Capítulo 6

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Tras las huellas del mito

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Todos nosotros tenemos experiencias semejantes. Compartimos el viaje de la vida, del crecimiento, del desarrollo y transformación. Vivimos siempre las mismas historias, ya sea la búsqueda de la perfecta compañera, el regreso al hogar, el encuentro de la plenitud, la persecución de un ideal, la realización de un sueño, o la caza de un preciado tesoro. Sea cual fuere nuestra cultura, existen historias universales que forman la base de todas nuestras historias particulares. Las circunstancias pueden ser diferentes, los giros y quiebros que crean el suspense pueden variar de una cultura a otra, pero en todas ellas encontramos siempre la misma historia, bosquejada a partir de las mismas experiencias.

Muchas de las películas de mayor éxito están basadas en estas historias universales. Tratan del viaje básico que hacemos en la vida. Nos identificamos con los héroes porque hemos sido heroicos alguna vez (planteamiento descriptivo) o porque nos gustaría serlo (planteamiento prescriptivo). Cuando Joan Wilder encuentra la esmeralda y rescata a su hermana, o cuando James Bond salva al mundo, o Shane salva de los malvados ganaderos a la familia que lo acogió, nos identificamos con el personaje. Subconscientemente reconocemos una historia que tiene que ver con algo de nuestras propias vidas. Es la misma historia de los cuentos de hadas, en los que hay que quitarle tres cabellos de oro al diablo, o encontrar el tesoro y conseguir a la princesa. Y no es una historia muy diferente de la del hombre de las cavernas que mató a la bestia desconocida, o el esclavo romano que ganó su libertad con su esfuerzo y su valor. Éstas son nuestras historias —personal y colectivamente— y las películas que han alcanzado mayor éxito contienen estas experiencias universales.

Algunas de estas historias son historias de búsqueda. Guían nuestro deseo de encontrar algún tipo de tesoro extraño y maravilloso. Pueden referirse a la búsqueda de valores externos como un trabajo, una relación o el éxito; o de valores internos tales como el respeto, la seguridad, la autenticidad, el amor, o el hogar. Todos ellos son igualmente búsqueda.

Otras historias son historias de héroes. Nacen de nuestras propias experiencias de superación de adversidades, al igual que de nuestro deseo de realizar acciones grandes y especiales. Nos identificamos con el héroe y celebramos cuando él o ella consigue su meta porque sabemos que el «viaje del héroe» en muchos aspectos es similar al nuestro.

A estas historias las llamamos mitos. Son las historias comunes a la raíz de nuestra existencia universal. Se encuentran en todas las culturas y en todas las literaturas, desde los mitos griegos hasta los cuentos de hadas y las leyendas nórdicas.

El mito se ha definido como una historia que es «más que verdadera». Muchas historias son verdaderas porque unas personas, en algún lugar, en algún momento, las vivieron. Porque están basadas en un hecho. Un mito refleja muchas veces algo más profundo, porque es vivido —a determinado nivel— por todos nosotros. Es una historia que conecta con todos y nos habla a todos.

Algunos mitos son historias reales que adquieren significación mítica porque los personajes envueltos se muestran más grandes que la propia vida. Parecen vivir sus vidas con más intensidad que la gente común. Martin Luther King Jr., Ghandi, Sir Edmund Hillary, o Lord Mountchausen, personifican el tipo de trayectoria con el que nos identificamos, porque todos hemos seguido trayectorias similares, aunque haya sido a una escala mucho menor.

Otros mitos giran en torno a personajes simulados que pueden resumirnos la suma total de muchos de nuestros viajes. Alguno de esos personajes simulados pueden parecer semejantes a los que encontramos en nuestros sueños, o ser una mezcla de tipos de personajes que hemos conocido.

En ambos casos, el mito es «la historia bajo la historia». Es el patrón universal que nos muestra el viaje de Ghandi hacia la independencia y el viaje de Sir Edmund Hillary a la cima del monte Everest. Ambos contienen muchos de los mismos pasos dramáticos (beats). Y esos beats son los mismos pasos que sigue Rambo para liberar a los presos, los mismos de Indiana Jones para encontrar el arca perdida y los mismos de Luke Skywalker para desafiar al Imperio.

