33. No hay perceptor, sólo percepción

Cierta mañana, un visitante comenzó su pregunta con la frase habitual: “Yo quiero saber...”. Maharaj se echó entonces a reír y, sin esperar que le fuera traducida al marati, lo interrumpió con otra pregunta en inglés: ¿“Yo”, quién? Enseguida, habiendo disfrutado enormemente la broma, volvió a emplear su marati nativo y dijo: “En realidad es muy simple, es justo lo que trato de comunicarles. Ustedes también lo considerarían así, si tan sólo pudieran dejar de lado el “mí” mientras escuchan, si recordaran sólo que es imposible una real comprensión en tanto haya una entidad supuestamente autónoma que intenta comprender mis palabras de manera deliberada. La aprehensión de la revelación metafísica presupone una mente inquisitiva, abierta y “vacía”, en la cual pueda tener lugar tal aprehensión. Toda entidad “independiente” es signo de una mente condicionada, repleta de conceptos, que impide la penetración de lo que intento transmitir. ¿Me explico? Lo dudo.

“Aun cuando yo emplee palabras y ustedes las escuchen, la transmisión sólo será posible si el sujeto y el objeto se fusionan al momento de escuchar la enseñanza. Empiecen por el principio y examinen si existe “alguien” que hable o escuche, o si tan sólo hay el mero “funcionamiento”; el hablar, el escuchar, el conocer, el experimentar.

“Cuando piensan que algo “existe”, están sólo pensando en términos de su objetividad, lo conciben con una forma. Sólo están interesados en los fenómenos objetivos, mientras que yo veo todos los objetos, incluyéndolos a ustedes, ni más ni menos que como meras apariciones en la conciencia y, por lo tanto, sin existencia. Y es obvio que la subjetividad como tal, sin cualidad objetiva alguna, no puede existir. Así pues, ¿qué existe? ¡No puede haber nada que sea a la vez existencia y no existencia!

“Volvamos ahora al visitante que quiso hacer una pregunta hace un rato. El vino aquí, quizá con no pocos problemas y gastos, a buscar la clase de conocimiento que le permitiera convertirse en “un mejor individuo”, en un sabio, un jñani. Ahora entienden por qué no podía dejar de reír, no de él, por favor, sino de las bromas que Maya les juega a los hombres con sus engaños.

“Reflexionen un momento: ¿Quién está pensando en términos de transformación, en un cambio de un estado a otro, en una mejora de sí mismo? Con seguridad, no es sino una apariencia en la conciencia, un personaje de película, un sujeto en un sueño: una seudoentidad que se considera sujeta a los efectos del karma. ¿Cómo podría un personaje de un sueño “perfeccionarse” y convertirse en algo que no sea su misma imagen del sueño? ¿Cómo una sombra podría perfeccionarse hasta ser su sustancia? ¿Cómo podría haber un “despertar” del sueño, excepto para el sujeto que sueña, al resolver la verdadera identidad del origen del sueño, la manifestación?

“El “despertar” consiste en la comprensión de que no existe un individuo que percibe el mundo fenoménico, sino que el propósito y la naturaleza esenciales de todo fenómeno es sólo la percepción de los fenómenos, es decir, del funcionamiento en el aquí y ahora; en comprender que todo ser sensible —“yo”— es la fuente potencial de toda experiencia, y que experimenta de manera objetiva el universo aparente por medio de un aparato sicosomático. El primer paso para entender qué quiere decir todo esto es abandonar la idea de un “yo” activo y con voluntad como entidad separada, y aceptar la posición pasiva de percibir y funcionar como un proceso.

“Permítanme alegrar sus corazones dándoles un par de “tips”. Sé que, a pesar de lo que he dicho, ustedes continuarán su carrera hacia el “mejoramiento de sí mismos” y seguirán buscando “tips”. De modo que abran su cuaderno de apuntes y anoten:

1. Hagan una costumbre del pensar y hablar en voz pasiva. En vez de “yo veo algo” o “yo oigo algo”, ¿por qué no pensar en voz pasiva: “algo es visto”, “algo es oído”? La percepción no tendrá ya como fundamento la acción de una entidad fenoménica, sino un suceso o acontecimiento. A su debido tiempo, la seudoentidad “yo” pasará a segundo plano.

2. Antes de ir a dormir por la noche, dediquen diez minutos a sentarse completamente relajados, tanto de cuerpo como de mente; represéntense a ustedes mismos sin identificarse con el complejo cuerpo-mente, sino más bien con la conciencia que lo anima, de modo que esta idea se grabe en su ser durante el tiempo en que duerman”.