PUERTAS
Siguiendo el mismo método observado en el exámen de la Capilla mayor y del Coro, despues de haber tomado acta de lo que contiene nuestra santa Basílica en su centro, procede que recorramos y examinemos detenidamente lo que contiene en su perimetro. Y empezaremos por las puertas todas, ya que son el primer objeto que se ofrece al observador aun antes de penetrar en el sagrado recinto, supuesto que cada una presenta su fachada particular por la parte esterior.
Puerta del Perdon y fachada principal. Y entre las puertas debemos naturalmente principiar por la que es de mas categoría, y cuyo ornato forma la fachada principal del templo; esta es la que se llama comunmente del Perdon, por las muchas indulgencias concedidas á los que entran ó salen por ella. Su portada ocupa todo el lienzo del muro occidental, ó sean los piés de la Iglesia, á escepcion del de las dos naves laterales mas esteriores, á cuyos piés corresponden la Torre por una parte, y la cúpula de la Capilla Muzárabe por la otra.
Esta portada no es del todo la que se empezó á construir en 1418, y se terminó á mediados de aquel siglo, puesto que, deteriorada aquella antigua, se reparó en 1787, segun las prescripciones de la escuela greco—romana á la sazon dominante. El señor Durango ó no comprendió lo adecuado del género gótico que destruia, ó no se sintió con fuerzas para reemplazarlo dignamente con obra del mismo estilo, allí tan exigida; y se dejó llevar por la moda. Lo peor del caso, lo que acrecienta la natural repugnancia con que se vé una obra del renacimiento en la fachada de un templo esencialmente gótico, es que como no se destruyó todo lo antiguo, y se hicieron solo algunos reparos, al lado del gótico puro se ven trozos grecoromanos, resultando un conjunto heterogéneo, abigarrado, ridículo; que subleva el ánimo de cualquier persona de mediano criterio. Tal vez no fuese el arquitecto Durango, quien cometió esta profanacion artística; es muy posible, como indica el Sr. Perro cuyas huellas nos honramos en seguir, que ya mucho antes se hubiese verificado; pero quien quiera que fuese, es digno de censura.
Dejando esto, diremos que la fachada viene á ser triple, pues ademas de la del centro que coge la Puerta del Perdon, tiene otras dos, una por cada lado, que guardan con aquella la debida simetría, y tienen tambien su puerta respectiva, sin faltar por este á la unidad del conjunto. La central consta, como asimismo las otras, de tres cuerpos arquitectónicos, formando el primero un grandioso arco apuntado de piedra blanca, sembrado todo él, y desde el suelo, de vistosísimos adornos góticos sobrepuestos, consistentes en varios órdenes de arquitos con sus junquillos y columnas de mármol blanco, empotradas en la fábrica hasta la mitad, corriendo sobre ellos, un friso formado por relieves de caprichoso gusto, análogos á los que tienen los arquitos mismos. Por encima de estos se desarrolla otra série de ellos que sirven de hornacinas á las estátuas de los Apóstoles con el Divino Maestro en medio, todas de tamaño natural. La estátua de Jesus descansa sobre el pilar que se levanta en el centro de la Puerta dividiéndola en dos, á la manera de las ventanas ojivas. Las jambas tienen de arriba á bajo castillos y leones de relieve, alternados, y en la clave hay un gran medallon de medio relieve, y muy bien egecutado, el cual representa la Descension de la Vírgen que, como tenemos dicho, forma las armas de esta Santa Catedral. La bóveda de este magnífico arco, que tendrá como unos 12 piés de grueso, está llena de Angeles, Profetas, y Patriarcas, con sus repisas y doseletes, que forman las archivoltas con que el arco se vá abriendo, constituyendo la clave cabecitas de Angeles. Todo es aquí de un mérito mas que regular; pero encima del grande arco y sirviendo como de remate á este primer cuerpo, hay un frontispicio triangular que sirve solo para denotar el detestable gusto de algun restaurador.
El segundo cuerpo presenta una línea de arcos y junquillós de realce que reciben el friso y la cornisa, sobre la cual destaca la Cena con los doce Apostóles, presididos por Jesucristo, figuras de mas de medio cuerpo y mayores que el natural, cada una con su hornacina. Por encima de este gran relieve, que no tiene nada del estilo gótico, y como remate de este segundo cuerpo, hay una hilera de crestones piramidales, que en nuestro concepto revelan la intencion de un remedo.
