[El lenguaje de señas] es, en manos de quienes lo dominan, un lenguaje sumamente bello y expresivo, para el que ni la naturaleza ni el arte han procurado a los sordos sustituto satisfactorio en sus relaciones mutuas; es también el medio fácil y rápido de llegar a sus mentes.
Los que no lo entienden no pueden comprender las posibilidades que proporciona a los sordos, el poderoso influjo que ejerce en la felicidad social y moral de las personas privadas de audición, ni su capacidad asombrosa para transmitir el pensamiento a inteligencias que sin él se hallarían en una oscuridad perpetua. Tampoco pueden apreciar la importancia que tiene para los sordos. Mientras haya dos personas sordas en la superficie del planeta y se encuentren, se usarán señas.
J. SCHUYLER LONG,
director, Iowa School for the Deaf,
The Sign Language (1910)
Fotos estroboscópicas de las señas de ameslán «juntar» e «informar» (Reimpreso con permiso de The Signs of Language, E. S. Klima & U. Bellugi. Harvard University Press. 1979.)