ESCENA SEXTA
LAS luces se encienden sobre los chicos, Paul le está haciendo un juego de ilusionismo a Steve. Sostiene una cajita, que muestra vacía, para luego extraer de su interior otro pañuelo de seda. Enid no está en casa.
paul: Erase una v-vez, un h-hombre encontró una c-caji-ta encantada, porque cuando 1-la habría, e-estaba vacía... pero al c-cerrarla, salía otro pañuelo. No importaba cuántas veces la abriera... estaba siempre vacía. (Cierra la cajita.) Pero no dejaban de salir pañuelos... (saca dos más) n-no sé cómo lo conseguía...
steve: ¿Y cómo lo consigues tú?
paul: No sabría decirlo, p-pero creo que es un truco.
(Deja la caja encima de la mesita del café. Coge un cordel y unas tijeras.)
steve: Eres mucho mejor que aquel pelmazo que estuvo en la escuela el invierno pasado. ¿Te acuerdas? El viejo aquél con la mujer que flotaba en el aire. Se le veían los alambres. Y los chistes que contaba eran una mierda.
(Max, con sus mejores galas, entra procedente del dormitorio.)
max: ¿Qué pasa? (Se acerca al espejo, haciéndose el nudo de la corbata.)
steve: Enséñaselo.
max: ¿El qué?
steve (intenta que Max se acerque a donde está Paul): Tienes que ver eso. (A Paul.) Hazle el truco de la corbata. (Empuja a Max.) Ven, ven, acércate.
(Paul, muy tímido, no se decide.)
max: Vamos, hombre, no te hagas el interesante.
paul: A ti no te gusta la magia.
max: ¿Y tú qué sabes? ¿Me haces el truco o no?
paul (coge una bolsa de tela): Esto es una bolsa de tela y, como verás, está vacía. (Se la muestra.)
max: Sí, está vacía.
paul (deja la bolsa y toma unas tijeras): Y esto son unas tijeras vulgares y corrientes. (Como quien no quiere la cosa, coge la corbata de Max con una mano.) Con ellas te corto la corbata en dos. (Lo hace.) Ahora cojo el trozo que he cortado y lo meto dentro de la bolsa. Y tú te quitas el resto de la corbata y lo echas también dentro de la bolsa.
max (quitándose el resto de la corbata): Espero que sepas lo que haces. (Echa la corbata en la bolsa.)
steve: A mí nunca me gustó esa corbata.
max: ¿Y a ti quién te pregunta? Es una corbata cara. Tu madre me la regaló el día en que se me curó el esguince del tobillo.
paul (haciendo pases mágicos): Ahora un pase mágico y... ¡presto! (Saca la corbata de Max, intacta.) Aquí tienes tu corbata... igual que nueva.
max (realmente muy impresionado): ¡Caray! ¡No puedo creerlo! ¡Es fantástico! (Coge la bolsa y la vuelve del revés. No hay nada.) ¿Cómo demonios lo has hecho?
paul: Es un truco.
max: Ya lo sé que es un truco.
paul (recoge bolsa, cordel y tijeras): Tengo que practicar.
max: Espera, quiero hablar contigo. (Le indica a Steve que se vaya.) ¡Paul!
paul: ¿Qué?
max: Siéntate. Quiero hablar contigo de una cosa.
paul (se sienta en el sofá): Bueno.
max: ¿Se puede saber qué demonios te pasa?
paul: ¿Qué quieres decir?
max: ¿Que qué quiero decir? No vas a la escuela. No podrás graduarte.
paul: Tú no fuiste a la escuela.
max: No me salgas ahora con eso. Yo no tuve que terminar los estudios. Quería alistarme en la Marina, y me alisté... Mi padre tenía pasta, acuérdate. Caramba, al terminar la guerra, papá me compró un Duesenberg. Me recorrí con él todas las carreteras de Europa. No tuve que preocuparme lo más mínimo del dinero mientras vivió... Y luego ¡pam! Lo perdió todo en Wall Street. No se me olvidará jamás aquel día. Un mes después, se cayó muerto en los Luxor Baths. Me pasé semanas llorando. Era un hombre que sabía gastar el dinero.
