I. Descripción y análisis del material arqueológico

El material que aquí presentamos consiste en cuatro quipus y dos gorros-pelucas. El primer quipu es inédito y pertenece a la Colección Radicati; los otros tres han sido descritos por Radamés Altieri en 1941.[2] Sus principales características son, además del tamaño pequeño que los tipifica como quipus en miniatura, tener muchas cuerdas forradas con hilos de varios colores que se denominan cartuchos. Esta denominación fue introducida por Altieri y nosotros la hemos aceptado, prefiriéndola a la de canuto que podría expresar igualmente la misma idea. No sabemos cuáles fueron las razones que Altieri tuvo para adoptarla, pero hemos considerado que es un calificativo bastante apropiado, porque concuerda con la definición empleada por los egiptólogos para designar los anillos ovalados de las inscripciones jeroglíficas que envuelven nombres de personas, y que además fue igualmente usada para señalar algunos signos mayas propiamente jeroglíficos, como, por ejemplo, los del códice Dresdensis.

Además de estos quipus se describen y analizan también dos gorros, de los cuales cuelgan muchas trencitas de cabellos, formando hermosas pelucas. Al final de cada trencita aparecen cartuchos de hilos policromos, iguales a aquellos que se encuentran forrando las cuerdas de los quipus. Estos gorros-pelucas han sido estudiados en los museos Brüning de Lambayeque y Regional de Ica.

Quipu número 8 de la Colección Radicati

En su tipo, es uno de los ejemplares más hermosos hasta ahora conocidos, y su estado de conservación es perfecto. Se ignora la tumba en que fue encontrado, pudiéndose suponer que proviene de la región de Ica, donde fue adquirido.

Las cuerdas son todas de algodón y están retorcidas del lado derecho. La mayoría tiene en una de sus extremidades un nudo para impedir que se deshaga el retorcido. Las pocas que carecen del nudo de retención están algo deshiladas, pero no están cortadas.

Pertenece este quipu al grupo de aquellos cuya cuerda transversal forma un círculo por estar unidos sus dos extremos. Dicha unión se ha obtenido haciéndose pasar uno de los cabos, el que corresponde al nudo final que retiene el retorcido, por el ojal del otro extremo. Probablemente esta operación se realizó antes de haberse hecho el nudo de retención, con el objeto de que éste fuera bastante grueso como para impedir que, si se deslizaba por el ojal, quedara deshecho el círculo. El largo de la cuerda transversal es de 22 cm, y el diámetro del círculo, de 7 cm aproximadamente; el grueso es de 3 mm y su color marrón claro.

Las cuerdas colgantes son siete, anudándose la primera a 12 cm a partir del doblez u ojal de la cuerda transversal. Las demás colgantes se suceden muy juntas unas de otras, salvo el caso de las colgantes N.º 2 y N.º 3, que están separadas entre sí por la distancia de un centímetro.

Las colgantes tienen una extensión sumamente corta, de 13 cm, y su grueso es de 3 mm. Ésta es una característica notable del quipu, puesto que nos indica que se trata de un ejemplar pequeño del tipo de miniatura. Las cuerdas subsidiarias son 31 de primer orden (A) y seis de segundo orden (B).

En cuanto a los nudos, ninguna cuerda colgante los tiene, sino que ellos sólo se encuentran en todas las subsidiarias del tipo A y en algunas del tipo B: todos los nudos son simples, y cuando forman agrupaciones en una sola cuerda nunca superan el número de seis.

Por lo que toca a lo colores, tanto la cuerda transversal como las siete cuerdas colgantes son marrón claro. De las subsidiarias de tipo A, 13 son marrón, 6 marrón más oscuro, 8 marrón claro y marrón oscuro jaspeado y 4 marrón claro y azul también jaspeado. Las cuerdas tipo B son todas marrón oscuro.

