XVII
Me ha alcanzado el otoño,
mi sueño caduco se cae
porque su peso es mayor
que lo que lo unía a mí.
Repasando mis recuerdos,
en los que sólo estás tú,
me complace descubrir
que un instante fui feliz.
No creo que nadie pueda,
ni quiera, darme el porqué.
Ni yo pretendo saberlo,
la razón es lo de menos.
Para qué quiero colores
si tú no vas a mirarlos.
Prefiero el gris que me invade,
porque lo has pintado tú.