Capítulo 24

 

Norim y Kreyson caminaban hacia el salón del trono después de pasar por sus habitaciones para ducharse y cambiarse de ropa. Ambos estaban intranquilos y notaban sus cuerpos algo más tensos de lo normal.

––¿Crees que no les ha caído bien?

––Creo que hasta que se ha mencionado el vínculo íbamos bien.

––Pero aceptará, ¿verdad? Las últimas veces no quiso que usáramos esas cosas ––defendió haciendo referencia a los preservativos que no habían vuelto a utilizar desde la llamada a sus padres––, y ha estado más receptiva.

––No lo sé, Norim. Está esforzándose por nosotros pero temo el rechazo que el pueblo pueda darle.

––¿Por qué nuestra madre nos habrá separado? Se supone que sabe de nuestras intenciones para seducirla, si nos impide estar con ella...

––Hablaremos de eso con ellos. Pero prepárate, no será una buena charla.

Ambos abrieron la puerta que tenían delante entrando en el salón del trono donde sus padres, sentados cada uno en un sillón, los contemplaban con gesto adusto. Avanzaron hacia ellos postrando una de sus rodillas en el lugar correspondiente.

––Padre... Madre... ––saludaron.

––Creo que tenemos que hablar ––sentenció su padre––. ¿Podéis explicarme por qué habéis traído a dos humanos que no tienen nada que ver con nosotros?

––Nunca nos prohibisteis traer a nadie más, Padre ––replicó Norim.

––No, es cierto. Pero si ya es difícil la entrada de una humana en la línea real, ¿os imagináis qué pueden pensar al ver a dos humanos más paseando por nuestro mundo?

––Padre, Rochel está abierto a otros, no es como si no vieran a otras razas caminando ––puntualizó Kreyson––. Ellos sólo vinieron acompañando a Becca, es su amiga.

––¿Tan débil es ella que necesita de otros para apoyarse?

Kreyson se enervó por ese comentario y a punto estuvo de levantarse para enfrentar a su padre. Pero la voz de Norim en su cabeza pidiéndole calma lo frenó. No iba a poner las cosas más difíciles para ella.

––Sólo pedimos una oportunidad, Padre. Becca es realmente la mujer a la que amamos y ella nos ama a nosotros ––declaró Norim.

––La cuestión es si ella es digna de la posición que se le ofrece. Y si nuestro pueblo la verá como la verdadera pareja para vosotros. No es sólo el hecho de que hayáis sido vinculados a la misma mujer, sino el que ella sea extranjera de un planeta que casi nadie conoce.

––Ya dijimos lo que ocurriría si ella nos acepta pero no el pueblo ––recordó Kreyson. Levantó la cabeza dejando que el pelo le cayera hacia delante sin apartarlo. Miró a su padre con decisión––. Abdicaré en el trono. Para mí no tiene sentido nada si no es con Becca.

––Y lo mismo para mí.

––Hijos... ––murmuró Aerial.

––No, Madre. Lo único que esperábamos era vuestro apoyo. Las cosas para Becca en su mundo no han sido fáciles. Alguien como ella no es respetada, pero no pensábamos que aquí también la tratarais de ese modo.

––¡Kreyson! ––exclamó su madre levantándose del trono––. No hemos dicho nada que pueda molestarla, ¿o acaso os ha comentado lo contrario?

––Ella no ha dicho nada, Madre ––respondió Norim––. Pero si con nuestros padres no se siente aceptada, ¿pensáis que querrá enfrentarse al pueblo?

––Vosotros mismos habéis dicho que viene para conocer el reino. No os habéis vinculado todavía. ¿Qué conclusiones hemos de sacar?

––Becca está preocupada por nosotros. Tratad de conocerla antes de formaros una opinión de ella.

Aerial miró a su esposo. Ambos estaban intranquilos por el futuro de sus hijos y por el del propio pueblo.

––Contadnos cómo es esa Tierra y sobre los nuevos invitados que tendremos durante un tiempo ––instó su padre.

****

Becca entró en la habitación de nuevo después de dejar a Alice y Josh. Sus doncellas habían llamado a la puerta para avisarles que el almuerzo tendría lugar en una hora y quería ducharse antes. Les preguntó a ellas lo que sería más adecuado para vestir y se ofrecieron a buscarle algo apropiado. Esperaba que no fuera demasiado llamativo.

Se aproximó a la cama donde las cortinas estaban corridas y contempló el vestido azul pálido que habían dejado sobre la misma. Se veía tan hermoso que pensaba que perdería ese adjetivo una vez se lo pusiera. Cerró los ojos al acariciar la tela del mismo y recordó la vez que ellos le compraron la ropa, ¿podía ser que tuviera esa misma sensación?