Con respecto a los cartuchos que son, indudablemente, la característica más notable del quipu, ellos aparecen en todas las cuerdas colgantes y también en dos subsidiarias de tipo A, pero nunca en las de tipo B. Siempre se ubican en la parte superior de la cuerda y están formados por forros de hilos de colores envueltos alrededor de la cuerda. Los cartuchos son de un solo color o de varios colores combinados, situados en fajas o pisos superpuestos. La manera de combinar los colores es sumamente original, y consiste en matizar un color simple, rompiendo su continuidad horizontal con la inserción de algunos hilos de otro color ubicados, de preferencia espaciadamente, en la parte central, o bien dispuestos en forma de cruces en aspa (cruz de San Andrés).

Estos cartuchos exhiben un repertorio de ocho colores distintos, reales y matizados. Está en primer lugar el hermoso rojo de tono ladrillo; viene luego una modalidad del mismo que ha sido clasificada como rosado por ser levemente azulado. Le siguen el amarillo tirando a naranja; el azul, que siempre es oscuro; el verde de tinte olivo; el negro muy intenso y hasta brillante; y, por último, el clásico marrón, muy común en los quipus, que aparece en dos tonos, claro y oscuro.

Dichos colores están dispuestos en una o en varias fajas superpuestas, pudiéndose clasificar los cartuchos, de acuerdo con esta disposición, de la siguiente manera: a) cartuchos de una sola faja, de color simple o combinado; b) cartuchos de dos fajas: un color simple y encima otro combinado o dos combinados superpuestos; c) cartuchos de tres fajas: dos colores combinados separados en el centro por una faja de color simple; d) cartuchos de cinco fajas de cuatro colores simples superpuestos y en la parte inferior un color combinado. Es de advertir que, en los de este tipo, uno de los colores simples se repite, apareciendo en dos fajas y en forma alterna, o sea, separados por una faja de otro color simple.

De acuerdo con esta clasificación es posible confeccionar el siguiente cuadro de secuencias de colores que se advierten en los cartuchos de las cuerdas colgantes primero y en los de las subsidiarias después:

 

a) Cuerdas colgantes

Colgantes 1 y 2: Cartuchos de tres fajas.

Faja a) Rosado con hilos marrón claro en aspa.

Faja b) Negro.

Faja c) Verde con hilos azules al centro.

Colgante 3: Cartuchos de dos fajas.

Faja a) Rosado con hilos marrón claro en aspa.

Faja b) Verde.

Colgante 4:

Faja a) Rosado con hilos marrón claro en aspa.

Faja b) Verde con hilos azules al centro.

Colgantes 5, 6, 7: Cartuchos de cinco fajas.

Faja a) Rosado.

Faja b) Rojo.

Faja c) Verde.

Faja d) Rojo.

Faja e) Verde con hilos azules al centro.

b) Cuerdas subsidiarias (todas con cartuchos de una sola faja)

Colgante 2:

Subsidiaria 6: Faja de color rojo.

Subsidiaria 7: faja de color amarillo.

Subsidiaria 8: Faja de color rosado con hilos marrón claro en aspa.

Colgante 7:

Subsidiaria 7: Faja de color azul con hilos marrón claro en aspa.

Subsidiaria 8: Faja de color marrón oscuro.

Subsidiaria 9: Faja de color rosado con hilos rosados en aspa

 

Como se ha mencionado y aparece claramente en el cuadro de secuencias que hemos reproducido, solamente las cuerdas colgantes tienen cartuchos de varias fajas; las subsidiarias, en cambio, tienen cartuchos que nunca pasan de una sola faja. Una última observación relativa a los cartuchos y que constituye un detalle que puede tener quizá algún significado radica en la altura del cartucho y de las fajas que lo componen, pues la mayor o menor extensión de éstas puede determinar diferentes entre cartuchos que por su secuencia y posición de los colores, aparecen como idénticos y que, sin embargo, son diferentes por la particularidad a que hacemos referencia. Los cartuchos tienen una extensión que varía entre los 1,5 cm y los 2 cm si se trata de cartuchos de una sola faja, o entre 4,5 cm y 5,5 cm si son de varias fajas superpuestas. Estas fajas no son uniformes, sino que tienen las alturas que a continuación se señalan:

