LAS PAREJAS SERODISCORDANTES

A fin de vivir una sexualidad plena, sin temores infundados que nos impidan convivir en pareja con un partenaire seropositivo, me ha parecido sensato aportar algunos testimonios de parejas de gays en las que uno de los dos es VIH positivo. Con respecto a sus historias personales y su manera de vivir su sexualidad, no voy a entrar a hacer consideraciones, ni a emitir juicios de valor, ni opiniones al respecto. Posiblemente para unos, las maneras/modos de realización personal/afectiva/sexual no sean del todo de su agrado, ni encajen con sus parámetros más convencionales; para otros, por el contrario, quizá les puedan aportar más luz y les ayuden a disipar dudas. Ambas posiciones contrapuestas deben ser absolutamente respetadas. La manera de vivir la dimensión afectiva/sexual de los seres humanos no se reduce a un modelo único y exclusivo y, en ese abanico amplio de posibilidades nos situaremos todos, según nuestros deseos, fantasías e intereses personales.

Gabo, 41 años. Seropositivo.

¿Cuándo te reconoces gay y cómo es tu salida del armario?

Gabo: Me reconozco gay desde pequeñito porque me excitaban los hombres. Nunca me ha excitado sexualmente una mujer. Siempre me han excitado los hombres, sobre todo los hombres velludos, porque la primera erección que tuve fue viendo a un hombre desnudo. No era el primer hombre desnudo que vi, pero sí el primer chico que tenía vello púbico. Te estoy hablando de los nueve, diez años, en un internado.

¿Estuviste interno?

Gabo: Sí.

¿Muchos años?

Gabo: Sí. Lo que pasa es que era un internado light, era mixto, chicos, chicas, era laico, bastante tolerante, yo era un privilegiado en todo ese internado porque mi padre era el presidente de la APA, y eso de que tu padre sea el presidente del APA en época de Franco, cuenta. Entonces, durante mucho tiempo, yo creía que mi rollo gay no era más que para cascarme pajas, es decir, para masturbarme, nada más y yo me echaba novias, me besaba con ellas y hacía lo mismo que mis amigos heterosexuales. Además, como ellas tampoco se dejaban hacer mucho más, pues nunca me enfrenté con ningún problema. ¿Cuándo empiezo a aceptarme?, pues hombre, en esa edad que te cuento ahora mismo, yo no sólo no me aceptaba, aunque me masturbaba pensando en un hombre y a continuación decía que eso era sólo porque me la ponía dura, porque tenía una erección fácil si pensaba en un hombre, pero que nada más. No me identifiqué jamás como gay, incluso a los diecisiete años que tuve mi primer novio de verdad, novio formal.

¿Qué edad tenía él?

Gabo: La misma. Ninguno de los dos aceptábamos que éramos gays, nos catalogábamos como bisexuales y teníamos novias al mismo tiempo que éramos novios nosotros; lógicamente los dos éramos gays porque él para poder tener erecciones con su novia tenía que pensar en hombres y yo es que prácticamente no tenía erecciones con mi novia, era una relación poco sexual, era más otro tipo de relación. Yo, a partir de ahí, sí fui consciente de que era gay o bisexual, me daba igual, pero tuve claro que yo necesitaba a los hombres en mi vida sexual.

¿Y a partir de aquello?

Gabo: A partir de ahí, supe que debía de desligarme de mi mundo en una provincia pequeña y en un pueblo pequeño.

¿Vivías en un medio rural?

Gabo: Sí, más rural incluso de lo que parece, porque ahora ya no es tan rural, pero hace cuarenta años sí que lo era, y decidí que me tenía que venir a vivir a Madrid, y que sería lo que Dios quisiera. Yo tenía claro que los hombres me atraían y que quería hacer sexo con ellos, pero no tenía claro nada más, no me planteaba si habría mujeres a la vez, si no las habría. Me vine un poco cuan tabula rasa, a ver que me encuentro, sabiendo muy bien lo que buscaba. Entonces empecé a vivir mi sexualidad, supongo que como todo el mundo; la primera vez que fui a Chueca me asusté, y la primera vez que entré en un garito gay, me acojoné, porque alguien me tocó el culo y el que me tocó el culo era mayor y a mí eso me daba pánico, no sé, estas bobadas que le pasan a uno cuando no conoce el mundo gay.