En El héroe de las mil caras, Joseph Campbell traza los elementos que dan forma al «mito del héroe». Si los contemplamos a la luz de La guerra de las galaxias, podemos entender mejor una de las razones por las que millones de personas acudieron a ver la película una y otra vez, y aprendemos a trabajar con un mito cuando elaboramos una historia específica.

El mito del héroe sigue unos «pasos» (story beats) específicos que tienen lugar en todas las historias de su género. Muestran quién es el héroe, qué es lo que necesita y cómo la historia y el personaje interaccionan para producir una transformación. El viaje hacia el heroísmo es un proceso. Este proceso universal constituye la columna vertebral de todas las historias particulares, como la trilogía de La guerra de las galaxias.

El mito del héroe

1. En la mayoría de las historias de héroes, éste es presentado en entornos ordinarios, en un mundo vulgar, haciendo cosas vulgares. Por lo general, el héroe comienza sin ser héroe: inocente, joven, sencillo o humilde. En La guerra de las galaxias, la primera vez que vemos a Luke Skywalker, lo vemos descontento por tener que hacer sus obligaciones, que consisten en seleccionar androides nuevos para el trabajo. Lo que le apetece es marcharse de allí y divertirse. Abandonar el planeta e ir a la Academia, pero se encuentra atado a sus tíos. Éste es el planteamiento de la mayoría de los mitos. Así es como encontramos al héroe antes de la llamada a la aventura.

2. Algo nuevo entra, entonces, en la vida del héroe. Es un catalizador (catalyst) que pone la historia en movimiento. Puede ser una llamada telefónica, como en Tras el corazón verde, o el ataque alemán de la Reina África, o el holograma de la princesa Leia en La guerra de las galaxias. Tome la forma que tome, es un ingrediente nuevo que empuja al héroe a una aventura extraordinaria. Con esta llamada, se establece lo que se pone en juego y se introduce un problema que requiere una solución.

3. Muchas veces, sin embargo, el héroe se resiste a partir. Él o ella es un héroe o heroína reticente, temeroso de lo desconocido, no está seguro de si es capaz de superar ese reto. En La guerra de las galaxias, Luke una doble llamada a la aventura. Primero de la princesa Leia en el holograma y, después, a través de Obi-Wan Kenobi, quien le pide su ayuda. Pero Luke no está preparado para ir. Regresa a su casa, y allí se encuentra con que las tropas imperiales han incendiado su granja y asesinado a su familia. En ese momento se ve envuelto personalmente y dispuesto para arrojarse a la aventura.

4. En cualquier viaje, el héroe recibe por lo general ayuda, y la ayuda viene muchas veces de las fuentes menos pensadas. En muchos cuentos de hadas, una anciana, un enano, una bruja o un mago, ayudan al héroe. El héroe alcanza su meta gracias a esta ayuda, y siempre que se muestre dispuesto a aceptarla.

Hay relatos donde el primer y segundo hijos son enviados a realizar una tarea, pero hacen caso omiso de quienes pretenden ayudarles. Muchas veces son severamente castigados por su falta de humildad y por el rechazo de la ayuda que se les ofrece. Después el tercer hijo, el héroe, entra en acción. Acepta la ayuda, cumple la tarea y con frecuencia conquista la princesa.

En La guerra de las galaxias, Obi-Wan Kenobi es el ejemplo perfecto del personaje «ayudante». Es como una especie de mentor para Luke, alguien que le enseña el camino de la Fuerza y cuyas enseñanzas continúan incluso después de su muerte. Ese personaje «mentor» aparece en la mayoría de historias de héroes. Es la persona que tiene un conocimiento especial, información precisa y poderes especiales. Éste puede ser el prospector en El tesoro de Sierra Madre, el psiquiatra en Gente

corriente, o Quint en Tiburón, que conoce todo acerca de los tiburones, o la Bruja Buena del Norte, que le da a Dorothy las zapatillas mágicas en El mago de Oz. En La guerra de las galaxias, Obi-Wan le da a Luke un «sable láser» que era el arma especial de los caballeros Jedi. Con éste, Luke está preparado para seguir adelante, comenzar su entrenamiento y empezar la aventura.