Detrás de estos se vé el tercer cuerpo compuesto de dos grandes arcos de piedra berroqueña fina, entre los cuales se levanta como divisoria una columna á cuyo estremo hay un gracioso plinto sobre el que descuella una estátua colosal de la Religion con una gran Cruz de bronce en la mano izquierda y una palma del mismo metal en la derecha. Por esos dos arcos penetra la luz al gran roseton ó ventana circular de la nave central del templo. El coronamiento de esta parte central de la fachada, que lo es tambien de las dos colaterales, consiste en un antepecho calado, adornado por pirámides crestadas y jarrones con flameros. Detrás de este antepecho se levanta un gran fronton, en cuyo campo se ostenta un escudo verdaderamente colosal de las armas de España, y en sus tres estremos hay otras tantas pirámides lisas de granito que rematan en globos de bronce.
Las dos divisiones colaterales de la fachada están separadas hasta el remate, de la central que acabamos de describir, por dos récios pilares cuadrangulares de sillería bien labrada, sembrados de arriba á bajo de arcos de junquillos y con diez estátuas del tamaño natural, asaz regulares que representan Santos, Patriarcas, Profetas, Reyes y Arzobispos. Esas divisiones tienen tambien tres cuerpos de arquitectura, y guardan en todo la debida simetría é igualdad con la central, faltándoles, empero por fortuna, el frontispicio triangular que hay en esta. Tampoco tienen série alguna de estátuas en correspondencia con la Cena. Por lo demas, estas dos divisiones de la portada cobijan asimismo sus respectivas puertas que son las del Juicio y la de los Escribanos, de que hablaremos despues. En el segundo cuerpo hay una cosa especial, y es una série de cinco arcos de fábrica moderna que corren sobre una zona de arquitos con junquillos resaltados, y contienen imágenes de Santos. En el tercer cuerpo campea decididamente, la escuela greco—romana, con sus galerías de cinco arcos con sus correspondientes columnas del órden jónico, á que se une, no sabemos cómo ni por qué, un antepecho calado al estilo gótico, estilo que vuelve á aparecer encima en una série de arcos con junquillos de realce, sobre los cuales descansa el coronamiento general que arriba indicamos. Contribuye á dar mayor magestad á esta suntuosa portada, un átrio cerrado por una verja de hierro sostenida de trecho en trecho por pilares almohadillados y coronados por jarrones de piedra blanca que contienen ya frutas, ya flameros. A los estremos hay las estátuas de San Eugenio y San Ildefonso con vestiduras pontificales, del tamaño natural y de la misma piedra blanca, cobijadas por sus correspondientes hornacinas de berroqueña.
Descendiendo ahora á los detalles de la Puerta del Perdon, diremos que sus dos grandes hojas, de unos 20 pies de altura y 7 de anchura, y que van á cerrar en el pilar central que hemos visto, están cubiertas de planchas de bronce lisas y afirmadas con clavos de cabeza redonda por la parte interior, y llenas de arabescos y castillos y leones alternados, con una faja en todo su alrededor, en que se leen inscripciones en honra y alabanza de la Santísima Madre de Dios, escritas con letras góticas de gran tamaño y de relieve. Por encima de ambas hojas queda una abertura sobre la que hay al esterior las armas Reales de la Casa de Austria, y al interior unas vidrieras lisas. Los marcos de la puerta consisten en unos filetes resaltados de piedra blanca, que corriendo por los lados esteriores, vienen á encontrar en la parte superior á otros idénticos que parten del pilar central, formando con su encuentro las claves de dos arcos apuntados, con ornamentacion de óvalos y hojas, todo gótico puro. Flanquéanlos dos estátuas de Santos, mayores del natural, con sus correspondientes repisas y doseletes. Por encima de estos arcos corre una galería de cinco arquitos ojivos con columnitas en medio, cerrados por hermosos vidrios de colores, con dibujos de Santos y otros adornos.
Sobre esta galería se ostenta uno de los objetos que mas llama la atencion de los visitadores, y es la grandiosísima ventana circular ó roseton que llena todo el resto vacío del muro correspondiente á la nave central. Pasa de 30 piés de diámetro, y por entre los agraciados calados que la decoran, se trasparentan las armas del Cardenal Tavera formadas por vidrios de colores vivísimos, rodeadas de deliciosos adornos.
Los que visiten este templo, no deben olvidar dos cuadros que hay, uno á cada lado de la Puerta que hemos descrito, y son uno de San José, obra de Alonso del Arco, y el otro de la Concepcion atribuido á Carducho.
