Notas
[1] Este primer apartado del estudio preliminar fue publicado con anterioridad en el número 25 de la revista Isegoría (2001). <<
[2] Cfr. Crítica de la razón pura. A XI-XII. <<
[3] Aparte del conocido locus clásico, Kant dice también «No tengo la intención de enseñar filosofía, sino de enseñar a filosofar» en una hoja inédita recién descubierta, cuya versión castellana (realizada por Ana Carolina Gutiérrez-Xivillé) se ha publicado bajo el título de Un regalo para Rose Burger. Notas y comentarios sobre una recién hallada hoja suelta de Kant, editada por Steve Naragon y Werner Stark, Isegoría 48 (junio, 2013). p. 333. <<
[4] Herder, Cartas relativas al fomento de la humanidad, 79; SW XVII 404. <<
[5] Cfr. ¿Qué significa orientarse al pensar?, Ak. VIII 146-147 nota. <<
[6] Cfr. Crítica del discernimiento, Ak. V 294. <<
[7] Cfr. Crítica del discernimiento, Ak. V 294 nota. <<
[8] Cfr. El conflicto de las Facultades, Ak. VII 22. <<
[9] Cfr. El conflicto de las Facultades, Ak. VII 30. <<
[10] Cfr. Op. cit., Ak. VII 30-31. <<
[11] Cfr. Hacia la paz perpetua, Ak. VIII 369. <<
[12] Cfr. El conflicto de las Facultades, Ak. VII 28. <<
[13] Cfr. Hacia la paz perpetua, Ak. VIII 69. <<
[14] Cfr. ¿Qué es Ilustración?, Tecnos, Madrid, 1993, p. 35. <<
[15] Cfr. Op. cit., pp. 95 y 97. <<
[16] Cfr. Metafísica de las costumbres, Ak. VI 320. <<
[17] Cfr. Teoría y práctica…, Ak. VIII 299. <<
[18] Cfr. La filosofía del Estado en Kant, La Laguna, 1952, p. 96. <<
[19] Cfr. El conflicto de las Facultades, Ak. VII 85. <<
[20] Cfr. Reflexión 8044, Ak. XIX 604. <<
[21] Cfr. Hacia la paz perpetua, Ak. VIII 352. <<
[22] Cfr. El conflicto de las Facultades, Ak. VII 91. <<
[23] Cfr. Teoría y práctica…, Ak. VIII 297. <<
[24] Cfr. Op. cit., Ak. VIII 304. <<
[25] Cfr. El conflicto de las Facultades, Ak. VII 89. <<
[26] Cfr. Op. cit., Ak. VII 28-29. <<
[27] Cfr. El conflicto de las Facultades, Ak. VII 19-20. <<
[28] Cfr. El conflicto de las Facultades, Ak. VII 6. <<
[29] Cfr. Op. cit., Ak. VII 8. <<
[30] Cfr. Op. cit., Ak. VII32. <<
[31] Cfr Ak. XX 427-428. <<
[32] Cfr. Ak. XX 431-432. <<
[33] Cfr. El conflicto de las Facultades, Ak. VII 20 nota. <<
[34] Cfr. Teoría y práctica…, Ak. VIII 305. <<
[35] Crítica de la razón práctica, Ak. V 114. <<
[36] Cfr. Teoría y práctica…, Ak. VIII 304. <<
[37] Cfr. Metafísica de las costumbres, Ak. VI 327. <<
[38] Cfr. Teoría y práctica…, Ak. VIII 305. <<
[39] Cfr. Idea, Ak. VIII 28. <<
[40] Cfr. En torno al tópico…, Ak. VIII 291. <<
[41] Cfr. ¿Qué es Ilustración?, Tecnos, Madrid, 1993, pp. 33-34. <<
[42] Carta del 3-4-1770; cit. en ¿Es conveniente engañar al pueblo? (ed. de Javier de Lucas), Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1991, p. 19. <<
[43] Cfr. Carta de Federico II a D’Alembert del 8-1-1770, cit. en ¿Es conveniente engañar al pueblo?, pp. 16-17. <<
[44] Kant ni siquiera gusta de utilizar esta expresión, prefiriendo emplear la de «historia filosófica». <<
[45] Publicado en El conflicto de las Facultades, Alianza Editorial, Madrid, 2003, pp. 151 y ss. <<
[46] Kant reseñó las dos primeras partes de la obra de Herder, además de contestar a una dura réplica de Reinhold contra su primera reseña. <<
[47] En concreto los parágrafos 82, 83 y 84. <<
[48] Cfr. especialmente Ak.VII 185-189 y 321-333. <<
