5.
El futuro
Se insertaron dos varas en los oídos. La descarga atravesó la cabeza. Se oyó un sonido extraño, de algo que se quebraba o hervía, pero al autor no le pareció prudente repetir el experimento.
DOCTOR WILLIAM NICHOLSON, Algunos experimentos y observaciones sobre electricidad galvánica
Godwin llevó a Mary, de diecinueve días, al laboratorio del doctor Nicholson y le pidió que le hiciera a su hija un estudio fisonómico —el equivalente de una carta astral, pero basado en las facciones en vez de los astros. Nicholson tenía poco tiempo y la fisionomía le parecía un deporte de segunda. Él era un científico serio: estudiaba la electrólisis, profundizaba los estudios de Volta. Analizaba la energía eléctrica de los músculos animales y humanos, que sus condiscípulos activaban con descargas de una pila de cobre y zinc en las Danzas de las Convulsiones Tónicas. Estaba dedicado a investigaciones importantes pero Godwin era su amigo y entonces examinó a la criatura. Creía que las facultades mentales del futuro ya estaban cifradas en el pasado del embrión. Como presagios concentrados, algunos rasgos del recién nacido contenían el lema del alma.
Por la forma y tamaño de la cabeza, Nicholson auguraba inteligencia y memoria, irritabilidad y rapidez de asociación para Mary. Hubiera necesitado más tiempo para estudiarle la nariz. No sacó conclusiones a partir de la boca porque Mary lloraba sin parar y era imposible mirarla con detenimiento. Le deseó a Godwin que su hija se pareciera lo más posible a lo que esperaba de ella.
Godwin estaba convencido de que había nacido una persona fuera de serie y se dedicó a darse la razón. Entusiasmó la curiosidad de muchas personas, que querían saber cómo era la hija de Godwin y Mary Wollstonecraft. Si alguien iba a la casa y veía a Mary, de casualidad, lo comentaba, como un logro, en una carta o en su diario. Cuando Mary tenía 16 años y conoció en su casa a Percy B. Shelley y a su mujer, Harriet Shelley, seguía pasando lo mismo. En una carta a una amiga, Harriet Shelley comentó, excitada, que la había conocido. Había un retrato de Mary Wollstonecraft en la sala y la hija se parecía mucho, escribió, emocionada, antes de que su marido y Mary se enamoraran.