31. Maharaj habla de sí mismo
Esta fue una de esas tardes en que sólo estaban presentes unos cuantos de los visitantes regulares. Maharaj se sentó en el sitio que acostumbra, inmóvil como una estatua. Había una atmósfera de extraordinaria paz en el pequeño cuarto; nos sentamos con los ojos cerrados y entramos de inmediato en un estado de armonía con Maharaj. Y el tiempo, por así decirlo, se detuvo. De pronto, escuchamos hablar a Maharaj muy quedo:
“Me pregunto qué imagen tienen de mí los visitantes; me pregunto si ellos se dan cuenta, si captan en verdad que mi estado no es, en lo fundamental, distinto del suyo. Todo lo que soy, todo lo que siempre he sido y seré, es lo que era antes de “nacer”. No siendo un cuerpo, ¿cómo podría haber nacido? Y, siendo la Conciencia Pura misma, ¿cómo podría ser conciente de la conciencia? No soy ninguna “cosa”, ni sé de ninguna “otra”, de la que sea conciente.
“En tanto noúmeno, no soy conciente de la conciencia. Como fenómeno soy “movimiento”, un aspecto tan sólo de mi potencial como noúmeno que se manifiesta en un nivel impersonal, de manera espontánea e inintencionada. Soy, en consecuencia, la visión, el acto mismo de escuchar, la percepción, el acto de conocer, la acción misma de todo lo que es visto, escuchado, percibido, conocido y hecho —el “yo” que percibe la objetivación de este aquí y ahora— .
“Incognoscible en tanto noúmeno (en términos absolutos), como fenómeno (en términos relativos) me vuelvo un objeto de conocimiento. El noúmeno-Yo es lo qué queda cuando son negados por completo todos los fenómenos “yo”. Yo soy esto-aquí-ahora, ausencia total de fenómenos. ¿Cómo puedo entonces Yo, el noúmeno, ser aprehendido, experimentado, conocido! Cuando me manifiesto lo hago como “sensibilidad”, con una extensión conceptual en el espacio y una duración en el tiempo. No puede haber experiencia alguna si no es a partir de la dualidad, de la dicotomía sujeto-objeto, a través del discernimiento y el juicio con base en opuestos interrelacionados como son la alegría y el dolor.
“Cuando la mente se encuentra en completa calma, vacía, cuando se suspende la conceptualización del espacio-tiempo, entonces soy todo lo que ustedes son: unidad, plenitud, santidad, humildad, amor. Esta es la verdad; ¡todo lo demás es basura! Así de simple es, y me pregunto cuántos comprenden lo que estoy diciendo. Dejen de conceptualizar y “ustedes” serán Yo; ¡no un “yo” personal ni ningún otro!”