[49] A. Philonenko, La théorie kantienne de l’histoire, J. Vrin, París, 1986, p. 12. Según este autor suele olvidarse que la geografía representa en época de Kant el fundamento del relato histórico, con lo cual la historia no sería para él una materia tan ajena y desconocida como se cree habitualmente; cfr. asimismo, K. Vorländer, Immanuel Kant. Der Mann und das Werk, E Meiner, Leipzig, 1924, vol. I, pp. 311 ss., y L. W. Beck, Estudio preliminar a su edición de I. Kant, On History, The Bobbs-Merrill Co., Indianápolis/Nueva York, 1973, p. vii. <<
[50] Crítica del discernimiento, Ak. V 398. <<
[51] Cfr. Roberto R. Aramayo, Crítica de la razón ucrónica, Tecnos, Madrid, 1992, cap. 5. <<
[52] R. G. Collingwood, Idea de la historia (trad. de E. O’Gorman y J. Hernández Campos), FCE, México/Buenos Aires, 1965 —2.ª ed. cast.—, p. 101. <<
[53] Cfr. P. Menzer, Kants Lehre von der Entwicklung in Natur und Geschichte, Berlín, 1911, p. 425 n., así como su nota a la edición de la Fundamentación en Ak. IV 623 y ss. El original de la Fundamentación recibía los últimos retoques por parte del amanuense de Kant en agosto de 1784, mientras que la Idea fue publicada en noviembre de ese mismo año. Por otra parte, el propio Kant asegura que la redacción de este ensayo fue motivada por una nota aparecida en los Gothaische Gelehrte Zeitungen (cfr. nota 1 de nuestra traducción), y esto sucedía en el mes de febrero. Si a ello añadimos la circunstancia de que Biester debió apresurarse a publicar la primera colaboración de Kant con su revista, resulta bastante probable que la Idea fuera escrita, no ya al mismo tiempo que la Fundamentarán, sino una vez terminado el borrador definitivo de esta obra, tal y como sugiere Menzer. <<
[54] Cfr. Roberto R. Aramayo, Crítica de la razón ucrónica, cap. 4, donde se defiende que la filosofía de la historia se inserta para Kant dentro de un planteamiento específicamente moral, refutando las objeciones que distintos comentaristas han formulado en contra de dicha tesis. <<
[55] W. H. Walsh, Introducción a la Filosofía de la Historia (trad. de F. M. Torner), Siglo XXI, México, 1978, —8ª. ed. en cast—, p. 146. <<
[56] E. Weil, «Kant et le problème de la politique», Annales de philosophie politique, 4 (1962), pp. 6-7. Este mismo trabajo ha sido publicado con el título de «Histoire et politique», constituyendo el tercer capítulo de Problèmes Kantiens, J. Vrin, París, 1970. <<
[57] Ibíd., p 8. <<
[58] Cfr. V. Delbos, La philosopbie pratique de Kant, P.U.F., París, 1969, p 220. <<
[59] Philonenko ha insistido también en este punto, llegando a sostener que las directrices de la Idea para una historia universal en clave cosmopolita están contenidas en la Refl. 1423 (cfr. op. cit., p. 81). <<
[60] Resulta curioso cotejar los distintos desarrollos de un mismo aserto. Cfr., por ejemplo, el de «El hombre es una criatura que necesita un señor» en las Refls. 1398 (Ak. XV 609-610) y 1500 (Ak. 785-786). <<
[61] Cfr. Refl. 1442 (Ak. XV 630). <<
[62] Cfr. Refl. 1438 (Ak. XV 628). Nos parece muy significativo que el texto prosiga así: «Las revoluciones de Suiza, Holanda e Inglaterra son lo más importante en los últimos tiempos». No en vano la Revolución francesa será considerada por el Kant de 1797 como un síntoma inequívoco del progreso moral de la humanidad. <<
[63] Ibíd. Esta Reflexión pertenece a la fase «sigma», por lo que puede ser fechada entre 1771 y 1777. <<
