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Todo lo aterrador, en su forma más profunda,
es algo indefenso que necesita nuestra ayuda.
RAINER MARIA RILKE
Que siete veces cae el justo, pero se levanta.
Proverbios 24:16
Si tuviera que puntuar los nueve hábitos planteados en este libro, este se llevaría el premio por ser el más increíble: “Malgastar nuestra preciosa energía vital persiguiendo algo que no queremos, y ¡no tener nunca suficiente de lo que perseguimos sin descanso!”. Por suerte, este es un desequilibrio relativamente fácil de corregir, a pesar de lo que nos hayan dicho sobre las dificultades que supone vencer las adicciones. El concepto de combatir y vencer una adicción ya es un mal planteamiento de la cuestión; creo que debemos empezar por eliminar esas palabras de nuestro vocabulario. Martin Luther King, Jr., observó una vez que la única forma de convertir a un enemigo en un amigo es mediante el amor, no el odio o el combate.
¡NO HAY NADA QUE VENCER NI COMBATIR!
Pensemos en los resultados que hemos obtenido cuando hemos luchado contra algo con el fin de vencerlo. Por ejemplo, desde que se decidió combatir la pobreza hay más miseria que nunca en el mundo. Nuestra guerra contra las drogas solo ha servido para triplicar la población encarcelada y hacer llegar sustancias ilegales a menores de edad. (Ya en el instituto, es raro encontrar a un chico que no sepa cómo conseguir toda clase de drogas.) Nuestra guerra contra el crimen ha comportado más criminales, más miedo, más vigilancia, más desconfianza y más abusos por parte de las fuerzas del orden. Nuestra guerra contra el terror nos ha convertido en personas que se comportan con los que etiquetamos de terroristas de una manera que se asemeja al terrorismo que supuestamente deseamos eliminar. Cuando se declaró oficialmente la guerra en Irak, Estados Unidos inspiró aún más odio, y la cantidad de personas dispuestas a convertirse en bombas suicidas se multiplicó de forma espectacular. Y nuestra guerra contra el cáncer, la obesidad y el hambre tampoco ha conseguido eliminar esas lacras.
Este es el razonamiento que apoya lo que acabo de afirmar: en este Universo vivimos en un sistema de energía que funciona según la Ley de la Atracción. Es decir, nos convertimos en lo que pensamos durante el día. Si pensamos en lo que odiamos, esa es una energía que estamos ofreciendo a nuestros deseos. En ese sistema, por lo tanto, atraeremos más de lo que pensamos. En consecuencia, atraeremos más de lo que odiamos. Actuamos según nuestros pensamientos: nuestros pensamientos de odio, violencia, lucha y guerra. Y ese es el resultado; vemos los frutos de ese pensamiento manifestados, incluso si nuestras intenciones están alineadas positivamente con la energía de Dios. Obtenemos lo que pensamos, tanto si queremos como si no.
Los pensamientos que se traducen en lucha y guerra casi siempre garantizan que la respuesta sea una contrafuerza, es decir, los demás responderán en sintonía con nuestro deseo de luchar y de vencer. Esa clase de fuerza/contrafuerza puede perdurar durante siglos, y las generaciones venideras están programadas para proseguir esa lucha.
Este principio que parte de la idea de que la lucha nos debilita y genera más desequilibrio en nuestra vida se aplica también a nuestra experiencia con las adicciones. Podemos librarnos de la adicción con relativa rapidez si decidimos eliminar la lucha y conquista de nuestros esfuerzos. Los pensamientos y la energía que sustituyen la lucha deben adoptar la forma de pensamientos no belicosos. Como dijo Emerson de forma sucinta: “El remedio de todos los errores, la cura de la ceguera, la cura del crimen, es el amor...”. Y las adicciones constituyen un enerote error, se lo aseguro; yo que he pasado una buena parte de mi vida inmerso en esa locura.
SUPERAR EL PENSAMIENTO LLENO DE ERRORES
Para los que no conozcan a mi amigo Ram Dass, a finales de los sesenta ayudó a conformar el despertar de la conciencia de toda una generación con su best seller Be Here Now.