Puertas de Escribanos y de la Torre. Descrita la fachada principal de que forman parte integrante estas dos puertas simétricamente laterales á la del Perdon, al tratar ahora mas especialmente de ellas, solo debemos decir que son de enorme magnitud, pero sin adorno alguno, como no sean grandes clavos cuya cabeza figura cuatro hojas de parra. Encima de cada puerta se halla una ventana que llega hasta la bóveda, formada por tres arcos góticos divididos por pilaritos, teniendo por remate óvalos muy vistosos. Las vidrieras de estas dos ventanas con sus vivísimos matices, representan las armas del Arzobispo Fonseca.
Cristo del Olvido y Nuestra Señora de la Leche.—Adosados á los pilares que tiene esta puerta de Escribanos, hay dos retablitos que bien merecen una mirada. El de la izquierda del espectador contiene en el fondo de su hornacina, obra delicadísima, toda de alabastro, de gusto plateresco, que se presume ser de Berruguete ó de Borgoña, una venerable efigie de Jesus atado á la Columna, tambien de alabastro, llamada el Cristo del Olvido, esculpido en 1523 por el maestro Olarte. El retablito del otro pilar es de madera dorada, sin mas notable que un cuadro de algun mérito que representa á la Madre de Dios dando su virginal pecho á su divino Hijo, por cuyo motivo la denominan Nuestra Señora de la Leche.
La puerta de la Torre no tiene retablo alguno, y solo por encima de la clave se vé un antiquísimo fresco que representa la Resurreccion del Señor. En el pilar de la derecha hay una escalera de caracol, que conduce á la habitacion del campanero mayor, y tambien á los sotabancos por encima de la bóveda.
Puerta Llana. Despues de las tres puertas que acabamos de describir, situadas á los piés del templo, siguiendo, segun se entra, á mano derecha, se encuentra ya en el lado del Mediodia una puerta que denominan llana, porque está al nivel del suelo, asi interior como esterior, circunstancia que en ninguna otra se advierte, y que dió origen á otra denominacion mas antigua, de los Carretones, puesto que al hacerse obras en el interior, por allí entraban carros y caballerias. Un olivo plantado á su entrada, le dió tambien el nombre de la Oliva, asi como el tener en frente la casa del Dean, cuando este tenia casa propia, hizo que se llamase del Dean, quien entraba y salia por ella revestido ya de los hábitos de coro. Con decir que esta puerta es la mas moderna, se comprenderá que poco ofrece de notable, como no sea la censura que merece el desatino, en nuestro concepto, de adosar á un edificio esencialmente gótico una obra de arquitectura greco—romana, mas propia seguramente de un teatro, que de un templo católico.
La portada que la exorna y cobija, la forman dos grandes columnas del órden jónico, acompañadas de dos pilastras análogas, que sustentan el arquitrabe, friso y cornisa con dentellones, rematando con un frontispicio triangular. Todo es de piedra berroqueña, menos las basas, capiteles y dentallones que son de piedra blanca. Esta es la obra, que el ilustrado siglo XIX (construida en 1800) ha añadido al gran monumento religioso—artístico á cuya fundacion, engrandecimiento y lustre vienen contribuyendo todos desde remotos tiempos. ¡Y si solo fuese censurable por lo que ha puesto!
Puerta de Leones. La puerta que el siglo XV regaló á esta santa Basílica, es sin duda algo, incomparablemente mejor, como que es la mas adornada, la mas bella, la mas acabada de todas. Su portada esterior consiste en un grandioso y ligero arco gótico, profusamente sembrado de molduras primorosamente trabajadas, las cuales van en disminucion hácia el fondo, y sus archivoltas están compuestas por estátuas de correcta escultura, con sus repisas y doseletes de delicadísima labor afiligranada. En la parte baja de este delicioso arco hay once estátuas, cinco á cada lado y una en el pilar que, segun el estilo gótico, parte el arco por la mitad. Un importuno cancel de madera quita á esta portada una parte de su visualidad, cubriendo dos estátuas de cada lado y la de en medio.
Las visibles son San Pedro, San Juan y San Andrés á la izquierda, San Pablo, Santiago y San Matias á la derecha: la del centro, que al cabo puede verse penetrando dentro del cancel, es de la Vírgen Maria. Todas estas figuras del tamaño natural, están sobre pedestales y repisas y guardadas por doseletes minuciosa y esmeradísimamente labrados. Son notables las estatuitas de las cuatro Virtudes Cardinales que de mas de medio relieve se ven en el doselete que sirve de guardapolvo á la Vírgen.
