A partir de octubre de 2009, y debido a la sensación -oficial, sobre todo- de que se está en el camino de la recuperación, posiblemente se ponga fin a las políticas restrictivas y minimalistas que se hayan ido adoptando. A la vez irá tomando cuerpo la idea de que es preciso un nuevo planteamiento para salir de la situación en que se halla el planeta, por lo que se realizarán serios intentos de aumentar la cooperación a nivel internacional que, pese a los buenos deseos, tan poco había avanzado en meses anteriores.
Sin embargo, de forma paulatina, y hasta mediados de 2010, se irán poniendo de manifiesto las contradicciones existentes entre la filosofía del actual sistema y la concepción de supervivencia propia de una situación de escasez. En gran medida debido a estas contradicciones, se irá extendiendo la percepción de que «las cosas no funcionan» tal y como, según la actual filosofía, deberían funcionar.2?
Como hemos señalado, la Gran Depresión constituye uno de los mejores ejemplos de la combinación de dos de los peores aspectos que pueden darse en una economía: la sobreproducción y el subconsumo. A principios de 2010 se producirán las primeras manifestaciones evidentes de que una gran crisis está muy próxima, una crisis que no se debe a un sobre-consumo no satisfecho por una oferta limitada, sino a la escasez, tanto de recursos productivos como de capacidad de compra; ésta será una de las semejanzas entre las crisis de 1929 y la que se iniciará en 2010.
A partir de mediados del año 2010 la situación se degradará aceleradamente. Se vivirá al día, por lo que el «que cada palo aguante su vela» será ley. El desencadenante de la crisis, lo que hará que se llegue a la conclusión de que la crisis es inevitable, será, probablemente, un hecho que afecte gravemente a la capacidad de obtención de recursos, caso de algún tipo de desastre natural o provocado.
Debido a la entrada en crisis de los elementos fundamentales de nuestro sistema, se llega al agotamiento de la capacidad de competición, el espíritu que, desde su nacimiento, ha guiado al capitalismo. La razón será obvia: si el objetivo último es la supervivencia, ¿contra quién competir? Ello tendrá un efecto demoledor sobre los principios que daban sentido al concepto de emprendedor: ¿qué riesgo tomar para hacer algo nuevo si el reto consiste en sobrevivir?
Paralelamente, se irá manifestando la falta de disponibilidad energética -petróleo, gas- así como de la mayor parte de los recursos que son esenciales para la actividad económica, lo que acelerará la puesta en marcha de políticas tendentes a la determinación de las necesidades esenciales. Por eso probablemente se implantará la «regulación en el consumo» -el racionamiento- de muchos bienes y servicios que perfectamente puede ser complementado con alzas en sus precios a fin de forzar la reducción del consumo de los bienes y servicios racionados por debajo, incluso, de la capacidad de producción y suministro de la oferta; el objetivo será, claramente, el ahorro de recursos.26
Llegados a este punto se manifestará un problema que hoy ya ha sido abordado por algunos expertos: el excedente de factor trabajo de, sobre todo, media, baja o muy baja cualificación que en estos últimos años ha desempeñado tareas de bajo valor añadido y que, en gran medida, aunque no de forma exclusiva, se halla personalizado en la población de origen inmigrante; a esto se añadirán probables tensiones entre esta población y la autóctona debido a la escasez de empleos y recursos.
La dinámica regulatoria y de delimitación en vigor puede decidir la conversión de ciertos barrios en lugares vigilados en los que aislar personas no necesarias y calificadas como po-tencialmente conflictivas y donde llevarán una existencia marginal. Esta política puede llegar a ser ampliamente respaldada debido a las protestas sociales que la situación llevará meses generando y que, en algunas zonas, podrá dar lugar a la aparición de guerrillas urbanas.27
2011 será un año especialmente duro; de hecho será el peor de todo el período de crisis, lo que augura protestas sociales, tumultos y procesos reivindicativos. Debido a las carencias existentes, quienes posean activos tangibles, activos palpablemente útiles, tales como recursos o experiencia, tendrán auténtico poder. La especialización y la profesionaliza-ción serán, consecuentemente, muy valoradas, al igual que los inventos y las creaciones orientados a la eficiencia y a la opti-mización, por lo que la productividad aumentará. En un entorno como el descrito se exprimirán hasta el límite los recursos que se utilicen, incluido el factor trabajo, por lo que la sensación de «explotación» reaparecerá.
