LA BELLA TANIA
En septiembre de 1966, el Che envió a La Paz a la bella Tania, alias de Tamara Bunke Bider, una agente triple, al servicio de la temida Stasi (policía política de Alemania del Este), del KGB ruso y de la no menos temida inteligencia de Cuba.
Tania tenía veintinueve años. Era rubia, de bellísimos ojos verde-azulados, atlética, experta en tiro deportivo y conocedora de varias lenguas. Había nacido en Buenos Aires, aunque de madre alemana. En 1960 llegó a Cuba como traductora y se hizo amante del Che.
El objetivo del Che era reunir un máximo de información sobre las autoridades bolivianas y conseguir que Tania empezara a preparar la infraestructura ciudadana para la guerrilla.
La valiente y hermosa espía hizo bien su trabajo y llegó a ser la amante del general Barrientos, presidente de la República.
Pocos días antes de la llegada de Tania a La Paz, el 26 de agosto, dos bolivianos del Partido Comunista compraron una finca en la región de Ñancahuazú, al sur de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, en el sureste boliviano. Se hicieron pasar por ganaderos y pagaron, en metálico, 10.000 pesos bolivianos. El dinero, por supuesto, procedía de Cuba. La propiedad abarcaba una extensión de 1.227 hectáreas.
El Che no estuvo de acuerdo con la compra de la referida finca. Él prefería un terreno en el Alto Beni, en la amazonia boliviana. Ñancahuazú era un lugar despoblado, perdido entre montañas y muy mal comunicado. Pero Barbarroja terminó convenciendo al Che. Era el lugar ideal para su destrucción, aunque esto último fue considerado «secreto de Estado». Sospecho que el Che nunca supo de las sucias maniobras de su «amigo» Fidel.
Y los hombres del Departamento de Liberación, con Barbarroja a la cabeza, siguieron trazando los planes para el asentamiento y desarrollo de la guerrilla del Che en los bosques de Ñancahuazú.