21.

Belinda estaba aún encerrada, llorando desconsoladamente. Cuando de repente la puerta se abrió. El jefe de aquel lugar, entró con una bandeja de comida pero a ella no le importó.

-Hola, querida, ¿tienes hambre?- la joven no contestó e incluso ocultó su rostro- vamos, te he traído los mejores manjares de mi despensa, incluso he traído vino…

-No quiero nada- dijo la joven- quiero estar sola.

-Te va a ser difícil cuando esta es mi habitación- dijo recostándose en su cama- ¿quieres dormir conmigo? Esta cama es muy cómoda.

La joven hizo un gesto de asco.

-No… yo solo quiero irme de aquí.

-Me parece que eso va a estar difícil, no puedo dejar escapar a alguien como tú, preciosa.

-¿Por qué? ¿Por qué hace esto?- preguntó Belinda comenzando a llorar.

-Poder, preciosa, lo que quiero es poder y es precisamente lo que voy a obtener- Belinda se cubrió la cabeza, llorando- pero no llores, al menos sigues viva y has descubierto cómo es en realidad Yandrack, mi querido hijo.

La rabia inundó el corazón de la joven y se llenó de odio hacia el chico. Se limpió las lágrimas y se levantó del suelo. El hombre la miró por un momento y la vio acercarse a un mueble lleno de objetos de cristal bastante caros y con un grito de rabia, los tiró todos al suelo.

Los objetos se hicieron añicos. Philiph se levantó y se acercó a la joven para cogerla bruscamente del brazo.

-¿Sabes lo que acabas de hacer?- preguntó el hombre enfadado mientras ella respiraba agitadamente por la rabia- ¿sabes cuánto vale toda esa colección?

-No lo sé, ni me importa- dijo ella intentando soltarse.

Philiph abrió la puerta y llamó a uno de los suyos.

-¡Paul! ¡Ven aquí!

Al momento, apareció el tipo que ya no tenía argolla en su oreja.

-Dime, jefe.

-Llévala a la celda y átala.

-Enseguida- dijo el hombre y cogió a Belinda del brazo para arrastrarla fuera de la habitación.

Ella no se resistió ya que Paul era demasiado fuerte como para luchar y se dejó llevar. Cuando llegaron a la celda, el hombre ató las manos de la chica y pasó el trozo de cuerda sobrante por una viga que había en el techo dejándola colgada. La joven comenzó a sentir dolor en los brazos pero no se quejó.

Paul la miró y acercó una de sus manos al cuerpo de Belinda para tocarla. Ella miraba a la nada pero al notar la mano del tipo, se apartó y lo empujó con el pie.

-¡No me toques!- gritó ella comenzando a patalear.

El hombre le dio un puñetazo en el estómago y ella se retorció de dolor, él, riéndose, salió de allí y la dejó sola sufriendo.

-Nos veremos pronto, cachorrita.

-Vete a la mierda, cabrón.

Paul cerró la puerta y la joven comenzó a llorar de nuevo. Su situación era ahora mucho peor pero ya no le importaba nada, la persona que más quería la había traicionado y no merecía la pena seguir sufriendo por él. Ahora mismo solo le interesaba sobrevivir a aquel infierno por el que estaba pasando.

Libby estaba sentada en la cama junto a su hermana Rose. Tenía hambre y se sentía débil. También estaba preocupada por su hermana ya que su hijo había ido a hablar con su prima, Jaelle, para contarle todo.

Rose se retorcía las manos una y otra vez.

-Todo va a salir bien- le dijo Libby.

-Van a tachar a mi hijo de traidor y no lo hizo porque sí. Más de una vez le dije que lo dejara, que huyera lejos pero se quedaba por mí.

-Te quiere mucho, tú hubieras hecho lo mismo si fuese mamá la que estuviese en tu situación.

-No tuvo una infancia como la de cualquier niño. Me siento tan culpable porque ni siquiera estoy segura de si Philiph es su padre.

-¿Qué quieres decir?

-Yo nunca me imprimé de Philiph, Libby, mi imprimado era otro hombre al que tuve que renunciar porque Philiph me obligó.

-Y tu hijo podría ser de ese hombre al que te viste obligada a renunciar.

-Sí y lo más duro es que me hablaba y no podía contestarle por miedo a las represalias.

Libby la abrazó con cariño.

-Cuando salgamos de aquí, vamos a buscar a ese hombre, ¿de acuerdo?

Rose asintió.

-Libby, quiero que me prometas algo- dijo Rose mirándola a los ojos- ten cuidado con Philiph, está muy obsesionado contigo. Cuando me golpeaba no hacía más que compararme contigo. Se ha vuelto loco.

