En «zona nacional»
Siendo presidente del Congreso fui a cenar un día con uno de mis hijos, sin escolta, al restaurante El Puerto de la calle de Castelló de Madrid. En aquel tiempo aquella parte del barrio de Salamanca era llamada «zona nacional», y resultó, aunque yo lo ignoraba, que en dicho restaurante se reunía la gente de Fuerza Nueva, la organización ultraderechista de Blas Piñar. Comimos en el comedor del piso superior. Yo veía que subía gente con camisa azul, personas que no nos miraban con mucha simpatía que digamos. Seguimos comiendo como si tal cosa y al llegar la hora del postre el camarero me trajo dos melocotones.
—¿Por qué me trae —le pregunté— dos melocotones, si no los he pedido?
—No los ha pedido, pero se los ha ganado —me respondió.
Tiempo después, en el aeropuerto de Barajas, un funcionario policial de Aduanas me abordó y me comentó que sin querer se las había hecho pasar canutas en aquel restaurante, porque él estaba allí y la gente de Fuerza Nueva creyó en un principio que era mi agente de escolta, por lo que estuvieron a punto de agredirle. Le costó trabajo convencerles de que se encontraba allí por su cuenta.
Teníamos, en fin, una seguridad eficiente, muy necesaria en tiempos turbulentos como fueron aquellos. Por lo demás, tampoco era una vigilancia excesiva, nunca me sentí agobiado ni demasiado coaccionado por la presencia de los policías.