Popular books

Corín Tellado

Me olvidaste al otro día

Adam Douglas y Dorothy Walton estuvieron casados sólo nueve meses: tiempo suficiente para vivir su amor juvenil . Traer al mundo un hijo y divorciarse. Ahora, cinco años después, Dorothy ha obtenido una plaza de médico en la ciudad de los Douglas y el reencuentro se hace inevitable. El niño no conoce todavía a su padre ni tampoco a sus abuelos, y son éstos quienes se animan a dar el primer paso. Adam, duro y orgulloso, siempre muy ocupado, mantiene las distancias y no oculta el desagrado que le causa la reaparición de Dorothy. Ella, en cambio, pese al divorcio y la incompatibilidad de caracteres, no supo olvidarle al otro día como hizo él... 'Corín Tellado tiene un mecanismo que consigue atraparte por completo' LAURA ESQUIVEL, autora de Como agua para chocolate<

Robert Silverberg

Mournful Monster

Corín Tellado

Me siento humillada

Hice una carrera meteórica, y no por inteligente. Pienso que más bien se debió a que siempre viví inmersa en ese mundo de la industria, del deber y de la acción. Cuando desde muy niña te habitúan a la actividad, sin darte cuenta te ves perdida en ella y actúas como un mecanismo lleno de deberes, inquietudes e inhibiciones en cuanto a ti misma y cuanto se relaciona con tus propios deseos y, más bien, te dedicas, como empujada por un resorte, a imitar a los que viven en tu entorno. En este caso me refiero a mi padre. Era mi entorno, mi libro de enseñanza, mi muestrario y sin apenas darse cuenta le imitaba, creo que sonreía como él, hacía las mismas cosas, saludaba de la misma manera y, por supuesto, me iba de su mano a las refinerías de petróleo. Recuerdo perfectamente que cuando llegó la hora de mi ingreso en la Facultad, tenía aproximadamente diecisiete años mal cumplidos y sólo había hecho cosas relacionadas con mi padre, su compañía y su próspero negocio. Esto es, nunca estuve interna en colegios caros, ni en instituciones religiosas. Y, por supuesto, jamás me tuvo interna<

Robert Silverberg

New Year's Eve—2000 A.D.

Corín Tellado

Me vence tu sensibilidad

Los Harris y los Richardson, dos familias amigas pertenecientes a la alta sociedad de Camden, están de fiesta. El joven arquitecto Peter Harris va a contraer matrimonio con Rixa, la pequeña de los Richardson, una criatura jovencísima, llena de pureza y profundamente enamorada de su prometido.Pero tras la apariencia de júbi lo se esconde un odio insuperable. Gordon Richardson se opone violentamente a la boda de su hermana con su supuesto amigo. Dice temer que el frío, elegante y mundano Peter la convierta en una desgraciada. Quizá haya otras razones que expliquen el odio que ambos se profesan, como la envidia profesional o la pasión que consumió a Peter y a Eva, la bellísima esposa de Gordon, años atrás y que puede que aún no se haya extinguido...<

Robert Silverberg

Second Start

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Corín Tellado

Mi adorada pueblerina

—Ignacio… El aludido giró en redondo. Frunció el ceño. Maldita la gracia que le hacía toparse en aquel instante con Queta Solares. Le gustaba demasiado aquella bella y coqueta muchacha. «Un día —pensaba cada vez que la encontraba—, ella se saldrá con la suya y me cazará. Pues le costará trabajo. Por mil demonios que sí.» —Cariño… —Hola, Queta —saludó Ignacio haciéndose el indiferente—. ¿Dónde te has metido todo este tiempo? —¿Me has echado de menos, cariño? No lo sabía. Te aseguro —rió burlona— que de haberlo sabido no me habría marchado —se colgó tranquilamente de su brazo—. ¿Me convidas a una copa? Hace miles de años que no oigo tu voz ronca diciéndome que me quieres. —Yo nunca te he dicho que te quería —rezongó Ignacio enojado. —Bueno, que te gusto. Porque te gusto mucho, ¿eh, cariño? —Hum… —Llévame a tomar una copa. Te contaré de dónde vengo, lo que hice, cuantos corazones partí… —Dos docenas cada día —dijo él entre dientes—. Vamos, entremos en esa cafetería.<