5. El héroe está ya preparado para entrar en el «mundo especial», donde tendrá que cambiar de lo ordinario a lo extraordinario. Aquí comienza la transformación del héroe, y se plantean los obstáculos que deberá superar para alcanzar la meta. Normalmente esto sucede en el primer punto de giro de la historia, y conduce al desarrollo del Acto Segundo. En La guerra de las galaxias, Obi-Wan y Luke buscan un piloto que los lleve al planeta de Alderaán, para que Obi-Wan pueda entregar los planos al padre de la princesa Leia. Estos planos son esenciales para la supervivencia de las fuerzas rebeldes. Con esta acción, la aventura está lista para comenzar.

6. Comienzan todas las pruebas y obstáculos que hay que afrontar para suprimirlos y cumplir así la meta del héroe. En los cuentos de hadas esto suele significar el enfrentarse a brujas, burlar al diablo, evitar ladrones o enfrentarse con el mal. En La Odisea de Homero significa enfrentarse a los Cíclopes, escapar de la isla de los devoradores de Lotus, resistir el canto de las sirenas y sobrevivir del naufragio. En La guerra de las galaxias son innumerables las aventuras en las que Luke se ve envuelto. Él y sus compañeros deben correr al Halcón milenario, y escapar por los pelos de las tropas imperiales antes de poder saltar al hiperespacio. Deben atravesar la lluvia de meteoritos después de la destrucción de Alderaán, Deben evitar ser capturados en la «Estrella de la muerte», rescatar a la princesa, e incluso salir con vida de un triturador de basura.

7. En algún punto de la historia, el héroe suele «tocar fondo», sufrir una «experiencia de muerte» que le conduce a una especie de renacimiento. En La guerra de las galaxias, Luke parece haber muerto cuando la serpiente lo sumerge en el agua, dentro del triturador de basura, pero es rescatado justo a tiempo para pedir a R2D2 que detenga el triturador antes de que los aplaste. Éste suele ser el «momento negro», hacia el segundo punto de giro: el punto donde tiene lugar la confrontación con «lo peor» y la acción se mueve hacia una conclusión apasionante.

8. El héroe se apodera de la espada, o toma posesión del tesoro. Él es quien tiene el control ahora, aunque todavía no haya completado el viaje. Aquí Luke ha conseguido a la Princesa y los planos, pero la confrontación final todavía no ha tenido lugar. Es el comienzo del tercer acto, la escena-huida que conduce hacia el clímax final.

9. El camino de vuelta es con frecuencia la escena de la persecución. En muchos cuentos de hadas éste es el punto donde el dragón persigue al héroe y el héroe tiene que superar los últimos obstáculos para llegar sano y salvo. Su reto es hacer uso de lo que ha aprendido y hacerlo propio; integrarlo en su vida cotidiana. Debe regresar para renovar el mundo vulgar. En La guerra de las galaxias, Darth Vader persigue de cerca a Luke, con el plan de destruir la base rebelde.

10. Como toda historia de héroe es básicamente una historia de transformación, necesitamos ver al héroe transformado al final, renacido en un nuevo tipo de vida. Antes de «renacer», debe afrontar la prueba final, y demostrar su valor para alcanzar esa transformación. Éste es el punto, en muchos cuentos de hadas, donde el hijo del molinero llega a ser Príncipe, o Rey, y se casa con la Princesa. En La guerra de las galaxias, Luke ha sobrevivido, y se ha convenido en una persona muy diferente al jovenzuelo ingenuo que era en el primer acto.

En este punto, el héroe regresa y se reintegra en su sociedad. En La guerra de las galaxias, Luke destruye la «Estrella de la muerte» y su valor es reconocido por todos.

Ésta es la clásica «historia del héroe». Podemos considerar este ejemplo como un mito de misión o tarea, donde el héroe recibe una tarea específica que debe llevar a cabo. La tarea no es en sí misma el verdadero tesoro. La verdadera recompensa para Luke es el amor de la Princesa Leia, y el mundo nuevo y seguro que él ha ayudado a crear.

Un mito puede tener muchas variaciones. Vemos variaciones de este mito en las películas de James Bond (aunque éstas tienen mucha menos profundidad porque el héroe no sufre transformación), y en La Reina de África, donde Rose y Allnutt deben volar el «Louisa» o en En un lugar del corazón, donde Edna supera los obstáculos para conseguir la estabilidad familiar.