[64] I. Kant, Menschenkunde oder philosophische Anthropologie (Nach hadschriftliche Vorlesungen, hrsg. von Fr. Ch. Starke), Leipzig, 1831, p. 374. Pretender datar este manuscrito es adentrarse en un terreno bastante proceloso. Las fechas apuntadas por los expertos oscilan nada menos que entre 1773 y 1788 (cfr. G. Tonelli, «Bibliografía degli appunti dei corsi universitari tenuti da Kant, sinora pubblicati e della Letteratura pertinente», Giornale Critico della Filosofía Italiana, 1959, p. 494). P. Menzer rebate los argumentos de B. Erdmann en pro de la fecha más temprana y, basándose en sendas referencias del texto a Lessing Buffon, establece como márgenes fiables los semestres de 1779/1780 y 1787/1788 (cfr. «Der Entwichklungsgang der Kantischen Ethik in den Jahren 1760-1785», Kant-Studien, 3, 1899, pp. 66 y ss.). F. Medicus, por su parte, sugiere que debe ser coetáneo a la Idea para una historia universal en clave cosmopolita, explicando la coincidencia de ambos textos en el hecho de que nos hallamos (refiriéndose justamente al pasaje que acabamos de citar) ante un comentario del escrito de 1784 (cfr. «Kants Philosophie der Geschichte», Kant-Studien, 7, 1902, p. 5 n.). Sin embargo, yo albergo la impresión contraria. A mi modo de ver, el carácter aforístico que tienen las últimas palabras de la Idea responde más bien a un sobrentendido; al escribirlas, Kant habría tenido en mente una observación muchas veces reiterada a lo largo de sus cursos, a saber, la conclusión de su Menschenkunde, la cual estaría contenida tácitamente en ese abrupto final. Ésta sería la razón por la que su lectura nos aclara el sentido del sucinto colofón de la Idea. <<
[65] Cfr. Lecciones de ética (edición de Roberto R. Aramayo y Concha Roldán), Crítica» Barcelona, 1988, p. 299: Ak. XXVII 1, 468. <<
[66] Pedagogía, Ak. IX 448. Los cursos de pedagogía eran impartidos cíclicamente por todos los profesores de la Facultad, correspondiéndole a Kant los semestres de invierno de 1776/1777, 1783/1784 y 1786/1787, además del semestre de verano de 1780. Precisamente en esta fecha fue impuesto como manual preceptivo el de un tal D. Bock, obra por la que Kant parece no haber experimentado fervor alguno. Por ello, se presume (cfr. G. Lehmann, «Kants Entwicklung im Spiegel der Vorlesungen», en Kants Tugenden, Walter de Gruyter, Berlín, 1980, p. 146) que Kant debió servirse siempre de sus acotaciones al método utilizado la primera vez, el de Johann Bemhard Basedow, dada la gran admiración profesada por Kant hacia este adepto de las teorías de Rousseau que fundara el Instituto Filantrópico de Dessau. Sobre las peculiaridades que conviene adoptar frente a él, resulta recomendable consultar el trabajo de L.W. Beck, «Kant on Education», Essays on Kant and Hume, Yale University Press, New Haven-Londres, 1978, pp. 193 y ss. <<
[67] Pedagogía, Ak. IX 446. «El hombre tiene, pues, que ser educado para el bien; pero quien debe educarle es, a su vez, un hombre, el cual debe llevar a cabo en otros aquello que él mismo precisa para sí» (cfr. Antropología, Ak. VII325). <<