Mas arriba de este doselete hay una estátua arrodillada, que parece contemplar estático á la Madre de Dios, que se la ve volar sobre una nube rodeada de Angeles hácia el Cielo, apareciendo en lo mas alto del grupo otros Angeles en actitud de ir á colocar una corona sobre la divina cabeza de la Reina de los Cielos. Las figuras son del tamaño natural y muy bien dibujadas, obra mas moderna, de D. Mariano Salvatierra, quien supo imitar las esculturas antiguas, que por lo deterioradas tuvieron que quitarse á fines del siglo pasado. En este magnífico arco, todo de piedra blanca finísima, lleno completamente desde el friso bajo hasta la clave, de tan primorosos y bellos adornos, acaba la obra maestra, la última palabra, por decirlo asi, del género gótico, que efectivamente parece haber echado allí el resto de sus encantadoras inspiraciones, en una época (desde 1460 en adelante) en que ya el Renacimiento le empujaba y combatia. Sobre este arco, de imperecedera memoria, se ve un segundo cuerpo, obra del restaurador Durango, á quien hemos encontrado ejerciendo su tarea en la fachada principal. Este cuerpo es de buena sillería, con resaltos de boceles ó junquillos, que forman arquitos entrelargos. En su parte inferior, inmediata á la clave y rebordes del grandioso arco, se ve una série de once medallones de piedra blanca fina, cinco por cada lado, cuyas figuras por sus actitudes y ropajes parecen Profetas, y uno un poco mas elevado en el centro, que representa la Vírgen. Convenimos con la mayor parte de escritores, en que no carecen de mérito estas esculturas del final del siglo anterior; pero nos repugna ver profanada, artísticamente hablando, aquella bellísima portada, con esos adornos de estilo tan heterogéneo, y sobre todo cuando levantando la vista hácia mas arriba, vemos rematar este segundo cuerpo con un triángulo.
Limitan esta fachada en toda su elevacion dos grandes pilares destacados, que tienen arrimadas por el frente dos estátuas de Arzobispos, mayores del natural, y rematan con dos grandes jarrones, todo ello de piedra blanca.
Enfrente de esta puerta hay un pequeño átrio circunscrito por una verja de hierro que robustecida por seis columnas de mármol blanco, apoya sobre un zócalo de sillería, dejando tres entradas con su cancilla. Encima de aquellas seis lindas columnas hay otros tantos leones de la misma piedra con un escudo de armas cada uno: de estos leones ha tomado nombre la puerta.
Las dos hojas de esta puerta que son de grandísimas dimensiones, por serlo igualmente el hueco de la misma dividido en dos mitades por un pilar, esas hojas, repetimos, se ven cubiertas por el esterior de planchas de bronce cinceladas con la mayor perfeccion, buen gusto artístico y delicadeza, de tal suerte que forman una joya preciosísima que no puede contemplarse sin éxtasis y entusiasmo. Esas labores primorosas representan, aparte de algunos escudos de armas, entre ellas las Reales, follages, mascaroncillos y varias ideas bellísimas y de un capricho tal que revela en su autor el mejor gusto é inteligencia. Los llamadores están formados por dos como sirenas que cuelgan de la boca de un gran mascaron, las cuales tienen entre sus brazos y cabeza una bala de bronce que es la que hiere la puerta. Esas figuras ideales presentan una actitud tan estremadamente natural y graciosa, que parece tienen movimiento y vida. El Sr. Parro que ha vindicado para el célebre escultor Francisco de Villalpando esta obra que alucinado sin duda por las primorosas bellezas que en todo su conjunto encierra, el inteligente crítico Ponz habia atribuido á Berruguete, creyendo que solo un discípulo de Miguel Angel podia ejecutar objetos tan acabados, el señor Parro, repetimos, compara no sin justicia la escultura de estas puertas á lo mejor de esos jarrones y otras obras de la antigua Grecia que se conservan en nuestros museos, como joyas inapreciables. Por la parte interior las labores son de nogal, pero no desmerecen de las de bronce. Cada hoja tiene 35 tableros perfilados de oro, que figuran estar sujetos por clavos cuya cabeza es un precioso floron. Representan esos verdaderos medallones batallas, bustos, escudos de armas, jarrones, niños y otros varios objetos de puro capricho y fantasía. Concurrieron á este precioso trabajo siete de los mas célebres artistas de aquella época (1542) que en tanto número y tan buenos los producia, á saber, Aleas, los dos Copin, padre é hijo, Troya, Levin, Cantata y Diego de Velasco que estuvo ademas especialmente encargado de la confeccion de los clavos—florones.