Robert Silverberg

The Android Kill

Corín Tellado

Mi esposo me abandona

Ocurrió al regreso del veraneo. Al principio, ella no se percató, mas, pasado algún tiempo, comprendió que algo se rompía entre ellos. Gerard siempre fue un esposo amante. Un esposo maravilloso, sin duda alguna. No pasaba un aniversario, un santo, una fecha señalada, que no le hiciera un valioso regalo. Desde hacía un año, en cambio, Gerard parecía vivir muy lejos de ella. Se diría que si acudía a casa a comer y a dormir, era por rutina. —Mamá, mamá —gritó Yul, desde el piso superior—. ¿Dónde tengo mi camisa? Kay Wills dejó de pensar. No podía detener sus pensamientos en algo concreto, teniendo dos hijos, un hogar y grandes deberes como esposa y madre. Quizá a Gerard no le ocurría nada y era ella quien pensaba mal, porque lo amaba demasiado. —¿Dónde estás, mamá? Julia, la doncella, apareció en el corredor. —Ya se la llevo yo, señora. Kay suspiró. Paul y Yul, sus dos gemelos, eran unos impertinentes. Estaban llegando a esa edad de presumir en que les gusta la doncella. Julia era una muchacha estupenda y siempre sabía dónde estaba todo. —No encuentro mi camisa, mamá. —Ya sube Julia, Yul. No grites tanto.<

Robert Silverberg

The Hunters of Cutwold

Corín Tellado

Mi felicidad eres tú

«Mi querido Ralph: No voy a cansarte mucho, mi querido muchacho. Sé que no pierdes el tiempo, ni siquiera leyendo una carta. Sé que tus fábricas de acero y tu hacienda apenas si te permiten dedicarte a la familia. Quizá ni siquiera te acuerdes de mí. En vida de mi difunto esposo, a quien tanto he querido y a quien tú tanto me hiciste recordar, he pasado grandes temporadas en tu casa de las afueras de Duluth, en ese estado de Minnesota, donde me olvidaba un poco de mi condición de irlandesa. »Sé que eres muy rico y que al leer esta carta llevarás un poco el ojo a la frente, con ese gesto tuyo tan característico y tan desdeñoso: ”Pero… ¿qué dice esta mujer? ¿Para qué necesito yo su dinero, si tengo más que suficiente?” Lo sé, Ralph. No estrujes la carta entre tus dedos mientras no llegues al final. Necesito un poco de retórica y de expresividad narrativa para ponerte al tanto de mis planes.<

Robert Silverberg

The Insidious Invaders

Corín Tellado

Mi mala intención

Una vida de despilfarro, libertinaje, juergas... es aquella que ha reinado en la vida de los Montero. Tanto los padres como los hijos, lo solucionan todo con dinero sin importarles los sentimientos, ni siquiera entre ellos mismos. Un día la'conciencia'despierta en Adolfo el hijo mayor, el día que asiste al entierro del portero. Dicha'conciencia'no deja de perseguirle hasta que no entabla amistad con la hija huérfana. Esa amistad trastocará la vida de los huérfanos y de los Montero.<

Robert Silverberg

Vampires from Outer Space

Corín Tellado

Mi marido y yo

—¿Qué sucede, Nat? Natalia Sands quitóse el abrigo, lo envolvió de cualquier modo y lo tiró sobre una silla. Luego, furiosa, se hundió en el borde de la turca donde su amiga se pulía lãs uñas, y encendió precipitadamente un cigarrillo. —El muy cretino. —¿Quieres explicarte? ¿Quién es ese cretino? —Mira por la ventana y verás —masculló la preciosidad de Nat—. Mira, mira. Quizá no se haya ido aún. Desi Farr, íntima de Nat Sands, rompió a reír comprendiéndola. —Ya —exclamó, sin dejar de sonreír burlonamente—. Te refieres a tu misterioso perseguidor. —¿Crees que lo voy a poder resistir? —Pero si el pobrecillo no se mete contigo. La heredera de los Sands —linda, rubia, ojos azules como luceros, bonita y moderna— se puso en pie y dio varias vueltas por la estancia como si el mismo demonio la persiguiera. Era esbelta y, aunque no !nuy alta, resultaba de un atractivo extraordinario. Gustaba a los hombres y todos ellos le hacían la corte. Pero Nat Sands tenía dieciocho años, un padre rico, una posición bárbara en el gran mundo y no pensaba encadenarse aún. —No se mete conmigo —masculló, con vocecilla chillona—. ¿Pero qué diablos espera de mí ese adefesio?. ¿Lo has visto bien? Tiene cara de maton, de negrero. Y unos ojos que dan miedo, y una boca que parece que va a comérsela a una... El muy cretino... ¿Qué buscará en mí? Para contemplación ya estuvo bien. Si voy al club, me sigue; si salgo de casa a dar un paseo, lo llevo tras los talones; si entro en una sala de fiestas..., allí lo tengo como un clavo. Si voy al teatro, en el palco de enfrente lo veo quiera o no. ¿Qué piensas tú que ese tipo extraño quiere de mí? —Cortejarte, sin duda —rió Desi. —Vaya forma de cortejar a una.<

