III
Delante del bar, NENÉ, TOTINA, DORINA, POMÁRICI, SARELLI y NARDI.
DORINA. —¿Sabéis lo que dice Nardi? ¡Que papá está enamorado de la chanteuse del Cabaret!
TOTINA. —¡No!
NENÉ. —¿Tú lo crees? ¡Es una broma!
DORINA. —¡No, no: es verdad, es verdad!
NARDI. —Puedo garantizar que es verdad.
SARELLI. —Claro que sí; yo también me he enterado.
DORINA. —¡Y si supierais lo que ha hecho!
NENÉ. —¿Qué ha hecho?
DORINA. —¡Se ha llevado una bofetada, también de ella, en pleno café!
NENÉ. —¿Una bofetada?
TOTINA. —¿Y por qué?
DORINA. —¡Porque quería enjugarle las lágrimas!
TOTINA. —¿Las lágrimas?
DORINA. —Sí, porque dicen que es una mujer que siempre llora…
TOTINA. —¿Habéis comprendido? ¡Tenía yo razón, cuando lo dije hace poco! ¡Es él, es él! ¿Cómo queréis que luego la gente no se ría y no hagan mofa de él?
SARELLI. —Si quieren ustedes una prueba, regístrenle los bolsillos de la chaqueta: tiene que tener el retrato de la chanteuse: me lo enseñó a mí una vez, con unas exclamaciones que… no les digo nada, ¡el pobre don Palmiro!