ESCENA IX
Los mismos y Luká.
POPOVA. Luká, ¡saca de aquí a este señor!
LUKÁ (se acerca a Smirnov). ¡Señor, haga el favor de salir, ya que se lo mandan! Nada tiene usted aquí...
SMIRNOV (levantándose de un salto). ¡A callar! ¿Con quién estás hablando? ¡Te voy a hacer papilla!
LUKÁ (se lleva una mana al corazón). ¡Madre mía! ¡Dios del cielo!... (Cae en un sillón.) ¡Oh, me siento mal, me siento mal! ¡Me falta el aire!
POPOVA. ¿Pero, dónde está Dasha? ¡Dasha! (Grita.) ¡Dasha! ¡Pelagueia! ¡Dasha! (Toca la campanilla.)
LUKÁ. ¡Oh! Se han ido a recoger frambuesas... En casa no hay nadie... ¡Me siento mal! ¡Agua!
POPOVA. ¡Haga el favor de salir!
SMIRNOV. ¿No podría ser usted un poco más amable?
POPOVA (apretando los puños y pataleando). ¡Es usted un mujik! ¡Un oso vulgar! ¡Un soldadote! ¡Un monstruo!
SMIRNOV. ¿Cómo? ¿Qué ha dicho usted?
POPOVA. He dicho que es usted un oso, ¡un monstruo!
SMIRNOV (dando un paso adelante). Permítame, ¿con qué derecho me insulta usted?
POPOVA. Sí, le insulto... ¿y qué? ¿Cree usted que le tengo miedo?
SMIRNOV. ¿Y usted se figura que por ser una poética criatura tiene derecho a insultar impunemente? ¿Sí? ¡La desafío en duelo!
LUKÁ. ¡Madre mía!... ¡Dios del cielo!... ¡Agua!
SMIRNOV. ¡A pistola!
POPOVA. ¿Cree que me da miedo, porque tiene puños fuertes y cuello de toro? ¿Eh? ¡Soldadote del diablo!
SMIRNOV. ¡La desafío! ¡No permito que nadie me ofenda y me importa un comino que sea usted una mujer, una débil criatura?
POPOVA (procurando gritar aún más fuerte que él). ¡Oso! ¡Oso! ¡Oso!
SMIRNOV. ¡Ya es hora, por fin, de acabar con el prejuicio de que sólo los hombres han de rendir cuentas de las ofensas? ¿Igualdad de derechos? ¡Venga, igualdad de derechos! ¡La desafío!
POPOVA. ¿A pistola? ¡Cuando quiera!
SMIRNOV. ¡Ahora mismo!
POPOVA. ¡Ahora mismo! Mi marido dejó unas pistolas... Al instante las traigo... (Da unos pasos apresuradamente y vuelve.) ¡Con qué placer voy a meterle una bala en su frente de cobre! ¡Que el diablo le lleve!
(Sale.)
SMIRNOV. ¡La mataré como a un pollito! No soy un muchacho ni un cachorro sentimental, ¡para mí no existen criaturas débiles!
LUKÁ. ¡Mi buen señor!... (Se hinca de rodillas.) Concédeme esta gracia, ten compasión de mí, que soy viejo, ¡márchate de este lugar! ¡Me has dejado medio muerto de miedo y ahora quieres batirte a pistola!
SMIRNOV (sin escucharle). Batirse a pistola, ¡ésa es la igualdad de derechos, la emancipación! En este terreno, los dos sexos son iguales. ¡Le pegaré un tiro por principio! Pero, ¡qué mujer! ¿eh? (Parodiándola.) «El diablo se le lleve... le meteré una bala en la frente de cobre...» ¡Qué mujer! Se ha puesto roja, echaba fuego por los ojos... ¡Ha aceptado el reto! Palabra de honor, es la primera vez en la vida que veo a una mujer semejante...
LUKÁ. ¡Señor, vete! ¡Rogaré a Dios eternamente por ti!
SMIRNOV. ¡Ésta sí es una mujer! ¡Eso está bien! ¡Una verdadera mujer! No es una melindrosa ni una gallina, sino fuego, dinamita, ¡un cohete! ¡Hasta da pena matarla!
LUKÁ (llora). Señor... mi buen señor, ¡vete!
SMIRNOV. ¡Positivamente, me gusta! ¡Positivamente! Aunque tiene hoyitos en las mejillas, ¡me gusta! Estoy dispuesto incluso a perdonarle la deuda... ¡Qué mujer más sorprendente!