Capítulo 13

Elen

Estamos en marzo, ayer empezó la primavera y las temperaturas ya son más cálidas. Me encuentro junto al lago observando como el atardecer cae sobre sus aguas, desde que se fue Liam me pasa, o bien me mato a estudiar sin hacer nada mas, o salgo de mi casa para dar un paseo por el lago. Ante todos los demás estoy mejor, nada ha cambiado en mi, universidad, estudiar, ayudar a mis padres, pero en mi interior, si. No he vuelto a llorar desde que se fue Liam, pero eso no cambia nada, aunque me ha haya endurecido, él sigue estando presente en mi y lo echo de menos.

Veo como la tarde se hace noche y vuelvo a mi casa a ayudar a mis padres. Cuando llego a la arboleda me parece escuchas unas voces y agudizo los sentidos, miro hacia mi derecha y veo a una pareja besándose tras un árbol, no es la primera vez que vea a una por aquí y aparato la mirada, al menos lo hago hasta que me doy cuenta de quién es la joven que se está besando con uno, Bianca. Me quedo quieta e impactada y me voy hacia mi casa. ¿Que esa pasando? Enseguida pienso en Liam y me siento triste por él. ¿Él la quiere? ¿Debo decírselo? No he sabido nada de él en todo este tiempo…no puedo hacerlo, no me creería, y además, no tengo pruebas.

Cuando entro a mi casa mi madre me llamara para lo que los ayude en la heladería y mientras atiendo las meses veo a Roberta entrar con la cara sonriente y el móvil en la mano.

- ¡Os dije que final encontraría algo!

Les enseña el móvil.

- ¡Se está besando con él!

- Albert es el mejor, es un conquistador nato, sabía que ella caería. Le ha costado más tiempo de lo que esperaba, pero al final ella ha caído en sus redes como yo suponía.

- Eres una bruja-Le dice una de sus amigas.

Se ríen y veo como hace algo con el móvil. Sirvo una de las mesas próximas y escucho lo que dice.

- Ya esta, él no tardará en dejarla.

Enseguida me siento mal por Liam, si él la quiere cuando reciba la foto se sentirá fatal. Sigo sirviendo mesas y no paro de escuchar la risa de Roberta, no ha parado hasta que ha conseguido su objetivo. Me pregunto cómo Bianca ha sido tan tonta por dejarse embaucar. Estoy en la barra sirviendo las mesas cuando veo entrar a Albert y se sienta al lado de Roberta, parece distante pero cuando Roberta lo mira este asiente. Ha sido todo una trampa.

- Mamá tengo que hacer algo, ahora vengo.

Mi madre asiente y voy hacia mi cuarto. Cojo el móvil y llamo a Liam, el corazón me martillea en el pecho y me tengo que sentar pues las piernas no me sostienen por los nervios. No me lo coge y no me extraña, decido enviarle un mensaje y explicarle todo, sobre todo decirle que hasta que no hable con Bianca no crea nada y luego acabo diciendo que lo siento y que pese a todo sigo siendo su amiga. Leo el final una y otra vez y lo mando, pues es la verdad. Lo echo mucho de menos como amigo.

Cuanto termino de trabajar subo a mi casa y llamo a Laia para contárselo todo, Liam no me ha contestado aunque no esperaba que lo hiciera, he sentido desilusión al no ver respuesta.

Laia no tarda en cogerme el teléfono y hablamos de todo, lleva cuatro meses viviendo fuera, pues una tía suya le brindo la oportunidad de irse con ella a otra ciudad y terminar sus estudios allí y ver mundo y así olvidar. Y Laia no dudó en irse, está muy contenta con todo lo que está viviendo. La echo de menos.

Estoy hablando con ella cuando noto un pitido en el móvil.

- Espera creo que me ha llegado un mensaje.

- Lo mismo es de Liam -Le doy al altavoz y abro el mensaje, es de Liam.

- Dice Gracias.

- ¿Y nada más?

- No. Algo es algo.

- Elen, me preocupas.

- ¿Por qué?

- Porque el tiempo no te ha hecho olvidarle.

- Bueno he aprendido a vivir sin él, sigo siendo la misma que antes.

- Pero no eres feliz.

- Tu tampoco.

- Ehh…que aquí ligo mucho -Laia se ríe-. Últimamente no pienso tanto en Adair, he conocido a un joven, es muy guapo y atento. No sé, tal vez sea hora de olvidar.

- Te deseo suerte.

- Es muy guapo, moreno de ojos azules.

- Umm…Laia ¿No crees que se parece a alguien?

- No, este no tiene los ojos plateados y serios de Adair.

- Ten cuidado.

- Y tú. Te echo de menos.