[68] «Cuando el sabio ha avanzado en la cultura lo suficiente como para enriquecerla con su aportación, es arrebatado por la muerte, y ocupa su lugar el aprendiz de las primeras letras, quien, poco antes del término de su vida, y ceder de nuevo su puesto a otro dará un paso más en ese avance. ¿Qué masa de conocimientos, qué descubrimientos de nuevos métodos no se habrán acumulado ya, si un Arquímedes, un Newton o un Lavoisier, con su aplicación y su talento, hubieran sido favorecidos por la Naturaleza con una vejez que durase siglos sin detrimento de sus fuerzas?» (Antropología, Ak. VII 325-326; cfr. este pasaje con Ak. VIII 117 n.). <<
[69] Pedagogía, Ak. IX 446. <<
[70] Lecciones de ética, pp. 302-303, Ak. XXVII 1 471. <<
[71] Pedagogía, Ak. IX 451. En la Refl. 1408 —hacia 1775-1777— aparece ya esta graduación; mientras del hombre civilizado se consignan estas notas: «apariencia ética, modales, urbanidad», del moralizado se dice lo siguiente: «modo de pensar y carácter éticos. Educación» (cfr. Ak. XV 780). <<
[72] Ref. 1460 (Ak. XV 641). <<
[73] «Si se realizase la propuesta de un abate de Saint Pierre respecto a la creación de un Senado universal de los pueblos, ello supondría un notable avance del género humano hacia la perfección» (Lecciones de ética, p. 302; Ak. XXVII 1 471). <<
[74] «… al Estado no le queda dinero suficiente para pagar un sueldo digno que permita a los maestros competentes consagrarse con gusto a su tarea, tal y como lamenta Büsching, dado que necesita destinar todos sus recursos a la guerra» (Ak. VII 93). <<
[75] «El punto de vista desde el que los príncipes deben considerar a los Estados, no ha de ser meramente patriótico, sino también cosmopolita» (Menschenkunde, p. 373). <<
[76] Cfr. Lecciones de ética, p. 302, Ak. XXVII 1, 471. <<
[77] Cfr. la introducción a las «Lettres relatives au Philanthropin», en J. L. Bruch (ed.), Lettres de Kant sur morale et religion, Aubier-Montaigne, París, 1969, pp. 37-41. Esta selección de su correspondencia —publicada en una esmerada edición bilingüe y bien anotada— puede ser útil para comprobar el fuerte impacto que produjo en Kant esa empresa pedagógica. <<
[78] El título exacto de dicha obra es: «Para cosmopolitas, algo que leer, meditar y llevar a cabo. Con ocasión de la apertura de un Instituto Filantrópico en Dessau, un seminario pedagógico cuya nueva metodología ya debía ser vieja. Una propuesta a los padres, a los estudiantes, a los mecenas del ingenio educativo y a los políticos cuyos monarcas se ocupan de algo más que de las finanzas y de la milicia», Leipzig, 1775 (cfr. Ak. II 524). <<
[79] Disertación sobre el Filantrópico, Ak. II 447-448. <<
[80] Pedagogía, Ak. IX 448. <<
[81] Pedagogía, Ak. IX 444. «Hay muchos gérmenes en la humanidad y es tarea nuestra el desplegar proporcionalmente las disposiciones naturales, de manera que el hombre alcance su destino; si bien no son los individuos, sino la especie quien debe alcanzarlo» (cfr. ibíd., 445). «El género humano debe sacar de sí mismo, por su propio esfuerzo, todas las disposiciones naturales de la humanidad. Una generación educa a la otra» (ibíd., 441). «Es probable que la educación vaya mejorándose constantemente y que cada generación dé un paso más hacia la perfección de la humanidad» (ibíd., 444). <<