Ya que el deseo de acabar la descripcion de las hojas de las puertas nos ha hecho penetrar en el templo, examinemos la portada interior digna de ser estudiada, porque sobre contener preciosidades artísticas de un mérito estraordinario, se contempla en ella un fenómeno artístico singular y admirable. Alli se ven amistosamente unidos, armónicamente enlazados los dos géneros gótico y plateresco, tan diferentes entre si. Puede decirse, como mas arriba indicamos, que es el último adios del uno que se va, y la bienvenida del otro que ha de reemplazarle. Se despiden, pero sin aversion, sin repugnancia, y se dan la mano. Dejando al lenguaje figurado, nos parece imposible que el génio haya llegado á armonizar gustos tan diversos, como los de las dos escuelas que en esta portada interior campean.
Presenta esta tres cuerpos con tres secciones verticales. La seccion del centro tiene en su cuerpo bajo la puerta con la rica ornamentacion tallada que hemos descrito. Adosada al pilar que divide dicha puerta hay una pila de agua bendita, de mármol laboreado segun el gusto gótico. Por encima se destaca una espresiva figura de Jesucristo resucitado con sus correspondientes peana y doselete, todo de piedra, pero las carnes y ropages pintados. En el fondo del arco hay sobre campo azul un bajo relieve que es la figura material del árbol genealógico del Hombre—Dios, pues al pié del robusto tronco se vé un Patriarca que debe ser Abraham, y en todos los entronques de sus ramas se notan otros Patriarcas hasta llegar al estremo de la última y mas alta rama donde se vé á la Santa Vírgen Madre con el Divino Niño en sus brazos, á quien parece adoran todos los personages del árbol simbólico y ademas seis Patriarcas ó Profetas que rodean á Abraham. El segundo cuerpo de esta seccion central es del género plateresco, pero bellísimo. Fórmanlo cuatro columnas abalaustradas sobre un zócalo que, lo mismo que el friso, está dorado y sembrado de delicados relieves caprichosos, viéndose en los ángulos unas cabezas de muy buena ejecucion, y algunos escudos de armas. Los tres vanos que dejan las columnas, están ocupados, el del centro por un magnífico medallon de alto relieve que figura la Coronacion de la Vírgen, trabajo digno del cincel de Gregorio Bigarni, hermano del célebre Felipe de Borgoña, y los de los lados por dos estátuas de David y otro Profeta, de mayor tamaño que el natural, obra de Diego Copin. Dejando para luego el tercer cuerpo, comun á las tres secciones, vengamos á las dos laterales. Estas son puramente góticas é iguales entre si, á escepcion de un detalle que notaremos. El primer cuerpo presenta una hornacina con su bóveda, sostenida por aristas resaltadas y adornadas ademas con estatuitas acompañadas de sus respectivas repisas y doseletes, observándose otras diez y seis en el fondo sentadas en sus peanas y cobijadas por sus dorados doseleles. Sobre esta hornacina viene el segundo cuerpo formado por graciosos junquillos que entrelazándose componen arquitos, teniendo por remate una estátua con su doselete afiligranado. La diferencia que hay entre estas dos secciones laterales, consiste solo en que la parte baja de la hornacina de la mano derecha del espectador, está ocupada por una sepultura que por no tener inscripcion alguna ni blasones los escudos que en ella figuran, se cree vacía. Se halla revestida la urna de arcos pequeños en que se ven, ora frailes en ademan de cantar, ora plañideras con sus largas tocas, ora pagecillos y otros objetos de un cortejo fúnebre. Por el contrario, en igual sitio de la otra hornacina hay un enterramiento de precioso mármol y ejecucion esmerada. La urna descansa sobre un gran zócalo, y ofrece su frente dividida en tres partes; en las dos laterales se observan la Anunciacion y Santa Clara que seguida de sus monjas va á encontrar y ahuyenta con la Cruz levantada á los infieles que se proponian violar su clausura. En la del centro hay una inscripcion que espresa ser aquel el depósito de los restos mortales de D. Alfonso de Rojas, Capellan mayor de Granada y Canónigo de Toledo, hombre piadoso y gran bienhechor que ya en vida erigió este sepulcro. Encima de la urna se destaca la noble figura del Canónigo arrodillado en frente de una mesa con su tapete, en actitud de orar. Para resguardo de este bello monumento hay una verja pintada de blanco y fileteada de oro, cuyos balaustres en su altura media presentan, ora las armas del difunto, ora camafeos.
