Un saludo de Héctor Sebastián
Hola a todos. Soy Héctor Sebastián...
Iba a decir: Os habla Héctor Sebastián. Pero no estoy hablando. Escribo esto en mi nueva computadora procesadora de textos. Se trata de una computadora que memoriza lo que escribo y luego lo imprime una vez corregido.
Soy escritor de novelas de misterio. Antes fui detective privado. Pero de eso hace ya mucho tiempo, y el caso que vais a leer... no tiene nada, o casi nada, que ver conmigo.
Se trata de un caso en el que intervinieron unos amigos míos muy jóvenes: Los Tres Investigadores, como se hacen llamar. De modo que lo mejor que puedo hacer en primer lugar es hablaros de ellos.
Los Tres Investigadores son tres muchachos que viven en Rocky Beach, una pequeña población de la costa sur de California, no lejos de Hollywood.
Júpiter Jones es el jefe del grupo. Es bajito y probablemente él se definiría como robusto. Sin intención de ofenderle, podría decir que es algo pesado, incluso un poco gordo. Es inteligente, posee notables dotes de deducción y perseverancia para llegar hasta el fondo de cualquier cosa que le intrigue. También está mucho más seguro de sí mismo que yo lo estuve a su edad. Para muchos, incluso llega a parecerles demasiado seguro de sí mismo. Pero yo aprecio a Jupe, como le llaman sus amigos, así que me limito a decir que, si cree tener razón en algo... pues bien, generalmente la tiene.
Pete Crenshaw, el Segundo Investigador, es el más atlético de los tres. Le gusta el béisbol y la natación y se conserva en buena forma, lo cual le proporciona un saludable apetito. Disfruta trabajando en los casos de Los Tres Investigadores, pero es mucho más prudente que Jupe para meterse en situaciones peligrosas.
Bob Andrews, el Tercer Investigador, está a cargo de los Archivos e Investigación. Es inteligente, estudioso y comprensivo con los sentimientos de los demás. Es además un reportero nato. Siempre lleva consigo un cuaderno de notas en el que escribe todo lo que los investigadores descubren.
De modo que, ahora que os he presentado a los protagonistas, dejaré que descubráis vosotros mismos cómo resuelven el misterio de la ballena secuestrada.
Espero que os divierta y que su lectura no os resulte difícil. Al fin y al cabo, leer es mucho más fácil que escribir, aun haciéndolo con una computadora de textos. Podéis leer tumbados.
Y, como dice el Rey de Corazones de Alicia en el País de las Maravillas, todo lo que tenéis qué hacer es comenzar por el principio y continuar hasta llegar al fin, y entonces deteneros.