- Yo a ti también.

- Te dejo, he quedado para salir a dar un paseo. Deséame suerte.

- Suerte.

Cuelgo y leo una vez más el mensaje de Liam y luego como si quisiera hacerme daño, leo todos los que tengo guardados de él.

Estoy casi dormida cuando me parece escuchar el teléfono, me creo que es parte de un sueño cuando escucho un siguiente tono, me despierto del todo y cojo el teléfono antes de que dé el tercer tono sin mirar de quien se trata.

- ¿Quien?

- Soy Liam.

Me despierto del todo y enciendo la luz de la mesita, el corazón me late con tanta fuerza que por un momento creo que se me va a salir, al igual que mi sonrisa, que desde que he escuchado su voz se ha agrandado en mi cara.

- ¡Liam! -Lo digo como si me costara creer que es voz después de tanto tiempo.

- Cuanto tiempo ¿no?

- Mucho…Liam sobre lo de antes.

- No te preocupes Elen, ya está todo arreglado.

- ¿Si? ¿Estas bien?

- Si, muy bien. No ha pasado nada que a mí me pueda molestar.

- Ahh…vaya…no sé qué decir.

- ¿Por qué me has mandado un mensaje para decirme que hablara con ella?

Pienso en su pregunta.

- No quería que te hicieran daño y si ella te importaba…no sé, yo los vi. Pero no quería lastimarte… ¿Hice mal?

- No, no hiciste mal.

Liam se queda en silencio. Y yo también, no se por donde saldrá esta conversación, tengo tantas cosas que decirle, que contarle, pero no se en qué punto está ahora nuestra amistad.

- Elen…Te he echado mucho de menos.

Noto como mis ojos se inundan de lágrimas de felicidad por sus palabras.

- Yo también.

- ¿Estas llorando?

- No seas tonto-Le digo enfadada porque me lo haya notado.

Liam se ríe y yo sonrío por su risa.

- Eres única Elen, única.

- Tenía ganas de saber de ti…pero pensaba que…

- Te comprendo.

Otra vez nos quedamos en silencio y tengo la sensación que Liam duda en si decirme algo o no, me quedo esperando.

- Estoy en la parte trasera de tu casa, ¿Bajas?

Antes de que lo pregunte ya estoy buscando las zapatillas.

- Ahora mismo.

Me pongo la bata y voy hacia la habitación para salir por la ventana, me da igual que estar con él me haga daño cuando no lo tenga, sufriré de igual modo cuando no este, pero tendré más momentos a su lado para poder recordarlo. Y con suerte podremos ser siempre amigos, pues prefiero tenerlo como amigo a no tener nada, por mucho que me haga sufrir verlo con ella.

Salgo por la escalera de hierro y cuando bajo no lo veo. Me giro pensando que aun no ha llegado, cuando lo veo apoyado en la pared. Parece serio, sus ojos verdes me miran sin perder detalle, me pierdo una vez más en ellos. Esta más guapo de lo que lo recordaba, su pelo rubio esta revuelto dándole un aire despreocupado.

- Liam.

Liam me sonríe y antes de pensar en lo que hago, voy hacia él y me sumerjo en sus brazos, espero que él se tense, o que me dé un abrazo de cortesía, pero sorprendiéndome me abraza con fuerza y baja su cabeza hacia la mía cerrando aun más el abrazo y acortando aun más las distancias entre nosotros.

Encajamos perfectamente como si fuéramos dos piezas de un puzle perfecto y único que acaban de encontrase. Lo abrazo siendo la dureza de sus músculos, la calidez de sus brazos, su perfume que tanto he extraño estos días. No me puedo creer que este aquí.

- Elen…-Dice mi nombre como si él tampoco acabara de creerse que este aquí y yo alzo la cabeza para mirarlo hipnotizada por su voz.

Liam me mira con sus intensos ojos verdes, esos que tanto he añorados estos meses. Me parece increíble que este aquí.

Sonrío sin poder evitarlo, pues soy feliz simplemente por estar así con él. Nunca olvidaré este abrazo, pase lo que pase mañana, este recuerdo es mío.

- He tratado de… ¡Maldita sea no puedo negarlo más!

Lo miro sin comprender, pero no tardo en hacerlo, pues la hambrienta boca de Liam se posa sobre la mía, abrasando mis labios, y llenándolos de un sin fin de sensaciones. Acaricio sus labios con los míos, lo beso como si fuera el majar más delicioso que he probado en mi vida. El beso empieza a ser un beso pasional, mezclado con desesperación, y un fuerte deseo cargado de anhelo. Mis manos se alzan hacia el cuello de Liam y lo atraigo más a mí, no pienso en nada más que en sus besos, que en él. El beso ha eclipsado todo lo demás. Solo existe Liam.

