LAS BARRAS DE HIERRO NO FORMAN LA JAULA
C. F. Hensel y Stephen Goldin
El aburrimiento era una jaula de barras de hastío y cerraduras de tedio. La vida resultaba demasiado fácil para nosotros. Nuestros únicos problemas consistían en asegurarnos la cena y hallar un lugar seco para pasar la noche a cubierto del rocío. Aparte de eso no teníamos otra cosa que hacer sino fundirnos entre nosotros.
Eso era algo que solíamos hacer frecuentemente y de manera muy especial lo hicimos ese día. Habíamos tenido razones aparte de las usuales para actuar así porque, precisamente ese día, nos conjugamos con una forma inteligente extraña procedente de una región muy alejada y cuando lo hicimos así nos encontramos con un nuevo número Dos.
De inmediato tuvimos la impresión de que nos esperaban tiempos muy interesantes en un futuro próximo, pues ese nuevo Dos parecía tener una colección de recuerdos impresiones del Tiempo Anterior bastante más clara que nosotros. Ávidamente, pues, buceamos en la mente de Dos.
2 Tendencia hacia la investigación metálica 2 mira a los Otros 2 privados de oídos 2 descubren la guerra 2 y el dolor de 2 mundos conquistados. Purga 2 Purga 2
Pasaron nuevas ideas fascinantes, conceptos innovadores, teorías originales. La promesa de escapar del aburrimiento aunque sólo fuese temporalmente. Nos empapamos de ellas, pues la mente de Dos estaba completamente abierta ante y para nosotros, y nosotros para ella.
No habíamos hecho sino comenzar esa deliciosa exploración cuando el suelo se puso a temblar de manera completamente desconocida para nosotros. O bien se trataba de un fenómeno totalmente nuevo o era algo que ya habíamos olvidado por completo, al igual que tantas otras cosas perdidas en nuestra memoria alterada por la Gran Purga.
Hoy estaban ocurriendo cosas raras, ¡Primero Dos y, ahora, estas vibraciones extrañas! Demasiadas cosas de una sola vez para ser analizadas, calibradas y discutidas entre nosotros. Eso acabaría por ocupar todas nuestras energías al menos durante quince veces quince días.
¡Excitación! Por fin era nuestra posibilidad de escapar del aburrimiento.
Aún seguíamos pensando en esa novedad, preguntándonos qué podría ser esa vibración, cuando Dos proclamó:
2 Esto es 2 un sonido 2 fuerte.
Ya teníamos algo nuevo sobre lo que discutir: sonido.
1 Sonido… recuerdo 1 vagamente cómo 1 la interpretación de vibraciones 1 por un auditorio.
5 Entonces la declaración de 5 Dos no tiene significado 5 dado que afirma 5 que esa vibración 5 es una vibración.
2 No, hay 2 una diferencia 2 cualitativa y 2 cuantitativa 2 entre distintos 2 tipos de 2 sonido. Diferencias 2 tales como 2 tono, diapasón 2, fuerza y 2 otras cosas 2 así. Son cualidades que dependen 2 del 2 medio a través del 2 cual el sonido se 2 transmite.
3 ¿Cómo puede 3 ser investigado 3 este fenómeno?
2 Podemos 2 formarnos un 2 oído.
12 ¿Qué es 12 un oído 12?
2 Una membrana delgada 2, simpática a las vibraciones 2 más un nervio de impresión sensorial 2 que va al cerebro 2 que interpreta 2 «lo oído».
Otros nuevos conceptos. La mente única de Dos nos los estaba facilitando con mayor rapidez que el resto de nosotros podía comprender. El «oído» era un órgano sensorial apenas recordado, pero Dos dio nueva vida a su recuerdo. (¿Hubo un tiempo en que también nosotros mismos poseíamos oídos? ¿O teníamos noticia de su existencia por haberlos observado en otros? ¿No podía ser que todo ese recuerdo fuese falso, engañoso?)