Bien, nos situamos en Madrid.

Gabo: Sí, voy aceptando el tema gay, estoy haciendo amigos en el mundo gay y, dentro del mundo gay, pues ¡no sé!, lo primero que te apetece, a mí al menos, después de soltarme mucho sexualmente, es echarte novio. Yo además soy muy noviero, siempre me gusta querer y ser querido. Y la verdad es que disfruté mucho del mundo gay. Hasta que me eché un novio que me sacó un poquito de ese mundo gay, pues ocultábamos nuestra relación a quien considerábamos que se la debíamos ocultar y la hacíamos pública a quien considerábamos que lo debía saber; en realidad yo nunca he llegado a salir del armario del todo porque yo salgo de a poquito, es decir, yo cuando confío en una persona, le digo que soy gay, pero cuando no confío prefiero que ni lo sepa, no voy con ninguna bandera. Mi novio y yo estuvimos doce años juntos.

¿Qué edad tenía tu novio?

Gabo: La misma que yo.

¿Y qué edad tenías tú cuando empezaste con este segundo novio?

Gabo: Veinticuatro años. La relación con él empezó siendo la típica de amor pasional de tres años de fidelidad absoluta, seis años de una infidelidad al año o algo así; las dos o tres primeras infidelidades las hablé con él, por supuesto todas fueron prácticas de no riesgo, o sea, riesgo 0. Con mi pareja no mantenía ningún tipo de control, no utilizábamos preservativos, porque teníamos establecida una relación cerrada. Bueno, el tema es que después de tantos años, yo descubrí que era preferible no decirle la verdad, es decir, si le ponía los cuernos, era mejor que no se enterara, porque si se enteraba, él sufría un montón, luego me perdonaba, pero él sufría mucho, entonces…

¿El no te los ponía a ti?

Gabo: No, nunca; además yo quise que me los pusiera.

¿Tú quisiste?

Gabo: Sí, porque si él me pone los cuernos a mí, me está poniendo en bandeja que yo se los pueda poner a él o hacer tríos o abrir una relación cerrada que yo, llegado a un momento determinado, consideré que era la única solución para nuestra pareja. O abríamos la relación o nos íbamos a la mierda. Al final, le hice mucho daño, pero bueno. Mi objetivo era terminar esa relación como fuera, porque la relación ya no funcionaba.

¿Cuántos años hace que la terminaste?

Gabo: Yo creo que hace como cinco años.

¿Lo has vuelto a ver después?

Gabo: Sí, nos hemos visto.

¿Él sabe que tú eres hoy día seropositivo?

Gabo: No y de momento prefiero que no lo sepa, porque nuestra relación es una relación un poco distante, o sea, entre nosotros somos muy amables, muy respetuosos, muy cordiales, incluso últimamente él está siendo bastante simpático, bastante majete, pero nos vemos poquísimo y andamos con nuestras relaciones distantes.

¿La relación termina porque tú la acabas?

Gabo: La relación termina de una forma bastante rotunda. Yo en ese momento estaba ilusionado con alguien; esa persona con la que yo estaba ilusionado duró nada, duró quince días o un mes, no se si llegó a más. Mantuvimos la ruptura pero no por falta de ganas de continuar. Mi problema era muy rotundo para no volver. Es que si volvía con él, ante la tesitura de que la relación no se podía abrir, sería volver al principio, es decir, el volver a ¡venga! ¡A ver si te puedo ser fiel mucho tiempo!

¿Y a ti ese tipo de relación cerrada no te apetece?

Gabo: Sinceramente, es un poco tarde para decirlo, pero yo creo que no va conmigo.

¿Sexualmente funcionabais bien?

Gabo: Sí, bastante bien.

¿Los doce años?

