LOS ESTUDIANTES DE LO INEFABLE
LO que voy a contar sucedió hace años. Yo había alquilado una casa junto al mar. Cada noche me sentaba en la terraza y anhelaba alguna oleada de sentimiento, una encendida corriente de sonido que me alejara de todo lo que había conocido. Pero una noche subí a la colina detrás de la casa y allá abajo vi un camino de tierra donde me sorprendió descubrir largas hileras de gente perdiéndose en la distancia arrastrando los pies. Su respirar pesado y su tos probablemente eran causados por la nube de polvo que había levantado su marcha. “¿Quiénes sois y por qué está sucediendo esto?”, le pregunté a uno de ellos. “Somos creyentes y debemos seguir caminando —y luego añadió—, nuestro trabajo es importante y tiene que ver con el ser”. “Pero todo vuestro polvo está oscureciendo las estrellas”, le dije. “No, no”, dijo, “sólo estamos de paso, las estrellas volverán”.