Dos nos seguía arrastrando. Teníamos que investigar ese fenómeno en este mismo momento, ahora, cuando todavía existía, pues podía ocurrir que desapareciera tan de repente como había comenzado y la oportunidad tal vez no volviera a producirse jamás. Rápidamente tratamos de construirnos un oído en la parte superior de nuestro cuerpo. La cosa resultaba difícil, pues no teníamos una idea definida de lo que tratábamos de construir: sólo una membrana que vibrara y transmitiera sus impresiones a lo largo de un nervio hasta nuestro cerebro. Lo más difícil de calcular era el grosor de la membrana. Si la hacíamos demasiado gruesa no detectaría bien las vibraciones. Si la hacíamos demasiado delgada se rompería fácilmente debido a la fuerza (al ruido, había dicho Dos) del sonido. Pero por lo visto dimos con la consistencia adecuada y entonces…
¡Oímos…! ¿Cómo puede uno describir una sensación tan totalmente nueva y al mismo tiempo tan dolorosamente familiar? No bastaba con describirla en término de vibraciones, pues en la sensación había mucho más. Más, ¿cuál era este factor adicional? No teníamos términos para expresarlo. ¿O nos habíamos olvidado de ellos? Las vibraciones eran fuertes, lindantes casi con el dolor. Llegamos a temer que nuestros oídos fueran desgarrados por la fuerza del sonido, privándonos así de ese maravilloso dolor. Dos declaró que esas vibraciones eran de frecuencia muy baja si se las comparaba con el nivel medio de las del Tiempo Anterior. Pero no podíamos estar seguros de que eso fuese verdaderamente cierto o si Dos, simplemente, trataba de dar muestra de un conocimiento mayor del que realmente poseía.
Mientras tanto Ocho y Once habían colaborado en la formación de otro oído a un lado de nuestro cuerpo con la esperanza de que con dos oídos pudiéramos descubrir el doble de cosas relacionadas con ese misterioso sonido. Pero pronto nos dimos cuenta de que no era así como los dos oídos actuaban. Descubrimos, no obstante, algo nuevo: la posesión de dos oídos nos permitía determinar la dirección del sonido. Y nos dimos cuenta de que parecía venir de algún lugar por encima de nosotros y un poco hacia un lado.
A medida que seguimos escuchando el sonido pareció descender cada vez más hasta situarse a nivel del suelo. Y en ese momento cesó.
Naturalmente, al principio no estuvimos seguros de que era el sonido el que había cesado, sino que pensamos que, probablemente, nuestros oídos habían dejado de funcionar. Rápidamente empezamos a construir tantos oídos como nos fue posible, situándolos por todas partes de nuestro cuerpo hasta casi cubrirlo con ellos. Durante algún tiempo fuimos todo oídos, pero aquel fuerte sonido no volvió a producirse.
En vez de ello experimentamos otra sensación nueva, la falta de sonido. La mente de Dos nos facilitó, una vez más, la palabra: «silencio». Salvo que no se trataba de una auténtica ausencia de sonido, nada parecido a la que habíamos experimentado antes de que nos fabricáramos nuestros propios oídos. Nos dimos cuenta de que una multitud de sonidos pequeños habían reemplazado al gran sonido que inicialmente atrajo nuestra atención. El mundo entero parecía lleno de vida, pleno de sonidos, muchos sonidos débiles, pequeños, de tonalidad alta o baja, de duración más corta o más larga, algunos que sólo se producían una vez y otros que se repetían. Aunque no hubiera otra cosa, esos sonidos bastaban para ofrecernos datos e información nuevos que asimilar y considerar.
Por otra parte, además, esos pequeños sonidos eran prueba más que suficiente de que nuestros oídos seguían trabajando con efectividad; consecuentemente, cualquier cosa que fuese aquello que había producido el fuerte sonido anterior, había cesado de hacerlo.
Las preguntas surgieron de repente ante nosotros. ¿Qué era aquel productor de sonido? ¿Por qué no se había producido anteriormente jamás? ¿Volvería a ocurrir en otra ocasión?