paul: Lo sé. Ya m-me lo has contado.
max: Si quieres dejar la escuela, tendrás que ponerte a trabajar.
paul: Traba-bajaré.
max: ¿Cuándo? ¿Y en qué? Te despediste de la papelería la semana pasada. Tranquilo. Lo sé todo, no puedes engañarme.
paul: M-me echaron.
max: No te habrían echado, si hubieras cumplido con tu obligación. ¿Qué demonios te pasa? Todo el santo día metido en tu cuarto, jugando con esas bobadas. Por el amor de Dios, vas a cumplir diecisiete años. ¿Quieres acabar como yo? ¿Buscándote siempre la vida?
paul: No podía soportar la papelería. Todos hablan a la vez. Me empezaron a z-zumbar los oídos.
max: ¿A zumbarte los oídos? ¡Qué...! Tú estás chalado. No tienes amigos. No juegas a la pelota. No te gusta el deporte. Mi padre me llevaba a verlo todo. Yo estaba en silla de ring en el combate de Firpo. Dempsey se cayó en la primera fila. (Suena el teléfono y Paul va a contestar, mientras Max sigue hablando.) No hubiera conseguido subir otra vez si los reporteros no le empujan... ¿Quién es?
paul: N-no contesta nadie. (Cuelga y vuelve al sofá.)
max (coge la chaqueta de detrás de la puerta): Ya... Si no hubiera hecho caso de las tonterías de tu madre, hoy no nos faltaría nada. Y tú podrías hacer lo que se te antojara. (Se pone la chaqueta.) Créeme, te daría toda la pasta que quisieras para comprar juegos de magia. Yo no soy tacaño... cuando tengo pasta, me la gasto y punto. Bueno, tengo que irme. (Inicia el camino hacia la puerta. Pausa: se siente culpable.) ¿Por qué me miras así?
paul: Y-yo no... (Se aleja.)
max: Sí. (Se acerca a Paul y le da un dólar.) Vamos, ¡arriba ese ánimo! (Va hacia la puerta. Se vuelve.) Compórtate de una manera normal por una vez en la vida. (Sale.)
steve (se levanta de la cama y entra en la sala de estar. Lleva un catálogo de artículos de prestidigitación): Oye, ese catálogo tuyo es formidable.
paul (distraído): Um.
steve (se sienta en el sillón): Quiero comprar ese libro que se llama Cómo hipnotizar. Dice aquí que se puede conseguir que las chicas hagan lo que tú quieras.
paul: Una p-persona no h-haría bajo hipnosis n-nada que no h-hiciera en la vida real.
steve: Ya... lo intentaremos con chicas católicas.
paul: Papá m-me odia.
steve: Y esos dados que, cuando los tiras, salen siempre once o siete, ¿va en serio?
paul (recoge sus artefactos): Tengo que p-practicar.
steve (se levanta y va hacia la mesita del café para coger las cartas): Cuando papá se vaya, yo me largo de este basurero. Voy a alistarme en los Marines y me instalaré en Texas. Oye, enséñame otra vez cómo se hace el truco de la carta de abajo.
(Enid entra sin aliento. No disimula su considerable excitación. Lleva el bolso y la compra. Va hacia la mesa de detrás del sofá y se libera de su carga.)
enid: Parad las máquinas, traigo noticias.
steve: ¿Qué pasa?
enid: Deja que recupere el aliento.
paul: ¿Q-qué ha pasado?
enid: Que tus sueños se han hecho realidad.
paul: ¿Cómo?
enid: Lo que has oído, Paul. Tus sueños son una realidad.
paul: ¿Cómo?
enid: ¿Conoces a la señora Garvey? ¿La del 4-M?
paul: ¿Quién?
enid: La señora Garvey, la coja... ¡Si la has visto mil veces!
paul: ¿La m-mujer que lleva e-se aparato?