[82] Cfr. Refl. 1485 (Ak, XV 705-706). «Una idea no es otra cosa que el concepto de una perfección que todavía no se halla en la experiencia. V.g., ¡la idea de una república perfecta regida conforme a las normas de la justicia! ¿Acaso se trata de algo imposible? Basta con que nuestra idea sea adecuada para que no sea absolutamente imposible, a pesar de los obstáculos que se interpongan en el camino de su ejecución. ¿Sería la verdad una mera ilusión por el hecho de que todo el mundo mintiese? Y, sin duda, la idea de una educación que desarrolle todas las disposiciones naturales en los hombres es verdadera» (Pedagogía, Ak. IX 444-445). «Algunas cosas sólo se dejan conocer a través de la razón, no por medio de la experiencia, a saber, cuando no se quiere saber cómo es algo, sino cómo debe o ha de ser. De ahí las ideas de Platón. Virtud. Gobierno. Educación» (Refl. 445; Ak. XV 184). <<
[83] Cfr. Pedagogía, Ak. IX 447. <<
[84] «El hecho de que los poderosos sólo se cuiden de sí mismos y no contribuyan al experimento de la educación, es una observación tan relevante para una mente especulativa como desoladora para el filántropo» (Pedagogía, Ak. IX 444). <<
[85] «Se ha de reconocer que las mayores desgracias que afligen a los pueblos civilizados nos son acarreadas por la guerra y, en verdad, no tanto por las guerras actuales o pretéritas, cuanto por los preparativos para la próxima, por ese rearme nunca interrumpido e incesantemente incrementado que tiene lugar por temor a una guerra futura. A tal efecto se aplican todos los recursos del Estado, todos los frutos de su cultura que tan bien podrían emplearse en acrecentar ésta» (Ak. VIII 121). <<
[86] «La guerra es una empresa no premeditada por parte de los hombres, pero sí es un proyecto intencionado por parte de la suprema sabiduría, cuyo secreto guarda celosamente. Y, a pesar de las terribles penalidades que la guerra impone al género humano, así como de las tribulaciones —quizá aún mayores— que su continua preparación origina durante la paz, supone un impulso para desarrollar hasta sus más altas cotas todos los talentos que sirven a la cultura» (Crítica del discernimiento, Ak. V 443). <<
[87] «Así pues, dado el nivel cultural en que se halla todavía el género humano, la guerra constituye un medio indispensable para seguir haciendo avanzar la cultura; y sólo después de haberse consumado una cultura —sabe Dios cuándo— podría sernos provechosa una paz perpetua, que además sólo sería posible en virtud de aquélla» (Ak. VIII 121). El hombre llegará a «darse cuenta de que la guerra representa el mayor obstáculo para la moralidad, siendo preciso humanizarla poco a poco, para que cada vez sea un fenómeno menos frecuente y acabe por desaparecer en cuanto guerra ofensiva» (Ak. VII 93). <<
[88] Ak. VIII 21. «Lo característico de la especie humana, en comparación con la idea de posibles seres racionales en general, es que la Naturaleza ha puesto en ella el germen de la discordia y querido que su propia razón saque de ésta la concordia o, al menos, la constante aproximación a ella, de las cuales la última es en la idea el fin, mientras que de hecho la primera (la discordia) es en el plan de la Naturaleza el medio de una suprema sabiduría para nosotros inescrutable: producir el perfeccionamiento del hombre por medio del progreso de la cultura, aunque sea con más de un sacrificio de las alegrías de la vida» (Antropología, Ak. VII 322). <<
[89] Cfr. Roberto R. Aramayo, «La versión kantiana de la mano invisible (y otros alias del destino)», en La paz y el ideal cosmopolita de la Ilustración, Tecnos, Madrid, 1996, pp. 101-124. <<