Las tres secciones tienen un mismo friso que corre sobre las tres, engalanado con relieves caprichosos de sumo gusto y esmerada ejecucion. Una balaustrada del género plateresco sirve de remate á esta fachada interior de la Puerta de los Leones, que es toda de piedra blanca con filetes y otros adornos dorados.
Organo del Emperador. Nos hemos espresado en rigor con poca exactitud al decir que la balaustrada es el remate de esta lindísima fachada. Esta balaustrada viene á ser, todo bien mirado, el zócalo ó asiento de otro cuerpo que aunque añadido, no interrumpe la unidad armónica del conjunto. Mas diremos: hasta el roseton que da luz al crucero,viene á formar parte de ese conjunto delicioso, siendo su verdadero y bello remate.
El nombre del órgano que vamos á examinar, deriva seguramente de las águilas imperiales que hay en los enjutos de los arcos que luego veremos, sosteniendo los escudos de armas de Leon y de Castilla.
Cinco arcos góticos con su ornamentacion de crestería y follage y sus correspondientes columnas, sobre cuyos capiteles se forma un cornisamiento que remata en otra balaustrada calada y laboreada al gusto general de este cuerpo, y sobre la cual se destacan de trecho en trecho flameros y candelabros, hé aquí lo que constituye la fachada de aspecto agraciado y grandioso de este órgano. La cañeria de grueso calibre ocupa todos los vanos: los demas registros, asi como el mecanismo, se hallan en el interior. Es menor en dimensiones que los dos del Coro, pero en la brillantez de los sonidos los iguala cuando menos. Tiene solo dos teclados fijos, que llegan hasta el fá agudísimo por arriba, y octava tendida por abajo. Sus_registros son, en el primero seis de lengüeteria y ademas trompeta real para ambas manos, cuatro de flaulados, uno de octava clara y otro de quincena tambien para las dos manos: en el segundo teclado ó de cadereta, tres de lengüeteria, corneta magna, flauta travesera, octava nasarda, llenos y otros tres flautados para mano derecha, con sus correspondientes á la izquierda, y contras en cincuenta y dos de flautados y clarines, asi en composicion, como separadas, y dos bombardas. La entonacion se hace por medio de un largo tablero, que encierra un gran fuelle, sostenido en su mitad por un eje, y, al pasearse de un estremo á otro el entonador, con solo el peso de su cuerpo lo hace mover á manera de balanza, y por tal medio se provee de aire á los demas fuelles.
Roseton. Llegamos ya al que llamamos verdadero remate de toda la fachada. Fórman una grandísima ventana circular de unos veinte piés de diámetro, en cuyo hueco campean graciosos adornos calados, cerrados con vidrios de colores brillantes y hermosísimos, en cuyo centro se representa el escudo de armas del Cardenal Quiroga. A cada lado de este círculo luminoso hay una ventana que afecta la forma piramidal, con vidrios igualmente de vistosísimos colores, cuyas dos ventanas, ademas de completar la simetría de este remate, sirven para acabar de ocupar el campo de muro hasta la bóveda.
Puerta del Reloj. Por la parte del Norte, al estremo del crucero, frontera á la de los Leones, existe esta puerta, acaso la mas antigua, la cual lleva este nombre por tener encima el reloj de esta Catedral, como se ha llamado de la Feria, por la que se celebra en una calle inmediata en la octava de la Asuncion, y de la Chapineria, porque en esa misma calle se vendian los chapines, y de las Ollas, por una especie de tinajas que hay entre los adornos de su portada, y de los Reyes, por tener en esta los Magos, y del Niño Perdido, porque entre esos mismos adornos se encuentra aquel pasaje de la vida de Jesucristo.