Cogió la lencería y fue hasta el baño. Primero un aseo, ya después se ocuparía de lo restante. Cerró la puerta y volvió a quedarse sin palabras. Lo había visto antes de irse, como todas las partes restantes de sus aposentos, pero seguía impresionándole la amplitud del cuarto y la ducha, el hecho de que también hubiera una bañera y una encimera larga donde se asentaba un lavabo. Abrió la mampara y sonrió. Cuando Norim o Kreyson usaban su baño siempre se quejaban de ser demasiado pequeño y estrecho, ahora los entendía.

Accionó el grifo del agua y gritó al verla salir. ¡No era transparente! El líquido caída en sus manos en colores diferentes ofreciéndose como si de un arco iris se tratara. Estaba tan absorta en ello que no se percató de la sombra que había detrás de ella hasta que unos brazos le rodearon la cintura asentando una dureza entre sus nalgas y espalda.

Chilló asustada por esa presencia tratando de escapar. Se oyó ruido fuera del baño y los dos guardias entraron en él.

––¡Becca! ––gritó Norim sujetándola para que dejara de moverse––. ¡Becca, soy yo!

Se quedó quieta mientras procesaba esa información y giró la cabeza para mirarlo.

––¿Norim?

––Sí.

Se dio la vuelta y lo abrazó echándole los brazos al cuello.

––Me has asustado... ––murmuró enterrando la cara en su pecho.

––Lo siento. Te he visto tan hermosa mirando el líquido que no he querido molestarte ––tranquilizó acariciándole la espalda. Se fijó entonces en los guardias––. Podéis retiraros.

––Príncipe.

Ambos hicieron una reverencia y salieron raudos de allí cerrando la puerta del baño.

––Debo haberme comportado como una idiota...

––No... Además, ellos no dirán nada. ¿Ibas a tomar un baño?

Recordó entonces que no había cerrado el grifo y se volvió hacia la ducha. Seguía saliendo igual pero el vaho que se formaba le indicaba una temperatura más elevada.

––Ese color... ¿En vuestro planeta es así?

––Ya te comentamos que el agua era diferente a la de vuestro planeta. Aquí siempre es así. Deberías ver los lagos.

La sola mención de un lago formado un elemento capaz de ofrecer varios colores a la vez la inundó de unas ganas locas por ir a verlos enseguida. Pero tenía que ducharse para ir al almuerzo.

––¿También estaréis en el almuerzo?

––Por supuesto, no te vamos a dejar sola.

––¿Qué querían vuestros padres? ¿Os han regañado porque Josh y Alice estén aquí? ¿O por mí? ––Los ojos entristecidos y los sentimientos que recibía de ella le hicieron acunar su mejilla. Se veía tan frágil en ese momento.

––Nos han regañado un poco por ellos, no se esperaban que trajésemos a otros humanos, pero no has de alarmarte, serán hospitalarios. Y tú no te preocupes por ti, no te unirás con ellos, sino con nosotros ––contestó suavizando la conversación ocurrida con sus padres.

––Ya sabía que lo tendría difícil, es normal. Al menos haré todo lo que pueda ––replicó ella sonriéndole––. En principio tengo que darme una ducha y las doncellas dejaron un vestido para la comida. Espero causar mejor impresión.

––Lo harás.

La soltó de sus brazos y se retiró un poco mientras observaba a Becca volver a tocar el agua y tratar de retenerla en sus manos.

––Norim, ¿qué pasa? ––preguntó Kreyson en su mente––. ¿Por qué está Becca triste?

––Se preocupa por nuestros padres. Cree que no les gusta.

––¿Estás con ella?

––Sí.

––¡Pues haz algo! No quiero que esté mal.

––¿Dónde estás?

––Padre me pidió revisar unos documentos antes de la comida. Estoy terminando pero no me dará tiempo más que a llegar al salón.

––Yo me encargo de escoltar a Becca.

––De acuerdo.

Becca se dio la vuelta y observó el aura ausente de Norim. Aunque la miraba, sabía que estaba más pendiente de la conversación con su hermano que de ella. Se acercó hasta él cuando la cogió por la cintura estrechándola con su cuerpo.

––Creí que hablabas con Kreyson.

––Y hablo. Dice que no podrá verte hasta la comida, Padre le ha asignado unos documentos.

––Dile que tengo ganas de verlo ––comentó sonriendo.

