VI. Hassan Nazif

Hassan Nazif era un hombre oscuro a ambos lados. De procedencia siria, regentaba una tienda de productos electrónicos, especialmente teléfonos móviles, tablets, cámaras fotográficas y tarjetas de telefonía para que los turistas pudiesen llamar barato a sus países de origen.

Era un hombre callado y de difícil sonrisa, incapaz de mantener una conversación en inglés de más de veinte segundos a causa de su desconocimiento del idioma. Apenas se relacionaba con la gente, pero ofrecía buenos precios, por lo que ostentaba la consideración de la comunidad. Abría el negocio a las nueve en punto cada mañana, y no cerraba hasta las diez de la noche, como mandaban las ordenanzas locales. Almorzaba allí mismo, respetando escrupulosamente el código de todo buen musulmán en lo que a su dieta se refería.

La única persona que jamás entraba en su tienda era el Reverendo Jackson, y eso sucedía a ambos lados. En el de donde venía Érika, el Alcalde Jackson le había planteado varios problemas con la licencia y los horarios de apertura y cierre. A este otro lado, el reverendo aseguraba a todo aquel que quería oírle que Hassan Nazif era un terrorista que tarde o temprano se inmolaría en mitad del Ayuntamiento.