La fachada que adorna esta puerta, consiste en un magnífico arco gótico de piedra blanca, con tres archivoltas, atestadas de Profetas, Santos y Angelitos, y ademas con otra faja de relieves algo toscos. Diez nichos hay abiertos en el grueso de ese arco á uno y otro lado, ocho de los cuales cobijan sobre repisas y con sus correspondientes doseletes, otras tantas estátuas de Santas, del tamaño natural, obra de Aleman, á mediados del siglo XV, que, segun espresion del señor Parro, son lo menos malo de esta fachada, y cabalmente no se ven por ocultarlas el cancel de madera pintada que resguarda la puerta. El campo que queda entre el dintel y la clave del arco, está ocupado por cuatro séries ó zonas de medios relieves, cuya antigüedad revelan sus innumerables defectos, que por otra parte sirven para el estudio histórico de las artes en nuestro pais. Estos informes cuadros representan, siendo preciso adivinarlo en algunos, los pasajes mas importantes de la vida de nuestro Divino Redentor, y tal vez tambien el Juicio universal, en cuyo caso quizás aquellas monstruosas ollas ó tinajas, de que hemos hablado, representarán urnas cinerarias de que salen las almas. Por encima de este arco todo es moderno y greco-romano por añadidura, obra del restaurador Durango, y aquí es tambien mas repugnante, la juxtaposicion de géneros tan diametralmente opuestos. Empieza por una greca ó moldura, tallada en el borde mas bajo, que se une con el grandioso arco gótico, y luego viene un fronton resaltado, en cuyo campo hay un jarron con azucenas. En el centro del frontis se ostenta la esfera del reloj, de blanquísimo mármol, con el horario, filetes y adornos dorados, engastada, por decirlo asi, en un pequeño cuerpo de arquitectura de bastante gusto. Una especie de sotabanco con cornisa saliente y techumbre de plomo termina esta portada, cuyo remate forma la estátua colosal de Santa Leocadia, sobre un plinto. El muro del templo, con su roseton, se ve en segundo término, sin relacion alguna con esta heterogénea obra.
Torre del Reloj. Aunque no forma parte integrante de esta fachada, describiremos ahora esta torre, que á ella está pegada. Es cuadrada, de sillería blanca, sencilla y bastante alta: en su último cuerpo tiene cuatro arcos muy ligeros, en dos de los cuales hay las campanas del reloj, doradas, como la armadura en que descansan, y el antepecho ó baranda de hierro que tiene enderredor, y como lo son tambien los globos que rematan la aguja del chapitel de pizarras, y la veleta y cruz que tienen encima. La parte baja de esta torre, hasta la altura de la fachada, es obra antigua: el resto pertenece á la época moderna en que esta se restauró.
Entre los muros que á uno y otro lado tiene la avenida de esta puerta, se forma un átrio con su reja de hierro, de gusto gótico, con su coronacion de candelabros, floreros y otros variados adornos, y con el escudo de armas del Cardenal Mendoza, en cuyo tiempo se hizo.
La puerta es doble, pues la divide en dos un pilar lleno de adornos del mismo gusto y ejecucion que el resto de la fachada. Adosada, á regular altura de este pilar, hay una estátua de la Vírgen con el Niño Jesus en sus brazos. El marco de la puerta está adornado con variados relieves. Las dos hojas de esta puerta tienen, por la parte esterior, planchas de bronce, con dibujos y adornos iguales á las de los Leones, sobre cuyo modelo se hicieron con alguna variacion. La parte interior es asimismo una copia muy regular de la de los Leones. Su construccion es del año 1713. La portada interior que se corresponde con la de los Leones, sin ser tan adornada como esta, tiene cosas muy buenas. Sobre la puerta y en el hueco de los arcos apuntados se ve la Anunciacion, es decir, la Vírgen ante un reclinatorio por un lado, y por el otro el Arcángel, estátuas del tamaño natural, de cuerpo entero y de piedra estofada y encarnada, obras de mérito, de Vergara el viejo la primera, y de Vazquez la segunda. Encima y en el centro de la portada hay un medallon circular con la Aparicion de Santa Leocadia á San Ildefonso, de alto relieve, obra de Gregorio Bigarni: á sus lados y algo mas altos otros dos medallones con los Profetas Daniel el uno y Zacarias el otro, de medio relieve, egecutados por el citado Vazquez.
Mas arriba se ve un pequeño cuerpo de arquitectura plateresca, formado de cuatro columnas abalanstradas con repisas votadas, un lindísimo friso y frontones, todo con filetes y rica ornamentacion dorados. Entre flameros hay las armas del Cardenal Tabera y debajo las del obrero Ayala, y algunas cabezas de muy buena ejecucion y dibujo. De los tres vanos que dejan las columnas, los dos laterales contienen dos pinturas de claro oscuro de dos caballeros armados de punta en blanco, obra del célebre Comontes, y el del centro tiene la muestra del reloj, encima de la cual y entre muchos adornos se ven dos figuras de guerreros con sus clavas levantadas en actitud de golpear las campanas del reloj que están en medio, como efectivamente antes las herian para dar los cuartos y las horas, mecanismo que por lo vistoso, y porque distraia á los fieles se ha suprimido. Remata esta portada con un gran roseton y ventanas piramidales, iguales á las que vimos en la de los Leones.
