EL VIAJE A PICASSO:
NOTA DEL AUTOR
Hará un par de años que me interesé por la adolescencia de Picasso. Por aquel entonces ya se había publicado la segunda aventura de Leo Vidal y no sabía si habría una tercera. Cuando finalmente decidí abordar las dos estancias del pintor en Horta de Sant Joan, me di cuenta de que había muy poca documentación sobre estos viajes iniciáticos del que, probablemente, ha sido el artista más genial del siglo XX.
Digo iniciáticos porque la fulgurante trayectoria de Pablo Picasso no se podría entender sin esta pequeña población del sur de Cataluña, a las puertas de Aragón. En su primer viaje, el aprendiz de pintor salió de la cueva convertido en un creador absoluto, alguien destinado a romper moldes en las vanguardias de París. En su segunda estancia se sumergió en el cubismo y exploró nuevas posibilidades, incluida la fotografía, ya que retrataba a los lugareños con una cámara de la época.
Aparte de los artículos de Palau i Fabre sobre estos episodios biográficos existen pocos ensayos que aporten informaciones cotidianas. Para indagar en las aventuras que han inspirado esta novela ha sido esencial la memoria viva de las gentes de Horta de Sant Joan, que recuerdan las historias que contaban sus abuelos sobre Picasso.
En este sentido, es heroica la tarea que lleva a cabo el Centre Picasso de Horta de Sant Joan, que espero que un día no muy lejano pueda albergar obras originales del artista que tanto amó este lugar. Allí trabajan de manera altruista apasionados del pintor como Elías Gastón Membrado, sin cuya orientation esta novela jamás habría sido posible. Gracias a él, entre muchas otras cosas, pude conocer las cartas de Fernande que no se habían publicado nunca en nuestro idioma.
Puesto que estamos hablando de una novela, tal vez los lectores se pregunten qué hay de realidad y qué de ficción en El secreto de Picasso. Por asombrosas que parezcan las anécdotas sobre las andanzas del genio, son todas ellas ciertas.
Sólo la interpretación del cuadro perdido y el cuentista del faro de Buda son elementos de ficción, y ni siquiera completamente. Todo lo relativo a esta isla y su faro ha sido extraído de fuentes fidedignas, a excepción de las entrañables ancianas que ven pasar los días en la última casa habitada.
El niño del faro está inspirado en una persona, desaparecida hace años, sin la cual nunca me habría dedicado a la música ni a la narrativa. De hecho, el cuento que lee el protagonista es de su puño y letra. Como él se llamaba Eloi, un primo que en mi infancia ejerció de hermano mayor y que siempre echaré de menos.
La verdadera ficción de la novela se canaliza a través de sus protagonistas. Muchos lectores ya conocen a Leo Vidal por sus aventuras en El Cuarto Reino y La Profecía 2013. Se ha hecho esperar casi tres años para emprender una nueva investigación y, tras el final de esta pequeña odisea, no queda claro si podrá aceptar otra misión o se impondrá un cambio de vida.
Los que además han leído La última respuesta, coescrito con mi amigo Alex Rovira, se habrán sorprendido al reencontrar a Lorelei. Este ángel —o demonio— de inspiración punk, una muchacha demasiado rica y desocupada para estarse quieta, se ha colado en las aventuras entre Horta y la isla de Buda.
Aunque Leo Vidal tal vez se retire para siempre de las investigaciones al borde del abismo, las aventuras de esta suiza imprevisible no acaban aquí. Le queda al menos una misión a la que acudirá, como siempre, sin ser invitada.
Quisiera cerrar estas líneas con un sentido homenaje a los lectores, que no he incluido en el apartado de agradecimientos por las muchas personas que necesitaba mencionar. Todos los esfuerzos y dificultades quedan compensados con creces cada vez que un lector te agradece los buenos ratos que ha pasado con tu novela, o la oportunidad que le has brindado de conocer algo interesante, como en este caso la adolescencia de Picasso, Horta de Sant Joan y la isla de Buda.
Es para todos vosotros que escribo, y puedo hacerlo gracias a los editores y a los libreros, héroes cotidianos que luchan contra viento y marea a fin de ofrecer una alternativa a la realidad que nos cuentan las noticias.
Quien sostiene este libro es mi verdadero jefe, y mi mayor ambición es que el libro que estás a punto de cerrar no te haya decepcionado.
Con todo mi cariño,
FRANCESC MIRALLES