Este quipu número 8 de la Colección Radicati tiene agregado otro quipu aún más pequeño, que le sirve como apéndice. Su cuerda transversal resulta también en círculo, porque los extremos de ella han sido unidos después de haberse pasado la cuerda por el círculo formado por la transversal del quipu principal. Sin embargo, hay que observar que la transversal del quipu dependiente, si bien tiene el nudo final que retiene el retorcido, carece del doblez o lazo normal al otro extremo, por haber sido cortada, y está, por consiguiente, algo deshilada en su inicio. Para formar el círculo se han anudado, mediante doble anudamiento bien ajustado, ambos extremos de la cuerda, dejando suelto, sobre una extensión de 2 cm uno de los cabos, extensión en la que se encuentra un nudo simple, algo separado del nudo de retención del retorcido, y cuyo significado no cabe determinar, pues es posible que su única función haya sido sujetar mejor el anudamiento de ambos extremos de la cuerda.

La cuerda transversal de este quipu secundario tiene una extensión de 22 cm, siendo el círculo que forma de 2,5 cm de diámetro; su grosor es de 2 mm, y el color, marrón claro. Tanto ella como sus cuerdas colgantes y subsidiarias son de retorcido en dirección izquierda.

Las cuerdas colgantes son cuatro, estando la primera anudada a una distancia de 12 cm del inicio de la transversal, y le siguen de inmediato las otras tres, muy unidas entre sí. Su largo es de 8,5; 8; 5,5 y 5,5 cm, respectivamente, y el grueso de 2 mm. Ninguna de las cuatro está rota o cortada, y al final de las mismas se encuentra el nudo de retención del retorcido. El color es para todas marrón claro, y los nudos son también uno simple para cada una, dispuestos en cada caso a la misma altura, o sea, a 0,5 cm de la transversal. Cada una de estas colgantes exhibe una cuerda subsidiaria de primer orden, de 4 a 6 cm de largo y de 2 mm de grosor, con un color predominante marrón claro —azul de combinación jaspeada—. En dichas subsidiarias, los nudos son simples, al igual que en las colgantes, apareciendo sólo uno en cada cuerda.

Ejemplos de quipus apéndices como el que acabamos de presentar no son comunes en las descripciones de los quipus hasta ahora conocidas. Tal vez el único caso que podría citarse es el N.º 7 de los ejemplares estudiados por Nordenskiöld, proveniente de la colección del doctor E. Gaffron, y que tiene precisamente amarrado al quipu principal otro secundario de seis colgantes.[3] Entre los quipus modernos se puede encontrar la misma característica, según nos ilustran las descripciones presentadas por Óscar Núñez del Prado sobre los quipus de la región de Paucartambo.[4] (El esquema del quipu N.º 8 de la Colección Radicati está en el apéndice 1.)

Otros quipus con cartuchos

Además del quipu en miniatura y con cartuchos que acabamos de describir, se conocen otros tres ejemplares presentados por Andrés Radamés Altieri en su trabajo Sobre 11 quipus peruanos, en que analizó los que integran la colección particular de antigüedades americanas de Buenos Aires.[5]

Altieri no dio mayor importancia al formato pequeño de varios de sus quipus, reparando, en cambio, muchísimo en la presencia de los cartuchos, a los cuales los bautizó precisamente con este nombre y les concedió un significado altamente extranumeral.

