Capítulo 5

 

Becca no estaba prestando demasiada atención a su profesor sobre lo que explicaba. Tenía la mejilla apoyada sobre la mano y trataba de parecer que estaba pendiente cuando la verdad era lo contrario.

––Becca ––susurró Alice a su lado––, ¿estás bien?

––Sí...

––Cualquiera diría lo contrario. ¿Esos tíos de tu sueño han vuelto a darte la lata?

––Creo que sería mejor si estuvieran callados.

––¿Y eso? ¿Dicen demasiadas cochinadas?

––No... No dejan de preguntarme cómo me ha ido el día. Cuando hay algo que no entienden me piden que se los explique. Es como si no supieran nada de este mundo.

––Bueno,  coincido con Josh que sus nombres suenan raros y teniendo en cuenta que son fantasías tuyas...  ––opinó ella.

––Sí, exacto, fantasías sexuales. No hombres con los que tenga que hablar de lo que es una clase de filosofía o qué se hace cuando la caja registradora, que por cierto no sabían lo que era, se estropea y tienes que cobrar a un cliente.

Alice se echó a reír e intentó parar cuando el profesor carraspeó. Se hundió en su asiento hasta que se calmó.

––Míralo por el lado bueno, a lo mejor son cosas que quieren usar para tus sesiones de sexo salvaje. Quién lo diría, chica; nosotros aquí tratando de encontrarte un buen partido, uno con el que no te dé miedo pasar a la siguiente fase, y tú jodiendo con dos salvajes.

––¿Eso crees? Llevo casi dos semanas sin que me den más que algunas caricias o besos. Como sigan así va a pasar lo mismo que la primera vez que los vi.

––Te lanzarás como una loba hambrienta...

Becca asintió y suspiró derrotada. No tenía ni idea de lo que habría cambiado en sus sueños pero teniendo que estar con ellos, viendo los cuerpos  y cómo éstos se tensaban, moldeaban y adaptaban a sus movimientos, estaba matándola. Era peor eso que despertar en el momento justo.

****

––¿Cuánto tiempo nos queda?

––Unos días más ––contestó Kreyson vigilando los tableros de la nave––. Parece que la última lluvia de asteroides no alteró demasiado el panel y aguantará hasta que regresemos.

––¿Es que no hay una forma de que este cacharro funcione solo?

––Si con ello quieres que nos lleve dónde le dé la gana, sí, hay un botón por alguna parte. Pero si es directos a Becca, entonces no.

––¡Maldita sea, Kreyson! ¡Estoy desesperado!

––¿Y crees que yo no? ¿Crees que no quiero arrancarle la ropa que lleva y tirarla al suelo para hacerle saber que es nuestra una y otra y otra vez?

––¿Por qué tuviste que coger esta nave? Padre te dijo que habría que pilotarla.

––Sí. Pero también dijo que era la más rápida de todas. No quiero perder tiempo.

––Y a cambio de eso nuestros momentos con ella no pueden durar demasiado por si le pasa algo.

––Te dije que podías quedarte en los sueños, o ir cuando ella nos llame.

––No voy a disfrutar de ella si tú no lo haces también. Te estás reprimiendo.

––Me estoy reservando.

––¿Por qué?

Kreyson sonrió.

––Porque en cuanto la tenga en carne y hueso voy a meterla en la cama y no saldrá hasta una semana después.

****

Becca estaba sentada sobre las rodillas de Kreyson mientras éste le acariciaba los pechos sobre la camiseta. Norim la besaba juguetonamente apartándose cuando le exigía más. Estaba harta de que no le hicieran lo mismo que noches atrás. Quería esas fantasías, aunque sólo fueran sueños; en ese momento eran lo más cerca de ser cumplidas.

––¿Qué pasa? Tu cuerpo se ha tensado ––preguntó Kreyson apartando su boca de los pechos de Becca.

Norim también se detuvo y la miró. Sus intensos ojos naranja ya no la ponían tan nerviosa como al principio llegando a verlos como dos hermosas luces que se apagaban un poco cuando estaba excitado. Como ahora.

––Quiero volver a lo de antes ––contestó Becca soltando el aire al mismo tiempo.

––¿A qué te refieres? ––inquirió Norim.

Ella se sonrojó y agachó la cabeza para no verlos.

––Yo... quiero estar en la cama... con vosotros.

Esperó una respuesta pero, cuando ésta no se dio, se armó de valor y levantó los ojos para encontrarlos mirándola sonrientes. Kreyson fue el primero en acercarla a él para besarla. Cuando se apartó, Norim tomó su lugar.

––Dentro de dos días nos tendrás a ambos ––le susurró Kreyson al oído.

Lamió el lóbulo de la oreja e introdujo la punta de su lengua provocándole un estremecimiento. Gimió dentro de la boca de Norim y éste la levantó del regazo de Kreyson.

