De lo que pensamos y hacemos, también creemos capaces a los demás.
Y concluimos por precaución:
«¡Teme a tu prójimo como a ti mismo!».
Eugen Roth.
Material para reflexionar sobre la venganza
Si estamos vivos, a veces perdemos. Al final, incluso el cuerpo. Pero hasta entonces podemos permitirnos practicar y caer en todo tipo de derrotas.
Tu media naranja siempre proclama que quiere envejecer a tu lado. Tú lo apoyas para que pueda estudiar y abrir su propio negocio, invirtiendo en él mucho dinero, muy buenas palabras y un amor incondicional. Y luego decide largarse con una criatura que lo único que tiene es juventud y una larga cabellera. Tú lo diste todo y luego te dejaron en la estacada.
Tu empresa te exige hacer horas extras sin cobrarlas y sin cambiarlas por días de fiesta. Espera de los trabajadores un compromiso incondicional y una entrega absoluta. Tú trabajas con motivación y sin refunfuñar. Al fin y al cabo, te alegras de tener un trabajo seguro. La empresa obtiene beneficios y los invierte en sanear el negocio. Reducirán la plantilla. Y, por desgracia, tú sobras. Primero te explotan y luego te echan.
Tu madre ha muerto y te sientes muy triste. Lo peor viene cuando tu propia hermana se apodera a tus espaldas de las antigüedades más valiosas de la herencia de tu madre. No quiere soltarlas y se niega a dirigirte la palabra. Sí, tu propia familia te ha timado y engañado.
Si a una derrota le sumamos la sensación de injusticia, el resultado es… ¡ansias de venganza!
A estas alturas, ya me conocerás un poco. Por lo tanto, no creerás en serio que te recomendaré la venganza. No, no voy a hacerlo. Ni siquiera un poquito. Ni siquiera encubiertamente. Te aconsejo encarecidamente que prescindas de ella. Pero no por las razones que quizás supones. No por motivos morales. No porque tengas que ser una buena persona. No me corresponde a mí decirte que seas una persona cariñosa y comedida.
Yo te aconsejo alejarte de la venganza por cuestiones de karma. No me refiero al karma que tiene que ver con la reencarnación en otra vida. No entiendo mucho del tema. Pero de lo que sí entiendo es del karma que se desarrolla en esta vida. El karma instantáneo. El karma soluble. Un karma que tendrá efectos esta misma semana, en los próximos meses y el año que viene. Ese karma instantáneo existe con total certeza. Podrás observarlo enseguida. Funciona siguiendo un principio muy simple. Es el siguiente: todo lo que hagas en la vida permanecerá contigo.
Tu mundo particular se compone de lo que piensas de lo que haces
No, no vivimos todos en un mundo. Cada uno de nosotros vive en su propio mundo mental. Tus pensamientos y tus acciones no te abandonan, sino que permanecen en tu propio mundo. Y repercuten en ti.
Un ejemplo práctico para ilustrarlo. Supongamos que alguien te ha engañado y, encima, te ha humillado. ¡Ajá! Entonces decides vengarte. Quieres darle su merecido. Y, puesto que la venganza es un plato que se sirve frío, decides conspirar en secreto. Te niegas a colaborar con él y haces circular unos cuantos rumores malévolos. Quizás incluso lo denuncias en Hacienda (anónimamente, por supuesto) o firmas en su nombre quince contratos con distintas compañías telefónicas. De ese modo intentas compensar la afrenta. A lo mejor, después sientes incluso un poco de alivio. Pero la cosa no acaba ahí. De hecho, acaba de empezar. Ahora actuará tu karma instantáneo. El karma soluble te agarrará por el cuello.