El mito de tesoro es otra variación de este tema, como se ve en Tras el corazón verde. En esta historia, Joan recibe un mapa y una llamada telefónica que le fuerzan meterse en la aventura. Recibe la ayuda de un cazador de pájaros norteamericano y de un camionero mexicano. Supera obstáculos de serpientes, junglas, cataratas, tiroteos, y finalmente consigue el tesoro, junto con el «príncipe».

Ya tenga el viaje del héroe por objeto completar una tarea o buscar un tesoro, los elementos básicos permanecen presentes. El héroe humilde y reticente es llamado a una aventura, y ayudado por diversos personajes singulares. En el proceso, supera una serie de obstáculos que le transforman y afronta el reto final que le hace poner en juego todos sus recursos interiores y exteriores.

El mito de curación

Aunque el mito de héroe es la historia más popular, muchos mitos incluyen una curación, En estas historias, algún personaje es «dañado» y debe abandonar el hogar para reponerse.

La experiencia universal que subyace tras estas historias de curaciones es nuestra necesidad psicológica de rejuvenecimiento y equilibrio. El exilio no es muy diferente de un fin de semana en la playa, o de un viaje a Hawai para alejarse de todo. En todos los casos, se ha perdido el equilibrio y el viaje mítico tiene como fin recuperarlo.

El daño puede tomar muchas formas. Puede ser físico, emocional o psicológico. Normalmente son las tres cosas a la vez. En el proceso del exilio o de ocultarse en un bosque, el desierto, o incluso la granja amish de Único testigo, la persona adquiere la plenitud y el equilibrio, y se hace más receptiva al amor. El amor en estas historias es a la vez fuerza y recompensa.

Pensemos en John Book, en Único testigo. En el primer acto nos encontramos un hombre frenético, insensible, con miedo a comprometerse, hipercrítico y poco receptivo a influencias femeninas en su vida. John sufre una «herida interior» sin saberlo. La «herida exterior» del disparo es lo que provoca su exilio y el comienzo de su proceso de transformación.

Al comienzo del segundo acto, John se debate entre el delirio y la muerte. Algo dentro de su inconsciente se pone en marcha. Algo que inicia un cambio del policía racional y fría del acto primero hacia un mundo misterioso, más femenino, más intuitivo. El «problema interior» de John es la falta de un complemento femenino que equilibre su modo de ser. Es precisamente durante el delirio, durante los cuidados de Raquel, cuando comienza el proceso de transformación.

Más adelante en el segundo acto, comenzamos a ver los primeros efectos de ese cambio. John modifica su estilo de vida, absolutamente independiente, y se integra poco a poco en el de sus anfitriones, los amish, de carácter más colectivo y comunal. John, ahora, se levanta temprano para ordeñar las vacas y para ayudar en las tareas. Utiliza su habilidad como carpintero para ayudar en la construcción del granero y para arreglar el palomar. Gradualmente entabla una relación con Raquel y con su hijo, Samuel. La vida de John se tranquiliza un poco y se hace más receptivo, aprendiendo lecciones importantes acerca del amor. En el tercer acto, John acepta por fin el valor del complemento femenino; y tira al suelo el rifle para salvar la vida de Raquel. Unos pocos beats más tarde, cuando tiene la oportunidad de matar a Paul, elige en su lugar una vía «no violenta». Aunque John no consigue la «princesa», ha obtenido, sin dudas, amor y plenitud. Hacia el final de la película podemos ver que el John Book del tercer acto es una persona diferente al John Book del primero. Tiene un trato diferente con sus compañeros policías, es un hombre más relajado, y percibimos que, de alguna manera, esta experiencia ha construido un John Book más íntegro.

