CAPITULO 24
En la biblioteca un ansioso Demian y una muy molesta Elizabeth esperaban a Caitlyn, al verla llegar el Conde se quedo boquiabierto, estaba tan hermosa…. Se levanto como resorte del asiento y se dirigió a la puerta donde Kate se había quedado parada, mientras caminaba hacia ella se la comió con los ojos, lo que produjo en Kate un estremecimiento de placer y a la vez una terrible decepción pues se daba cuenta que no logro lo que se proponía sino todo lo contrario, con este hombre nunca sé a qué atenerme, pensó irritada
Demian le ofreció su brazo y ella no tuvo más remedio que aceptarlo, el contacto como siempre le quemo y lanzo una descarga que recorrió todo su cuerpo, él la sintió estremecer y sonrió. Caitlyn podía ser todo lo rebelde, obstinada y caprichosa que quisiera, hasta malvada pero no dejaba de ser una chiquilla que apenas comenzaba a vivir, y no habría mejor maestro que él para enseñarle lo que eso significaba.
La charla con Elizabeth no fue lo que esperaba, ella deliberadamente omitió lo ocurrido la noche anterior y como si Demian ya le hubiese pedido su consentimiento para pretenderla y llevara más que el tiempo suficiente haciéndolo, dijo sin tapujos — Bueno dadas las circunstancias, me veo en la obligación de preguntar… ¿Sr. Conde cuando pretende usted hablar con mi marido para solicitar la mano de Kate? — le soltó. Kate casi se ahogo al escuchar a su madre y Demian aprovecho para acariciar su espalda, se le antojo hacerlo desde que le vio el escote, su piel era tan suave y con cierto color que la hacía parecer cremosa.
— ¿Te encuentras bien?
— Yo… creo que si — dijo después de aclarase la garganta, y miro a su madre con ganas de que nunca hubiera dicho eso, por lo menos no en frente de ella, que tal si Demian no la quería como esposa, si no quería casarse con ella, si… por dios que me pasa, porque me estoy cuestionando todo eso, a mi qué diablos me importa los que ese engreído quiera o piense de mi, debe ser porque no he dormido nada bien, se justificó y se encogió de hombros. Pero muy en el fondo no quiso admitir que sí, que le importaba.
— Sra. Staverley, desde antes de que pasara lo ocurrido anoche, yo ya tenía pensado hablar con su esposo y con usted claro, para solicitarles permiso y poder cortejar a su hija
Kate se quedo sin habla, acaso lo decía de verdad, o era una manera de ganar tiempo y salir huyendo, no! se dijo de inmediato Demian podía ser cualquier cosa menos un cobarde, no lo conocía muy bien es verdad pero no se le antojaba que fuera de los que huyen, la mejor de sus suposiciones era que porque no le quedaba más remedio y obligarse a ser un caballero pero sobre todo darles a entender que a él Demian Lemacks Conde de St. Albans nadie lo obligaba a hacer nada que no quisiera
— Me alegra de que tengamos ya haya tenido usted esas intenciones, pero yo estoy hablando de MATRIMONIO — recalco la última palabra.
— Por supuesto que se madame, no hay nada que deseé más que convertir a su hija en mi esposa — se volvió hacia Caitlyn que lo miraba incrédula.
— ¿Es verdad? — Balbuceo la joven
— Claro que si Caitlyn — a Demian le pareció ver una fugaz brillo de alegría en los ojos de Kate, pero desapareció tan rápido que no estuvo seguro. Bueno a todas las mujeres les alegraba casarse aun cuando no fuera con el hombre que soñaron, ¿o no?
— Por ultimo antes de que llegue mi marido quiero pedirle que no comente nada de lo ocurrido anoche, y no lo hago por ti — dijo a Kate — sino por tu padre, el te adora y no se merece un disgusto como este, pero hay de ti si te atreves a insinuarle que rechazas los cortejos del Conde y se lo hagas saber a Joseph. — sin saber por qué y antes de que pudiera pensar las palabras Kate acepto que Demian la cortejara y en su interior sintió una sensación de calidez que la reconforto y la lleno de dicha… sin poder evitarlo una sonrisa se dibujo en su rostro pero, rápido cambio el gesto, claro que esta leve señal no paso desapercibida para el Conde.
Cuando Joseph llego, Demian pidió hablar con él, la Sra. Elizabeth ya había puesto a su marido en antecedentes así que la petición no le cayó como agua fría.