De todos los quipus editados por Altieri, tiene cartuchos los números 5, 6 y 10, que son también los únicos en miniatura. El quipu quinto es, quizá, el más interesante porque tiene cartuchos en todas sus cuerdas colgantes, menos en una (la 21), como también en la cuerda transversal y en una de las subsidiarias de primer orden (la segunda de la colgante 20). Su transversal no es en círculo, pero tiene siete nudos simples y su color es marrón como el de todas las colgantes y subsidiarias, a excepción de la colgante 22, que es blanca. La mayoría de las colgantes carecen de nudos, pero todas tienen cuerdas subsidiarias. No es un quipu seriado, sino que las primeras veinte colgantes forman un grupo muy compacto, del cual está un tanto separada, poco más de un centímetro, la colgante número 22. Tanto ésta como la misma cuerda transversal aparecen como cuerdas dobles sobre un breve tramo de su extensión.

En cuanto a los cartuchos, que están situados en la parte alta de las cuerdas, podemos consignar los siguientes datos: a) presentan todos una gran variedad de fajas de colores (en varios cartuchos hasta ocho fajas) y tienen una altura que varía entre los tres y los cinco centímetros; b) en un cartucho, el que corresponde a la segunda subsidiaria de la colgante número 20, aparece una extensión sin forrar, por haber sido reemplazado el forro por hilos de uno o de varios colores, dispuestos en forma vertical y sujetos en ambos extremos por los hilos inferiores y superiores de las dos fajas en cuyo intermedio ellos se encuentran; c) la gama de colores de los cartuchos es sumamente variada y diferente, pudiéndose decir que no existe ningún cartucho que sea igual a otro. (El cuadro de las secuencias cromáticas de los cartuchos de este quipu se encuentra en el apéndice 2).

El quipu N.º 6 no es precisamente un quipu del todo en miniatura porque de las colgantes que lo componen, sólo las dos últimas, que están muy juntas entre sí, son de 12 y 14 centímetros; en cambio, las dos primeras presentan una extensión normal de 24 y 31 centímetros y son precisamente aquellas que tienen los dos cartuchos con que cuenta el quipu. La cuerda transversal es en círculo, existiendo también cuerdas subsidiarias en las cuatro cuerdas colgantes; todas tienen agrupaciones de nudos simples, siendo el color marrón el de las colgantes y el jaspeado marrón-azul el de las subsidiarias. Los cartuchos, cuya altura es de 5 cm, tienen ambos la misma gama de colores, que es la siguiente:

 

a) Amarillo.

b) Rojo vertical sin forrar.

c) Rojo.

d) Rojo vertical sin forrar.

e) Azul.

f) Rojo.

g) Rojo vertical sin forrar.

h) Rojo con hilos negros horizontales.

 

El quipu N.º 10, completamente en miniatura y cuya cuerda transversal es también en círculo, consta de sólo tres colgantes de color blanco y sin nudos, recubiertas de cartuchos de 4 cm de extensión. Hay cuatro subsidiarias de primer orden y una de segundo orden: su color es jaspeado en blanco, azul y marrón: tienen nudos simples pero carecen de cartuchos. Las secuencias cromáticas de los cartuchos de las cuerdas colgantes son las siguientes:

Colgante 1 Colgante 2 Colgante 3
a) Azul a) Azul a) Azul
b) Marrón claro b) Marrón claro b) Rojo con hilos blancos y negros horizontales
c) Rojo c) Rojo
d) Marrón claro d) Marrón claro
e) Rojo e) Rojo
f) Marrón claro con hilos blancos f) Marrón claro y rojos horizontales
g) Marrón oscuro g) Marrón oscuro
h) Rojo h) Rojo
i) Marrón oscuro i) Marrón oscuro

Es preciso reparar cómo los cartuchos de las colgantes 1 y 2 serían idénticos de no haber sido agregados a la faja f) del primer cartucho hilos blancos y rojos horizontales.