Sentía el calor emanando del cuerpo de Norim y su propio cuerpo reaccionaba al mismo con más. Kreyson se pegó a su espalda y le mordisqueó el hombro. Trató de moverse pero supo que ellos la tenían inmovilizada. Podía sentir sus penes duros como rocas presionándole, uno en su vientre y otro a su espalda. Eran mucho más altos que ella y, esa postura, requería que fueran ellos la parte activa.

––Pero tendrás que esperar... ––murmuró entonces Norim––. Lo harás, ¿verdad?

––¿Esperar el qué?

––Nuestra llegada... ––respondieron al unísono.

Becca abrió los ojos para encontrarse en su cama completamente sola. Eso había sido una pesadilla, seguro. ¿Ahora pensaba que esos dos inventos de su imaginación iban a cobrar vida? Se echó a reír en plena oscuridad.

––Como si un tipo con ojos rosas y otro naranjas fueran a aparecerse por arte de magia ––dijo en voz alta.

****

––¿Y después?

––Después nada, Alice. Me desperté y ya. Ayer no soñé con ellos.

––Entonces hoy es el día ––puntualizó Josh.

Becca asintió. Los tres estaban en la cafetería frente a la universidad, en la misma plaza. Pasaban el tiempo allí cuando no tenían nada que hacer y, ese día, la única clase a la que asistían juntos, se había suspendido por enfermedad del profesor.

––Sólo puedes esperar. A lo mejor es que tu subconsciente te ha dicho que va a pasar algo grande hoy ––comentó Alice.

––No lo creo, no soy de esas que tienen sexto sentido ––declinó Becca.

––Doy fe de ello ––convino Josh––. Aún recuerdo la vez que te metiste de lleno donde no debías.

––¿Y yo qué iba a saber que al abrir la puerta me iba a encontrar tres tíos desnudos posando?

––Esa no me la habías contado...

––Fue en primero de carrera. Se suponía que tenía que encontrar el despacho de un profesor y me perdí.

––La pobre acabó en la sala de arte en plena “exhibición” ––continuó Josh.

––Tampoco ayudaste mucho...

––Te saqué de allí. Ya es más de lo que otros hicieron.

––¿También diste arte? ¿Me vas a decir al final a qué carrera le das prioridad?

––Me gusta probar varias cosas. Y las universidades están juntas así que es cuestión de compenetrarlas.

––Ya... Y tu carrera es...

––Historia y arqueología.

Alice levantó una ceja y lo miró.

––¿Y el arte?

––Me gusta el arte.

––¿No será que te gusta ver tías desnudas?

––De eso también hubo.

––Vale, masoquista. Esta noche pienso darte un buen castigo por lo que acabas de decir.

Josh esbozó una sonrisa de satisfacción.

––No quiero interrumpir... ––murmuró Becca––. Pero va siendo hora de volver a clase.

Los tres se levantaron dejando las bebidas en ella. Becca se fijó en cómo temblaban los líquidos y frunció el ceño extrañada pero lo achacó al ajetreo que ellos acababan de producir.

Alice se cogió del brazo de Becca y caminaron juntas.

––Tú tranquila, Becca. Seguro que en el mundo hay alguien esperándote.

––Pues yo que él me daba prisa... ––replicó ella––. Porque...

El suelo comenzó a temblar tragándose las palabras que iba a pronunciar. Miró a su alrededor sin saber bien qué estaba pasando. Josh estaba junto a ellas abrazándolas con su cuerpo y mirando hacia arriba, igual que otros, los que no gritaban encolerizados o huían hacia sitios seguros.

Cuando las dos siguieron su mirada se quedaron con la boca abierta. Una especie de edificio plateado estaba descendiendo delante de ellos. Parecía una nave pues tenía cohetes que estabilizaban el aterrizaje y el material no lo había visto antes en la Tierra.

Tras posarse en el suelo con una onda que envió a los más cercanos al suelo, pudieron contemplarla. De aspecto sólido, el color plateado era como el vidrio pero sin llegar a vislumbrarse nada del interior de la misma. Su diseño era parecido a un faro al que se le añadían unos paneles en varias partes de los niveles que subían hasta lo alto.

Sonidos de sirenas comenzaron a oírse y Becca supo que la policía, el Gobierno y el ejército tendrían que estar de camino. Fuera real o una broma, ellos tomarían parte en el asunto. 

Al mismo tiempo que la puerta de la nave empezó a abrirse y a deslizarse una plataforma, los soldados del ejército acordonaron la zona echando hacia atrás a la gente para tomar posiciones, armas en mano.

Josh movió a Becca y Alice para que los hombres no las tocaran y estuvo atento en todo momento para sacarlas de allí.

Dos cuerpos emergieron de la nave y Becca sólo pudo articular tres palabras al reconocerlos:

––Oh, Dios mío...

 

 

 

Amar por partida doble
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