La boca de Liam se deleita con la mía, sus manos me abrazan y me acarician con ternura. Siento tal explosión de sentimientos ahora mismo, que mis ojos se humedecen por lágrimas contenidas.

La lengua de Liam no tarda en pedir paso en mi boca y yo la recibo para bailar juntos una danza de placer y amor, que hasta ahora nos habíamos negado mutuamente.

Ya no queda nada de dulzura, ahora esa dulzura se ha visto remplazada por desesperación, por temor a que este instante solo sea un momento robado que no volverá a repetirse.

Lo amo tanto que cada segundo se graba con más fuerza en mi mente.

Lo abrazo y acaricio su cuello al tiempo que mis labios acarician los suyos. Lo abrazo y absorbo su fuerza y me invade la tristeza al saber que aunque nunca cambiaría este instante, ahora mismo desearía que esto no fuera más que un beso robado, si no el primero de muchos.

- Elen…-Liam pone su frente sobre la mía y yo trato de calmar mi acelerado corazón.

- Yo…

- ¿Te arrepientes?

- No, pero tú…Bien…-Liam no me deja acabar y me da un ligero beso en los labios.

- No quiero pensar en ella.

Me acuerdo de lo que ha pasado hace unas horas y me remuevo inquieta, con la sensación de que tal vez me este usando para devolverle la ofensa.

- Ella es tu prometida.

Me separo de él y voy hacia la escalera dándole la espalda.

¿Que hemos hecho? Yo si se porque lo he hecho, porque no puedo negar lo que siento. Pero… ¿Y él?

- Elen… ¿Que pasa? Siento si te he ofendido, llevo luchando contra esto mucho tiempo, incluso antes de ser realista y reconocer ante mi mismo la verdad…perdóname si…

- Liam no me ha molestado el beso, yo también lo deseaba…mucho.

Cierro los ojos y tomo fuerza antes de volverme, pienso en sus palabras y cuando me giro lo veo mirarme con tristeza.

- Liam yo…yo estoy enamorada de ti, por eso no me arrepiento de esto, pero no quiero que esto haya sido por venganza hacia Bianca, me dolería mucho…

Liam se acerca y me seca una de las dichosas lágrimas que no han sabido quedarse bailando simplemente en mis ojos.

- Elen… ¿De verdad estás enamorada de mí?

- ¿Esperas que te regale los oídos otra vez?-Liam se ríe y yo me sorprende al ver su alegría. Luego me abraza y yo le abrazo a él.

- No sé qué será de nosotros, pero si me fui fue porque no podía estar cerca de ti y no tenerte…tengo que aceptar lo que el destino ha dispuesto para mí, pero me era muy difícil teniéndote cerca…

- ¿Y por qué has vuelto?

- Porque te echaba de menos-Dice sin más y sin necesidad de ampliar esa verdad que tan bien comprendo.

- Yo también.

- Cuando me mandate el mensaje, realmente no me importó lo que contaban de Bianca. Digamos que ella y yo solo hemos aceptado lo que esperan de nosotros, pero entre nosotros no hay relación alguna, solo apariencia. Cada uno sigue su vida en la medida de lo posible. Por eso no me molestó, pero si me sorprendió. Si Bianca ha besado a Albert es porque siente algo por él. Lo sé por lo poco que la conozco.

- Vaya, no lo sabía.

- Espero que sepa lo que hace, no porque me moleste, al contrario no me ha importado verla hoy en la foto con ese joven.

- Tal vez ella solo quiera llamar tu atención.

- No, no lo creo.

Me apoyo el hueco de su cuello.

- ¿Y en qué punto estamos nosotros? Tú ya sabes lo que siento yo…

- Elen si he vuelto, ha sido por que al ver tu mensaje me he dado cuenta que no ha habido día que no deseara saber de ti. La distancia no ha servido para nada.

- Que estés aquí no cambia nada.

Lo digo con la voz rota y me aferro más a él.

Liam me separa un poco de él y puedo verle los ojos.

- Haré lo que esté en mi mano para poder…

Alzo la mano y la pongo sobre sus labios.

- No prometas algo que no puedes cumplir…

- ¿Entonces?

- No lo se…

- No quiero renunciar a ti.

- Ni yo a ti…Tal vez solo tengamos unos momentos robados antes de que cada uno siga su camino…

Liam sonríe sin alegría.

- Te quiero Elen y ambos sabemos que esto solo nos traerá complicaciones…es fácil resignarse cuando no sabes a que estas renunciando.