Gabo: Sí, pero faltaba morbo, además ahora te lo digo con la perspectiva de llevar cinco años buscando morbo, es decir haciendo mogollón de cosas que con él eran inimaginables, pero no fue nada mal para estar doce años, empezamos con una media de sexo una o dos veces al día, y acabamos con una media de una, dos, o tres veces a la semana. No estaba nada mal. La relación sexual era satisfactoria y positiva para ambos. Llegó un momento en el que yo le dije: «Mira esta relación me está ahogando, es como cuando te falta el aire», y él me dice: «pero ¡qué más quieres!, ¡esto es la vida!», y yo le respondo: «pero la vida qué es: ¿dejarnos envejecer y ya?», y me decía: «¡claro, de eso se trata!» Entonces, ahí me di cuenta de que nuestra relación carecía de sentido. La relación se terminó, yo me dediqué a acostarme con todo bicho viviente, la verdad se que creo que hubo días en que me acosté hasta con cuatro personas diferentes y, aunque venía con esa dinámica de antaño desde los veinte años y utilizaba preservativo, prácticamente siempre, en algunos casos, ¡pues no!

¿Cuándo piensas que lo cogiste?

Gabo: Yo creía que lo había cogido en ese momento, con alguien con quien yo estuve en esa época. Yo me enamoro de un tío y me acuesto con este chico a los dos días y empezamos a hablar del VIH. Entonces me da qué pensar y le digo «¿Tú eres seropositivo? o ¿tienes a alguna persona muy próxima a ti que tiene SIDA», y me dijo: «Sí, soy seropositivo».

¿Y tuviste relaciones con él sin preservativo?

Gabo: No, no, además él no lo permitió, porque hubo un momento en que incluso yo lo busqué, aquello de ¡seropositiví-zame!, hubo un momento así de locura en que me planteé dejarme hacer sexo sin preservativo con él. Estaba totalmente enamorado de él y además, ¡no sé!, en fin, me lo planteé, no lo voy a negar. Bueno, es que me voy de tema, y al final hago como los abuelos, que empiezas a hablar y te aburres; el chico este me confiesa que es seropositivo y me pide que me haga las pruebas del VIH, porque según él, es fundamental saber si yo soy o no seropositivo. Bueno, pues nada, fue una revisión rutinaria; ya hacía dos años que me las había hecho, era un buen momento para hacérmelas, así que me las hice y me salió positivo.

[Aunque pueda parecer extraño, es más común de lo que parece encontrarnos con personas que, por un amor romántico, llegan a pensar: no me importaría ser seropositivo a mí también.]

¿Cuántos años hace de eso?

Gabo: Va a hacer tres años poco antes de Navidad.

¿Cuando te dio positivo se lo dijiste a él?

Gabo: Claro.

¿Y eso afectó a vuestra relación o no?

Gabo: No, me jodió un poco que él pensara que yo lo era, y ese comentario si me molestó, pero me molestó porque me decía: Es que te lo notaba, y me jodía un poquillo porque, como tú sabes, si hace tres años que sé que soy seropositivo y todavía no me medico, que yo tenga síntomas relacionados con el VIH palpables a simple vista, me parece falso. Lo que pasa es que a él le hacía ilusión que yo fuera seropositivo porque sabes que a veces si tu novio es seropositivo cuando tú lo eres, pues como que te relaja.

¿Cuando te enteraste de que eras seropositivo, mantuviste relaciones sin preservativo?

Gabo: Es que yo he mantenido muy pocas relaciones sin preservativo, te he contado algunas y te las he contado porque realmente las he mantenido, pero es que eso sería un porcentaje de una sobre cien, es decir, yo hacía mucho, muchísimo sexo y todo lo hacía básicamente con preservativo, incluso durante muchos años, no hacía ni felaciones, que eso sí que tiene tela, porque las felaciones son relaciones de muy bajo riesgo, pero yo entonces no lo sabía y ante la duda, y teniendo pareja, pues no lo hacía.

¿Y cuando tú ya te enteras, te dan los informes de que eres seropositivo, en ese momento, cómo te sientes, que pasa?

Gabo: En ese momento creo que lo más maravilloso que me podía pasar es que me dijeran que soy seropositivo cuando estoy totalmente enamorado de otro seropositivo. Así de claro.

¿No te afectó psicológicamente?

Gabo: Me afectó poco, yo decía ¡la que se me va a venir encima! y la que me ha caído encima, pero también decía, bueno, si yo estoy enamorado de alguien que es seropositivo, ¡no sé!…, no me hundí, lo hablé con dos o tres de mis mejores amigos. Lo hablé con aquel novio, por supuesto.

¿Con este novio acabas la relación?

