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El viernes fue un día muy movido en la CBA de Nueva York. Parte de la actividad estaba prevista; pero una parte mucho mayor, no.

Como todos los días, la emisión de la jornada comenzó con el diario matutino de las seis. Durante ese programa, y durante todo el resto del día, la CBA-News fue intercalando, con las cuñas publicitarias, pequeños avances de su informativo especial de esa noche. La presentación era un mensaje de Harry Partridge pregrabado.

Esta noche… en el boletín nacional de la CBA-News… un reportaje exclusivo con los asombrosos descubrimientos que hemos realizado sobre el secuestro de los familiares de Crawford Sloane.

Y a las nueve, hora del este, las siete hora centro, un informativo especial de sesenta minutos: «La emisora en peligro: el secuestro de los Sloane».

No se pierdan, esta noche en la CBA, el boletín Últimas Noticias y nuestro especial informativo.

La elección de Partridge era muy apropiada, puesto que había presentado regularmente todos los reportajes sobre el secuestro de los telediarios de la noche. También era oportuna porque su aparición sugería tácitamente que seguía en los Estados Unidos, aunque el viernes, a las seis de la mañana, llevaba ya dieciocho horas en Perú.

Les Chippingham visionó el avance de promoción mientras se tomaba un desayuno rápido, de pie, en su apartamento de la calle Ochenta y dos. El director de informativos tenía prisa, porque sabía que sería un día muy ajetreado y había visto por la ventana su coche de la CBA con chófer, esperándole a la puerta de su casa. La limusina le recordó la orden de Margot Lloyd-Mason de desplazarse en taxi, que él había ignorado. Pero no podía olvidarse de informar a Margot en cuanto llegase a su despacho, porque era muy probable que ella también hubiera visto el avance.

Pero no le hizo falta. En cuanto se metió en el coche, el chófer le tendió un teléfono y Margot le ladró al oído:

—¿Qué es eso de los nuevos descubrimientos que no me has comunicado?

—Ha sido todo muy repentino. Pensaba telefonearte en cuanto llegara a la oficina.

—Se ha anunciado públicamente. ¿Por qué tengo yo que esperar?

—Margot, todavía no se ha dado la información. La daremos esta noche. Y tú serás informada en cuanto llegue a mi despacho, pero no por este teléfono, porque no sabemos quién pueda estar escuchándonos.

Hubo una pausa, producida por una profunda inspiración.

—Llámame inmediatamente.

—Por supuesto.

Un cuarto de hora más tarde, Chippingham se comunicó de nuevo con la directora general:

—Hay muchas cosas que contar.

—¡Pues empieza!

—En primer lugar, desde tu perspectiva, el panorama es excelente. Algunos de nuestros mejores profesionales han logrado varias informaciones exclusivas, que esta noche darán a la CBA la mayor audiencia en informativos de su historia. Con todo lo que ello significa. Por desgracia, las noticias sobre la familia Sloane son malas.

—¿Dónde están?

—En Perú. Los tiene Sendero Luminoso.

—¡Perú! ¿Estás absolutamente seguro?

—Como te he dicho, han trabajado en el tema algunos de nuestros profesionales más cualificados, en especial Harry Partridge, y lo que han descubierto es convincente. No tengo ninguna duda, y estoy seguro de que tú tampoco la tendrás.

De todos modos, la reacción de sorpresa de Margot al mencionarle Perú extrañó a Chippingham, que se preguntó qué habría detrás de todo ello.

—Me gustaría hablar con Partridge —dijo ella ásperamente.

—Me temo que no va a ser posible. Está en Perú, desde ayer. Esperamos recibir un reportaje suyo para las noticias del lunes.

—¿Por qué os habéis movido tan deprisa?

—Esto es una emisora de televisión, Margot. Siempre se trabaja así.

La pregunta le dejó bastante perplejo. Y también una sombra de incertidumbre, casi de nerviosismo, en la voz de Margot, que le impulsó a decirle:

—Pareces preocupada por lo de Perú. ¿Te importaría decirme por qué?

Se produjo un silencio y una vacilación evidente antes de la respuesta.

—En este momento, Globanic Industries tiene un importante negocio en marcha allí. Nos estamos jugando mucho y es esencial que no se deterioren nuestras relaciones con el gobierno peruano.

—Pero la CBA-News no tiene relaciones, ni buenas ni malas, con el gobierno peruano, ni con ningún otro gobierno.

—La CBA es Globanic —saltó Margot con impaciencia—. Globanic ha hecho un trato con Perú. Por lo tanto, la CBA también. ¿Eres capaz de entender una cosa tan sencilla?

