El alguacil dijo:

—Acusada, póngase en pie.

La acusada obedeció.

—La acusada mirará al jurado. El jurado mirará a la acusada.

Doce rostros se volvieron hacia la acusada. El rostro de ésta se enfrentó con los de sus juzgadores.

Entonces, yo dije:

—Señor presidente del jurado, ¿han llegado ya ustedes a un acuerdo acerca de la culpabilidad o inocencia de la acusada?

—Sí, Señoría —contestó el requerido.

—Y ¿cuál es el veredicto?