Gabo: Con este novio se acaba la relación a los tres meses. Yo no soy muy creyente, soy agnóstico, pero, si Dios existe, a mí este novio me lo puso ahí para decirme que yo era seropositivo. También es verdad que me hice las pruebas por él. A lo mejor yo las hubiera dejado mi tiempo más sin hacer y fue él quien me metió caña para hacérmelas y para así saber hasta donde podemos llegar y qué se puede o no hacer: sobre todo por un tema de medicaciones, si yo era seropositivo y tenía que tomar una medicación, a lo mejor era incompatible con la que tuviera que tomar él. Pero estuvo sólo para eso.

¿Y después?

Gabo: Después de este chico me canso de novios, me canso de todo y me agarro como a un clavo ardiendo a mis amigos y empiezo a plantearme hacia dónde tiro.

¿Tu familia sabe que eres seropositivo?

Gabo: No. Tan sólo lo sabe mi hermano.

¿Cuántos hermanos sois?

Gabo: Somos cuatro hermanos y lo sabe el que vive conmigo que es gay, pero él no es seropositivo.

¿Cómo vive tu hermano gay tu seropositividad, te ayuda, tienes buena relación con él?

Gabo: Sí. Cuando tenemos algún problema no es por el VIH, como somos hermanos, pues discutimos como hemos discutido toda la vida. Por el tema del VIH, la primera reacción que mi hermano tuvo fue creer que era un castigo divino, porque en cierta ocasión se acostó con un chico y al enterarse de que era seropositivo, lo dejó y se piró, era como si la vida se hubiera vengado de él a través de mí.

¿Tu hermano, un poco retorcido, no se podía haber vengado en él directamente?

Gabo: Luego, nada, lloró mucho, lloró muchísimo cuando se enteró de la película, pero luego se lo empezó a tomar pues como me lo estoy tomando yo; eso es algo que está ahí, que tienes que contar con ello, que tienes que tener cuidado, que tienes que tomar más precauciones que si no eres seropositivo, sabes que lo eres y, pues si llega el caso, tomar unas medicinas que supongo que las tendrás que tomar con mucho cuidado y con muchos controles, pero él siempre me habla del tema como una enfermedad crónica.

¿A ti el VIH no te quita el sueño?

Gabo: No, no, para nada.

Tú ahora mismo tienes pareja y tu pareja no es seropositiva.

Gabo: Es que mi pareja ahora mismo no sabe si es o no seropositiva porque no se ha hecho las pruebas desde hace algún tiempo.

¿Pero él tiene experiencias de riesgo?

Gabo: En principio, no.

¿Si no ha tenido ninguna experiencia de riesgo, no lo será?

Gabo: Damos por hecho que es seronegativo, lo damos por hecho, pero hasta que no encuentre el momento de hacérselas, porque él no quiere hacerse las pruebas del VIH donde vive. Yo le recomiendo también que no se las haga allí, pues es un sitio muy pequeño y yo tengo experiencias de llegar a una ciudad pequeña y decirme todo el mundo: con ese chico guapísimo no te acuestes que tiene SIDA. Y lo tenía de verdad; una enfermera largó, alguien inadecuado se enteró y todo el mundo gay de esa pequeña ciudad sabía que ese chico era sidoso.

¿Él tiene miedo?

Gabo: Tenía mucho miedo, pero la verdad, es que hace poco me dijo que una de las cosas que había aprendido de mí es que no había que tener miedo a estas cosas, es decir, si tú tienes o no el VIH, lo tienes independientemente de que te hagas las pruebas o no. Las pruebas no son más que un punto de información. Si no lo tienes, las pruebas te van a decir que no lo tienes, con lo cual la felicidad y la tranquilidad que vas a tener va a ser tremenda, y si lo tienes, te puede pasar lo que a mí.

¿Qué tipo de relación sexual mantienes con tu pareja ahora mismo? ¿Entendemos que él es seronegativo, ya que tiene altas posibilidades de que lo sea?

Gabo: Si sí, él jamás ha hecho sexo sin preservativo. Tiene miedo a haber tenido un poquito de sangre en la boca y haberse podido contagiar en una felación, tiene miedo en esa línea, porque nunca jamás ha hecho sexo sin preservativo. Mantenemos un tipo de relación sexual morbosa, nos gusta mucho el sexo, nos gusta el sexo fuerte, practicamos el sadomasoquismo incluso, y hacemos auténticas barbaridades.

