El ser eco-social

Lo espiritual en el hombre se representa en su manifestación o expresión con el mundo, con el ser-ecosocial, por su capacidad de relación, participación y común unión con los otros congéneres y su ambiente. El ser biológico y psicológico, en primera instancia, se desarrolla en su mundo, dentro de un contexto representado por (lo social) sus demás congéneres y (eco) el ambiente.

La dimensión espiritual comprende el conocimiento intelectual y el apetito volitivo expresado a través de su corporeidad. El conocimiento intelectual se explica como: entender mediante conceptos, juzgar, raciocinar, dialogar y reflexionar sobre sí mismo y su adecuación al mundo, lo que llamamos «inteligencia». El apetito volitivo se explica por su: naturaleza, voluntariedad, objeto o «valor» y libertad. De allí, su capacidad de autodeterminación por la que el hombre y la mujer pasa de ser un mero ser-animado a buscar desde su ser-holístico y la trascendencia.

Por lo tanto, si el ser humano es una unidad bio-psico-ecosocial, éste no puede ser disociado de alguna de ellas, sin perder su intimidad, integridad e individualidad. La complejidad del ser, requiere de su relación e interdependencia para poder convertirse en un ser humano.

De allí que se definiesen diversas relaciones funcionales del ser humano como por ejemplo:

  • un ser-en-el-mundo (mundaneidad, un ser-situado, corporal, espíritu encarnado, facticidad y sexuado);
  • ser-con-otros (intersubjetividad, no individualismo ni colectivismo sino síntesis en personalismo comunitario); y
  • ser-en-sí-mismo (personalidad, interioridad como núcleo, madurez psicológica).

En síntesis, la visión holística del ser humano busca la comprensión ontológica del ser, de su cuerpo y su espíritu, de su unidad, de su autopertenencia y de su alteridad. Así mismo, de la comprensión ética de que los seres poseen una vida, una dignidad intrínseca, un fin en-sí, por lo tanto, no pueden ser un objeto o una cosa.

Véase en la imagen siguiente la evolución del ser vegetativo al ser trascendente