— Por supuesto que tiene mi aprobación para que corteje a mi hija Conde, además de ser usted amigo de Andrew no se me olvida la deuda que tenemos con usted al ayudar a Kate aquella noche de tormenta y devolvérmela sana y salva.
— Por favor Sr. Staverley no se sienta comprometido conmigo por eso, como usted acaba de decir soy amigo de Andrew y si me lo permite, también del resto de su familia.
— Por supuesto
— Así que auxiliar a su hija la encantadora Señorita Caitlyn es lo menos que podía hacer sobre todo cuando su familia me ha brindado su sincera amistad.
La charla continúo un largo rato, hablaron de negocios, de la cosecha, del ganado, caballos en fin, después Andrew se le unió y así siguieron hasta que llego la hora de cenar. Cuando Andrew y Demian se quedaron solos hablaron sobre las intenciones que este ultimo tenia con la pequeña de los Staverly
— Andrew eres mi amigo antes que nada y por eso me disculpo por la manera en como han resultado las cosas, pero ya conoces a tu hermana, nos gustamos pero ella es testaruda y está un poco confundida pero te prometo que todo se arreglara.
— No olvides que ella es mi hermanita, Demian y voy a protegerla ante todo.
— Lo sé y me alegro
Kate pensando que Demian se había marchado desde hacía un buen rato bajo las escaleras casi corriendo, pues para variar se le había hecho tarde para vestirse para la cena y estaba retrasada, otra vez.
Se llevo tremenda sorpresa al verlo salir quien sabe de dónde que casi cae de bruces de no sé porque los fuertes brazos del hombre la sostuvieron, con un rápido movimiento la acomodo mejor en su abrazo. La tenía prácticamente dominada con los brazos de ella a los costados sin poder moverlos, estaba a merced de su mirada penetrante, de su aroma con nota de madera y raíz de vetiver la estaba confundiendo, la calidez que emanaba de cuerpo de ese hombre, como era posible que pudiera sentirse así, como de mantequilla, ella lo odiaba o no?
Demian no dejaba de mirarla, tenía unas ganas inmensas de besarla de probar nuevamente sus labios, esos labios que se amoldaban a la perfección con su boca, estaba loco por tocarla, por sentirla estremecerse nuevamente con sus caricias, escucharla pronunciar su nombre como había exclamado el de Robert, de pronto los celos se reflejaron en su mirada y en su cuerpo que se pudo rígido, Kate lo sintió y salió del hechizo en el que se encontraba inmersa, comenzó a luchar por desprenderse del abrazo opresor, indignada y furiosa como estaba. La mirada feroz que reflejaron sus ojos cuando los celos le llenaron el cuerpo no paso desapercibido para Kate que de pronto se sintió más vacía y sola que nunca.
Ella odiaba sentirse así, jamás había sabido cómo manejar el dolor y la frustración y menos como dominar esos sentimientos. Lo único que sabía hacer para remitir ese dolor en su pecho era revelarse, ponerse como fiera indomable y no dejarse sucumbir por esa sensación que le oprimía el corazón.
Demian la soltó así de pronto como la había tomado en sus brazos y sin la menos consideración, de una manera fría y distante la recorrió, la deseaba pero le podía en el orgullo y sobre todo en el corazón que Caitlyn, su péqueña Caitlyn prefiriera a otro. Sonrió pero no se reflejo en sus ojos, fue una sonrisa que Kate no supo descifrar y sintiendo calosfríos por lo distante que le pareció aquel hombre que hasta hace unos segundos la estaba derritiendo, opto por marcharse.
La vio marcharse y la siguió con la mirada hasta que desapareció entrando en el comedor. Si fuera otro no dejaría que este sentimiento absurdo se apoderará de este corazón tan loco, si fuera otro pondría un freno a este amor intruso, pero ya es demasiado tarde para mi, ahora lo único que me queda es hacer que te des cuenta de que yo soy el indicado para ti. Sabía que era un pensamiento arrogante pero aun así era la pura verdad. — continuo, ahora en voz alta. — Como voy a disfrutar domándote, — dijo casi gruñendo — logrando que me ames y te entregues a mí en cuerpo y alma como yo deseo que lo hagas… y solo entonces mi amor sabrás lo mucho que te amo Caitlyn Staverly… como me gustas, mi Dulce Desafío… y Sonrió mientras se dirigía la comedor.