Chippingham tuvo ganas de contestarle: ¡Nunca!, pero se contuvo y le dijo:

—Antes que nada somos un medio de información y debemos dar las noticias como son. Y además, esto no tiene nada que ver con Perú, sino con Sendero Luminoso, que es el responsable del secuestro de la familia de nuestro presentador. En cualquier caso, en cuanto demos la noticia esta noche, todos los medios de comunicación saltarán también sobre la historia.

Por dentro, Chippingham se preguntaba: ¿Es esta conversación real? ¿Debo reírme o echarme a llorar?

—Mantenme informada —dijo Margot—. Si se produce algún cambio, sobre todo respecto a Perú, he de saberlo de inmediato, no al día siguiente.

Chippingham oyó el clic que cortó la comunicación.

En su elegante despacho de Stonehenge, Margot reflexionaba. Por extraño que pueda parecer, dudaba acerca de su siguiente paso. ¿Debía llamar a Theo Elliott, el presidente de Globanic, o no? Rememoró sus palabras en la reunión de Fordly Cay Club: «No quiero que nada empañe nuestras delicadas relaciones… porque eso podría desbaratar uno de los negocios más sonados del siglo». Al final, Margot decidió que se lo comunicaría. Mejor que se enterase por ella que por la televisión.

Cuando se lo contó a Elliott, su reacción fue asombrosamente tranquila.

—Bueno, si los secuestradores pertenecen a ese Sendero Luminoso supongo que es imposible ocultarlo. No olvidemos que el gobierno peruano no tiene nada que ver con ellos, al contrario, son enemigos mortales. Pero tus periodistas deben especificar claramente este detalle.

—Me ocuparé de que lo hagan —dijo Margot.

—Pueden hacer algo mejor —prosiguió Theo Elliott—. Lo sucedido nos da ocasión de dar una buena imagen del gobierno peruano, y la CBA tiene que aprovecharla.

Su observación la desconcertó:

—¿Cómo quieres que la aprovechemos?

—Bueno, es evidente que el gobierno peruano hará todo lo posible por encontrar a los rehenes norteamericanos y liberarlos, a través de la policía y el ejército. Así que nosotros nos ocuparemos de hacerles honor, dándoles un buen tratamiento en nuestros noticiarios. Luego llamaré al presidente Castañeda, a quien conozco personalmente, y le diré: «¡Mira el favor que os estamos haciendo a ti y a tu gobierno!». Lo cual nos favorecerá cuando Globanic Financial y la administración peruana pongan a punto los últimos trámites de la operación.

—No sé si… —Margot vacilaba— debemos llegar tan lejos, Theo.

—¡Pues claro que sí! Ya sé lo que estás pensando: que estamos manipulando la información. Bueno, pues en algo tan importante para nosotros ¡se hará! —El presidente de Globanic alzó la voz—: ¡Por Dios! La emisora es nuestra, ¿no? Pues, por una vez, aprovechémonos de ello. Y al mismo tiempo, recuerda a tu personal que éste es un negocio lucrativo y competitivo, se les paga unos sueldos fantásticos y, les guste o no, pertenecen a la compañía. Y si no les gusta, tienen elección: ¡que se larguen!

—Conforme, Theo —asintió Margot.

Mientras le escuchaba fue tomando notas, y determinó un modus operandi a tres niveles.

Primero, llamar a Les Chippingham e insistir en que la CBA-News indicara claramente la inocencia de la administración peruana en el tema del secuestro, exactamente como había dicho Theo. Segundo, ella, en calidad de directora general de la CBA, se pondría en contacto con el Departamento de Estado norteamericano para que éste ejerciera todas las medidas de presión sobre el gobierno peruano —incluyendo el uso del ejército y la policía— para rescatar a los tres Sloane. Tercero, la CBA comunicaría la cooperación de la administración peruana, dando informes positivos sobre los esfuerzos realizados.

Era casi seguro que surgirían dificultades y discusiones, pero Margot tenía una cosa muy clara: sus relaciones con Theo Elliott y su lealtad a Globanic pasaban por encima de cualquier otra consideración.

Les Chippingham se estaba empezando a acostumbrar a la imprevisibilidad de Margot; por tanto, no le sorprendió que volviera a telefonearle tan pronto. El objeto de su llamada, no obstante, le molestó, porque era una intervención directa del holding en el contenido de la información, lo cual sucedía algunas veces en todas las emisoras, pero casi nunca en noticias tan importantes. Por suerte, ese caso concreto era sencillo.

—Todos sabemos que el gobierno peruano no tiene nada que ver con el secuestro —le dijo el director de los servicios informativos—. Estoy seguro de que nuestra información de esta noche lo dejará implicado de un modo evidente.