[90] Cfr. el capítulo séptimo («History and the Moral Life in Kant and Stoicism») del documentado estudio de J. M. Seidler, The Role of Stoicism in Kant’s Moral Philosophy, San Luis, 1981, pp. 485-605. <<
[91] Cfr. Ak. VIII 313 y 365, así como Ak. XXIII 179. <<
[92] Séneca, Epistolae morales, XVIII, 4. <<
[93] Tal es el apodo que reciben los poderosos hombres de Estado al final de Teoría y práctica (cfr. Ak. VIII 313). <<
[94] Cfr. El conflicto de las Facultades, Ak. VII 92 n. <<
[95] Este tópico es recogido por el propio Kant en la «Observación final» de la segunda parte de la Metafísica de las costumbres, donde se dice que «La justicia, como el fatum (destino) de los antiguos poetas filosóficos, se halla incluso por encima de Júpiter y expresa el Derecho conforme a una férrea e inexorable necesidad, que es inescrutable para nosotros» (cfr. Ak. VI 489). <<
[96] En el ensayo Hacia la paz perpetua, al hablar sobre la garantía de ésta, se identifican los tres términos: «Quien suministra este aval es nada menos que la Naturaleza, en cuyo curso mecánico brilla visiblemente la finalidad de que a través del antagonismo de los hombres surja la armonía, incluso contra su voluntad; y por eso se le llama indistintamente Destino, en cuanto causa necesaria de los efectos producidos por leyes desconocidas para nosotros, o bien Providencia, en atención a su finalidad en el curso del mundo, como recóndita sabiduría de una causa más elevada que apunta hacia el fin final del género humano y que predetermina ese curso del mundo» (cfr. Ak. VIII 360—361). <<
[97] Cfr. Refl. 5.551 b; Ak. XVIII 217. El aforismo latino añadido entre paréntesis es nuevamente de Séneca, quien en el capítulo 5 de su De providentia dejó escrito: «El propio fundador y director del universo que ha escrito la sentencia del destino también lo acata; sólo mandó una vez, siempre obedece». (Leibniz comenta el texto en su Teodicea —cfr. GP, VI 386-387). Cfr. Ak. XXIII 109. <<
[98] El fin de todas las cosas, Ak. VIII 33. <<
[99] Lecciones sobre filosofía de la religión, Ak. XXVIII 2.2 1126. <<
[100] Probable inicio de la historia humana, Ak. VIII 116. <<
[101] Op. cit., Ak. VIII 121. <<
[102] Cfr. Borrador de «El conflicto de las Facultades», Ak. XXIII 456. <<
[103] «… la mezcla de razas (en las grandes conquistas), que borra poco a poco los caracteres, no es favorable al género humano» (Antropología, Ak. VII 320). «La naturaleza ya ha agotado hace mucho tiempo las formas adecuadas a cada clima y, de otro lado, los cruces de americanos con europeos o de éstos con la raza negra han degradado la buena sin elevar proporcionalmente la mala; de ahí que el Gobernador de México actuara con acierto al rehuir las indicaciones de la Corte en orden a fomentar el entrecruzamiento» (Ak. XXIII 456). <<
[104] Cfr. El conflicto de las Facultades, Ak. VII 79. <<
[105] Cfr. Op. cit., Ak. VII79-80. <<
[106] Cfr. Borrador de El conflicto de las Facultades, Ak. XXIII 458. <<
[107] Cfr. El conflicto de las Facultades, Ak. VII 85. <<
[108] Cfr. Erinnerungen aus dem Leben Job. Gottfrieds von Herder, gesammelt und beschrieben von María Carolina von Herder —ge. Flachsland— (hrsg. durch Johann Georg Müller), Tübingen, 1820, vol. II, p. 222. <<