enid: Exactamente. Bien, pues tiene un hermano, Jerry Wexler, que es un agente teatral importante. Dice que viene siempre a visitarla y a cenar con ella, es como un rito... no muy a menudo, en realidad, porque vive en Manhattan con su mujer y es un hombre muy ocupado... un agente de categoría... Bueno, em... Jack Benny es amigo suyo y habló de algunos otros... sí, César Romero... El caso es que yo bajaba las escaleras y veo a la señora Garvey renqueando y, a su lado, un caballero de aspecto distinguido. Yo no quería molestarles, naturalmente, pero ella, al verme, me llamó.
steve: Naturalmente.
enid: ¡Cállate, descarado!... Y yo entonces digo: «Usted será el señor Wexler... Su hermana me ha hablado mucho de usted». «Sí», contesta él. «Mi hermana me ha hablado de su hijo Paul... el Mago.»
paul: ¿Yo?
enid: El hombre del saco no, desde luego. El caso es que nos ponemos a hablar y me deshago en elogios de mi hijo: «Oh, es una maravilla... Todo el mundo que le ha visto, lo dice».
paul: P-pero si nadie me ha...
enid: Sí, sí, ya lo sé, pero sacarle el brillo a la plata no hace daño, vamos.
paul: ¿Q-qué quieres decir?
enid: Entonces el hombre comenta que si encontrara a un buen ilusionista... a alguien que tuviese un número con quince o veinte trucos de categoría... le haría trabajar muchísimo. Lleva a varios artistas... cantantes, cómicos... y ganan fortunas. Algunos hasta ciento cincuenta dólares por noche.
paul: N-no sé qué d-decir...
enid (le pasa un brazo sobre el hombro): Lo que tienes que decir es: «Gracias, mamá. Gracias por darme la oportunidad de mi vida y convertir mis sueños en realidad».
paul: ¿Por qué?
enid: ¿Cómo que por qué? Porque el señor Wexler está muy interesado por ti. Mucho. Cuanto más le hablaba de ti, más parecía creer en tus posibilidades. Paul, los hombres como el señor Wexler surgen sólo muy de tarde en tarde. Uno se puede quemar las pestañas por una oportunidad así, y no encontrarla nunca... pero tú ya la tienes. Mejor dicho, la tendrás el martes próximo.
paul: ¿El martes?
enid: El señor Wexler volverá a cenar con su hermana. Y me ha prometido que, después de la cena, bajará aquí para conocerte.
paul: ¿Conocerme?
enid: Sí, y no te quedes ahí con la boca abierta. Para conocerte y ver tu número.
paul: M-m-m-mi ¿qué?
enid (lleva la compra al mostrador de la cocina): Tu número, jovencito. Tu actuación.
paul: ¿Q-q-q-qué número?
enid: Bueno, el que haces... tus trucos, la ambición de tu vida.
paul: P-pero yo no tengo ningún número.
enid: Claro que lo tienes. ¿Qué es todo esto, si no?
paul (mirando sus artilugios): ¿E-e-eso? ¿Mi equipo?
enid: Mira, Paul, preparas tus cuatro o cinco trucos mejores, te haces llamar el Gran Paul Pollack y... bueno, hijo, ya tienes tu número.
paul: Oh, n-no... No p-puedo.
enid: ¿Qué significa eso de que no puedes?
paul: Yo-yo-yo-yo no estoy preparado para...
enid: Estás preparado de sobras.
paul: No.
enid: Sí. Mira, estoy harta de tus constantes excusas. Tienes una oportunidad y no nos podemos permitir el lujo de desperdiciarla.
paul: ¿P-pero esto v-va en serio...?
enid: Ya lo creo que va en serio. Estoy hablando de ciento cincuenta dólares por noche... Y lo que es más importante aún, de un futuro para ti, en algo que a ti te gusta. Porque te gusta la magia, lo sé.
paul: P-pero delante de g-gente yo no puedo...
enid: Si una persona de tu propia familia te pone nervioso, ¿qué harás el día que tengas que presentarte ante un público numeroso?