Lo miro y sonrío pese a la tristeza del momento, pues el que me quiera no cambiada nada, pero si hace que me sienta feliz de saber que él siente lo mismo.

- Yo también te quiero Liam.

Nos quedamos en silencio mirándonos, mis ojos plateados se funden con los suyos.

- Ahora sé que pese a no estar contigo, no dejo de pensar en ti…si este tiempo es lo único que tenemos juntos…no quiero desaprovecharlo. Al menos nos quedan unos meses antes de que cada uno siga con su vida…pero haré lo que esté en mi mano para que ese camino que nos queda por recorrer, lo hagamos juntos.

No te prometo nada, pero si te puedo prometerte que no desistiré.

- Entones estamos juntos hasta que el puente que hay entre tu mundo y el mío se destruya.

Liam me sonríe con tristeza.

- Supongo que sí.

- ¿Por qué has vuelto ahora y no antes?

- Porque llevo todo este tiempo buscando una señal, y tu mensaje fue el impulso que necesitaba para dejar de engañarme a mí mismo y seguir pensando que la distancia lo arreglaría todo.

- Entonces me alegro de haberte mandado ese mensaje.

Liam sonríe y baja la cabeza para atrapar mis labios, nos besamos disfrutando del momento y sellando nuestras palabras con este gesto. Siento ganas de reír, de llorar, de gritar, de saltar…y a su vez tengo miedo de que al separamos todo esto termine. Pero ahora él está aquí.

Liam empieza a meter una mano dentro de la bata y no tardo mucho en sentir la calidez de su mano en mi cintura, este gesto me derrite y agradezco su fuerza para sostenerme, pues ahora mismo las piernas no me responden.

- Elen es tarde, debes volver a tu cuarto antes de que constipes…

- Ahora mismo no tengo frío…-Liam se ríe.

- Te aseguro que yo tampoco, pero es tarde.

Liam se separa un poco y mete su mano en la cazadora.

- Te he traído algo, pero no sé si dártelo ahora, o esperar a mañana.

- ¿Por?-Digo mirando curiosa donde está su mano.

- Porque intuyo que la curiosidad te hará mirarlo y dormir muy tarde…o también puedo dártelo y que me prometas que lo veras mañana.

- ¿Tengo que aguantar hasta mañana…-Liam saca la mano sin nada-. Vale está bien, te prometo.

Lo miro ilusionada y cuando me saca un CD, una parte de mi intuyo lo que puede ser y me invade la felicidad.

- ¿Son fotos?

- Vaya se me olvidaba que estaba ante un cerebrito.

- ¿De verdad lo son?

- Si, he hecho fotos de lugares que me gustaban y me recordaban a ti. También hay notas y correos que nunca llegué a enviarte -Liam me lo da y yo lo miro feliz.

- Gracias. Yo no tengo nada…

Liam se ríe y me da un ligero beso en los labios.

- Ver tu felicidad es un regalo Elen, hasta que no te conocí creía que el tamaño de la sonrisa de una mujer, se comparaba con el precio del regalo. Ahora sé que no-No digo nada y Liam mira el reloj-. Nos vemos mañana Elen.

- ¿Iras a clase?

- Si no mañana, pasado. Haré algo para que podamos vernos.

Asiento y empiezo a subir las escaleras tras darle a Liam un beso de buenas noches.

- Elen -Me giro-. ¿Sigues sin sentir cuando besas?

Me sonrojo y agrando los ojos.

- ¡No pienso decirte eso!

Liam se ríe y se empieza a ir.

- ¿Ya te das por vencido?

- Tu cara te delata Elen, me ha dicho lo que yo necesitaba.

- Tramposo, tú sabes ocultar mejor que yo las emociones.

- Algo bueno tiene que tener lo que soy. Buenas noches Elen.

- Buenas noches Liam.

Termino de subir y cuando llego a mi cuarto, me muevo inquieta, y feliz. No paro de revivir los momentos con Liam, los besos. ¡No puedo creerme lo que me ha pasado! Aunque una parte de mi me dice que tenga los pies en el suelo porque esto solo es un paréntesis en nuestras vidas, no puedo dejar de sonreír. Sus palabras están grabadas en mi mente y las recreo una y otra vez.

¡Me quiere! Miro el móvil y al ver la hora que es, pienso que Laia ya estará dormida. Quiero saltar, correr…me recorre por las venas una gran excitación. Acabo de verlo y ya me muero por saber cuándo será nuestro próximo momento robado.

Me siento en la cama y miro el CD, por la promesa lo dejo la mesita y me acuesto, reviviendo una y otra vez la textura de sus labios y el calor de su abrazo. No sé cuando se apodera de mí el sueño, pero sí, que lo último en lo que estaba pensando era en él.