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Doy fe: 9 de octubre de 1929
Bebé fiera:
Pido perdón por fastidiarle. Se ha roto la correa del automóvil viejo que llevo en la cabeza, y mi juicio, que ya no existía, ha hecho tr-tr-r-r-r…
Tras telefonearle, estoy escribiendo, y naturalmente telefonearé otra vez, si no le estropea los nervios, y naturalmente será, no a cualquier hora, sino a la hora en que le telefonearé.
¿Me quiere porque yo soy yo o porque no? ¿O no me quieres sin mí ni no? ¿O qué?
Todas estas frases, y maneras de no decir nada, son señales de que el ex Ibis, el extinto Ibis, el Ibis sin concierto ni querimiento ajeno, acaba en Telhal o en Rilhafoles[13], y se le hace una gran manifestación a su magnífica ausencia.
Necesito cada vez más ir a Cascaes, hasta el acantilado de la Boca do Inferno, pero con dientes, cabeza abajo, y fin, y ya está, y se acabó Ibis. Yes así como era para que ese animal ave restregara su fisonomía en el suelo.
Pero si Bebé diera un besito, Ibis aguantaba la vida un poco más. ¿Lo da? Ahí está la correa partida-r-r-r-r-r-r-r-r-r-r-r…
Fernando