Una vez más nuestro nuevo miembro, Dos, se hizo con la dirección. El resto de nosotros se hubiese sentido satisfecho con lo conseguido y pasado a analizar y considerar ese nuevo tesoro de información que había llegado a nuestro poder durante muchos días, pero Dos no podía ser detenido.
2 Debemos 2 descubrir qué ha hecho 2 este sonido 2, dado que puede resultar 2 perjudicial para nosotros 2. O 2 si no es dañino 2 puede estar 2 en condiciones de 2 ofrecernos algunas claves 2 aclaratorias del Tiempo Anterior 2.
Fue el aburrimiento más que la simple curiosidad lo que finalmente nos sirvió de acicate para seguir adelante. Hacía un tiempo incontable, inmemorial, que nuestra raza existía aquí en su forma presente y la vida no había consistido en otra cosa sino en comer, conjugar y fundirse. Nos diferenciábamos de las simples criaturas que nos rodeaban por esa facultad llamada «intelecto» y esta existencia tan limitada y sencilla no podía bastarnos. Tampoco nos bastaba con los breves y relampagueantes recuerdos del Tiempo Anterior que persistían en nuestra memoria racial colectiva. Parecía cierto que esos nuevos sucesos nos traían algo de vuelta de nuestro pasado, separado de nosotros, y oculto de nosotros, por la niebla del más profundo olvido y ninguno de nosotros estaba en condiciones de decir con cierto grado de certidumbre de qué se trataba, como tampoco de adivinar la causa de que ese espeso olvido hubiera caído sobre nosotros.
Suponíamos que se trataba de cierto enemigo (o enemigos) que nos había(n) robado los recuerdos en el episodio del tiempo que ahora llamábamos la Gran Purga. (Y la misma Purga en sí era más conocida por lo que no sabíamos de ella que por lo que sabíamos).
Ciertamente no podían haber sido amigos los que nos hicieran la dolorosa faena de robarnos nuestra herencia.
(Pero ¿qué enemigos? Ésa era la cuestión. Ciertamente que ahora no teníamos ninguno. El único peligro que nos amenazaba aquí era un circunstancial incendio de la pradera o, tal vez, la caída de un árbol sobre nosotros. Y si en otros tiempos tuvimos enemigos, ¿por qué razón no nos destruyeron? ¿Y dónde estaban ahora?)
Durante un tiempo inmemorial nuestra raza venía trabajando para reconstruir su pasado y pese a todos estos eones dedicados a superar y reflexionar no habíamos conseguido otra cosa más que un folklore rico en teorías mezcladas liberalmente con leyendas contradictorias y las más descabelladas y excitantes supersticiones.
Entre nosotros existían los creyentes religiosos. Tres era uno de ellos. Estos creyentes religiosos mantenían que nuestra raza había estado constituida, antaño, por espíritus libres que vagaban por el mundo a su voluntad hasta que Dios (o dioses, la teoría jamás lo especificaba) nos castigó (castigaron) por nuestros pecados, reales o imaginarios, dándonos una forma corpórea. No satisfecha(s) con este castigo esta(s) deidad(es) borró (borraron) todos nuestros recuerdos del tiempo en que habíamos sido libres. Pero Tres y los que como él pensaban, conservaban la esperanza de que tal vez un día, con la penitencia y la devoción, podríamos conseguir recuperar nuestro antiguo estado de libertad.
Número Seis, por su parte, creía que siempre habíamos tenido cuerpos, tal vez distintos de los que ahora poseíamos (más pequeños, mayores, tal vez fijos a un lugar como algunas de las otras criaturas más bajas del mundo) con su forma móvil, amorfa y cambiable. Pero después cierto(s) enemigo(s) (que posteriormente habían desaparecido por misteriosas razones) nos forzaron a adoptar nuestra actual forma de existencia. Esta teoría no era sino una versión disimulada de la hipótesis religiosa y sus argumentos tenían la misma fuerza y los mismos fallos que los de aquélla.