Mitos combinados

Muchas historias surgen de la combinación de varios mitos diferentes. Pensemos en Los cazafantasmas, una comedia sencilla y un tanto disparatada acerca de tres hombres que salvan la ciudad de Nueva York de los fantasmas. Recuerda el mito de la «Caja de Pandora»: una mujer que deja escapar todas las fuerzas del mal sobre la tierra, al abrir la caja que le habían dicho que no tocara. En Los cazafantasmas el ecologista es la figura de Pandora. Al desconectar la fuerza del centro de contención, libera sin darse cuenta todos los fantasmas sobre la ciudad de Nueva York. Combinemos la historia de Pandora con una historia de héroe y tendremos a nuestros tres protagonistas enfrentándose al hombre-merengue. Incluso uno de ellos conquista a la «princesa», cuando el Doctor Peter Venkman se ve, por fin, correspondido por Dana Barret. Al considerar este planteamiento, se ve claro que Los cazafantasmas es más que una «simple comedia».

Tootsie es una especie de reelaboración de muchas historias típicas de Shakespeare, en las que una mujer debe vestirse de hombre para realizar una tarea determinada. Estas historias de Shakespeare son, a su vez, reminiscentes de muchos cuentos de hadas donde el héroe se vuelve invisible, adquiere una personalidad diferente, o viste algún atuendo especial para ocultar sus cualidades reales. En las historias de Las doce princesas bailarinas o Piel de oso, el atuendo es necesario para conseguir el objetivo. Combinemos estos elementos con la transformación del héroe mítico, de modo que alguien (tal como Michael) deba superar muchos obstáculos para alcanzar éxito como actor y como ser humano. No es difícil entender por qué la historia de Tootsie engancha bien al público.

Arquetipos

Un mito incluye determinados tipos de personajes que se repiten en muchas historias. Estos personajes se llaman arquetipos. Podemos pensar en ellos como «patrones» originales, o «personajes típicos» que encontraremos siempre en el «viaje del héroe». Los arquetipos adoptan diversas formas, pero pueden agruparse dentro de unas categorías determinadas.

Ya hemos visto anteriormente algunos de los personajes que proporcionan al héroe consejo y ayuda. Personajes como el anciano sabio, que posee un conocimiento especial y que, a menudo, ejerce el papel de mentor del héroe.

La contrapartida femenina del anciano sabio es el hada buena. Mientras el anciano sabio se manifiesta por su conocimiento superior, el hada buena lo hace por sus cuidados y su intuición. Esta figura suele dar al héroe objetos concretos que le ayuden en su viaje: un amuleto protector, o las zapatillas mágicas que Dorothy recibe en El mago de Oz de la Bruja Buena del Norte. A veces, en cuentos de hadas, es una capa que hace invisible al protagonista. Pueden ser objetos ordinarios con poderes extraordinarios. En La chica del valor, cuento de hadas afgano, una doncella recibe un peine, una piedra de afilar y un espejo como ayuda para luchar contra el diablo.

Muchos mitos contienen la figura de sombra. Un personaje que es el opuesto al héroe. Algunas veces esta figura ayuda al héroe en su viaje. Otras se le enfrenta. La figura de sombra puede ser el lado negativo del héroe, el hermano hostil de Caín y Abel, las hermanastras de Cenicienta o la pequeña ladrona de Las reinas de nieve. La figura de sombra también puede, como ya hemos dicho, ayudar al héroe, como la mujerzuela de mala vida, pero de buen corazón, que le salva la vida o le ayuda a equilibrar y contrapesar la idealización que el héroe tiene de la mujer.

Algunos mitos contienen arquetipos animales que pueden ser figuras positivas o negativas. En San Jorge y el dragón, el dragón es la fuerza negativa, encarnada en un animal violento y destructor, no muy diferente de Tiburón. En otras historias los animales ayudan al héroe. Burros que hablan, un delfín que le salva la vida, caballos mágicos, perros, etc.

El trapacero es un arquetipo travieso y juguetón que siembra el caos permanentemente, altera la tranquilidad y suele ser bastante «anarquista». El trapacero usa la astucia y el ingenio para conseguir sus objetivos. A veces es un personaje travieso e inofensivo, o un «chico malo» divertido y agradable. Otras veces es un «buscavidas», como en El golpe, o el Demonio, como en El exorcista, que requirió todas las fuerzas del sacerdote para arrojarlo de la niña poseída. Las historias del estilo de Till Eulenspiegel [1] giran en torno al trapacero, al igual que la novela picaresca española. Incluso los relatos de Tom Sawver tienen al trapacero como motivo. En todos los países hay historias que giran en torno a esta figura, cuya función es la de ser el más astuto.

