CUENTO ÁRABE

Mohammed Sadig, caballero que vive en Hiderabab, recibió una esclava que pertenecía a su hermano, que vivía en Kurnool, y quien pensaba pasar un año entero en Bengala, y le había pedido a Sadig que le cuidase de sus propiedades en ese tiempo.

Su belleza excitó su pasión grandemente. Él le contó la historia a mi amigo, el capitán Keighley, y terminó así el relato:

—El acostarme con ella hubiera sido un pecado, pues mi hermano no lo hubiera permitido; por consiguiente goberné mi amor por las sagradas reglas de la moderación y la virtud, y me contenté con sólo darle por culo.