Quince creía que habíamos sido nosotros mismos los que nos habíamos causado conscientemente este olvido, apartando nuestros recuerdos para ocultar cierta terrible y dolorosa experiencia sufrida cuando nuestra raza era mucho más joven. Potencialmente, este argumento parecía muy fuerte, pero resultaba imposible concebir algo tan espantoso, tan terrible como para justificar este profundísimo olvido que sufríamos actualmente, que de ningún modo parecía preferible al recuerdo de lo ocurrido por horroroso que fuera.
Estaban también los escépticos, como Cuatro, que creían que las cosas habían sido siempre como ahora eran y que el Tiempo Anterior no era más que un enorme y cruel engaño, una autocreada ilusión.
Ciertamente no podíamos saber quién tenía razón, si es que la tenía alguien. Cada una de nuestras teorías contaba con argumentos ilógicos, premisas discutibles, apoyos refutables. Era posible que todos estuvieran equivocados y que la explicación fuese totalmente distinta, inesperada. No podíamos saberlo. Pero el aburrimiento era nuestra cárcel y la única fuga posible estaba en nuestros propios pensamientos; por eso seguíamos adelante con nuestras especulaciones, por desesperanzadas que pudieran parecer.
La ambición de Dos empezó a arrastrarnos de nuevo y comenzamos la búsqueda del hacedor del sonido. Puesto que ya había dejado de producirlo, nuestros oídos no nos servían de nada en la búsqueda ni podían ayudarnos a encontrarlo. Decidimos disolverlos de nuevo en nuestro cuerpo y sustituirlos por ojos, con los que ya estábamos en cierto modo familiarizados, pues ocasionalmente los usábamos para ir de caza en busca de alimento. Vimos a las pequeñas criaturas que se arrastraban cerca del suelo y a las que conocíamos como insectos. Estaban también allí aquellas criaturas furtivas que, ocasionalmente, se agachaban y se apoderaban de algún infortunado insecto que había sido lo suficientemente descuidado como para ponerse a su alcance. Aunque no podíamos dejar de admirar toda esa visión, nada podía satisfacer a Dos salvo que encontráramos a lo que quiera que fuese que había ocasionado el ruido. Consecuentemente, nos deslizamos cautelosamente por el suelo en dirección al lugar donde creíamos había cesado el sonido.
Lo que vimos cuando llegamos allí resultaba increíble. Un objeto alto, brillante, de pie, apuntando al cielo y situado en el centro de una ennegrecida zona de terreno.
2 Metal.
9 ¿Qué es 9 eso? 2 Parte del saber antiguo. 2 Metal 2 es una roca que 2 ka sido 2 endurecida 2 y pulimentada 2 hasta darle una superficie brillante 2. Según se dice fue algo 2 muy abundante en 2 el Tiempo Anterior 2.
Nos aproximamos. No nos dimos cuenta lo que significaba la hierba ennegrecida hasta que nos quemamos la parte inferior de Tres y Cuatro.
1 Aquí ha 1 habido un fuego 1 recientemente.
7 ¿Es posible que 7 el fuego haya 7 dañado al hacedor 7 del sonido?
5 Sería bastante 5 injusto que todos esos 5 datos potenciales nos 5 fueran arrebatados 5.
3 No será así 3. ¿Creéis 3 que Dios sería 3 tan cruel como para 3 ofrecernos algo y 3 arrebatárnoslo seguidamente 3? Estad 3 seguros de que nos ha 3 perdonado. Al menos 3 nuestra raza ha sido autorizada 3 a redimirse 3 a sí misma. Esto es 3 una 3 prueba y si la 3 sobrepasamos habremos 3 conseguido nuestra 3 salvación.
1 Hay 1 suficientes datos sólo en la 1 presencia de 1 esta torre 1 de metal para que 1 nosotros podamos meditar 1 durante muchos…
2 ¡No! Nosotros 2 tenemos que investigar 2 ahora, antes de que 2 esta maravilla 2 se desvanezca. Apareció 2 de manera 2 repentina 2 y puede 2 desaparecer exactamente 2 de la misma 2 manera.