Si hacemos una comparación entre el quipu inédito con cartuchos que se presenta en este ensayo (N.º 8 de la colección Radicati) y los tres descritos por Altieri que también tienen cartuchos, podríamos conseguir observaciones de distinta índole y, por supuesto, sumamente interesantes, pero que nos alejarían demasiado del propósito exclusivamente descriptivo que orienta el plan de esta primera parte de nuestra investigación. Por tal motivo nos limitaremos únicamente a destacar algunas evidencias que, inclusive por ser notorias, no habrán dejado de observar los investigadores, al seguir el curso de nuestra exposición. Son ellas las siguientes: 1.ª la variedad de combinaciones de colores es muy grande, como se ha podido comprobar al examinar el quipu N.º 5 de Altieri, en el cual, sobre 22 cartuchos ninguno se repite. Sin embargo, esto no puede ser tomado como regla porque tenemos pruebas de repeticiones dentro del mismo quipu, como los cartuchos iguales de los quipus N.º 6 de Altieri y N.º 8 de Radicati; 2.ª la presencia de cartuchos se da en la cuerda transversal (Altieri, N.º 5), en las colgantes y en las subsidiarias de primer orden (Altieri y Radicati), pero no se ha manifestado en las subsidiarias de segundo orden; 3.ª los cartuchos están siempre ubicados en la parte superior de las cuerdas (Altieri y Radicati) situándose en la inferior los nudos y las cuerdas subsidiarias; 4.ª los cartuchos tiene distinta extensión (de 1,5 a 5,5 cm) y sus fajas de hilos de color no son siempre iguales: si son varias, unas son más largas que otras (Altieri y Radicati). Desgraciadamente, Altieri no ha indicado con precisión la altura o extensión de dichas fajas o colores superpuestos dentro de cada cartucho; 5.ª los colores de las fajas son únicos o combinados, entendiéndose por combinados la inclusión, encima de un forrado básico, de hilos de diverso color, igualmente enrollados, o sea, dispuestos horizontalmente, pero algo separados unos de otros, o bien ubicados en la parte central de la faja, o, de otra manera, formando dos o más cruces en aspa (Altieri y Radicati); 6.ª si los cartuchos tienen más de una faja, el número máximo de las mismas es de cinco en Radicati y de nueve en Altieri; 7.ª en algunos cartuchos de los quipus de Altieri aparece, a veces, una extensión del cartucho sin forrar porque se han colocado hilos de uno o más colores dispuestos verticalmente y sujetos por las dos fajas de los extremos, o sea, la superior e inferior. Esta modalidad no se presenta en el quipu Radicati.

Estas observaciones son suficientes, creemos, para suscitar el interés hacia mejores comprobaciones y confrontaciones, como serían, por ejemplo, determinar: a) la relación que existe entre el color de la cuerda y el de su cartucho, o bien del cartucho de una cuerda colgante con el de la cuerda transversal, o simplemente con el color de la misma o el de las otras colgantes, y, mejor aún, con sus propias subsidiarias o de las subsidiarias entre sí; y b) la relación que hay entre los nudos de las cuerdas colgantes con cartuchos idénticos o los de sus cuerdas subsidiarias, tengan o no cartuchos.

Los cartuchos policromos en las pelucas

Pasemos ahora a examinar otros ejemplares de carácter monumental que contienen, al igual que nuestros quipus, cartuchos de variados colores. Se trata de unos gorros que alguien llamó pelucas, de los cuales cuelgan trencitas de pelo humano cuyas extremidades inferiores rematan en forros de hilos multicolores de lana o de algodón.

El arqueólogo Rafael Larco Hoyle señala para la zona «Huari Norte A», la «presencia de momias que llevan pelucas formadas por cientos de trencitas que se combinan en lindos motivos geométricos con hilos con que las enrollan».[6] Julio C. Tello, por su parte, menciona un tocado ceremonial hecho con hilos de pelo humano y con adornos de plumas amarillas que pertenece al personaje del fardo funerario 451 de Paracas; tocado que puede ser puesto en relación con el atuendo del personaje de la figura 15 del manto calendario de otra momia de Paracas (fardo número 290), consistente en un gorro del cual penden colgajos (cuerdas o trenzas) ensartados cada uno, en su extremidad inferior, en especies de tubitos de diferentes colores que bien podrían ser cartuchos.[7]