A los dos costados de esta portada, se ven dos puertas con ornamentacion greco-romana, bien dejada, que conducen una á la torre del reloj y otra á una pieza muy reducida. Encima de cada una de estas puertas hay tres lienzos de buena ejecucion, obras de Francisco Ricci y de Lúcas Jordan.
Puerta de Santa Catalina. Es seguramente de la época de la construccion de la Catedral, segun se ve por su estructura é imperfectos adornos. Su portada esterior da al Claustro, y es enteramente gótica. Consiste en un solo arco apuntado, muy grandioso, dividido en su mitad por una columna de mármol, en cuyo capitel de piedra negra se ve esculpido de medio relieve el entierro de Santa Catalina, verificado por los Angeles en el monte Sinai. Encima viene la figura de un hombre sin cabeza que forma la peana de la Santa Vírgen y Mártir, que de pié y con una espada en la mano derecha y en la izquierda la rueda de cuchillos en que sufrió el martirio, y con su corona radiante dorada, y cobijada por un doselete dorado asimismo, parece significar el triunfo que consiguió sobre el mónstruo de la heregía que es el que está bajo sus piés. Estas esculturas son las que dan el nombre á la puerta. El arco tiene sus archivoltas adornadas con molduras y follages dorados y medias columnas de pizarra, y alrededor del vano de la entrada corre una orla de castillos y leones dorados. En el campo que queda entre la puerta y la bóveda del arco hay un lienzo digno de la atencion de los inteligentes, obra de Luis de Velasco en 1384, el cual representa la Anunciacion de la Vírgen. A uno y otro lado de la portada, asentadas sobre columnas y repisas y protegidas por doseletes, se ven dos estátuas de piedra estofada y encarnada, del tamaño natural, que son, del Profeta Jeremias la de la derecha del espectador, y la otra de una Santa, ó mujer, segun se puede colegir de sus ropages. Toda la crestería y follages de esta fachada son góticos, de bastante gusto y dorados. La parte interior es de análoga estructura. Tiene un solo arco que con su ornamentacion llena todo el intercolumnio en que se encuentra, y está dividido por una columna. Los cuatro escalones que hay para subir del templo al Claustro son espaciosos. El medio punto tiene un grupo cuyo asunto no es fácil comprender, y los macizos de los pilares laterales varias estátuas de Santos y Profetas con doseletes. La ornamentacion es como la de la parte esterior ya descrita. Data la construccion de esta puerta del último tercio del siglo XIV, durante el Pontificado de Tenorio.
Puerta de la Presentacion. Esta puerta ocupa el último intercolumnio del muro del Norte, donde hubo antiguamente la entrada á la Capilla de los Reyes Nuevos antes de su traslacion, de que despues hablaremos, en cuya época fué acordada su abertura por el Arzobispo Tabera, y realizada por su sucesor Carranza. Compónese esta lindísima portada de un arco grandioso de piedra blanca, como todo lo demas, sostenido por dos pilastras superiormente laboreadas lo mismo que sus pedestales, jambas y dovelas con preciosísimos relieves, al estilo plateresco de aquella época en que tan brillantemente predominaba, viéndose y admirándose un divino medallon, obra de Pedro Martinez de Castañeda, representando de medio relieve la Presentacion de la Vírgen, que da muy merecidamente nombre á la puerta. En la clave del arco hay el escudo de armas del Gobernador de la Mitra Tello Giron. A los lados del medallon y como tendidas sobre su óvalo, se ven dos figuras con cornucopias en las manos, de admirable ejecucion, lo mismo que las estátuas de la Caridad y de la Fé que descuellan sobre los plomos de las pilastras. Por la parte interior se repite el magnífico arco, y sobre columnas cuajadas de bellísimos relieves en el tercio bajo y estriadas en el resto, y sentadas sobre pedestales de igual gusto y perfeccion, se levanta un frontispicio de delicada labor, en cuyo fondo campea el busto del Padre Eterno, del mismo autor y mérito de la Presentacion. Las hojas de la puerta de nogal, tienen cuatro escudos de armas. El campo del medio punto lo ocupa una vidriera que da luz á la escalera que baja del Claustro al templo.