3 Dos tiene 3 razón. En la 3 acción está la clave 3. Los dioses quieren 3 que percibamos 3 nuestros métodos 3 de redención lo 3 más pronto posible 3. De otro 3 modo, es posible 3 que se cansen 3 de nuestra falta de 3 inteligencia 3 y se 3 vuelvan a 3 alejar de nosotros 3.
Mientras discutíamos y observábamos apareció una abertura en la torre. Un pseudópodo de metal se extendió fuera del agujero en dirección al suelo. Llegó abajo pero no avanzó en dirección a nosotros. Aparentemente este día estaba llamado a ser uno de milagros y esperábamos ansiosos por ver lo que iba a ocurrir seguidamente.
No nos sentimos defraudados. En la abertura apareció una criatura viva, un gigante. Tenía al menos una longitud seis veces superior a la de nuestro cuerpo y estaba erguido con la parte alta de su cuerpo apuntando al cielo, como la torre.
3 Ambos 3 señalan en 3 la dirección 3 de Dios. ¿Qué mejor 3 prueba necesitamos 3?
Otros tres gigantes se unieron al primero y juntos el grupo descendió por el pseudópodo metálico hasta el suelo. Después de una inspección más próxima pudimos comprobar que esos seres parecían tener formas fijas, como todas las demás criaturas vivas del mundo excepto nuestra raza. Sus cuerpos parecían segmentados en cuatro partes. Aparentemente la parte superior contenía el cerebro y probablemente otros órganos sensoriales. Cada uno de los tres segmentos inferiores tenía un par de miembros o extremidades, dos de ellos destinados a la manipulación y el par inferior para resolver la cuestión ambulatoria.
6 ¡Son ellos! 6 ¡Los Otros! 6 Han venido para 6 terminar su Misión 6 y matarnos 6 a todos.
El número Seis siempre había mostrado cierta tendencia a la paranoia.
13 ¿Por qué 13 iba a querer hacer 13 una cosa 13 así?
2 Hace mucho tiempo 2 nuestra raza estuvo en desacuerdo 2 con la suya 2. Tal vez 2 a causa de alimentos o 2 fronteras territoriales. Cualquiera que 2 fuese la 2 razón, ese conflicto fue 2 tan importante y serio 2 que 2 sólo pudo ser solucionado 2 por la fuerza 2. Su raza 2 era la más 2 fuerte, así que 2 se llevaron nuestros viejos cuerpos 2 para humillarnos y apartar 2 nuestros recuerdos de manera que 2 no pudiéramos volver a 2 desafiarlos jamás 2. Después 2 nos situaron en este 2 mundo…
1 Eso implica 1 que hay más 1 de un mundo 1…
2 Hay muchos 2 mundos aparte 2 del nuestro. Cada estrella que 2 vemos brillar 2 en el cielo 2 por la noche es un mundo 2 igual que el 2 nuestro 2.
11 ¿Por qué 11 parecen puntos 11 de luz en vez 11 de mundos?
2 Porque 2 están tan lejos que 2 parecen pequeños 2…
3 ¡Herejía! ¡Todo 3 eso no es más 3 que herejía! 3 Nunca llegaremos a 3 alcanzar la 3 salvación si 3 seguimos creyendo 3 cosas. Dos y Tres tal vez estaban en desacuerdo en teoría, pero ambos estaban convencidos de una cosa: que debíamos investigar inmediato esas cosas extrañas que estaban ocurriendo, costara que costara. Conjuntamente, ni siquiera el histérico Seis podían negarse a seguir ese camino.
1 ¿Cómo podemos 1 averiguar algo sobre 1 la verdad de 1 esos asuntos 1?
3 Tenemos que 3 aproximarnos a esas 3 criaturas y contar3 nuestro 3 arrepentimiento y pedirles 3 que nos 3 perdonen nuestras culpas 3.