¿Cómo ves tu futuro con tu novio actual?

Gabo: Pues hay una parte de mí que lo ve para toda la vida.

¿Cuánto tiempo lleváis?

Gabo: A lo tonto ya llevamos año y medio y, casi sin querer, buscas marido y, de repente te ves en esto. La cuestión es que, por la forma de hablar que él tiene, mi novio no es una persona muy explícita, no miente nunca, con lo cual eso es una buena cosa; a veces le cuesta decir algunas cosillas, pero se intuyen. Una persona que te está hablando constantemente de proyectos de futuro como tenemos que ir a este sido, tenemos que hacer esto, tenemos que probar lo otro, a ver cómo nos organizamos; pues si te está hablando todo el tiempo de proyectos de futuro, te está diciendo que su idea es que va a estar contigo mucho tiempo. Si a eso le añades mi deseo, ahora mismo, yo me casaría con él. Yo no tendría ningún problema en casarme con él. Hay cosas que querría aclarar como pareja con él, pero que van a venir dadas con el tiempo.

¿Como cuáles?

Gabo: Mantenemos un tipo de relación compleja. Al ser una relación abierta y salimos de los esquemas convencionales de una relación de pareja, puede ser complicado. Yo quiero vivir con él, pero quiero vivir con él si tengo claro que quiero vivir con él.

¿En relación de pareja abierta?

Gabo: Sí. Yo no quiero una relación cerrada y él tampoco; él menos.

¿Te causa celos, te da celos el que él tenga relaciones por ahí con otra gente?

Gabo: No, no en absoluto.

¿Vuestra relación se fundamenta en el amor?

Gabo: Sí, hay algo entre él y yo que no nos ocurre con nadie. Yo necesito tocarle, necesito, aunque sólo sea, ponerle la mano así, pero lo necesito, y él también lo necesita de mí, y eso es lo que nos une.

¿Cómo te ves en el futuro? ¿Cómo te planteas el futuro?

Gabo: ¿Con él?

¿Con él y con tu vida?

Gabo: ¡Ah! Bueno, yo es que a mi vida le pido muy poco ya porque…

¿Eres feliz?

Gabo: ¿Yo?, yo creo que sí, (se sonríe) aunque estoy un poco desanimado últimamente, pero bueno.

¿Es la vez que estás más enamorado de todos tus novios?

Gabo: No.

¿Cuál fue?

Gabo: No lo sé, es que el primer novio aquél de los diecisiete años…, claro era la primera vez que un hombre me besaba, entonces estuve recordando su beso durante meses, ahí tumbado en el sofá, como una quinceañera, ¡ah! Ja, ja… La vez que más me he enamorado probablemente fue con el chico que estuve doce años. O con el chico que tenía VIH, fue muy, muy fuerte, me pegó muy fuerte con el que estuve tres meses; en cambio, ahora mantengo una historia que es un poco al revés, empezó todo muy suave.

¿Qué diferencia de años tenéis?

Gabo: ¡Joder!, tenemos doce años de diferencia.

¿Consideras que es mucha diferencia?

Gabo: Sí es una diferencia grande, y además él viene de una provincia pequeña: en las provincias pequeñas ser gay no es fácil. Entonces yo sé que cuando él viene a Madrid, viene sobre todo para estar conmigo.

Me comentabas ayer que te tienes que realizar una revisión médica ahora y tienes un cierto temor a que tuvieras que comenzar a tomar una medicación.

Gabo: Es que no me apetece, es que es tan cómodo estar sin medicarse.

Pero ¿por qué piensas que puedes empezar a tener necesidad de tomar medicación?

Gabo: ¡Hombre, hay una estadística matemática!, ¡están los gráficos!, si los CD4 bajan un poquito, y la carga viral sube un poquito, pues…

¿En cuantos CD4 estás?

Gabo: En las últimas analíticas, mis CD4 estaban en torno a los 375. Y la carga viral estaba en cincuenta y una mil copias. Sigo estando en ese momento ahí, entre Pinto y Valdemoro, que ni me medico; igual medicarme me podía venir bien, o igual podía venirme mal. Prefiero no hacerlo. Me siento fuerte. Voy al gimnasio. El gimnasio me está ayudando mucho. Yo creo que el gimnasio es bueno contra el VIH; sé que lo que digo es una sandez, pero es que a míme está sentando muy bien, entonces, como a mí me está sentando muy bien, lo generalizo.

