¿Por dónde empezar?

Ya sé por dónde vas. Cuando una amiga te dice que lo que viste podría meterla en un lío, es obvio que algo va mal.

Y cuando una amiga te dice que quedó con su antiguo amor platónico sólo para estudiar, no le crees.

Una gran verdad.

Y cuando tu mejor amiga te dice que te acompaña a una competición de atletismo, no te imaginas que en realidad va para tirarle la onda a otro.

No fui por eso.

¿Quién es ahora la mentirosa?

No estoy mintiendo. Si los chicos se quedan prendados de mi pálida piel y de mi increíble carisma, yo no tengo la culpa. ¿Qué quieres que haga, mandarlos a volar?

Lo que tú digas.