—Quiero algo más que una implicación. Quiero una afirmación clara. Chippingham vaciló, sabiendo que tendría que ceder una buena porción de independencia de su departamento, pero consciente de la precariedad de su situación personal ante Margot, le dijo:

—Veré los guiones. Te llamo dentro de un cuarto de hora.

—Ni un minuto más.

A los diez minutos, Chippingham volvió a telefonearla:

—Creo que esto te gustará. Lo escribió Harry Partridge antes de salir hacia Perú, y es para el noticiario de esta noche. «El gobierno de Perú y Sendero Luminoso son enemigos feroces desde hace muchos años, empeñados en destruirse mutuamente. El presidente Castañeda ha declarado: "La existencia de Sendero Luminoso es un peligro para el país. Esos criminales son como un cuchillo clavado en mi propio cuerpo"». Esta última declaración procede de imágenes de archivo y es una intervención personal de Castañeda.

La voz de Chippingham reflejaba una buena dosis de alivio y buen humor:

—Parece que Harry te leyó los pensamientos, Margot. Espero que te baste.

—Me basta. Vuélvemelo a leer. Quiero anotarlo.

Cuando colgó, Margot llamó a su secretaria y le dictó un memorándum para Theo Elliott.

Theo:

A raíz de nuestra conversación, esta noche aparecerá lo siguiente en nuestro boletín nacional:

«El gobierno de Perú y Sendero Luminoso son enemigos feroces desde hace muchos años, empeñados en destruirse mutuamente. El presidente Castañeda ha declarado: "La existencia de Sendero Luminoso es un peligro para el país. Esos criminales son como un cuchillo clavado en mi propio cuerpo"».

Palabras del propio Castañeda en imágenes de archivo.

Gracias por tu sugerencia y tu ayuda.

Margot Lloyd-Mason

El memorándum sería entregado en mano por un mensajero en la sede de Globanic Industries.

La siguiente llamada de Margot fue a Washington, al Secretario de Estado.

Durante todo el día, hasta la primera emisión del boletín nacional de noticias de las 18.30, la CBA hubo de reforzar sus medidas de seguridad. Todo bicho viviente del exterior inició el acoso para acceder a la información exclusiva que la CBA-News había pregonado a bombo y platillo entre los espectadores y la competencia. Los profesionales de las demás emisoras de televisión, radio, agencias de prensa y otros medios de comunicación audiovisuales y escritos telefoneaban a sus amigos y sus contactos de la CBA —algunos directamente, pero otros con ingeniosas argucias— para averiguar algún indicio de la noticia. Pero en el seno de la organización se había limitado estrictamente el número de personas enteradas, se había aislado temporalmente un cuerpo de ordenadores interno y el secreto logró preservarse.

En consecuencia, cuando se dio la noticia, fue inmediatamente recogida y reproducida en el mundo entero, citando a la CBA como fuente de la información. En las otras cadenas, empezaron los interrogatorios: ¿Cómo hemos podido fallar? ¿Qué acciones debíamos haber emprendido? ¿Por qué no se comprobó esto, por qué no se investigó aquello ? ¿Es que nadie pensó en acudir allí ? ¿Cómo impedir que vuelva a pasarnos algo así?

Entretanto, las emisoras de televisión revisaron apresuradamente sus emisiones siguientes, utilizando cintas de vídeo facilitadas por la CBA con la leyenda «Cedido por la CBA», mientras los periódicos remodelaban su primera plana. Al mismo tiempo, los principales medios de comunicación alertaban a sus contactos regulares de Perú, mientras sus reporteros, fotógrafos, cámaras y técnicos de sonido salían a toda prisa hacia el aeropuerto, en dirección a Perú.

Y en medio de aquel torbellino, se produjo otra novedad.

Don Kettering, al mando del equipo especial de la CBA para el secuestro, se enteró poco antes de las diez de la noche, cuando estaba a punto de concluir el informativo especial. Kettering seguía aún en la butaca de presentador, donde había presidido —para los espectadores— mano a mano con Harry Partridge, aunque la contribución de Partridge estaba grabada.

Norman Jaeger le transmitió la noticia por teléfono durante una cuña publicitaria. Jaeger actuaba de director de realización desde la partida de Rita Abrams hacia Perú, hacía una hora.

—Don, debemos reunir a todo el equipo especial en cuanto termines.

—¿Pasa algo, Norm? ¿Alguna novedad?

—¡Un bombazo! Acabo de hablar con Les. Han llegado las exigencias de los secuestradores, con una cinta de vídeo de Jessica Sloane. Están en Stonehenge.