Yo no tengo nada más que preguntarte. ¿Hay alguna cosa que quieras comentar?

Gabo: No.

Muchas Gracias.

Unas semanas después, David, su pareja, accedió a que lo entrevistase, aportando sus puntos de vista con relación a su pareja serodiscordante.

Una de las cuestiones que quería abordar contigo, David, es la siguiente: cuando a ti, Gabo, tu pareja, te dice que es seropositivo, ¿tú qué piensas? ¿En ese momento qué pasó por tu cabeza?

David: Yo me acuerdo de que lloré. Me dio un poco de pena por él.

¿Cómo te sentiste?

David: Yo mal. Pero no mal por mí, porque sabía que no había hecho ninguna práctica de riesgo, con lo cual el miedo no era por mí, sino por Gabo.

Sinceramente: ¿pensaste en algún momento en separarte de tu pareja?

David: Por un milisegundo, a lo mejor sí. Como una ráfaga. Es lógico pensarlo. Al menos que se te pase por la cabeza. Y quien diga que no, mentiría; porque en ese momento te planteas todas las posibilidades que de repente, pasan por tu cabeza, y decides la que más te conviene.

Y decidiste seguir con Gabo.

David: Sí.

¿En algún momento, te arrepientes de seguir con él?

David: No.

El tema del VIH, ¿os afecta como pareja en vuestra relación sexual?

David: No.

Si tuvieras una pareja seronegativa, ¿mantendrías las mismas relaciones sexuales que con tu pareja?

David: Sí. Rotundo. No tendría nunca prácticas de riesgo.

¿Tienes miedo a infectarte en las relaciones sexuales que mantienes con tu pareja?

David: No.

[Por fortuna, gracias al VIH y por su forma de transmitirse, cada vez son más las parejas serodiscordantes, no sólo en el mundo gay sino también en el heterosexual. Evidentemente, este hecho pone de manifiesto un nivel alto de inteligencia emocional por parte del seronegativo que acepta convivir con una persona seropositiva.]

Entonces, David, ¿tu miedo es el mismo que si mantuvieses relaciones sexuales con cualquier otra persona que no supieras que está infectada?

David: Exactamente el mismo.

¿Qué edad tienes?

David: Veintiocho años.

¿Cuánto tiempo lleváis con vuestra relación de pareja?

David: Casi dos años.

¿Cuánto tiempo tardó tu pareja en informarte de que era seropositivo?

David: Muy poco. No llegó a los dos meses.

Gabo: Tardé un poco más de lo que hubiese deseado porque estaba con los exámenes de fin de carrera y preferí no interferir con preocupaciones. Me parecía que no era el mejor momento.

David: ¿qué le dirías a una persona seronegativa que se encuentra con una pareja seropositiva?

David: Que no es tan trascendente realmente; o sea, que si tú quieres a una persona, es lo que te tiene que importar.

¿Hay alguna pregunta que no te haya hecho y que consideres interesante?

David: No he pensado en ninguna en concreto. Lo único que no me parece tan trascendente es el tema de convivir con una pareja seropositiva. Que se puede mantener la relación sin ningún problema. Lo que importa es que la persona realmente te interese.

Muchas gracias por tu testimonio, David.

Unas semanas después de haber entrevistado a Gabo y David, recibí una llamada telefónica de Gabo para informarme de que su pareja se había realizado la prueba del VIH y que los resultados eran negativos. Me pidió si era posible hacerlo constar en este manual de autoayuda, ya que para él, al igual que para David, suponía una noticia importante y querían hacer partícipes de ella a todos los lectores.

Abel y Noé, pareja gay serodiscordante

Abel, y Noé, treinta y cuatro años, y treinta años, respectivamente, son una pareja serodiscordante que vive su realidad personal desde hace cinco años, practicando sexo seguro.

Ante todo, quiero agradeceros vuestra colaboración en este libro de autoayuda. En primer lugar, Noé, ¿cuándo te enteraste que eras seropositivo?

Noé: En Octubre del 2002. Llevaba con mi pareja dos años.

¿Y con tu pareja practicabas sexo seguro antes de saberte infectado de VIH?