[109] Es bien conocido el homenaje que Herder dedicó a su antiguo maestro en sus Briefe zur Beförderung der Humanitdt [Cartas para el fomento de la humanidad], Riga, 1795, pp. 172 y ss. [cfr. J. G. Herder, Sämtliche Werke (hrsg. von B. Suphan), Georg Olms, Hildesheim, 1967, vol. XVII, pp. 403 y ss., y vol. XVIII, pp. 324-325. <<
[110] El ambiente de la polémica ha sido recreado por E. Estiu, «La filosofía kantiana de la historia», en I. Kant, Filosofía de la historia, Ed. Nova, Buenos Aires, 1964, pp. 8-19. Cfr. asimismo M. Rouche, La philosophie de l’Histoire de Herder, París, 1940, pp. 310-318. <<
[111] Con este ensayo Kant quiso demostrar que, partiendo del mismo relato bíblico, se podían alcanzar conclusiones distintas a las obtenidas por Herder en su escrito El documento más antiguo del género humano, reproducido casi íntegramente en el libro décimo de la segunda parte de las Ideas para una filosofía de la historia de la humanidad (cfr. R. Haym, Herder nach seinem Leben und seinen Werken dargestellt, Berlín, 1885, vol. II, pp. 256 y ss.). <<
[112] Cfr. Ak. XXIII 458-459, y El conflicto de las Facultades, Ak. VII 80. <<
[113] Cfr. Idea, Ak. VIII 28. <<
[114] Al igual que la idea de virtud o república (cfr. Crítica de la razón pura, A 313-319, B 370-375). <<
[115] Cfr. Idea, Ak. VIII 26. <<
[116] Cfr. Crítica de la razón pura, A 805, B 833. <<
[117] Refl. 1407 (Ak. XV 613-614). <<
[118] Según reza el conocido pasaje de Los sueños de un visionario (Ak. II 349-350). <<
[119] Miseria y esplendor de la traducción, O.C., V, 434. <<
[120] Cfr. W. Dilthey, «Det Streit Kants mit der Censur über das Recht freier Religionsforschung», Arcbiv für Geschichte der Philosophie, 3 (1890), pp. 418-450. <<
[121] Cfr. Carta de Kant a J. E. Biester del 30-7-1792 (Ak. XI 349-50). <<
[122] Cfr. su introducción a Kant, Kleinere Schriften zur Gescbichtsphilosophie, Ethik und Politik (hrsg. von K. Vorländer), F. Meiner, Hamburgo, 1913, p. XXVI. <<
[123] Como es bien sabido, el Apéndice de los Prolegómenos está dedicado a rebatir el parentesco con Berkeley que Garve apuntara en su famosa recensión sobre la Crítica de la razón pura. Para recabar más información puede consultarse la obra de A. Stern, Überdie Beziehtmgen Chr. Garves zu Kant, Leipzig, 1884, pp. 17-24. <<
[124] Cfr. P. Müller, Chr. Garúes Moralphilosophie und seine Stellungnanme zu Kants Ethik, Borna-Leipzig, 1905, pp. 16-18. <<
[125] Cfr. Roberto R. Aramayo, Crítica de la razón ucrónica, Tecnos, Madrid, 1992, cap. 2, pp. 59-102. <<
[126] Cfr. Kant, Lecciones de ética (edición de Roberto R. Aramayo y Concha Roldan), Crítica, Barcelona, 1988, p. 119; Ak. XXVII 1 304. <<
[127] Cfr. Kant, Crítica de la razón práctica (edición de Roberto R. Aramayo), Alianza Editorial, Madrid, 2012; Ak. V 130. <<
[128] Cfr. Kant, Crítica del discernimiento (edición de Roberto R. Aramayo y Salvador Mas), Alianza Editorial, 2012; Ak. V 471 n. 453 y 446. <<
[129] Cfr. Roberto R. Aramayo, lmmanuel Kant. La utopía moral como emancipación del azar, Edaf, Madrid, 2001, pp. 62 y ss. <<
[130] Cfr. Kant, Fundamentación para una metafísica de las costumbres (edición de Roberto R. Aramayo), Alianza Editorial, Madrid, 2012, Ak. IV 394. <<
[131] Que ya había sido utilizada —aunque con un protagonismo mucho menor— en la segunda Critica (cfr. Crítica de la razón práctica, ed. cast. cit., Ak. V 77). <<