2 No. Seis 2 tiene razón en un 2 aspecto: estas 2 criaturas son responsables 2 de nuestra situación 2 actual y 2 deben ser estudiadas 2 en secreto si 2 queremos enterarnos 2 de cualquier cosa relacionada 2 con ellos 2.
8 ¿Y cómo 8 vamos a 8 hacerlo?
2 Tenemos que 2 conjugarnos con 2 uno de ellos.
¡BESTIAL!
¡HORRIBLE!
¡IMPOSIBLE!
¡IMPENSABLE!
¡INDECIBLE!
Dos continuó con la mayor calma mientras nosotros reaccionábamos asombrados ante tan inaudita propuesta. Anteriormente jamás se había intentado la conjugación con una criatura de distinta raza que la nuestra. La simple sugestión de hacerlo así, resultaba no sólo inaudita sino imposible de suponer.
3 Dios nunca 3 nos permitirá conjugarnos 3 con una orden inferior 3 de seres…
2 Eso es algo que ahora deberá ser 2 comprobado. Como 2 también si existe un Dios 2. Y 2 que esas 2 criaturas que pueden 2 trabajar el metal 2 son de una clase 2 «inferior» a la nuestra 2. Pero aun 2 aceptando esa argumentación en 2 los términos expuestos 2 ¿pondría Dios 2 a esas criaturas aquí 2 si esperase que 2 nosotros no 2 pudiéramos conjugarnos con 2 ellas?
1 Es posible 1 que no nos sea 1 posible conjugarnos 1 con ellas incluso si así lo deseamos 1…
2 Tenemos que intentarlo 2. Todos 2 nosotros lo hemos 2 logrado siempre que 2 existía un indicio de inteligencia 2 o consciencia que deseamos 2 investigar. Esas 2 criaturas no 2 tienen que averiguar nada 2, pues ya lo saben 2. Si conjugamos con 2 uno de ellos, estaremos 2 libres de 2 la incertidumbre que 2 ha sido un agobio para 2 nosotros desde la 2 Gran Purga 2.
Nada podía detener a Dos: ni las objeciones religiosas de Tres, ni el miedo histérico de Seis, ni las argumentaciones lógicas de Uno. Nos dirigimos hacia aquellos seres bajo la guía de Dos hasta llegar al límite de su campamento.
Estaba cayendo la noche. Parecía como si la próxima oscuridad que se avecinaba preocupara a aquellos seres, pues hicieron pequeñas hogueras
3 Eso prueba 3 que tienen que 3 provenir de Dios 3. El hacer 3 fuego es 3 un milagro 3.
1 Pero parece 1 como si ellos 1 no concedieran 1 la menor importancia 1 al hecho…
2 No son 2 mensajeros divinos. Debemos 2 seguir adelante 2.
bien para crear calor o luz, o ambas cosas. Esperamos fuera del alcance de la luz de los fuegos, una precaución que creíamos necesaria pues estábamos convencidos de que esas criaturas, fuesen quienes fuesen, no se conjugarían voluntariamente con nosotros.
Finalmente uno de ellos se echó en el suelo, extendiendo su enorme cuerpo en dirección a nosotros. Parecía como si estuviera descansando, quizá fundiéndose. Ésa podía ser nuestra oportunidad. Nos arrastramos hacia él en silencio, tratando de pasar todo lo inadvertidos que pudiéramos, manteniendo nuestro cuerpo pegado a la superficie del suelo. Cuando estuvimos cerca de aquella criatura extraña, delicadamente extendimos un pseudópodo y tocamos un segmento de su cerebro. La criatura ni siquiera se movió. Exploramos su piel porosa para hallar una entrada y elegimos un poro ligeramente mayor que los demás para intentar la penetración.
Delicadamente nos extendimos hasta alcanzar una zona de tejido nervioso con carga eléctrica que no podía ser otra cosa que el centro del cerebro. Hicimos uso de toda nuestra fuerza y ¡penetramos!
¡¡¡Chispazos!!!
