la Causa General, cuya recopilación duró prácticamente hasta los años sesenta, llevó a la apertura de numerosos procesos judiciales posteriores en contra de los que eran considerados responsables de los hechos investigados, hasta la promulgación por el gobierno de Francisco Franco en 1969 del Decreto-Ley 10/1969, por el que prescribían todos los delitos cometidos antes de 1 de abril de 1939, (es decir, el final de la Guerra Civil). Dicho Decreto-Ley fue dictado a los treinta años de acabada la Guerra Civil.La Causa General se llevó a cabo bajo la responsabilidad del Fiscal Jefe de la Causa General, figura específicamente establecida por un decreto posterior de 1943, hasta su traspaso al Ministerio de Justicia a partir de 1954, acumulando una enorme documentación que es conservada desde 1980 en el Archivo Histórico Nacional de España, en Madrid. El proceso fue empleado tanto como instrumento para la represión de un gran número de opositores, como para los fines propagandísticos del régimen de legitimar la sublevación en contra del Gobierno de la República y que desembocó en el conflicto civil armado.

Anónimo

La epopeya de Gilgamesh

Los fragmentos más antiguos que se conservan de La epopeya de Gilgamesh son obra de un poeta paleobabilónico que escribió hace más de tres mil setecientos años. Fue compuesta en lengua acadia, pero sus orígenes literarios se remontan a cinco poemas sumerios. En ella se cuenta la historia de Gilgamesh, el gran rey de Uruk, sus encuentros con monstruos y dioses, su enfrentamiento y posterior amistad con Enkidu el salvaje, el nacido en las tierras altas, y su arduo viaje en busca del secreto de la inmortalidad. Además de abordar temas como la familia, la amistad o los deberes del rey, La epopeya de Gilgamesh versa, sobre todo, de la lucha eterna del hombre contra el miedo a la muerte.La versión de Andrew George —la de referencia en el mundo occidental— la introducen palabras muy sabias de José Luis Sampedro. Como cierre, un epílogo sobre la pervivencia del mito realizado por los profesores de comunicación audiovisual de la Universidad Pompeu Fabra Jordi Balló y Xavier Pérez.

Anónimo

La leyenda de Yuruparý

La Leyenda de Yuruparý es unade las obras más antiguas de la literatura colombiana, cuenta la historia de un héroe mítico amazónico, y forma parte de los grandes textos precolombinos quesobreviven junto con el Popol Vuh. Constituye el mayor mito de lasculturas indígenas de América, preservado hasta nuestros días gracias a la transcripción de la versiónrelatada por el indio Maximiano José Roberto que tradujó al italiano el condeErmanno Stradelli.A diferencia de otrosmitos aborígenes, su vigencia se manifiesta no sólo a través de la tradiciónoral, tal como ocurre de ordinario, sino mediante un elaborado ritual que leconfiere cierta unidad pero a su vez determina características peculiares encada una de las culturas donde el culto se mantiene como parte de las creenciasreligiosas indígenas.

Anónimo

La niña y las monedas de oro

Relato breve de terror basado en una leyenda urbana. Una noche mientras la niña dormía escuchó unos ruidos en el pasillo, abrió lentamente la puerta de su cuarto para mirar el pasillo que comunicaba los cuartos, enormemente largo y oscuro, lleno de cuadros y enlosado.

Anónimo

La novela de la lujuria

Esta es la historia de la intrépida vida erótica del célebreCharlie, quien empezó a los 14 años con una mujer recién casada, amiga de sumadre y su huésped durante la luna de miel. Poco después —avispado aprendiz—practicó con su atractiva institutriz. Insaciable, pronto consiguió que suspropias hermanas le entregaran su virginidad. Nueva institutriz, y,naturalmente, otra oportunidad de ampliar sus conocimientos. En fin, ¿para quéseguir aquí con la enumeración laboriosa de las más variadas experiencias deCharli Roberts cuyo itinerario no es sino una desenfrenada y exitosa secuenciade seducciones a las que se lanza llevado exclusivamente por la lúbricacuriosidad del sexo? Charlie lo ha probado todo, desde la flagelación, el voyeurismo, el incesto, la pederastiahasta las más sofisticadas orgías. El lector sigue así minuciosamente todo elrecorrido de la «educación sentimental» de este adolescente precoz hasta que seintroduce en los más oscuros secretos de los ritos eróticos. Nadie puede afirmar hoy si La novela de la lujuria (1863-1866), una de las pocasobras eróticas consideradas clásicas de la época victoriana, es laautobiografía auténtica de alguien que consiguió mantener hasta nuestros díassu anonimato o si es producto de la febril imaginación de algún escritor oalgún personaje conocido en la Inglaterra de la segunda mitad del siglodiecinueve. En todo caso, si es la verdadera historia de Charlie Roberts, puede perfectamentealinearse al lado de la ya célebre Mi vida secreta y, si es unproducto literario del género, responde a la perfección a las exigencias deéste durante aquel período histórico en el que imperaba la rigidez moral y laprohibición. Entre otras, las más notorias son, primero, la de habersepublicado por entregas y, segundo, la de ceñirse obsesiva y exclusivamente a laactividad erótica de los personajes, movidos todos por la insaciable curiosidadde quienes padecen la privación impuesta de algo tan vitalmente necesario comoes el sexo.