Noé: Unas veces con preservativo y otras sin él.

¿Por qué?

Noé: Porque parece que en la pareja es un terreno que se tiene por seguro y porque además, en general, en el sexo parece que no nos apetece poner barreras, poner trabas, y si por lo menos tienes la excusa de que estás con tu pareja, pues a veces no lo usas.

¿Cómo fue que te hiciste la prueba del VIH teniendo pareja?

Noé: Pues porque yo había estado anteriormente con otra pareja que era seropositiva, y tenía miedo de hacerme las pruebas, porque siempre me quedó ahí la duda, de si me había infectado al haber realizado con él algunas prácticas de riesgo.

¿Tú, Noé, sabías que tu anterior pareja era seropositiva?

Noé: Sí, lo sabía.

Ya pesar de saberlo, ¿realizaste con él prácticas de riesgo?

Noé: Sí.

Eso, ¿cómo lo podrías explicar?

Noé: Pues es inexplicable. Lo haces por amor. Porque no ves a la otra persona como un virus, la ves como una persona, y la percibes además bien; de todas formas, yo tuve muy claro, desde el momento en el que supe que estaba infectado, que ese error no lo iba a repetir con otra persona, que si tenía relaciones sexuales, iban a ser seguras; que la inconsciencia o la temeridad que yo tuve, por amor, pues que no la volvería a repetir.

¿Fue tu anterior pareja quién te infectó?

Noé: Yo estoy casi convencido de que sí.

¿El sabe que tú, actualmente, estás infectado?

Noé: Sí lo sabe.

Ydesde que te enteras en el 2002, ¿cuántos años crees que llevabas infectado?

Noé: Dos años y medio aproximadamente. Yo creo que llevo infectado como cinco años.

Ya partir de que lo sabes, ¿cómo han sido estos últimos años para ti?

Noé: Estos últimos tres años han sido muy diferentes; desde un primer momento en el que no aceptas la noticia, porque como estás sano, no existe. O sea, tú sabes que eso está ahí. Cada cuatro/seis meses te haces unos análisis para ver cómo ha evolucionado la carga viral, pero no le das importancia, porque físicamente te encuentras bien, sigue siendo la vida igual que el día anterior. No cambia nada radicalmente. Y luego, más adelante, cuando ya empiezan los problemas físicos, pasas por fases en las que te hundes mucho, porque empiezas a considerar que eres joven y que has pasado como a envejecer muchos años, de la noche a la mañana, y a tener problemas que considerabas que no ibas a tener hasta dentro de treinta o cuarenta años después.

¿Ya tienes problemas físicos?

Noé: Ya los he tenido. Ahora estoy mejor puesto que me estoy medicando.

¿Por qué te hiciste las pruebas del VIH?

Noé: Porque como había tenido una relación con una persona seropositiva y con prácticas de riesgo… Realmente estuve dos años demorándolo. Quizá la pregunta sería ¿por qué no me las hice en su momento?

¿Por qué no te las hiciste en su momento?

Noé: Porque tenía miedo. Cuando sabes que has hecho algo malo, por así decirlo, que no has obrado correctamente, tienes miedo a enterarte. Esto le ocurre a mucha gente en el ambiente gay, que ha tenido muchas prácticas de riesgo y decide no hacerse las pruebas porque «ojos que no ven…», y creo que es un error.

[Algunos voluntarios del área de salud del COGAM, al igual que de otras asociaciones españolas que trabajan en la prevención y tratamiento del VIH, acompañan a aquellas personas que lo desean a realizarse las pruebas del VIH a fin de que se sientan menos angustiados ante los resultados de una analítica.]

Abel, ¿cómo vives tu relación de pareja con Noé?

Abel: Pues muy bien. Vivimos juntos, y realmente, es como si Noé no tuviese ningún tipo de problemas, salvo en los momentos en los que esos problemas surgen porque él se encuentra peor o le ha sentado mal la medicación o por sus efectos secundarios; pero por lo demás, no es algo que nos afecte realmente; al menos a simple vista; quizá yo me siento como un poco protector hacia él, me siento un poco responsable en el sentido de que siempre tengo muy en cuenta las tomas de la medicación y si las lleva a cabo, y me preocupo de lo que come. Un sentimiento así como protector. Pero vaya, al margen de eso, nada más. Hubo un momento de alarma cuando supimos los resultados.