La primera observación que debe hacerse sobre la presencia de cartuchos en estas pelucas, deriva de la descripción que de ellas proporciona Larco Hoyle, o sea, que «están formadas por trencitas que se combinan en lindos motivos geométricos con hilos con que están enrolladas». Efectivamente, después de estudiar muchas de estas pelucas, hemos llegado a la conclusión de que, en algunas, que recuerdan en cierta manera los famosos wampums de los hurones y algonquinos, los cartuchos, dispuestos a diferentes alturas, van combinando dibujos que representan figuras como grecas, signos escalonados, etc. Sin embargo, esta particularidad no es propia de todos los gorros pelucas, sino solamente de aquellos cuyos cartuchos están reforzados por fibras que se encuentran debajo del forro de hilos y los hacen aparecer un poco más gruesos y toscos. Además, todos los cartuchos están atravesados horizontalmente por hilos gruesos y fuertes que los mantienen unidos y hacen posible que conserven su colocación por altura, a fin de que no se rompa su continuidad y se evidencie claramente la figuración que se quiso expresar. Creemos que en esta categoría de pelucas, los cartuchos tenían una finalidad de adorno o, más bien, una función mágica que consistía en expresar, combinando los cartuchos según la altura, dibujos que eran motivos simbólicos.

Al lado de esta clase de pelucas hay otras cuyos cartuchos no están interiormente reforzados con fibras ni unidos entre sí por uno o dos hilos conductores horizontales, sino que están sueltos y su colocación por altura es del todo pareja, diferenciándose solamente por el número y secuencia de sus fajas policromas y por las series o agrupaciones sucesivas en que están dispuestos. Es a estas últimas pelucas, precisamente, que vamos a dedicar nuestra atención, limitándonos a la descripción de dos de ellas, que se encuentran en museos peruanos distantes entre sí, como son el Museo Brüning de Lambayeque y el Museo Regional de Ica.[8]

El gorro-peluca del Museo de Lambayeque es como un casquete (casco dice, en efecto, la leyenda del museo) formado por hilos de lana del grosor de 3 mm, los cuales fueron tejidos y dispuestos en redondo, partiendo de una base en círculo de 18 cm de diámetro que va reduciendo su tamaño a medida que el gorro se eleva, hasta rematar en la cúspide, a unos 15 cm de altura y en un punto central, no del todo cerrado, sino con una pequeña abertura, también redonda y de 3 cm de diámetro.

Tres tonalidades de marrón (claro, oscuro y más oscuro), pueden distinguirse en las siete fajas o rayas de colores que adornan el gorro, dispuestas horizontalmente, con diferente ancho cada una y con la siguiente secuencia cromática, partiendo de la base:

cm de
altura
1.ª faja: Marrón oscuro 0,5
2.ª faja: Marrón claro 1,0
3.ª faja: Marrón más oscuro 2,0
4.ª faja: Marrón claro 3,0
5.ª faja: Marrón oscuro 4,0
6.ª faja: Marrón más oscuro 2,5
7.ª faja: Marrón claro 2,0

De este gorro de lana cuelga un fleco formado por trencitas de pelo humano, dispuesto todo a lo largo de las dos terceras partes de la extensión de la base del casco (unos 35 cm), y que debía cubrir los hombros y la espalda de la persona que tuviera colocado el gorro sobre su cabeza.

El largo de cada una de las trencitas es de 73 cm, y su grueso de unos 4 mm. Ellas han sido formadas con cabellos humanos de una extensión considerable, lo cual hace suponer que se trata de pelo de mujer joven, pues es sabido que la longitud de los cabellos, abandonados a su crecimiento natural, llega hasta los pies y es mayor en la mujer que en el hombre.