Libby la miró sorprendida.

-Eso es muy cruel.

-Prométemelo, por favor.

-Te lo prometo.

Volvieron a abrazarse y así permanecieron durante un buen rato.

Yandrack estaba en la cocina de la casa de Jaelle con una taza de té en las manos. Estaba muy nervioso.

Jaelle, Arthur y Christopher lo miraban a la espera de que les dijera que tenía que decirle.

-¿Estás más tranquilo?- preguntó Jaelle que estaba sentada frente a él.

El chico negó con la cabeza, frustrado.

-No pero tengo que decirte toda la verdad, ya no puedo soportarlo más.

Hubo unos segundos de silencio hasta que ella dijo:

-Dinos lo que sea, Yandrack.

El joven bajó la mirada y cerró los ojos.

-Sé quién tiene a tu madre.

Jaelle lo miró y se levantó súbitamente acercándose para cogerle las manos.

-¿Quién la tiene? ¿Dónde?

-La tiene mi padre…

-¿Tu padre?- preguntó Jaelle frunciendo el ceño.

-Sí, mi padre, que también tiene a mi madre encerrada.

-Espera, no lo entiendo, ¿la persona que tiene a mi madre y me amenaza es tu padre?- a la joven le costaba asimilar aquella información.

-Bueno, en términos legales sí lo es pero para mí no lo es. Desde pequeño no ha hecho otra cosa más que amenazarme para hacer todo lo que él quisiera. Incluso he tenido que traicionarte y todo por proteger a mi madre.

Jaelle se arrodilló en el suelo, sorprendida. Mientras, Arthur observaba fijamente al chico como si se le hiciese conocido.

-Traicionarme…- dijo Jaelle sin poder creerlo.

-Sí, he tenido que traicionar a mi familia, a mi prima…- dijo el chico mirándola.

La joven abrió los ojos, sorprendida una vez más y miró a Yandrack.

-¿E… eres mi primo? ¿Eres hijo de la hermana de mi madre?

-Sí, soy hijo de Rose.

Arthur se sorprendió ante aquella revelación.

-Claro… ahora sabía que te me parecías a alguien, eres igual a tu madre.

-Y eso no es todo- dijo el chico apesadumbrado- mi padre también tiene a Belinda, que me odia con toda su alma y lo entiendo. No soy más que un traidor y es lo que me merezco. Entenderé que decidas desterrarme de la manada pero quiero ayudarte a salvar a mi madre, a mi tía y a la chica a la que más amo.

Apoyó los codos en las rodillas y escondió la cara entre sus manos.

-Yandrack, lo hiciste por tu madre y aunque esté mal que hayas matado a algunos de los tuyos, eso te honra…- dijo Christopher.

-Eso no tiene justificación, soy un maldito traidor. Os ayudaré a salvarlas a pesar de todo.

-De acuerdo, avisaremos a los demás para que se preparen- dijo Jaelle resuelta.

Se levantó y fue a llamar a Allegra para que avisara a los vampiros y luego avisaría a la manada.

Allegra estaba en la cama, acostada junto a Kyle pero ninguno de los dos podía dormir.

-¿En qué piensas?- preguntó Kyle jugueteando con un mechón de pelo de la joven vampiresa.

-En lo mal que lo debe de estar pasando Jaelle. Tiene que ser muy duro lo que le está pasando.

-La verdad es que sí, saber que tu madre está en peligro y no saber dónde está tiene que ser muy doloroso.

De repente, el móvil de la chica comenzó a vibrar. Esta se incorporó y lo cogió de la mesilla de noche para mirar en la pantalla quién era.

-Es Jaelle- dijo antes de descolgar- ¿sí?

-Allegra, reúne a tus vampiros, sé dónde está mi madre, Yandrack me lo ha contado, rápido, por favor.

-Pero ¿dónde está?

-Yandrack nos indicará el camino, nos reuniremos en el claro del bosque… daos prisa.

-De acuerdo, ya los aviso.

-Gracias.

Ambas colgaron y Kyle se incorporó.

-¿Qué pasa?

-Al parecer, Yandrack sabe dónde está la madre de Jaelle. Tengo que avisar a Dreck para que reúna a los vampiros.

La joven buscó el número de su amigo y lo llamó mientras Kyle se levantaba al oír la voz de Jaelle avisándolo para que fueran al claro del bosque urgentemente.

Después de que la vampiresa hablara con Dreck, se levantó y se cambió el pijama por unos vaqueros y una blusa oscuros. Se calzó unas bailarinas negras y buscó las llaves de su coche.

-Vamos, te llevo- dijo ella.

-No creo que sea bueno que nos vean llegar juntos.

