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Mas cuando llega la hora

como el Maestro surge, del taller,

y no otra túnica sino

festiva se viste

como señal de que aún otra cosa también

le ha quedado en trabajo.

Más pequeño y más grande aparece.

Y así también tú

y nos concedes, a los hijos de la tierra amante,

que nosotros, tan crecidos

estamos de las fiestas, todos celebren y no

enumeren a los dioses, ¡uno está siempre para todos

a mi igual a la luz del sol!, más divinamente

te saludo en la tarde de tus días.

Y que ahora quedemos.