Para confeccionar estas trenzas y unirlas al gorro se procedió de esta manera: reunida una cantidad de hebras de pelo, cuyo número es difícil determinar, se formó una cuerda de 2 mm de grueso y de 1,50 m de longitud, la cual se hizo pasar por una de las aberturas del tejido de la base del gorro y se procedió a trenzarla después de haberla doblado sobre sí misma y dividirla en tres partes, obteniendo así una trenza de 4 mm de espesor. De igual manera que esta primera trenza se fueron colocando las demás, muy juntas, una después de otra.

El color del pelo es castaño, de una tonalidad muy oscura, salvo unas cuantas trencitas que son algo más claras. En lo que toca a este aspecto, no creemos que se deba el desteñido en razón del tiempo transcurrido porque el cabello, en general, no está quemado y es muy resistente, presentando la peluca un estado de conservación casi perfecto.

El número de trenzas es de 87 y lo más interesante de cada una es su remate en un hermoso cartucho policromo de 21 cm de extensión, longitud que se presenta igual para todos los cartuchos. Puesto que cada trenza es de 73 cm, dichos forros se inician a 52 cm y sirven también para sujetar el trenzado final de la trenza, pues ésta, al terminar, fue doblada sobre sí misma y envuelta en los últimos hilos del cartucho. Es preciso destacar que en el lazo de este doblez se introdujeron unos cinco o seis hilos de lana de color rojo de dos mechas cada uno, o sea, de un grosor que es el doble de aquel de los hilos normales que forran el cartucho. Se formó, de esta manera, una especie de mechón rojo, de unos 3 cm de largo y bastante tupido, pues los hilos, además de ser, como dijimos, más gruesos, no están retorcidos en forma apretada y no tienen, al final, ningún nudo que sujete el retorcido. Por este aspecto, más que mechón, ellos dan, en su conjunto, la impresión de una pequeña borla, porque no integran solamente una porción de hilos separada de otras de la misma clase, sino que forman un todo compacto, el cual, unido por la mitad, pende casi a la manera de cilindro.

Los colores que se ostentan en los cartuchos son seis: verde, azul, amarillo, rojo, negro y blanco. Son siempre colores únicos, no existiendo los combinados que hemos encontrado en los cartuchos de los quipus, consistentes en la inclusión, encima de una faja de color único, de hilos de otro color, dispuestos horizontalmente, pero algo separados o bien formando aspas.

Cada cartucho (21 cm) está constituido por ocho fajas superpuestas, de distinto color, lo cual significa que, si son seis los colores que aparecen, hay en cada cartucho repeticiones de algunos de ellos. Estas fajas tienen todas la misma altura, o sea, 3 cm cada una, salvo las dos de los extremos, que sólo tienen 1,5 cm de extensión. Por ejemplo, en el cartucho de la trenza N.º 1 (denominamos así la que se inicia en el lado derecho del gorro), estas fajas, señalándolas a partir de arriba, están dispuestas de la siguiente manera:

cm de
altura
1.ª faja: Verde 1,5
2.ª faja: Azul 3,0
3.ª faja: Amarillo 3,0
4.ª faja: Rojo 3,0
5.ª faja: Negro 3,0
6.ª faja: Blanco 3,0
7.ª faja: Negro 3,0
8.ª faja: Verde 1,5
Total 21,0

Por lo que toca a la combinación de los colores en los cartuchos, las agrupaciones que se forman son de seis modalidades o secuencias diferentes:

Secuencia A Secuencia B Secuencia C
Verde Verde Verde.
Azul Amarillo Rojo.
Amarillo Rojo Negro.
Rojo Negro Blanco.
Negro Blanco Negro.
Blanco Negro Rojo.
Negro Rojo Amarillo.
Verde Verde Verde.
Secuencia D Secuencia E Secuencia F
Verde Amarillo Negro.
Negro Negro Rojo.
Blanco Blanco Negro.
Negro Negro Blanco.
Rojo Rojo Negro.
Amarillo Amarillo Rojo.
Azul Azul Amarillo.
Verde Verde Verde.