Esta conjugación estaba muy lejos de ser normal, pero ciertamente no habíamos esperado que todo ocurriera de acuerdo con el sistema rutinario del intercambio de mentes. En este caso no podía existir una transición suave. La mente extraña se opuso a nuestra presencia y luchó contra ella. Trató de escapar. Nosotros continuamos la caza. La mente se deslizaba, se escurría, eludiendo nuestro abrazo, pero nosotros nos aferramos, sujetándola. La lucha continuó desesperada. Un nuevo intento de escapar. Inútilmente.
Después, con un desgarro que parecía rendir las mentes, Yo conseguí introducirme libremente en mi cuerpo.
¿Yo?
¿Yo?
1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15. Yo soy todos ellos, pero, al mismo tiempo, algo diferente. Aparentemente yo soy principalmente Dos. Nosotros somos todas las mentes de todos, y las otras mentes deberían estar aquí conmigo gozando la alegría de esta fusión. Pero ¿dónde están esas otras mentes? ¿Es que estas extrañas y desconocidas criaturas tienen sólo una mente pese a su cuerpo enorme y gigantesco? ¿Con quién tendré que fundirme aquí?
Vago a través del cerebro, pasos mentales a través de una mente vacía. Estoy solo. Extiendo mi consciencia a lo largo de las fibras nerviosas, transmitiéndoles mis conocimientos, que son como un puente que cubre toda la longitud de su cuerpo enorme. Buscando, investigando, esperando por encima de toda esperanza…
Mi cuerpo queda estructuralmente fijo. Poseo cuatro ojos complejos, tanto si lo quiero como si no. Hay dos oídos fijos a cada lado de mi caja cerebral y un nuevo sentido, uno que jamás experimenté antes y del que ni siquiera había oído hablar. Existen en el aire pequeñas partículas que actúan sobre las vellosidades de mí… nariz… y conducen sensaciones a mi cerebro. Olores.
Mi cuerpo se ha transformado en torpe, desgarbado, desprovisto de gracia y permanente. Ya no puedo moverme con la suave fluidez de antes. Me he vuelto estático.
Sigo buscando, tratando de encontrar el antiguo ocupante de esta mente, pero se ha ido. Tal vez para unirse a 1, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15. Pero no. No puede ser porque yo soy todos ellos aunque, principalmente, sea Dos. Este cuerpo es una jaula, una trampa. Una jaula tan estrecha y angosta como antes lo fue el aburrimiento. Sólo que se trata de una jaula de dientes, de ojos, de oídos y de miembros segmentados. ¡Y que estoy solo!
Confinado en una rebosante soledad. Un silencio de la mente infinitamente más terrible que el silencio del sentido del aura. Me gustaría haber tenido la fortaleza suficiente y haber resistido a las insinuaciones de Dos que hicieron que me conjugara con este monstruo.
Pero, todo esto, ¿no resulta ridículo? No, realmente no tengo motivos para censurar a Dos, para acusarlo. Yo soy Dos. ¿O soy Yo? ¿Fui Yo el todo o sólo una parte? Y, además, ¿tiene esto alguna importancia?
¡Estoy tan solo!
Antes mi jaula, mi prisión, fue el aburrimiento. Ahora es la soledad y el depender de un cuerpo fijo. No logré escapar de mi jaula al cambiarla, simplemente, por una nueva y distinta. ¿Es que quizás existe alguien que pueda, alguna vez, escapar de su jaula?
La vida es una jaula, la mayor jaula de todas. Y el único escape es la muerte, el dejar de ser. Pero ¿no es la muerte también una cárcel, una jaula? ¿Una jaula oscura, desconocida, incluso más cercadora y limitadora que la misma vida? ¿Existe alguna forma de escapar, en alguna parte, en algún momento?
Tal vez estoy loco.
Desde luego que estoy loco puesto que Dos estaba loco. Pero es que yo no soy exactamente Dos, solamente Dos, sino que además soy todos los otros. Todos deslizándonos hacia la locura, hacia la jaula que nos construimos nosotros mismos. Estoy tan confundido.
1, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15. Pero el Dos siempre está ausente.