Fácilmente se alcanzarán pactos y acuerdos a fin de coordinar políticas, aunque no excesivamente rígidos, caso del impacto sobre el clima de los procesos productivos realizados según el nuevo enfoque, pudiendo llegarse a tomar medidas correctoras, aunque no por filosofía ecológica, sino debido a las consecuencias negativas que el cambio climático tiene sobre los recursos y su disponibilidad.
Debido a ello, es previsible que entre los años 2012 y 2015 se imponga un modelo de economía regulada en todos los países. La población asumirá las regulaciones debido a que éstas supondrán reducir su nivel de preocupación y de incerti-dumbre, pero también porque el paso en menos de cuatro años de una situación en la que los responsables económicos y los líderes políticos pregonaban las bondades del momento a otro de carencias generalizadas ha sumido a las ciudadanías en un auténtico estado de shock.
La regulación de la economía supondrá, de facto, la implantación de una economía de subsistencia, en la que los intercambios se reducirán a un nivel muy primario, y se recurrirá, en muchas ocasiones, al trueque. En ese escenario, el apoyo de instituciones y Estados estará dirigido, de forma específica y concreta, a las técnicas y los procesos orientados a la transformación de los recursos a fin de aumentar su utilidad y su aprovechamiento. En este entorno, una de las figuras que experimentarán una transformación más profunda será la del Estado.
En efecto, durante los años de crisis la importancia de las corporaciones aumentará aceleradamente consolidando un proceso que ya empezó en los años ochenta; este protagonismo creciente de las corporaciones se producirá a costa del papel del Estado: aquéllas irán desempeñando roles que hoy éstos llevan a cabo; de hecho, el declive del papel del Estado será uno de los signos más significativos de que el sistema político aún vigente está muriendo, al haber evolucionado el Estado hacia una posición cada vez más prescindible.28
Las corporaciones irán ganando poder en la vida económica y social, y la población lo asumirá y aceptará debido a su mayor operatividad en la gestión de unos recursos crecientemente escasos en comparación con unos Estados que se mostrarán impotentes para funcionar en un entorno que en nada se asemeja al que tenían que administrar apenas unos años antes; la población aceptará el poder de las corporaciones porque, de hecho, las corporaciones ya ostentarán el poder real cuando la población se aperciba de ello, debido a la creciente sensación de inseguridad económica producida desde septiembre de 2007, que ha ido preparando el camino a una oleada de absorciones empresariales que habrán ido alimentando ese poder corporativo.
En gran medida desarrollado por este poder corporativo, uno de los campos que a lo largo de estos años experimentarán un avance espectacular será la biotecnología en todos los posibles aspectos con ella relacionados, incluida la genética, lo que dará completo desarrollo al concepto de wetware (el hardware construido con elementos biológicos); el objetivo de tales avances será la mejora de elementos específicos de diversos subsecto-res bajo la óptica de la utilidad, la eficiencia y la productividad.
A lo largo del cuarto trimestre del año 2012 serán visibles los primeros signos de que la fase más dura de la crisis habrá pasado. Se manifestará una mayor accesibilidad a algunos bienes y servicios baratos de primera necesidad que ayudará a sobrellevar la generalizada situación de carencia; en esta línea es posible que se legalice la marihuana del mismo modo que la Volstead Act, la Ley Seca, fue derogada en 1933, durante la Gran Depresión; tal vez también sea gratuito el acceso a múltiples canales de televisión orientados al entretenimiento de una población en gran medida desocupada.
Entre los años 2015 y 2o18, aunque todavía con innumerables problemas, se producirá una paulatina recuperación, pero no como hasta ahora ha sido tradicional tras los períodos de crisis, basada en el consumo: el binomio «crédito barato-dinero fácil» característico del período 2003-2007 está acabado, esa vía jamás volverá.29 En consecuencia, al basarse la recuperación en la eficiencia, es decir, en la productividad, los ingentes excedentes de factor trabajo tan sólo podrán ser mantenidos con la implantación de un subsidio de subsistencia que asegure a esa población excedente un mínimo vital.3°
La recuperación, por tanto, deberá sustentarse en una reestructuración de las relaciones productivas, en el desarrollo de nuevos recursos energéticos y materias primas, a lo que contribuirán los espectaculares avances de la genética. A lo largo del 20 l 8 se irá asentando la percepción de que la crisis estará finalizando.31
A finales del 2018 la crisis se dará definitivamente -oficialmente- por concluida; sin embargo, nada será ya igual que antes de su estallido en el 2010.