-Les diremos que te encontré por el camino, vamos- dijo ella cogiéndole la mano al chico y saliendo de la casa para meterse en el coche. Lo puso en marcha y pusieron rumbo a la entrada del bosque.

Jaelle esperaba a todo el mundo en el claro del bosque con Christopher, su padre y Yandrack.

-Chris, no creo que sea buena idea que vengas con nosotros, eres el más vulnerable de todos. No eres ni licántropo, ni vampiro.

-No voy a dejarte sola en estos momentos, Jaelle, yo puedo ayudaros… en lo que atacáis a esa gente yo puedo ir a por tu madre y las demás.

-Pero…

-No- la cortó él- no voy a aceptar réplica alguna.

-De acuerdo.

Al poco rato, aparecieron tanto los licántropos como los vampiros. Kyle y Allegra llegaron a la vez y una vez estuvieron todos, Jaelle empezó a hablar.

-Sé que os pillo a una hora mala pero es urgente que encontremos a mi madre, el hombre que me ha amenazado me ha dado veinticuatro horas para darle mi poder o matará a mi madre, por eso tenemos que actuar ya. Sé que no he podido hacer nada por los otros que han muerto pero necesito vuestra ayuda para salvar a mi madre.

Kyle dio un paso al frente.

-Yo estoy dispuesto a ayudarte.

Allegra lo imitó.

-Cuenta conmigo.

Jaelle sonrió cuando vio que poco a poco tanto los licántropos como los vampiros se fueron sumando para ir a buscar a Libby. Se abrazó a su novio con lágrimas en los ojos.

-Gracias a todos, de verdad pero antes debo decir que Belinda también está retenida e incluso la madre de Yandrack- dijo Jaelle- ahora, debemos emprender la marcha si queremos llegar a tiempo.

Todos asintieron y se alejaron de allí siguiendo a Yandrack.

Estaba amaneciendo cuando Belinda abrió los ojos. Los brazos le dolían y su mirada era un poco borrosa. Su garganta reclamaba a gritos un poco de agua ante la sequedad que sentía.

-Agua…- dijo con voz ronca pero nadie la escuchó o eso creyó al principio.

Pero al momento apareció Philiph con un vaso de agua. Abrió la puerta y se puso frente a ella.

-He oído que querías agua… ¿la quieres?- preguntó mirándola a la espera de una respuesta.

Belinda no quería humillarse pero su sed era insoportable así que se vio obligada a admitir:

-Sí.

-De acuerdo- dijo él acercando el vaso.

La joven acercó el rostro pero Philiph derramó el contenido con una sonrisa maliciosa.

-Si quieres agua tendrás que suplicarme.

-Jamás te suplicaré nada, antes prefiero morir.

-Bueno, no hace falta morir, hay formas de conseguir lo que uno desea- dijo acercándose a la puerta para cerrarla lo que hizo que Belinda se estremeciera de terror ante lo que podría pasar.

-¿Qué va a hacer?- preguntó ella intentando parecer desafiante.

-Hacer que me supliques, nada me gusta más que ver a una joven como tú sometida a mi dominio- dijo Philiph sonriendo con malicia.

-¡Como me toques un solo pelo, juro que te mato!

-Eso ya lo veremos- dijo Philiph a la espalda de la chica.

El miedo invadió a Belinda y giró la cabeza para ver lo que iba a hacer su captor con ella. Entonces notó como la blusa que llevaba puesta se rasgaba a la espalda y las ásperas manos de Philiph la acariciaban.

-No me toques…- le dijo ella.

-Yo no hablaría tan rápido porque posiblemente prefieras mis manos antes que esto- y restalló algo contra el suelo.

Se trataba de un látigo. Belinda tembló de miedo y luchó por librarse de sus ataduras pero lo único que consiguió fue hacerse daño en las muñecas en las cuales se formaron pequeñas heridas de las que comenzaron a manar pequeñas gotas de sangre.

-¡No lo haga! ¡Suélteme!- gritó la joven realmente asustada.

El primer latigazo no se hizo esperar y Belinda gritó de dolor ante el golpe. Aquello iba a ser muy duro de soportar. Ella no creía poder soportarlo. Los golpes se sucedieron uno tras otro hasta que la joven perdió el conocimiento a causa de la violencia que había aplicado Philiph a su cuerpo.

-Eso te enseñará, cachorrita- dijo el hombre antes de salir y dejarla colgando de sus ataduras haciendo más profundas las heridas de sus muñecas y la espalda sangrando.

El grito se oyó en la habitación y tanto Libby como Rose se miraron estremeciéndose de miedo. ¿A quién estarían torturando?

-Por todos los santos, ¿qué están haciendo?- preguntó Libby preocupada.