Estas combinaciones o secuencias de colores se suceden a lo largo de la extensión de la peluca de acuerdo con una seriación o agrupación de trencitas que llega a ser hasta de 19 series o grupos (ver el cuadro de la seriación de esta peluca en el apéndice 3).


Idéntico, en sus aspectos generales, al gorro-peluca que acabamos de describir, es otro que posee el Museo Regional de Ica, formado también de un casquete de lana, tejido en espiral pero de un diámetro mayor, que alcanza hasta los 22 cm. Está constituido igualmente por fajas o listados superpuestos, de colores y tonos diferentes, los cuales, enumerados a partir de la base, son los siguientes:

cm de
altura
1.ª faja: Marrón más claro 4,0
2.ª faja: Marrón claro 3,0
3.ª faja: Marrón más claro 2,5
4.ª faja: Marrón claro 5,0
5.ª faja: Rojo 5,0

Las trencitas que penden de la parte posterior del gorro son 84 y tienen cada una 0,5 cm de espesor y unos 70 cm de largo. Todas terminan en un hermoso cartucho de 13,5 a 15,5 cm de extensión, formado de varias fajas de hilos de diferentes colores, las cuales son de 0,5 cm de altura, menos la primera y la última, que son de 5 o 6 cm. Al final de cada cartucho hay también, como en el gorro del Museo de Lambayeque, ese conjunto de hilos rojos que parecen formar, más que un mechón, una pequeña borla. Los colores de los cartuchos, con excepción de uno solo, son los mismos del gorro lambayecano: el rojo, el negro, el blanco, el amarillo y el azul, faltando únicamente el verde. También están colocados en fajas superpuestas y forman cinco secuencias de 5, 7, 9, 10 y 11 combinaciones. Particular señalamiento es que, tanto el primer color como el último (rojo y amarillo) resultan siempre iguales en todas las secuencias, ocurriendo, inclusive, lo mismo con los colores situados en la segunda y tercera posición (negro blanco). Estas secuencias son:

cm de
altura
Rojo 6,0
Negro 0,5
Blanco 0,5
Rojo 0,5
Blanco 0,5
Negro 0,5
Amarillo 6,0

Secuencias A (cinco fajas)

cm de
altura
Rojo 6,0
Negro 0,5
Blanco 0,5
Negro 0,5
Amarillo 6,0

Secuencia B (siete fajas)

cm de
altura
Rojo 6,0
Negro 0,5
Blanco 0,5
Rojo 0,5
Blanco 0,5
Negro 0,5
Amarillo 6,0

Secuencia C (nueve fajas)

cm de
altura
Rojo 6,5
Negro 0,5
Blanco 0,5
Rojo 0,5
Azul 0,5
Rojo 0,5
Blanco 0,5
Negro 0,5
Amarillo 6,0

Secuencia D (diez fajas)

cm de
altura
Rojo 5,0
Negro 0,5
Blanco 0,5
Rojo 0,5
Azul 0,5
Amarillo 0,5
Azul 0,5
Rojo 0,5
Blanco 0,5
Amarillo 5,0

Secuencia E (once fajas)

cm de
altura
Rojo 5,0
Negro 0,5
Blanco 0,5
Rojo 0,5
Azul 0,5
Amarillo 0,5
Azul 0,5
Rojo 0,5
Blanco 0,5
Negro 5,0
Amarillo 5,0

Es preciso hacer notar que la secuencia D es igual a la secuencia E en sus nueve primeros colores, faltándole sólo el negro de la décima posición, el cual es sustituido por el amarillo, color en que rematan todas las secuencias. En cuanto a la seriación o agrupación de trenzas que se extienden a lo largo de la peluca resulta ser mayor que la del gorro de Lambayeque, pues llega hasta las 22 series (ver el cuadro de la seriación de esta peluca en el apéndice 4).