Una de mis historias favoritas de Ram Dass es la que cuenta uno de sus primeros encuentros con Neem Karoli Baba, su gurú en la India. Ram Dass se había llevado a la India unas píldoras creadas para alterar de forma espectacular el estado de la conciencia. Neem Karoli Baba se interesó por esas pastillas y pidió a mi amigo que se las diera. Ram Dass creía que llevaba suficientes suministros de esa potente sustancia psicodélica para mucho tiempo, pero vio horrorizado y asombrado cómo ese ser iluminado se las tragaba todas delante de él, sin ninguna reacción visible. Entonces el gurú le preguntó si tenía más, porque era evidente que aquellas no habían funcionado. Tras contar esa anécdota, Ram Dass concluía con una de sus observaciones más sagaces: “Si ya estas en Detroit —observó —, no necesitas coger un autobús para ir allí”.
Todas las adicciones son vehículos que utiliza la gente para llegar a un lugar más elevado, más placentero, más pacífico, más armónico, más emocionante, etc. Pero si ya está alineado con esa energía, es innecesario subirse a ningún vehículo que se dirija al lugar donde ya reside.
He jugado con las adicciones y el comportamiento adictivo gran parte de mi vida. De hecho, diría que esas distintas adicciones han sido algunos de mis mejores maestros, porque me han permitido ver que existe un nivel de conciencia superior, y una vez alcanzado, uno se siente maravillosamente bien. Pero también soy consciente de que usar sustancias nocivas para experimentar esa realidad separada es sin duda una forma engañosa de hacerlo.
La pauta funciona más o menos así: queremos tener más y más de aquello que deseamos. Cuanto más tomamos o nos empapamos de ello, más necesitamos. Y menos efectivo resulta cuanto más consumimos. Además de ese enorme desequilibrio, ¡lo que estamos utilizando para llegar a ese lugar bienaventurado es tóxico para nuestro bienestar! La adicción aumenta nuestro desequilibrio. Nuestro deseo es de felicidad, paz, amor, salud, libertad, etc., pero el comportamiento adictivo nos aporta precisamente lo contrario. Si no se erradica, creará un caos en nuestro cuerpo y nuestra mente, y finalmente nos destruirá.
Estoy básicamente libre de adicciones, y quiero que sepan que si lo he logrado no ha sido combatiendo mi naturaleza adictiva. De hecho, cuanto más intentaba superar las adicciones en distintas etapas de mi vida a cosas como el azúcar, los refrescos, la cafeína, la nicotina, el alcohol y ciertas drogas, más se apoderaban de mí. Fuerza/contrafuerza: yo sacaba mis armas, y con ellas toda mi artillería, con mi cuerpo como campo de batalla donde se libraba la guerra. No hacía más que abrir el camino a una adicción más profunda. Antes he citado a Ralp Waldo Emerson, quien dijo: “El remedio a todos los errores...es el amor”. ¿En qué cambiarían las cosas si siguiéramos ese consejo? Las dos palabras clave son error y amor. Examinémonoslo más de cerca.
Error
¿Por qué llamar error a una adicción? Exigir más y más de algo que su cuerpo y su mente desprecian vehemente es adicción. Elegir el mundo sesgado de la adicción sobre el equilibrio, es decir, sobre su herencia espiritual, es una gran distorsión de la herencia que recibió al nacer. Cuando lo hace, está gobernando mal su vida. Estoy convencido de que es un error que pueda equilibrarse con amor.
Usted se ha originado a partir de un campo de energía espiritual e invisible de bienestar puro. Su deseo es estar equilibrado en ese espíritu en sus pensamientos y comportamientos: ahora, en esta vida, en este momento, en su forma corporal. Desea esa armonía, y siente que puede lograrlo sin tener que dejar su cuerpo, o dicho de otro modo, sin necesidad de morir. Por lo tanto, ateniéndonos a esa interpretación, busca un equilibrio que le permite morir mientras sigue vivo.
