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En tribuna, la madre de Tomi se muerde las uñas, preocupada. Sabe lo importante que es para Tomi ese partido y que una desilusión tan grande le podría arruinar las vacaciones. Le gustaría dar la vuelta entera al Maracaná, mirar a los ojos a todas las personas, una a una, y pedirles que no silben.

También Nico está preocupado.

—A mí me temblaban las piernas cuando jugué en el campo de los Tiburones Azules —les dice a sus amigos—, o sea que imaginaos en el mítico Maracaná y delante de tantísima gente… Pobre Tomi, yo le comprendo.

Todos asienten, pero Champignon, de vuelta a las gradas, se atusa el extremo derecho del bigote, el de las buenas sensaciones, y levanta la moral de su tropa.

—Un poco de paciencia, chicos. Al gran Michel Platini le hicieron falta seis meses para acostumbrarse a la liga italiana. A Tomi solo le hará falta un ratito. ¡Ahora nos dará un hermoso espectáculo! ¡Me apuesto el restaurante!

Sara, que está de lo más enfadada, replica:

—¿Cómo nos va a dar espectáculo, si ese pelón no le pasa nunca la pelota?

Es verdad que Tomi ya se ha desviado hacia la banda derecha dos veces y le ha pedido el balón a Leo, que parece haberle olvidado. La tercera vez, en cuanto el balón llega a los pies de su compañero pelón y desdentado, Tomi suelta un grito tremendo…

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El Maracaná se convierte en un mar de banderas rojinegras.

El público celebra el gol con un estruendo inimaginable, la gente no deja de aplaudir: los hermosísimos regates del pequeño número 9 parecen haberles recordado la maestría de Garrincha el Pajarito en la banda derecha.

En el banquillo se abrazan Carlos y Rogeiro; en las gradas gritan de alegría los Cebolletas. Champignon se acaricia el extremo derecho del bigote, satisfecho.

Leo le da la mano y las gracias a Tomi:

—¡Pero la próxima vez que me pidas el balón no chilles tanto: casi me destrozas un tímpano!

También sonríe el árbitro, antes de pitar para que prosiga el partido.

Solo faltan cinco minutos para el final cuando Tomi recibe un pase en el medio campo.

Ahora sí que el Maracaná está a rebosar de gente. Dentro de poco empezará el esperado encuentro entre los primeros equipos. El de los alevines parece destinado a acabar en empate.

El 1-1 les va bien a todos.

O eso parece…