PREFACIO
Cuando comencé a escribir este libro no tenía clara la forma que debía adoptar. Una gran ventaja, puesto que tuve que improvisar y, por tanto, desde el principio la característica definitoria del tema animó la escritura del libro.
No tardé mucho en descubrir que me había alejado de cualquier tipo de crítica convencional. Las metáforas y los símiles en los que me apoyaba para evocar lo que consideraba que estaba pasando en la música cada vez parecían menos adecuados. Es más, dado que el más breve de los símiles introduce un matiz de ficción, rápidamente las metáforas comenzaron a expandirse y a abarcar episodios y escenas. A medida que iba inventando diálogo y acción, lo que emergía se parecía cada vez más a la ficción. Sin embargo, al mismo tiempo las escenas seguían pensadas como comentarios a una pieza musical o a las cualidades particulares de un músico. Lo que sigue, pues, tiene tanto de crítica imaginativa como de ficción.
Muchas escenas nacen de episodios legendarios o famosos: por ejemplo, que le saltaran los dientes a Chet Baker. Tales episodios pertenecen al repertorio habitual de anécdotas e informaciones, en otras palabras, son standards, de los cuales doy mi propia versión, expongo los hechos esenciales con mayor o menor brevedad y luego improviso a partir de ellos, en algunos casos, alejándome del todo. Así quizá no sea fiel a la verdad, pero, una vez más, me mantengo fiel a las prerrogativas formales de la improvisación. Algunos episodios ni siquiera nacen de hechos reales: estas escenas inventadas pueden considerarse composiciones originales (aunque en ocasiones incluyan citas a los músicos aludidos). Durante cierto tiempo me planteé indicar cuándo alguien decía en el libro algo que también había dicho en la vida real. Al final, de acuerdo con el mismo principio que ha guiado el resto de decisiones de esta obra, decidí que no. Los músicos de jazz se citan a menudo en los solos: que lo captes o no depende de tus conocimientos musicales. Lo mismo en este caso. Por regla general cabe asumir que lo que se dice es una invención o modificación en lugar de una cita. En todo momento mi propósito ha sido el de presentar a los músicos no como eran, sino como a mí me parecía que eran. Naturalmente, estas dos visiones a menudo distan muchísimo entre sí. De igual modo, incluso cuando lo parece, en lugar de describir a los músicos trabajando, lo que hago es proyectar sobre el momento en que nació la música mi acción de escucharla treinta años después.
El epílogo recoge y amplía algunas preocupaciones del cuerpo central del libro con un estilo más formal de análisis y exposición. También incluye varias reflexiones sobre la evolución del jazz más actual. Aunque brinda un contexto para interpretar el cuerpo central del libro, sigue siendo suplementario, no esencial.