Robert Silverberg

Yokel with Portfolio

Corín Tellado

Mi mujer eres tú

Alan Milland, hombre no muy alto, de facciones muy acusadas, cerrado de barba, aunque ésta correctamente rasurada, no podría decirse que pasaba por un Adonis ni mucho menos. Pero Alan tenía algo, Personalidad, firmeza en su voz y en su mirada azul. Los cabellos de un rubio bronco, casi rojizo, y la tez más bien morena, resultaba francamente atractivo sin ser guapo. Le faltaba una buena estatura, aunque la realidad era que podía pasar por un hombre de estatura normal. Andrea Adams, con aquel cabello castaño leonado, aquellos ojos inmensamente grises, casi como dos gotas de agua, en la morenura mate de su piel, y aquel andar elegante, y aquel aire de princesa de incógnito, le tenía completamente cautivado.<

Robert Silverberg

The Reality Trip

Corín Tellado

Mi novio, el afilador

El carácter de Nelda es querido por todos, su alegría y simpatía se contagian enseguida. Huérfana de madre al nacer, de padre a los pocos años de edad y su querido padrino también la deja cuando aún es niña, todo esto bastaría para que fuera huraña pero no, Nelda no entristece. Su economía está asegurada de por vida con tanta herencia, su camino guiado por sus hermanas. La única nota discordante es Paul, un niño que le robará el corazón. Un hombre que le robará la alegría.<

Robert Silverberg

In Entropy’s Jaws

Corín Tellado

Mi querida rebelde

—Buenos días, María. ¿Me he retrasado? —Todos esperan para comer, señorita Olivia. La aludida dejó los libros, el impermeable y los guantes en poder de la doncella y se dirigió a su alcoba saltando de dos en dos las escalinatas alfombradas que conducían al vestíbulo superior. Penetró en su cuarto y se cerró en el baño. Minutos después descendía sin ruido, muy modosita, con el semblante preocupado. Era una muchacha de unos diecisiete años, delgadísima dentro de las ropas de corte deportivo, negro el cabello, verde la mirada; nariz respingona, boca demasiado grande, mostrando unos dientes muy limpios, pero desiguales. No era bella Olivia Tauro, y esto, lejos de contrariarla, le satisfacía. La familia Tauro tenía fama de seres guapos. Sus dos hermanas Teresa y Susana hacían estragos en la alta sociedad. Julio, su hermano, resultaba de un atractivo masculino nada común y se lo rifaban las chicas. Su madre, según decían, había sido una belleza, y su padre... lo era aún. Bien, Olivia había desertado y no se sentía molesta por ello, ni había nacido en ella el complejo tan de moda en la actualidad. Ella era, en aquella gran ciudad valenciana, una estudiante de quinto curso, hija de padres ricos, hermana de chicas guapas; sin preocupaciones y con ganas de vivir, aunque no gustara a los chicos. Olivia nunca tuvo novio y esto no la inquietó lo más mínimo. Sus hermanas daban fiestas y ella, desde un agujerito, miraba todo cuanto ocurría en el salón y se reía. Se reía de las monerías de sus pretendientes y de los silencios de los desdeñados.<