-Están torturando a alguien y por la forma de gritar se trata de una chica- dijo Rose con pesar.

Al cabo de un rato, los gritos dejaron de escucharse y ambas temieron que la joven retenida hubiera perdido el conocimiento.

-Ojalá pudiésemos hacer algo por ella- se lamentó Libby la cual comenzaba a sentirse mal y mareada.

-Libby, ¿estás bien?

-La verdad es que me siento muy mareada y un poco débil.

-No te preocupes, yo cuidaré de ti hasta que vengas a buscarte.

Su hermana sonrió.

-Gracias.

-Acuéstate en la cama y descansa, será lo mejor.

Libby asintió y se acostó en la cama.

Los lobos y los vampiros llegaron en el momento en el que un grito salía del interior y un sentimiento de dolor se apoderó de Yandrack que no pudo evitar encogerse y cerrar los ojos con fuerza.

Jaelle, preocupada, se acercó a su primo y le pasó una mano por la espalda para relajarlo.

-¿Qué sucede?

-Mi padre… le está haciendo daño a Belinda… no puedo verle, solo veo la pared de enfrente en la celda y también el techo. Noto como algo golpea su espalda… un látigo. Tengo que salvarla…- dijo el chico notando el dolor de su imprimada.

-La salvaremos, te lo prometo, ahora tenemos que acercarnos.

Yandrack asintió y antes de acercarse al lugar, Jaelle miró al resto y dijo:

-Que los vampiros se mantengan al margen por ahora, Yandrack me ha contado que su padre sabe que estáis aliados con nosotros pero ahora tiene que pensar lo contrario ¿entendido?

Allegra y los vampiros asintieron y se quedaron en la retaguardia mientras los licántropos se acercaban.

Christopher se quedó con los vampiros que prometieron no tocarlo pero él no quería permanecer allí cuando su novia se acercaba a un enemigo que podía hacerle daño.

-Tengo que ir con ella- dijo el chico a Allegra.

-Confía en que no le pasará nada. Eres su imprimado por lo que sé ¿no?

El joven asintió.

-Sí y no podría soportar perderla de ninguna de las maneras. Voy a ir…

Christopher se dispuso a marcharse pero Allegra lo sujetó del brazo.

-Es una locura, no tienes ningún poder, eres un simple humano.

-Un humano que puede ser de ayuda en estos momentos- dijo el chico mirando a la joven vampiresa antes de soltarse- yo sacaré a Libby de allí.

-Te estás metiendo en la boca del lobo y nunca mejor dicho.

-Me da igual.

Dicho esto, el joven se marchó del lado de los vampiros y sigiloso se acercó al lugar donde ya la manada de Jaelle estaba lista para atacar en cuanto tuviesen oportunidad.

Philiph estaba en el salón tomándose una copa de vino cuando apareció Paul estrepitosamente.

-Señor… al parecer la manada de esa joven ha venido junto con ella y con Yandrack.

-Vaya, trabaja rápido mi hijo…- dijo Philiph mientras saboreaba el delicioso vino.

-No creo que los haya traído hacia una trampa, más bien parece que van a luchar.

-¿A luchar?- preguntó carcajeándose- eso ya lo veremos.

Philiph apuró su copa y se levantó para asomarse a la ventana donde vio a toda la manada detrás de Jaelle y Yandrack, incluso estaba su cuñadito y su suegra. Bien, el juego estaba a punto de comenzar.

Ada
titlepage.xhtml
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_000.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_000_0001.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_000_0002.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_000_0003.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_000_0004.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_001.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_001_0001.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_001_0002.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_001_0003.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_001_0004.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_002.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_002_0001.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_002_0002.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_002_0003.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_002_0004.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_003.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_003_0001.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_003_0002.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_003_0003.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_003_0004.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_003_0005.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_003_0006.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_003_0007.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_003_0008.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_004.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_004_0001.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_004_0002.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_004_0002_0001.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_004_0002_0002.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_004_0002_0003.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_004_0002_0004.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_007.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_007_0001.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_007_0002.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_007_0003.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_007_0004.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_007_0005.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_007_0006.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_007_0007.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_007_0008.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_007_0009.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_007_0010.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_007_0011.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_007_0012.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_007_0013.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_007_0014.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_007_0014_0001.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_007_0014_0002.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_007_0014_0003.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_007_0014_0004.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_007_0014_0005.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_007_0014_0006.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_007_0014_0007.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_007_0014_0008.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_007_0014_0009.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_007_0014_0010.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_009.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_009_0001.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_009_0002.html
CR!RTV9YZCR4N0255H6B2T3EVEY8Y0P_split_009_0002_0001.html