Epílogo
MÁS o menos un año después, en septiembre, Wes tuvo que viajar nuevamente a Orlando por cuestiones de negocios. También esta vez fue al Sea World, a visitar el lugar en donde su vida había comenzado a cambiar para bien y a saludar a sus viejos amigos, Shamu y Dave Yardley. Como de costumbre, antes de ver a Dave fue al estadio para asistir al espectáculo de las ballenas. Mientras los enormes y elegantes animales se lucían en sus actuaciones, algunas nuevas para Wes, éste vitoreaba y aplaudía con el resto de la audiencia.
Cuando terminó la función y los asistentes comenzaron a abandonar el estadio, escuchó a un hombre, que, sentado al lado suyo, le comentaba a su familia:
—¿Cómo harán para lograr que las ballenas hagan todo eso?
Wes sonrió y respiró profundamente.
—Curioso que haya hecho esa pregunta — le dijo al hombre.