––Él también tiene muchas ganas de verte. ––Se inclinó hacia ella y le besó el lóbulo de la oreja antes de morderlo ligeramente––. Así que ocupémonos de tu baño. ––Cogió el dobladillo de la camiseta y la levantó hacia arriba sacándosela por la cabeza.

––Norim... Deberías ir a tu habitación a prepararte ––dijo retrocediendo un poco y tapándose con sus brazos el pecho.

––No lo necesito, puedo llevar esta ropa. ––Avanzó hacia ella agarrándole la cinturilla de los pantalones y tirando de ellos para acercarla más a él––. Kreyson está ocupado... ––le mordió el labio inferior––. Pero seguro que si estuviera en mi lugar te ayudaría igual.

––Esto no es ayuda, me estás provocando.

La miró a los ojos, una sonrisa torcida en su rostro.

––¿Provocando? ¿Cómo? ––El botón de sus pantalones se abrió y oyó el sonido de la cremallera haciendo eco en el baño como si fuera el único sonido existente.

Becca se humedeció los labios con su lengua de forma que los ojos de Norim se oscurecieron y se acercó más lamiéndolos para probar su sabor. En el momento que los rozaba, Becca acercó la punta de su lengua y Norim la encontró sin saberlo. De su boca salió un gemido que le hizo lanzarse sobre la de ella tratando de atrapar ese músculo juguetón que intentaba escaparse de él.

Notó cómo las manos de él se movían sobre su cintura y caderas tirando de los pantalones y las bragas hacia abajo con rapidez mientras la obligaba a dar pasos hacia atrás, más cerca de la ducha. Las ropas cayeron hasta las rodillas pero no avanzaron más y Norim gruñó ante ese hecho. Se separó a regañadientes de la boca de Becca, los labios hinchados y sonrojados. Miró hacia abajo el enredo entre las piernas tratando de sacarlas. Cuando levantó la cara y se encontró con la mirada deseosa de ella no pudo evitar volver a besarla y olvidarse de lo demás. Se sacó las botas tirando de los talones de las mismas y desabrochó su pantalón empujando hacia abajo, primero con las manos, después con las propias piernas hasta que se quedaron en el suelo. Su pene ya estaba listo para la acción provocando en el vientre de Becca, ésta reaccionando a él, humedeciendo más su boca.

De pronto Norim agarró la cintura de ella y colocó la otra mano en su nuca. Protestó por esa brusquedad pero sólo sirvió para profundizar el beso. Algo le rozó en la entrepierna y se estremeció. La incitó de nuevo gimoteando en su interior hasta que notó la pierna de Norim abriéndose paso entre las suyas, rozando su sexo con el avance y empujando con su pie la ropa hacia abajo.

En el momento en que empezó a ceder a los movimientos de Norim fue fácil deshacerse de ella por completo y dejarla desnuda a excepción del sujetador que aún llevaba puesto. Sus manos se habían mantenido como una barrera entre sus pechos pero ahora que sólo quedaba esa prenda....

––Quita los brazos, Becca ––siseó Norim separándose para mirarla como un lobo hambriento.

––No... Tendría que ducharme rápido y vestirme para llegar a... ––No tuvo tiempo de terminar la frase pues él aferró ambas muñecas llevándolas por detrás de la espalda mientras, con la otra mano, agarraba el sujetador e intentaba desabrocharlo.

––Voy a bañar todo tu cuerpo en nuestra agua ––murmuró Norim mientras el sujetador cedía a sus intenciones––. Y después me voy a hundir en ti hasta el fondo una y otra vez hasta que me supliques parar ––la miró a los ojos––. Y no lo haré, Becca. No pararé hasta que grites y llores mi nombre, hasta estar colmado de tu voz más sensual en mis oídos, la que me sirva para calmar esas ganas que te tengo...

El vientre de Becca se contrajo ante esas palabras. Eran salvajes y le indicaban un sexo duro y fuerte como le gustaba a Norim pero, aun así, no tenía miedo porque podía confiar en él. Se mordió el labio inferior y entreabrió la boca.

––Estoy esperando... ––susurró.

Norim la miró boquiabierto antes de recuperar la compostura y dar los últimos pasos para meterla en la ducha y sacarse la chaqueta y camisa que le quedaba.

****

Kreyson gimió y se retorció en la silla llamando la atención de los consejeros y su propio padre.

––¿Pasa algo hijo?

––No.... Nada... ––masculló apretando los dientes––. Maldita sea, Norim, ¿tenías que hacerlo ahora? ––preguntó en su mente.

La risa de su hermano le llegó como si estuviera a su lado.