Robert Silverberg

Birds of a Feather

Corín Tellado

Mi secretaria

Pablo Casaravieja miró en torno y se echó a reír con aquella su risa peculiar, mezcla de burla y de sarcasmo. Volvió a clavar los ojos en la Prensa y comentó luego: —Exactamente lo que yo esperaba, amigo Riquelme. No creas tú que no merezco estos halagos. Me ofenderías si dijeras que son debidos a nuestra amistad. Por mi parte, puedo asegurar que tus aptitudes como crítico son excelentes. Julián Riquelme acomodóse mejor en el sofá y contempló filosóficamente la chispa de su cigarro. —Gracias, eres muy amable. Pero me revienta que lo digas con esa sonrisa... socarrona. Soy excelente crítico de arte, Casaravieja, pero nunca me meto con una obra literaria y esta vez, pese a tus suposiciones, lo hice por la amistad que nos une. No por ello se inquietó Pablo. Mojó los labios con la lengua, estiró las largas piernas sobre la mesa de centro y echó el busto hacia atrás, dejando la cabeza recostada en el respaldo del diván donde su cuerpo se abandonaba.<

Robert Silverberg

His Brother's Weeper

Corín Tellado

Mi sobrina Susi

Tatí asume a temprana edad el cuidado de su sobrina Susi, solo se llevan 10 años pero hay momentos que parece una vida entera. Tati madura pronto, no disfruta de su juventud, se casa por circustancias de la vida y por esas mismas circustancias se divorcia de un marido drogadicto. Los años van pasando por su vida, ve crecer a su sobrina en un ambiente extrovertido, de mentalidad abierta, donde las relaciones se suceden vertiginosamente sin mala conciencia. Susi conoce a un hombre, José, mayor que ella, tontea... lo lleva a casa... se lo presenta a su tía... y logra lo que se propone.<

Robert Silverberg

Passport to Sirius

Robert Silverberg

The Shadow of Wings

Corín Tellado

Mis pretendientes

La experiencia de una mujer que, sin saberlo, estaba enamorada de alguien ante cuya sola presencia sentía siempre una vaga sensación de malestar… porque su mirada era como fuego en su carne. La pasión, la ternura y el amor, como elementos que sitúan este relato en la mejor tradición de la auténtica vuelo «rosa».<

Corín Tellado

Necesitaba ser así

Me encontré con él en la puerta. Arturo, siempre era amable, cortés, atento en su trato conmigo, aunque en el fondo se diría que había un cierto resentimiento hacia mí. Yo nunca le había hecho nada. A decir verdad, apenas si le veía en toda la semana. Los sábados por la tarde alguna vez. Los domingos al anochecer y de vez en cuando, sí lo encontraba en la puerta cuando yo salía y él llegaba a buscar a Salomé. —Creí que te habías ido a la nieve —me dijo. Yo sonreía. —¿Nieve? ¿Tú crees que hay nieve en las cumbres? El miró a lo alto. No sé qué buscaba. Desde la terraza de nuestro chalecito, no podía divisarse la montaña. Por eso me pregunté qué buscaba con los ojos. —No he oído el parte meteorológico. —El parte dijo que nevaría, pero que las pistas, esta semana, estaban blandas —y riéndome, añadí—: Por eso no me fui a la nieve. El pareció darse por enterado, o tal vez era que no deseaba hablar de nieve ni de mí, porque inmediatamente me preguntó: —¿Dónde anda Salomé? —No lo sé. Acabo de llegar a casa. Me he cambiado y ya ves, salgo de nuevo. No he visto a Salomé. No mentía. Salomé y yo teníamos muy pocos puntos de afinidad. Eramos hermanas, pero maldito si nos parecíamos nada. Mientras ella tenía veinte años y era simple, yo tenía veintitrés y, fuera vanidad, no me consideraba nada simple.<

Robert Silverberg

This is the Road

Corín Tellado

Necesito dejarte

'Nat Sánchez ya sabía lo que se le venía encima. Se lo estaba imaginando y lo que es peor, lo esperaba todos los días. A la misma suegra se lo había dicho uno de aquellos días que pasó por Rosales a visitarla. Marcela, con ser una señora mayor, tenía más entendimiento que su hjjo y, por otra parte, no se había detenido en una época, sino que había evolucionado con la vida. Claro que tratándose de Chus no era, precisamente, que se hubiese estacionado o no, sino que era así porque quizás no pudiera remediarlo, pero si era «así», ella no tenía culpa ni era responsable de su forma de ser machista, anacrónico o atávico. Fuera como fuese sabía que un día cualquiera estallaría, porque no sabía aceptar las situaciones tal cual se planteaban y la vida las planteaba por sí solas, sin necesidad de empujarlas ni de contenerlas.'<