Por pura lógica, la mayor parte de actividades que, al menos hasta ahora, han sido generadoras de PIB y que han ido desarrollándose en un ambiente de alegría y de aceptada bonanza no podrán seguir siendo las mismas que garanticen la supervivencia en una atmósfera de carencias generalizadas.32
Cuando, a partir de septiembre de 2007, se manifestaron los primeros problemas y la idea de «utilidad» fue calando paulatinamente en el día a día económico y social, las actividades y los subsectores que hasta ese momento habían llevado el peso del crecimiento no podrán seguir siendo los protagonistas, en la recuperación, de la generación de PIB debido a que lo habían sido gracias al crédito fácil, al dinero barato y al endeudamiento galopante.
También en septiembre de 2007 comenzaron a evidenciarse problemas en el subsector financiero que afectaron a la concesión de nuevos créditos así como a la renovación de muchos de los existentes, lo que fue dificultando la financiación de las actividades empresariales y el mantenimiento de los niveles de gasto de la población, todo ello en un entorno de deuda desorbitada.
Las implicaciones se concretarán, por un lado, en la imposibilidad de mantener el desmedido nivel de endeudamiento privado, lo que afectará negativamente al nivel de consumo; y, por otro lado, en el paulatino cierre de pequeñas y medianas empresas o a la reducción de sus dimensiones debido al estrechamiento continuado de sus márgenes, al descenso en el consumo y, por último, a la subida de los precios reales de la energía o de otros insumos, lo que irá incidiendo negativamente en sus costes.
A la vez, las crecientes reivindicaciones sociales que ya comenzaron a producirse en septiembre de 2007, junto con la multiplicidad de problemas manifestados en el sector financiero mundial, han ido desincentivando el consumo, pero sobre todo han ido generando un sentimiento de falta de confianza que ha ido alimentando una espiral deflacionista: alto nivel de endeudamiento, menor oferta crediticia, menor demanda de créditos, menor inversión, mayor desempleo de factores productivos, menor consumo…
En una dinámica tendencial de escasez de recursos y de gasto a la baja, las actividades vinculadas al aprovechamiento y a la optimización van a tener amplio recorrido. Profesiones relacionadas con la rehabilitación de todo tipo de elementos, con la recuperación, la reparación y la reutilización de bienes que hasta ahora eran desechados, así como con el reciclaje de artículos que hoy son considerados desperdicios y, por tanto, no son aprovechados, van a tener el éxito asegurado, para constituir el que puede ser denominado el sector R.
Es decir, primará la idea de reutilización, el concepto de barato, de outlet, de mercadillo, de útil, en definitiva, tanto porque las cantidades de recursos disponibles van a ser escasas como porque las rentas individuales medias van a sufrir un importante retroceso, a la vez que la capacidad de endeudamiento personal prácticamente desaparecerá.
Evidentemente, todos los aspectos relacionados con la logística van a ser esenciales, fundamentalmente porque una inmejorable logística es la base de la mejora productiva, al posibilitar la correcta administración y al contribuir a lograr costes aquilatados.
Y también, como ya se ha dicho, la biotecnología y la genética serán campos que experimentarán un desarrollo espectacular, aunque estarán reservados a grandes consorcios y a redes de colaboración, pues precisan de cuantiosas inversiones.
La creación de nuevos elementos va ser cada vez más difícil, por lo que habrá que sacar partido a todo lo existente; ésa será la idea fundamental de ese período, idea que puede ser resumida en una frase: «Lo necesario es lo importante».
Por otro lado, aunque la crisis será global, no todos los países sufrirán por igual sus efectos. De acuerdo con una posible evolución de los acontecimientos según lo hasta ahora acontecido, y considerando las estructuras económicas y sociales de las diferentes economías, pueden predecirse las siguientes tendencias.
La evolución de la economía de Estados Unidos durante la crisis será muy negativa. La crisis supondrá el fin de un período expansivo que comenzó en 1914, con el inicio de la primera guerra mundial, período expansivo que, sobre todo en los tres últimos decenios, ha estado sostenido por el resto del mundo a través del aporte continuado de capitales a su economía, lo que finalizará a medida que la situación económica vaya empeorando.