––Me dijiste que la animara.

––Que la animaras, no que.... Oh, dioses... Los sentimientos de Becca son más fuertes en nuestro planeta.

––¿Te has dado cuenta? Están multiplicados; puedo sentirla más cerca de nosotros y sé que le pasa igual. Si pudieras verla, Kreyson, el agua recorriendo su cuerpo, mis manos acariciándole su piel, el jabón limpiando algo que dentro de poco estará sucio de nuevo....

Siseó ante las palabras de su hermano mientras su miembro se endurecía más. Lo que daría por estar con ellos en ese momento. Y lo que era peor es que le llegaban tanto los sentimientos de Norim como los de Becca, dos focos de excitación tan fuertes como para impedirle centrarse en los papeles a revisar.

––Kreyson, estás sudando ––apuntó su padre.

––Estoy bien ––replicó con una voz algo más grave de lo normal––. ¿Podemos seguir, por favor?

****

––Levanta la otra pierna ––ordenó Norim.

Becca lo miró llena de pavor. Negó con la cabeza mientras se sostenía de pie, apoyada la espalda sobre la pared.

––Becca...

Volvió a negar de nuevo lo que hizo que Norim alzara la cabeza mientras le acariciaba la extremidad en círculos.

––Becca, levanta la pierna.

––Norim, por favor...

––No, no hay por favor, levántala ––cortó él.

Ella cerró los ojos ante el sonido de esa orden y elevó sólo unos centímetros pero lo suficiente para que Norim estuviera satisfecho con el cumplimiento. La subió más alto flexionando su rodilla y llevando el pie hasta tenerlo delante de su cara.

––Debería castigarte por haberme hecho esperar... Pero después de lo que ha pasado con la otra pierna es normal que tengas miedo... ¿Cuántos orgasmos crees que podré darte esta vez sin tocar tu centro, Becca? ––preguntó con malicia––. Voy a exprimirte al máximo hasta grabar mi esencia en ti.

––Por favor... ¡Ah! ––gritó echando la cabeza hacia atrás cuando se introdujo los dedos de su pie en la boca––. ¡Por favor, Norim!

Le pasó la esponja con el jabón sobre la planta haciendo que riera por las cosquillas mientras seguía lamiendo y atormentando, succionándolo como si fuera a sacar algo de ello.

Becca cerró sus muslos tratando de aguantar el nuevo orgasmo que amenazaba con salir pero fue imposible detenerlo. Proclamó su nombre con fuerza mientras Norim soltaba el pie, asustado por el brusco movimiento que le había hecho perder el equilibrio. Miró hacia arriba para ver cómo intentaba recuperar el aire.

––¿Estás bien?

––No más... por favor.

Su mirada bajó a los rizos que ocultaban su feminidad y sonrió. Su cara estaba cerca de ese lugar y aún no lo había probado.

––No ––negó enterrándose en su sexo.

Becca le cogió la cabeza para intentar alejarle pero la lengua de él llegó antes al tembloroso clítoris remarcándole la excitación y volviendo a sumirla de nuevo en otro orgasmo. Apretó el agarre mientras éste se bebía los fluidos del nuevo clímax y la sujetaba con fuerza para que no escapara de él.

El agua seguía cayendo en sus cuerpos pero ya no era algo que les importara, estaban mucho más calientes de lo que ese líquido podía ofrecerles. Y, aunque seguía siendo tentadora, Becca no podía despistarse mucho ante las exigencias de Norim.

Se apartó de su sexo y relamió los labios buscando su mirada. Estaba muy roja y su respiración era todavía acelerada.

––Sabes tan dulce que me podría pasar todo el día entre tus piernas.

––Llegaremos tarde a la comida...

––Tendremos que retrasarla.

––Sí, sal fuera y dile que lo hagan ––animó Becca. Si conseguía separarse cinco minutos de él tal vez podría volver a dar consistencia a su cuerpo, ahora hecho de gelatina.

––No te preocupes, Kreyson se encarga ––informó levantándose del suelo, rozándola con su miembro en el ascenso.

––¿Qué quieres decir?

––Tú y yo tenemos otra cosa de la que ocuparnos.

Sintió la cabeza del pene asentada entre sus pliegues profundizando con lentitud y rozándole el clítoris. Jadeó ante el roce haciendo que Norim lo repitiera de nuevo antes de empujar hacia su canal llenándolo y expandiéndolo a su paso hasta casi el útero.

Becca se puso de puntillas y le rodeó el cuello en un intento por alejarse pero lo único que consiguió fue que Norim le apretara las nalgas y empujara hacia arriba para sostenerla él mismo. Ella le rodeó la cintura con las piernas pero unos segundos después se tensó.