Regresará al espíritu, a la no forma, mediante la muerte, pero puede elegir vivir con un equilibrio auténticamente iluminado, o aceptación de Dios... ahora, en este estado físico. Su fuente no se origina en la toxicidad. No le llena las venas, el estómago ni ninguna parte con veneno o residuos. Se crea del bienestar, del equilibrio y de la perfección, y lo hace sin esfuerzo. Esa es su herencia espiritual. Y el amor puede corregir los errores que le distancias de su yo espiritual.
Amor
¿Por qué el amor es el antídoto de las adicciones? Por una razón muy simple: porque usted es amor; es el centro de su creación. Es su punto de origen y puede convertirse también en su punto de atracción. Como dijo Karl Menninger a sus pacientes, y a cualquiera que sufriera y estuviera dispuesto a escucharle: “El amor cura; los que reciben amor y lo que lo dan, también”. Al trascender sus hábitos adictivos, tiene la oportunidad de ser tanto el donante como el receptor del bálsamo espiritual del amor. Al aplicarlo, siente que el equilibrio regresa a su vida. Ya no persigue una libertad falsa, y ya no atraerá lo que quiere. En cambio, busca el equilibrio que supone estar conectado a su auténtica naturaleza.
RECONECTARSE AL BIENESTAR
Nuestra tendencia a los comportamientos adictivos disminuye considerablemente en cuanto practicamos la reconexión con el Origen de nuestro ser. Se han escrito muchos libros sobre cómo superar las adicciones. Existen un sinfín de programas y de centros de rehabilitación para ayudar a los que están atrapados en las garras de las drogas, del alcohol, de la comida, de la cafeína, del sexo, del juego, o de cualquier cosa que encaje en la descripción de perseguir algo que no se desea.
Apoyo cualquier programa pensado para ayudar a las personas a huir de ese ciclo desequilibrado que destruye muchas vidas. Mi contribución, en este libro, es una breve descripción de los puntos clave que me han resultado extremadamente útiles para ser una persona libre de adicciones. Las siguientes cinco ideas me ayudaron a interrumpir mi pensamiento y mi comportamiento desequilibrados. Practicado con honestidad e integridad, puede contribuir a una nueva sensación de capacitación y bienestar que permite liberarse de las adicciones no deseadas.
1. Todo se basa en la realineación
Es el primero porque cuando lo practica seriamente ya no desea perseguir lo que no quiere a expensas de lo que quiere. Anhela vivir en armonía y desea bienestar. Viene del bienestar, de modo que solo necesita elegir pensamientos que sintonicen con sus cimientos para encontrar la forma de volver a estar alineado.
Rece a menudo y en silencio allí donde se encuentre y siempre que pueda. Personalice y varíe las plegarias como este ejemplo derivado de la Plegaria de san Francisco: “Hazme un instrumento de tu bienestar”. Véase siempre convocando la energía del bienestar de su Fuente espiritual. Piense como un animal que nunca perseguiría lo que no quiere. ¿Por qué los pájaros no cazan mariposas? Porque son venenosas. ¿Ha oído hablar alguna vez de un petirrojo que siga una terapia para superar su deseo de comer mariposas? Es un ejemplo absurdo, pero es una imagen útil para recordar.
Por consiguiente, piense como un ser humano que disfruta de un bienestar. Y acabará pensando como el alma divida que es, y estará en armonía vibracional con el bienestar, que es su auténtica naturaleza.
2. Ame sus adicciones
Si es comida, ámela. Si es cocaína, ámela. Si son analgésicos, ámelos. Si son cigarrillos, ámelos. Esos son algunos de sus mejores maestros. Le han enseñado mediante una experiencia directa lo que ya no desea ser. Le han arrastrado a las profundidades por alguna razón. Es un sistema inteligente del que forma parte. No hay accidentes en un Universo basado en la omnisciencia y la omnipotencia. Esté agradecido a esos maestros. Si los odia, los maldice, e intenta luchar contra esas adicciones, inclina la balanza hacia el odio y el combate. Entonces seguirá persiguiendo lo que no desea porque se encuentra en un estado debilitado. Luchar debilita; amar capacita.