Anónimo

La pasión de Mademoiselle S.

«El texto erótico másapasionado jamás escrito» (Le Parisién) es lo que encontró en un desván eldiplomático francés Jean-Yves Berthault en un estuche de piel repleto de cartasescritas a mano. Al leer la primera se dio cuenta del extraordinario tesoro queacababa de descubrir. Estas cartas, fechadas entre 1928 y 1930, y firmadas porla misteriosa Simone, están dirigidas a su amante, Charles, un hombre más joveny casado. En ellas, Simone, una parisina de clase alta, expresa sus deseos yfantasías, mientras se adentra en un mundo de placer físico que, con cada tabúque derriba, toma rumbos inesperados. La pasión de Mademoiselle S.es un sorprendente relato real de lujuria desenfrenada en el bullicioso Parísde los años veinte. Escritas en un lenguaje tan elegante como explícito, estascartas son un viaje de despertar sexual y exploración psicológica en el que unamujer valiente desafía las fronteras que la sociedad imponía a su sexo y clasepara encontrar la libertad y, finalmente, encontrarse a sí misma. El descubrimiento de estacorrespondencia se ha convertido en «el nuevo fenómeno editorial» (ABC) en todoel mundo, un texto transgresor que nos abre las puertas a otro tiempo y otrasvidas, a la voz de una mujer cuyo eco sigue resonando hoy en día.

Anónimo

Las mil y una noches I

Esta edición de Las mil y una noches es una traducción de la versión del Dr. J. C. Mardrus realizada por Eugenio Sanz del Valle, Luis Aguirre Prado y Alfredo Domínguez.La narración es continua, se realiza en párrafos extensos, en los que cada noche es un único párrafo.Quizás el gran atractivo de esta edición sean las ilustraciones realizadas por el que fue definido como 'el mejor ilustrador de Iberoamérica', el genial José Narro.Este primer volumen contiene las primeras 465 noches.Nos encontraremos 131 ilustraciones:* 50 pequeñas ilustraciones que encabezan cada una de las noches.* 42 ilustraciones parciales.* 39 ilustraciones a página completa.

Anónimo

Las mil y una noches II

Esta edición de Las mil y una noches es una traducción de la versión del Dr. J. C. Mardrus realizada por Eugenio Sanz del Valle, Luis Aguirre Prado y Alfredo Domínguez.La narración es continua, se realiza en párrafos extensos, en los que cada noche es un único párrafo.Quizás el gran atractivo de esta edición sean las ilustraciones realizadas por el que fue definido como 'el mejor ilustrador de Iberoamérica', el genial José Narro.Este volumen comprende desde las noche 466 a la 1001.Nos encontraremos 131 ilustraciones:* 50 pequeñas ilustraciones que encabezan cada una de las noches.* 42 ilustraciones parciales.* 39 ilustraciones a página completa.

Anónimo

Las últimas cartas de Stalingrado

En el año 1950 se publicó en Alemania Letzte Briefe aus Stalingrad (Las últimas cartas de Stalingrado), un libro que recogía los fragmentos de 39 cartas escritas y remitidas por militares alemanes en los últimos días de la batalla por la ciudad de Stalin, que costaría la derrota aplastante del VI Ejército alemán. Según el editor del libro, las autoridades nazis, por orden directa del Cuartel General del Führer, confiscaron las últimas siete sacas que pudieron ser transportadas desde el cerco; los contenidos fueron estudiados y censurados, y las cartas nunca llegaron a sus destinatarios. Años después, los documentos reaparecieron en los archivos militares de Potsdam, de donde fueron recuperados para su publicación.Sin embargo, no eran las últimas cartas de Stalingrado; era algo diferente: eran las cartas que quizá habrían podido escribir los soldados encerrados en la bolsa de Stalingrado, pero que no lo hicieron. No era exactamente una falsificación, pero tampoco eran documentos auténticos. Las últimas cartas de Stalingrado no son verdaderas, pero pudieron ser bien ciertas. Desde esta extraña condición, este libro nos acerca a una parte de la «verdad» de la batalla de Stalingrado, la que padecieron miles de soldados en el kessel antes de desaparecer en la derrota definitiva.

Anónimo

Lazarillo de Tormes

El Lazarillo de Tormes inauguró el género de la novela picaresca. Relata las desventuras que un joven de origen humilde sufre al servicio de sus amos, entre los que se cuentan un ciego, un clérigo y un hidalgo pobre. Los avatares por los que pasa Lázaro son un magnífico pretexto para plasmar una ácida crítica a la sociedad de la época. Asimismo, el tratamiento de la anécdota, el lenguaje sobrio y eficaz, y una nueva concepción en el uso de los personajes propiciaron una renovación en la literatura del momento.Esta edición incluye una introducción que contextualiza la obra, un aparato de notas, una cronología y una bibliografía esencial, así como también varias propuestas de discusión y debate en torno a la lectura. Está al cuidado de Florencio Sevilla, catedrático de literatura española de la Universidad Autónoma de Madrid.