––No... ¡No! ¡Bájame, Norim! ¡Bájame! ––gritó soltando tratando de separarse de él.

––¿Por qué? ––le preguntó sin dejar que se moviera.

––Peso demasiado, por favor, Norim...

Norim empujó hacia la pared para sostenerla y le cogió con la mano el mentón para obligarla a mirarlo.

––Abre los ojos, Becca. ––Ella lo hizo mostrándole la humedad que se creaba por las lágrimas a punto de derramarse––. Somos más fuertes que un humano así que no notamos tu peso, ¿me oyes? No me importa sostenerte durante toda mi vida si con eso puedo sentir vibrar tu cuerpo al lado del mío. Y ahora vuelve a agarrarte a mi cintura porque no tendré piedad.

Becca levantó las piernas enroscándolas de nuevo en las caderas. Observaba atenta por si hacía algún gesto de tensión pero sólo le sonreía. En el momento en que notó que estaba firmemente cogida acercó la boca a su oreja.

––¿Te has convencido ya o necesitas otro empujón? ––susurró en su oído.

Nada más terminar la frase, Norim la hizo saltar sobre sí mismo levantándola hasta casi sacar su miembro para dejarla caer sin detenerla, empalándose más profundo.

Ella gritó más fuerte y no pudo evitar sollozar cada vez que él la embestía con fuerza provocándole nuevos orgasmos, susurrando en cada uno de ellos el nombre de Norim. Notaba la tensión en su pene, cómo pulsaba por liberarse mientras ella comprimía su canal para ofrecerle algo más de estrechez y que se frotara contra ella. La miraba con intensidad, sus manos elevándola y bajándola según su propio ritmo.

––Becca, quiero liberarme en tu boca. Por favor, déjame hacerlo...  ––siseó, sus ojos fijos en esa parte.

––Sí...

––Entonces córrete. Aprieta fuerte Becca, déjame sentir cuánto ansias mi leche dentro de ti.

Siguiendo su orden, Becca se aferró con fuerza a Norim, su canal oprimiéndose mientras volvía a explotar y empezaba a temblar en los brazos de su amante.

Él no se movió en ningún momento y esperó hasta que los espasmos pasaron para deslizarse fuera. Bajó a Becca hasta el suelo donde quedó sentada sobre sus rodillas, su sexo goteando por la culminación.

––Becca... No puedo más... ––masculló él.

Abrió los ojos para encontrarse con el pene de Norim tan caliente y enrojecido, cubierto de su propio placer. Rodeó la base con su mano y acercó la boca sin torturarlo, metiéndoselo en la boca a la vez que lo impulsaba con su mano.

––Becca... Sí, Becca... Te amo...

Un par de lágrimas se deslizaron por las mejillas de ella mientras cerraba un poco más para presionarlo y, por fin, eyacular en su garganta. El calor que se filtraba hacia su interior hizo que los temblores volvieran y de nuevo se precipitó a un nuevo precipicio junto a Norim. De no haber tenido la boca ocupada, también ella habría dicho esas palabras que encerraban tantos sentimientos hacia los dos, Kreyson y Norim.

****

Kreyson dejó caer el libro de la mesa mientras se inclinaba hacia delante, sus labios apretados, un rugido escapando de ellos. Tanto su padre como su madre, que había llegado hacía cinco minutos, se volvieron hacia él.

––¡Kreyson! ––exclamó su madre dando un paso hacia él.

Éste apoyó sus manos sobre los brazos del sillón donde se encontraba y levantó de golpe la cabeza haciendo volar todo su cabello negro por encima mientras gotas de sudor se escapaban de su piel enrojecida y su boca se abría en un suspiro profundo. Mantenía los ojos cerrados pero la postura le daba tal sensualidad que algunos consejeros, y su propia madre, se ruborizaron al contemplar al príncipe en ese estado.

Tratando de recuperar la respiración, abrió los ojos hacia el techo y fue bajando la cabeza hasta su posición inicial.

––¿Kreyson? ––llamó su padre.

––Tengo... Tengo que ir a mi habitación. ––Se levantó de golpe y abandonó la sala sin mirar a ninguno de sus progenitores. La humedad comenzaba a filtrarse por su entrepierna.

––¿Qué le ocurre? ––preguntó su padre. Su madre se echó a reír y le rodeó el brazo a Pahaliah.

––Me parece que tu hijo Norim y Becca han hecho de las suyas en su mente...

Amar por partida doble
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