Por lo tanto, incline la balanza hacia el amor. Esté agradecido por las adicciones que tanto le han enseñado. Mándeles una bendición silenciosa. Al hacerlo, se convertirá en el amor que usted es.
3. Ámese
Esta es la consecuencia natural de decidir amar sus adicciones. Piense en su cuerpo como un templo sagrado, y extienda ese respeto como una forma de amor. Sea consciente, y esté agradecido por todos los órganos, todas las gotas de sangre, todos los apéndices, y todas las células que constituyen su cuerpo. Empiece en este mismo minuto a ofrecer una plegaria silenciosa de gratitud por su hígado, su corazón y su cerebro. Diga simplemente: “Gracias, Dios, por este glorioso regalo. Lo valoro y, con ayuda, hoy empezaré el proceso de amarlo incondicionalmente”. Si todavía se siente atraído por sustancias que desprecia, recite la silenciosa plegaria antes de ingerirlas. El amor será al final el peso añadido que reequilibra su vida.
Uno de mis poetas estadounidenses preferidos. Henry W. Longfellow, nos dice: “El que se respeta a sí mismo está a salvo de los demás; lleva una costa de malla que no puede perforarse”. Cuando nos respetamos y nos amamos de verdad, es como si tuviéramos una armadura flexible, que actúa de escudo, hecha de anillas de metal y eslabones que nos protegen del otro adictivo que ha sido parte de nuestra vida.
4. Elimine la vergüenza
No ha hecho nada malo. No ha fracasado, solo ha producido resultados. No se tata del mal comportamiento que haya tenido, sino de lo que hará con los resultados que ha producido. Si opta por la vergüenza y la culpa, está eligiendo la única reacción emocional que le descapadita más a usted que ningún otro. Sea cual sea su actual situación respecto de las adicciones, todo está bien. Ha sufrido traumas. Decepcionó a aquellas personas que trató mal. Tuvo que llegar a esos extremos. Necesitaba esa energía desequilibrada que le ayudará en la generación de otra energía que le conducirá a un lugar más elevado a donde se dirige en estos momentos.
Sigue siendo un ser divino a los ojos de Dios, a pesar de las debilidades que usted siente no son merecedoras del amor del Todopoderoso. Necesitaba todas esas experiencias. Y ahora que está pensando en dejarlo atrás y recuperar su Fuente espiritual de bienestar, olvídese de la vergüenza; no será más que un estorbo y le enviará de vuelta a ese mundo absurdamente desequilibrado, donde nunca tiene suficiente de lo que no quiere.
5. Viva con un nuevo conocimiento
Finalmente, cree un espacio en su interior, un lugar privado al que solo accedan usted y Dios. En ese espacio interior, peque las palabras “Lo sé”. Esa es su conexión invisible con Dios, donde la pureza y el bienestar definen su nuevo yo libre de adicciones. Aunque muchas personas desconfíen de usted y le recuerden cuántas veces en el pasado ha sido incapaz de mantener sus promesas, ese es su espacio de conocimiento.
Desde ese espacio infranqueable, pida orientación a Dios. Pídale que la energía extática de pureza y bienestar fluya directamente a su corazón. Si sufre un resbalón, retírese inmediatamente a ese espacio de conocimiento. Perdónese y véase rodeadao de amor de Dios, manteniéndose de nuevo en equilibrio. Yo he vivido esa experiencia, y puedo prometerle que se le proveerá toda la guía, dirección y fortaleza que necesita, y obtendrá lo que quiere en lugar de lo que no quiere.
Superará el desequilibrio del pensamiento adictivo empieza y finaliza con la conciencia de que, con la ayuda de su Fuente, tiene todo lo que necesita en ese mismo momento para poner fin a su desequilibrio. Como nos recuerda un antiguo dicho hindú “Dios da comida a todos los pájaros, pero no se la pone en el nido”. Realinéese con Dios y vuele sin el peso de la adicción. ¡Le prometo que estar en equilibrio y libre de adicción es mucho más emocionante!