Agradecimientos
Estoy profundamente agradecido a las siguientes personas, todas ellas expertas en sus respectivos campos, que me han asesorado, me han procurado información y en muchos casos han leído y me han ayudado a corregir el texto. Cualquier error que contenga es sólo mío. La señora Susan Banks, Museo de Londres, departamento de Arqueología; el señor David Bentley, Museo de Londres, departamento de Arqueología; el señor John Clark, conservador, Museo de Londres; el reverendo padre K. Cunningham, Saint Ethelreda; Ely Place; el señor A. P. Gittins, sastrería Tom Brown; la señora Jenny Hall, conservadora, Museo de Londres; el señor Frederick Hilton; el señor Bernard Kearnes, juez de paz; el doctor Nick Merriman, conservador, Museo de Londres; la señora Lily Moody; el señor Geoffrey Parnell, conservador, Torre de Londres; el señor H. Pearce; el señor Richard Shaw, Biblioteca de Referencia de Lavender Hill; el señor Ken Thomas, archivero, Courage Breweries; la señora Rosemary Weinstein, conservadora, Museo de Londres; el señor Alex Werner, conservador, Museo de Londres; el señor R. J. M. Willoughby.
Deseo expresar mi agradecimiento a los directores y bibliotecarios de la Biblioteca del Guildhall, la Biblioteca del Museo de Londres, y, como siempre, la Biblioteca de Londres por su infinita cortesía y ayuda.
Vaya también mi agradecimiento a la señora Eimear Hannafin y a la señora Gillian Redmond, de Magpie Audio Visual, por su valiosa colaboración y buen humor al pasar a máquina el manuscrito, sometido a constantes alteraciones.
Asimismo deseo expresar mi gratitud a David Bentley y a Susan Banks, encargados de la preparación de mapas, y a Andrew Thompson, Siena Artworks, Londres, por el diseño y confección de mapas.
Como de costumbre, estaría perdido sin mi agente, Gill Coleridge, y mis dos editoras, Kate Parkin, de Century, y Betty A. Prashker, de Crown Publishers. Les doy las gracias por su inestimable apoyo y aliento.
Estoy en deuda con mi esposa Susan, mis hijos Edward y Elizabeth y mi madre, por su paciencia, apoyo y hospitalidad.
Por último, y de manera muy importante, deseo dejar constancia de que sin la ayuda de los conservadores, en especial de John Clark y de Rosemary Weinstein, así como del personal del Museo de Londres, no habría podido escribir este libro. El Museo de Londres ha representado para mí, durante la larga gestación de esta obra, una fuente de constante inspiración.