Tal evolución, en un país en el que, medido sobre el PIB, el consumo privado casi representa un 70% y el endeudamiento alcanza el 320%, tendrá amplias repercusiones sociales que podrán desencadenar importantes disturbios, que se verán agravados por el hecho de que una parte significativa de su ciudadanía posee armas de fuego. Los crecientes problemas en la economía estadounidense incrementarán la desconfianza y afectarán a la evolución de todas las economías, al ser el dólar estadounidense unidad de cuenta mundial y depósito de valor planetario.
En Alemania, desde el mismo año 2008, se ha ido produciendo una evolución cada vez más negativa. El país generará ideas de calidad, pero carecerá de los recursos necesarios para llevarlas a la práctica; justo lo contrario de lo que le sucederá al Reino Unido. El hecho de que este país nunca acabe de estar totalmente vinculado a ninguna organización le está dando una gran libertad de acción para realizar lo que considere más conveniente. Detengámonos un momento en esta economía.
La economía británica tiene tres características que la hacen única: 1) no pertenece a ninguna área monetaria, ni forma parte de ninguna hiperasociación económica internacional con reglas imposibles de cumplir o con normas imposibles de saltarse, 2) el modo de ser británico es esencial, eminente e intrínsecamente práctico y flexible, y 3) históricamente Inglaterra (utilizo conscientemente esta denominación y no la de Reino Unido) ha demostrado tener «ideas», ideas que, puestas en práctica, han evidenciado su utilidad y sus posibilidades.
En muchos aspectos el Reino Unido es un micromundo. La región de Londres administra y atrae; Inglaterra -no toda- genera; Escocia y Gales reciben más de lo que generan. Irlanda del Norte simplemente estará ahí. Cuando la crisis estalle, parte del PIB que la región de Londres crea y administra caerá porque muchas relaciones financieras con el exterior van a desaparecer, pero no todas: la libra no es parte del euro, y eso le da autonomía de vuelo al no verse afectada por la marcha de otras economías.
En la zona euro, las monedas nacionales han desaparecido, pero no las economías nacionales. A medida que las agencias de calificación vayan rebajando las valoraciones de las deudas de muchas de esas economías (lo ocurrido a mediados de enero de 2009 con la deuda de España es un ejemplo), ¿qué empezará a suceder con el euro? La libra puede caer, o no, pero sólo tiene que responder ante sí misma (lo que no le sucede al dólar: las materias primas cotizan en la divisa de Estados Unidos).
Volviendo a la historia, Inglaterra ha sido la cuna de múltiples ideas que han supuesto un giro radical respecto a cómo estaban aconteciendo las cosas; por ejemplo, de la Ilustración.
Ya sé: algo que haya sucedido en el pasado no tiene por qué repetirse en el presente, ni en el futuro, pero sigan mi razonamiento.
Una de las consecuencias que esta crisis sistémica va a tener es el fin (el principio del fin) del pensamiento en singular, en individual; a partir de esta crisis se va a empezar a pensar a nivel grupal, global, sí, pero no tanto desde una perspectiva de «el conjunto de todos hacen un todo» como de «la suma de cada uno forma una colectivo». En el fondo una nueva forma de entender el sistema: un cambio en el sistema.
Pienso que Inglaterra se halla especialmente preparada mental y prácticamente para abordar ese cambio. Su no pertenencia a ningún club le permitirá hacer lo que crea más conveniente; su mentalidad anticipativa le hará ver que la colaboración multidimensional con un administrador neutral -el Estado- puede ser muy provechosa (pienso que no es imposible que en el próximo gobierno británico sea de unidad para «superar los difíciles momentos en que está inmersa la nación»); su carácter eminentemente práctico le va a permitir tomar decisiones y actuar pensando tan sólo en el objetivo final, con todo lo que ello comporta, naturalmente. ¿Que para acompañar al té sólo se dispone de una galleta? Pues una galleta. ¿Que para que aquellas personas estén ocupadas han de barrer? Pues que barran. ¿Que la banca -la totalidad de la banca- debe ser nacionalizada de forma que todo el país sostenga las entidades que canalizan y posibilitan la circulación financiera? Pues se hace. Es la nueva versión de lo que una corporación debe ser.