[132] Cfr. Kant, Hacia la paz perpetua, Ak. VIII 370. <<
[133] Se ha llegado a decir que la concepción kantiana del contrato social es una especie de «cuarta fórmula del imperativo categórico», cuya principal peculiaridad sería la de contar con un usuario único, ya que se halla reservada, exclusivamente, al servicio del soberano. (Cfr. A. Philonenko, Théorie et praxis dans la pensée morale et politique de Kant et de Fichte en 1793, J. Vrin, París, 1968, pp. 52 y ss.). <<
[134] Cfr. Kant, Metafísica de las costumbres, Ak. VI 320. <<
[135] Destacaremos un exhaustivo estudio que disecciona cada línea del texto en cuestión, analizando el problema con la mayor minuciosidad: J. Berkermann, Studien über Kants Haltung zum Widerstandsrecht, Hamburgo, 1972 (cfr. especialmente las pp. 50-125). También deben ser tenidos en cuenta la obra de W. Haensel, Kants Lebre von Widerstandsrecht, Berlín, 1926 (en concreto las pp. 74-96), así como el artículo de R. Polin, «Les relations du peuple avec ceux qui le gouvernent dans la philosophie politique de Kant», Annales de pbilosophie politique, 4 (1962), 163-187. Pero quien quiera profundizar en el tema habrá de consultar el denso capítulo que le dedica W. Kersting, Wohlgeordnete Freiheit, Walter de Gruyter, Berlín, 1984 (pp. 311-357). Asimismo pueden resultar de cieña utilidad los trabajos de R. Hancock, «Kant and Civil Disobedience», ldealistic Studies, 5 (1975), 164-176 y P. Nicholson, «Kant on the Duty Never to Resist the Sovereign», Ethics, 86 (1976), 214-230. <<
[136] Cfr. El conflicto de las Facultades, 1978, Ak. VII 85 (Cfr. asimismo la monografía de P. Burg, Kant und die Franzósische Revolution, Duncker y Humblot, Berlín, 1974). <<
[137] Cfr. L.W. Beck, «Kant and the Right of Revolution», en Essays on Kant and Hume, Yale University Press, New Haven y Londres, 1978, p. 172. <<
[138] Cfr. H. S. Reiss, «Kant and the Right of Rebellion», Journal of the History of Ideas, 17 (1956), pp. 191-192. <<
[139] Cfr. H. Williams, Kant’s Political Philosophy, B. Blackwell, Oxford, 1983, p. 204. <<
[140] Cfr. F. González Vicén, La filosofía del Estado en Kant, Universidad de La Laguna, 1952, pp. 95 y ss. (Este libro fue luego publicado, junto a otros trabajos del mismo autor, bajo el título De Kant a Marx, Valencia, 1984). <<
[141] Cfr. «Über den Sinn vernünftigen Handelns im Staat», estudio introductorio a su edición de Kant/Gentz/Rehberg, Über Theorie und Praxis, Suhrkamp, Frankfurt am Main, 1967, pp. 12-13. <<
[142] Cfr. Borrador de Teoría y práctica, Ak. XXIII 127. <<
[143] Cfr. Kant, Hacia la paz perpetua, Ak. VIII 357. <<
[144] Cfr. ibíd., Ak. VIII 365. <<
[145] Cfr. ibíd., Ak. VIII 368 (con estas continuas referencias hemos querido constatar el hecho de que la segunda sección de En torno al tópico, constituye un esbozo del ensayo sobre la paz perpetua). <<
[146] Cfr. R. Rodríguez Aramayo, Crítica de la razón ucrónica, cap. 4. <<
[147] Cfr. Kant, Crítica de la razón pura, A 318-9, B 375. <<
[148] Cfr. Kant, El conflicto de las Facultades, Alianza Editorial, Madrid, 2003, Ak. VII 80. <<
[149] Refl. 445 (Ak. XV 184). <<
[150] Cfr. Kant, Crítica de la razón pura, A 316-7, B 373. <<
[151] Cfr. Kant, Hacia la paz perpetua (1795), Ak. VIII 369. Cfr. Roberto R. Aramayo, La quimera del rey filósofo, Taurus, Madrid, 1997 passim. <<