Anónimo

Liber Regum o Libro de los linajes de los reyes

Una de las principales preocupaciones de los historiadores ha sido ordenar los personajes y los acontecimientos en el tiempo: qué ha ocurrido antes, qué ha ocurrido después; quién fue el padre y quién el hijo; qué rey sucedió (heredó, destronó) a qué rey. Por ello abundaban los repertorios cronológicos, si áridos y un tanto aburridos, prácticos y clarificadores para sus usuarios. El Códice Villarense de la Universidad de Zaragoza contiene la más antigua obra histórica de este tipo redactada en lengua romance en la Península Ibérica. Es el Liber Regum, también llamado Libro de las Generaciones, o de los Linajes de los Reyes. Escrito es aragonés en los años situados entre 1194 y 1209, es poco más que una listado de personajes, que se suceden de padres a hijos, desde los orígenes bíblicos (Adán y Eva) hasta la época en que se compone. Se repasan los distintos linajes reales de Israel, de Babilonia y Persia, de Grecia, de Roma, de los godos, de Castilla (partiendo de las Asturias de don Pelayo), de Navarra, de Aragón y de Francia.

Anónimo

Los cien fantasmas

Fu Manchú es español. Y desde hace mucho tiempo, no se crean. Todo el mundo conoce que fue San Sax Rohmer quien crease al Tres Veces Doctor; lo que no es tan sabido es la peripecia del perverso mandarín en la España de la dictablanda, la república y la dictadura, que hasta que no vino la Transición no fue posible extirpar de la península tan perniciosa semilla. Repaso completo de las andanzas de Fu en estas tierras viene en el colosal “Superhombres Ibéricos” -ese libro que todos ustedes deben adquirir sí o sí-; traigo hoy acá la más afortunada de las encarnaciones del chino en España, acaecida en 1934 en una breve colección de folletines -o pulp, si prefieren el barbarismo- publicada por Editorial Fénix. Textos anónimos, cuya autoría aún hoy ignoramos. Dibujos firmados por un tal Esteban que piadosamente calificaremos de brutos y salvajes. En consonancia, este Fu es tipo poco refinado, lejos de la majestad que destila en las novelas originales. Se mueve en petit comité, acompañado por su inseparable Mustafá, un moro monstruoso que no para de hacer diabluras mientras repite ¡Kif, kif! una y otra vez, como reclamando su ración de psicotrópico. Nuestro mandarín español es harto más basto que el británico, y gusta ejercer en persona crueldades y torturas que en los textos de Rohmer delega en sus secuaces. Célebre es el episodio en el que ataviado de tuareg se entretiene sacando los ojos con un puñal a toda una columna de soldados franceses, no parando la faena hasta que el brazo ya no le da más de sí. Nadie espere encontrar aquí al doctor Petrie y Nayland Smith, tradicionales némesis del uñilargo asiático. Un detective nipón que responde al improbable nombre de Jap Kung y un aventurero español de buena familia llamado Carlos Laurel serán quienes se encarguen de arruinar sus planes. Que dicho sea de paso, son un prodigio de inventiva y felicísimos disparates: construir en pleno Londres un templo donde un sabio loco crea monstruos ayudado por un extraterrestre malo a quien persigue uno bueno, ambos más feos que Picio; utilizar para matar a sus enemigos un buda vampiro, engendro de colosal cabezón que aunque no pueda ni andar acaba con cuanto bicho viviente se cruza en su camino; criar ejércitos de monos fumadores que con sus colillas incendian por encargo valiosas instalaciones petrolíferas… Un festín genuinamente loco que rara vez se da con tanta prodigalidad en el pulp ibérico.

Anónimo

Majjhima Nikāya. Los sermones medios del Buddha

El lector tiene en sus manos una magistral traducción directa del pali al castellano del Majjhima Nikāya, una de las principales colecciones de sermones del Buddha histórico.Los Sermones Medios del Buddha son las enseñanzas que el Buddha predicaba en la India hace 2500 años y forman una parte indispensable del canon budista en lengua pali (la lengua del Buddha). Preservadas durante siglos en los monasterios de Sri Lanka, estas enseñanzas se han ido extendiendo gradualmente por todo el mundo, primero en Oriente y luego en Occidente, donde tanto ha crecido el interés por el budismo.El presente volumen contiene 50 de los 152 sermones que forman esta colección, agrupados temáticamente y con notas necesarias para facilitar su comprensión. Hasta ahora era muy difícil, por no decir imposible, conocer estos antiquísimos textos en su integridad, ya que existían muy pocas versiones, y la mayoría tomadas de otras traducciones en idiomas europeos. De ahí la importancia de recuperar el mensaje original, acudiendo a las fuentes más cercanas al maestro en el tiempo y en el espacio. Con ello esperamos contribuir al mejor conocimiento de la «Enseñanza del Buddha» tal y como fue recogida por sus primeros discípulos.

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