Pienso que la británica (la inglesa) es la única economía, la única sociedad que puede llegar a estos extremos, la única que puede diseñar los elementos esenciales de la estructura del nuevo sistema: tienen experiencia: ya lo hicieron en el siglo xviii con las enclosures, y lo que diseñen será modelo de lo que va a venir después; como en el pasado.
En Francia se ha vivido una situación muy negativa a lo largo de 2008 que ha ido agravándose; la total pérdida de protagonismo político y económico del país será causa y consecuencia de ello; algo muy semejante a lo que le sucederá a España, donde la degradación de la situación ya empezó a percibirse en septiembre de 2007, poniéndose mucho más de manifiesto a lo largo de 2008 con menores crecimientos trimestrales hasta convertirse en negativos a partir del tercer trimestre de ese año; ello supondrá el fin del llamado «modelo español»: baja productividad, bajo nivel de empleo altamente productivo, elevado aumento del PIB sustentado en subsectores de bajo valor añadido. (Véase el capítulo dedicado a España, pág. 163.)
En Asia, Japón, a causa de la total internacionalización de su economía, se verá muy afectado por una situación que será de alcance mundial, aunque podrá sobrellevarla mucho mejor que otros países debido a la gran flexibilidad de su sociedad y al hecho de que su expansión geográfica le permitirá mover recursos hacia zonas más convenientes. Por su parte, la economía china evolucionará de forma muy negativa: su modelo productivo y social, basado en las exportaciones de bienes muy intensivos en factor trabajo, que se resentirán al decrecer el consumo mundial, y en un modelo de relaciones repletas de dobles sentidos y de oblicuidades, no será capaz de adaptarse a unos momentos en los que primará lo operativo;33 por otro lado, su gran dependencia del exterior agravará estos problemas. La economía india, también altamente dependiente del exterior, se verá asimismo muy afectada.
Con todo, donde con mayor dureza se manifestarán los efectos de la crisis será en África y en Latinoamérica, en las denominadas, desde una perspectiva políticamente correcta, «economías emergentes», especialmente en la última por haberse hallado en una fase de expectativas en alza debido a la subida de los precios de las materias primas teniendo en cuenta la posición tan retrasada de la que parten sus economías.
De hecho, las consecuencias de la crisis pueden suponer el hundimiento total de sus incipientes modelos sociales, al desaparecer las ayudas internacionales y al decrecer durante la precrisis y la crisis los consumos de las cotnmodities producidas por estas economías. Posteriormente, dispersas zonas de ambas áreas especializadas en la producción y exportación de recursos pueden ser explotadas por corporaciones prácticamente sin beneficio para las poblaciones de ambos continentes.3 4
En términos generales, la problemática que afecta al medio ambiente, hoy muy estudiada y discutida, y que el Protocolo de Kioto pretende reducir y que para numerosas personas e instituciones se ha convertido en una cuestión de carácter ideológico, será progresivamente abandonada desde esa vertiente ideológica y crecientemente abordada desde una vertiente operativa basada en criterios de utilidad y de supeditación a las necesidades económicas.
En estos años de precrisis y en los venideros de crisis, los estudios que están captando una mayor atención son, y serán, los relacionados con el ámbito económico y los que tengan aplicación en el ámbito económico; a la vez, es previsible que la economía vaya adoptando el rol de ciencia que se ocupe de la mejor forma de administrar unos recursos que ya son escasos y que cada vez lo serán más.
Cabe finalizar este capítulo con una reflexión que, en gran medida, lo resume, una cita que podría ser calificada de premonitoria. Su autor es Xavier Mariscal, de profesión, escultor y diseñador gráfico. La pronunció comentando, en una entrevista realizada por Llátzer Moix y publicada en el periódico La Vanguardia el 15 de diciembre de 2005, una de sus obras: Estallido de un Chevrolet Impala de 1959. Ésta es la cita:
La época de despilfarro del capitalismo se ha acabado, o está tocando a su fin. Entiendo que en los 50 se diseñaran automóviles como el Impala, que era un alarde de belleza, de decoración. Pero me parece que en un mundo masificado todo eso es insostenible, que hay que ajustar los productos a las necesidades. Porque, al fin y al cabo, ¿qué es un coche? Pues es una sillita con ruedas para cuatro personas. No hace falta que se convierta en una falla ni permitir que consuma un litro más de lo imprescindible. Por eso he hecho este Impala en el momento de su estallido, para simbolizar un «hasta aquí hemos llegado» de la civilización de la abundancia.