Mala reputación

Si Raquel fuera coleccionista,

aportaría un banco de semen

para altruistas investigaciones biológicas

que en subarrio no apreciarían,

pues la maledicencia la sigue cual sombra,

mientras los niños suspiran

con su culo de mandolina.

Y nadie le creyó

cuando se sintió violentada

en una noche oscura,

habiéndole pasado por encima

media maratón.

De qué se queja Raquel

si para ella debe haber sido un vergel,

pregonaban las envidiosas lenguas viperinas.

Y no veían la tristeza

en su noble y hermoso corazón.

¿Qué culpa se le puede achacar

de ser bella y ardiente en todo matorral?

Una deliciosa putilla

que desde aquel triste suceso

apagó su flor primaveral,

recordando en aquella fila

quien alegraba su corazón.

A Raquel no le robaron su belleza

pero sí todo entusiasmo y pasión,

a tal punto que ya lo hacía

previa remuneración.

Quedando así confirmada

su mala reputación.

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