paul: No lo sé.
enid: ¡La respuesta de siempre! Pero esta vez no me vale. Esta vez has de imponerte y superar tus problemas. Y si eso significa para ti dejar de ser un niño, no importa lo doloroso que sea, lo harás.
steve: Haces muy bien el truco de la bombilla que flota y el del brazo cortado... el del brazo cortado es impresionante.
enid: Te compraremos un traje adecuado. No será caro créeme, sé lo que hace falta.
paul: No q-quiero traje de mago. Eso e-está pasado de moda...
enid: Todo lo pasado de moda que tú quieras, pero funciona. No hay nada tan importante para causar impresión como el atuendo que lleves. Tendría que ser algo así como una capa con mucho vuelo o un turbante.
paul: No, e-eso n-no sirve...
enid: Bueno, pues ponte lo que te dé la gana. Tú sabrás mejor que yo.
paul: Ni si-siquiera soy capaz de ha-hablar como es debido.
enid: Esa vieja excusa no la acepto... Por favor. Si lo que haces está bien, nadie tomará en cuenta tu defecto. En el mundo del espectáculo hay muchos tartamudos. Eso no les impidió triunfar. Cómicos, magos, lo que tú quieras, de su tartamudez, o de sus balbuceos, o de un labio leporino han hecho un chiste, y el público les quiere todavía más por eso. Piénsate un chiste que tenga gracia... Lo importante es que tus trucos sean maravillosos, en lo demás no se fijará nadie.
paul: L-lo p-pensaré...
enid: No. Lo vas a hacer.
paul: No.
enid: Sí.
paul: ¡No!
enid: ¡Lo vas a hacer por mí!
paul: ¡No puedo!
enid: ¿Y toda esa historia de que quieres ser ilusionista?
paul: ¡Más adelante! ¡Algún día! ¡Cuando esté p-prepa-rado!
enid: ¡Esperar es un lujo que no podemos permitimos! Los hombres como Jerry Wexler sólo surgen una vez en la vida.
paul: Por favor, no puedo...
enid (se vuelve, furiosa): ¡Oh, por el amor de Dios! ¿Qué te pasa? ¡Muy bien! ¡Déjalo estar! ¡Llamaré a la señora Garvey! ¡Le diré que de lo dicho, nada! ¡Inventaré alguna excusa! Siéntate en tu cuarto y juega con las cartas hasta que cumplas cincuenta años. Desperdicia tu vida, yo me ocuparé de ti igualmente.
paul (trastornado por su ira): No t-te pongas a-así.
enid: Por todos los santos, Paul, alguna vez tendrás que salir de tu dormitorio.
paul (intentando hacer acopio de valor): ¿Y q-qué pasará si no sa-sale bien?
enid: ¡Claro que saldrá bien! ¡Para mí no cuenta otra posibilidad! Ya no nos lo podemos permitir.
paul (más animado. Empieza a recoger sus cosas): Entonces tengo que pr-practicar. Ne-necesito tener unos tr-trucos preparados. (Se dirige a su cuarto.)
enid: Es una oportunidad inmejorable para nosotros. Es el primer paso para salir de aquí.
(Paul, en su cuarto, coge las cartas y empieza a barajarlas.)
steve (en la puerta de la cocina): Volveré luego.
enid (sale a su encuentro para detenerle): No. No te vayas ahora. Échale una mano. Ahora necesita que los dos le ayudemos, un poco.
steve (intentando escurrirse): Se lo prometí a los chicos.
enid: No se morirán porque no vayas una noche. Esto es demasiado importante. (Steve vuelve a su cuarto y se tumba en la cama. Enid se da cuenta de que Paul baraja las cartas.) Vaya, eso sí que está bien. (Levanta la voz para que él la oiga.) No te preocupes, Paul. Yo estaré aquí el martes. Yo te ayudaré a superar esta prueba. (Lo mira.) ¡Estupendo, Paul! ¡Lo haces maravillosamente!
(Las luces se apagan.)