Robert Silverberg

Travelers

Corín Tellado

No conoce mi pecado

—Bueno, bueno, Alexia, ¿quieres dejar ya de hablar sola? Pareces una cotorra. No paras de decir cosas sin hilación. ¿Me haces el favor de callar un momento? Además, no te entiendo demasiado bien, tan pronto ríes como lloras. ¿Quieres guardar silencio un instante y...? —Es que no puedo más, mamá. Me es imposible. Tengo como un clavo en la frente y cada vez que Quico me mira, siento la sensación de que me ve por dentro y siento como un escalofrío que me recorre de pies a cabeza. Por otra parte, te digo que ha cambiado. Siempre fue introvertido, pero ahora... apenas si abre la boca y cuando mira a nuestro hijo, yo diría que lo analiza desde el mismo fondo de los dedos de los pies. Es insoportable, ¿comprendes? Totalmente insoportable. Julia Muñoz pensaba que no las tenía todas consigo, pero si demostraba alarma como Alexia, echaría todo a perder. Y eso no. Tantos años de ocultación y sacrificio no iban a desbaratarse en un día o una semana. O se pensaba con cordura y se obraba como tal, o todo se iría al traste.<

Robert Silverberg

Venus Trap

Corín Tellado

No creo en tu fidelidad

—Es un pueblo precioso, Merry, pero al fin y al cabo no deja de ser un pueblo lleno de limitaciones. No entiendo cómo puedes aguantar esta pequeñez mental y espiritual y máxime estando sin Rafa. Ni entiendo tampoco cómo Rafa lo soporta. Venir un fin de semana cada cinco días en auto por esas carreteras, no siempre debidamente expeditas, se me hace rarísimo. Con esto no haces más que obligar a Rafa a exponer su vida. Papá lo dice siempre y no te digo mamá, que está que se sube por las paredes... Debiste esperar. Al fin y al cabo no llevabas más que un año sin ejercer después de terminar la carrera, y tú sabes que papá tiene influencia suficiente para que al fin puedas caer en un hospital. Y no creas que estaba mal la idea que te daba papá... Paloma no era una cotorra, pero a Merry siempre se lo parecía porque hablaba demasiado. Y además daba donde dolía... Dentro de la bata blanca, con las gomas colgadas al cuello y el aparato de mirar la tensión en el brazo del enfermo, Merry apenas si atendía a Paloma. Pero su hermana andaba en torno a ella.<

Robert Silverberg

The True Vintage of Erzuine Thale

Corín Tellado

No me agrada el ambiente

María va para arquitecto, lleva seis años estudiando con tesón y está apunto de acabar la carrera. Su vida familiar es un infierno y mal vive en el colegio mayor. Dos amigas suyas del colegio mayor que viven independientes la convencen para irse con ellas a un piso compartido. Pasado un tiempo en el piso se da cuenta que no es lo que ella creía, sus amigas guardan un secreto.<

Robert Silverberg

To Open the Sky

Corín Tellado

No me burlo de ti

Victoria Rendle disfrutaba de unos días de descanso alejada de las complicaciones que habían hecho aparición en su vida a raíz de su primer gran éxito como novelista. En poco tiempo había dejado de ser una joven promesa para convertirse en una escritora consagrada. Santiago Arqués era un hombre alto y fuerte, de mentón decidido y rasgos angulosos. Pese a estar perfectamente afeitado, se podía intuir que tenía una barba poblada y oscura, como su ondulado cabello, que llevaba más corto por el cuello y algo más largo, aunque muy cuidado, en la parte superior de la cabeza.<

Robert Silverberg

Starhaven

<p>THEY FORBID THE STARS TO SHINE!</p><p>After seven years of beachcombing on the pleasure planet of Mulciber, ex-engineer Johnny Mantell thought he had hit rock bottom. But when he was unjustly accused of murder, he knew there was worse to come.</p><p>Johnny had to get out. And the only place for an outcast like himself was the impregnable outlaw world of Starhaven, a refuge that defied all galactic laws.</p><p>Once there, Johnny’s only wish was to forget the past and be left alone. But the super-science dictator of Starhaven had other plans for him. And soon Johnny found himself in the midst of one of the most explosive struggles any world had ever known. If he failed, not only his own life would be lost, but the future of galactic civilization would be totally altered.</p><

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