DON FRANCISCO DE LUGO Y DÁVILA AL LECTOR.
OTRA vez, ¡oh lector!, te ofrece Alonso Jerónimo de Salas esta agradable novela de La hija de Celestina, con tan nuevas galas vestida y amplificada que, aunque no dudo como estaba en su primer origen te agradase, ahora lo tengo por cierto, pues en su género es perfecta y acomodada a nuestros tiempos, así en la materia como en la elegancia, que se deben "mutari cum tempore formas omnium rerum et genera dicendi" (Cicer. In Dial. Orat.). Y así como en la Antigüedad los griegos, conformándose con la disposición de su siglo, escribieron en prosa los poemas de Theágenes y Cariclea, Leucipo y Clitofonte, tan llenos de conmiseración en tanta variedad de casos, ya quietando y ya oprimiendo el ánimo en el discurso de sus peregrinaciones hasta dejarlos en prosperidad; y por los latinos (cual se ve en las narraciones amorosas de Plutarco), más breves, se escriben obras semejantes con fines amorosos infelices (como en La Aristoclea y otras); y después los italianos tanta multitud de novelas que las sacaron a la luz de ciento en ciento (no siendo menos los autores desde el Bocacio, que sus nombres, y aun no de todos, hallarás en el proemio del Sansovino), ahora, para conseguir Alonso de Salas el fin que con tales obras se pretende, te muestra en la astucia y hermosura de Elena y trato de su compañía lo que ejecuta la malicia de este tiempo y el fin que tiene la gente desalmada, que viven como si les faltara el conocimiento de nuestra verdadera Fe y de que hay premio y castigo eterno; porque tú "ut Apis ex amarissimis floribus et asperrimis spinis mel suavissimum, ac lenissimum colligit: sic exturpibus, ac sceleratis fabulis, ut cumque decerpi potes aliquid utilitatis" (Plu. In Moral.).
Y aunque de historias verdaderas pudiera darte casos admirables, quiso, para mayor deleite y muestra de su buen ingenio, ofrecerte de su inventiva esta novela, porque "poeta non est facta propria narrare, sed ut geri, qui verint vel omnino necessarium fuerit" (Arist. De Poe., c.7), que "quemadmodum Iris nihil aliud est quam relucentia solis refracti in nubibus: ita fabula quedam est veri representatio" (Plu. In Moral.). Y como dijo San Ambrosio: "fabula et si vim veritatis non habeat, tamem rationem habet, ut iusta (sic) eam possit veritas manifestari" (Lib. 3, De Off.). Supuesto lo cual, podrás "tanquam in speculo ornare et componere vitam tua" (Plut. In Thimoleonte), porque "felix quem faciunt aliena pericula cautnm" (ídem).