Problemas con el mito y soluciones

Todos hemos crecido con mitos. La mayoría oímos o leímos cuentos de hadas cuando éramos niños. Estos relatos forman parte de nosotros, y el mejor modo de trabajar con ellos es dejar que broten espontáneamente al escribir el guión.

Naturalmente, hay autores que tienen más facilidad que otros en este aspecto. George Lucas y Steven Spielberg tienen un poderoso sentido mítico, y lo incorporan a sus películas. Ambos han hablado de su añoranza por las historias de su infancia y su deseo de hacerlas llegar al público. Sus historias provocan el mismo sentimiento de maravilla y encanto que los mitos. Recogen muchos de los elementos psicológicos necesarios en ellos y profundizan más allá de la mera acción y aventura.

Los mitos dan profundidad a la historia del héroe. Si un cineasta sólo se preocupa de la «acción» y de que su historia sea «excitante», el público puede no conectar con su protagonista. Pero si los elementos básicos del viaje del héroe están presentes, la película arrastrará al espectador, muchas veces inexplicablemente, a pesar de la opinión contraria de los críticos.

Tomemos el ejemplo de Rambo. ¿Por qué una simple historia de violencia fue tan popular entre el público? No creo que fuera porque todo el público estuviese de acuerdo con sus planteamientos políticos. Lo que pienso es que Silvester Stalone supo incorporar el mito americano a su película. Esto no se hace necesariamente de modo consciente. Basta una sintonía natural con el mito, y éste se integra en la historia.

Clint Eastwood también nos presenta historias de héroes, y nos proporciona la aventura del mito y la transformación del mito. Sus últimas películas han prestado mayor atención a la transformación del protagonista, y han recibido como resultado una atención más seria por parte de la crítica.

Todos estos cineastas —Lucas, Spielberg, Stallone y Eastwood— tratan la figura del héroe mítico cada uno según su enfoque particular. Y todos ellos prueban la capacidad de atracción que tienen los mitos.

Aplicaciones

Parte importante del trabajo del escritor o del productor es buscar continuamente oportunidades de profundizar en los temas de un guión. Encontrar el mito que subyace en el fondo de una historia moderna es parte de ese proceso.

Para encontrar esos mitos, viene bien releer los cuentos clásicos de Grimm u otros relatos de todo el mundo, y familiarizarse con los mitos que están tras ellos. Puedes comenzar a descubrir los modelos y elementos que conectan con nuestra propia experiencia humana.

Puedes leer también a Joseph Campbell y la mitología griega. Si tienes interés en la psicología de Jung, hay también bibliografía abundante; especialmente en el tratamiento de arquetipos, de donde puedes sacar personajes para incorporar a tu propio trabajo.

A pesar de todas estas fuentes, es importante recordar que el mito no es una historia que haya que meter con calzador en un guión determinado. Es un modelo o patrón que puedes utilizar en tus historias cuando veas que éstas parecen seguir la dirección de un mito.

Al trabajar, puedes preguntarte:

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¿Estoy desarrollando algún mito en mi guión? Si eso es así ¿Qué elementos del «viaje del héroe» estoy utilizando? ¿Cuáles se echan en falta?

¿Echo en falta personajes? ¿Necesito algún mentor? ¿Algún sabio anciano?

¿Un mago? ¿Ayudaría alguno de estos personajes a dar mayor dimensión al viaje del héroe?

¿Aumentaría la dimensión emocional del mito si hago comenzar a mi personaje como alguien reticente, ingenuo, sencillo, o claramente «no-heroico»?

¿Se transforma mi personaje a lo largo del viaje?

¿He utilizado una estructura sólida en tres actos donde apoyar el mito, utilizando el primer punto de giro para entrar en la aventura y el segundo para crear un momento oscuro o un revés, incluso una experiencia «próxima a la muerte»?

No te preocupe el crear variaciones de los mitos, pero no comiences con el mito mismo. Deja que surja con naturalidad de tu historia. Desarrollar el mito es parte del proceso de re-escribir. Si comienzas con el mito encontrarás que tu guión se hace rígido, poco creativo y demasiado predecible. Por el contrario trabajar con el mito al re-escribir, dará profundidad y nueva vida a tu guión, a medida que vas encontrando la historia dentro de la historia.