Abel, ¿te has realizado tú las pruebas?

Abel: Sí, claro, inmediatamente después. Y yo estaba casi convencido de que también iba a salir seropositivo; pero, por suerte, no fue así. Posteriormente a los seis meses me las volví a repetir y dieron un resultado negativo. Ahora cada año, me las hago por mayor información y seguridad.

Cuando te enteras que tu pareja es seropositivo, ¿qué piensas?

Abel: Pues pienso sobre todo que tenemos que estar muy unidos. Pienso que tenemos que estar muy informados. Inmediatamente me dio una paranoia como de información. Pienso que tenemos que estar tranquilos. Yo ya había conocido antes a seropositivos y sabía que llevaban una vida normal, lo que pasa es i|ue no había entrado a profundizar en cómo era su vida, cómo era su medicación. Pero ya me imaginaba que no le iba a dar un síncope a los dos días. Sería cuestión de llevar una vida diferente, más ordenada.

A nivel sexual, ¿os afecta en vuestras relaciones?

Noé: Nos afecta muchísimo al tener que usar preservativos, sobre todo, porque hay una práctica sexual en la que estoy convencido de que el noventa y nueve por ciento de la gente no usa preservativo, que es en la felatio, y ahí también usamos preservativo. Por una felatio es prácticamente imposible que se trasmita un VIH, pero hay un líquido preseminal y, por miedo, no queremos correr riesgos. El problema es que cambia el sexo completamente. Siempre usamos preservativo sin excepción.

[Las campañas a favor del uso del preservativo se hacen imprescindibles. Es preciso llevarlas a cabo de manera sistemática a modo de recordatorio.]

¿Nunca se os ha roto un preservativo?

Noé: No. Hace tiempo a mí me pasó con otra relación. Pero solo me ha pasado una vez en mi vida.

Ahora mismo, ¿cómo lleváis vuestra relación de pareja?

Abel: Yo soy feliz. Es una pregunta un poco difícil de responder; para mí no ha cambiado nada, nuestra relación va evolucionando. Una vez que vives con una persona, pasas a conocerla inclusive, mucho más. Incluso, detalles muy fisiológicos, pero eso también te une mucho. Y por lo demás felices. Es una relación bastante tranquila. No tenemos crisis. La verdad es que estoy tranquilo y feliz.

Cuando te enteraste de que tu pareja era seropositiva, y tú Abel, no lo eras, ¿te pasó por la cabeza separarte?

Abel: No, en ningún momento. Incluso cuando estaba así como un poco conmocionado, Noé llegó incluso a decirlo, pero por mi parte, en ningún momento. ¡Vaya! Si quieres a la otra persona, es una circunstancia más. No tiene por qué suponer una separación.

Pero eso dice mucho a favor tuyo, Abel, porque sabemos que hay personas seropositivas que inician una relación con un seronegativo y, cuando se enteran de la seropositividad del otro, le dejan.

Abel: Llevábamos ya dos años de pareja y empezábamos a vivir juntos.

Noé: Pero es que siempre se dice que el miedo es libre. Y tampoco se puede juzgar a la gente por tener miedo. Además, el miedo muchas veces está provocado por la falta de información. Con más información una misma persona toma otra decisión. Pero yo creo que no hay que culpar a una persona si deja a otra seropositiva, si tiene la nobleza de decirle: «Oye mira, es que tengo miedo: no eres tú; el fallo está en mí pero tengo miedo.»

¿Pero cómo te arriesgaste, sabiendo que tu anterior pareja era seropositivo, a tener sexo sin protección?

Noé: Pues en parte falta de información. Hay gente a la que la falta de información le hace retirarse y tener miedo, y otras personas a las que les hace quizá ser más temerarias. A mí me pareció que con la medicación iba muy bien, que era como un crónico normal, como una especie de diabético: incluso un diabético puede tener sus problemas, pero era temeridad y amor, las dos cosas.

Abel, ¿tienes miedo de infectarte?

Abel: No. A lo mejor hay un miedo que habría que valorar en décimas. Eso siempre existe a nivel inconsciente.

¿Vuestras familias saben que tú, Noé, eres seropositivo?

Noé: No, no lo saben.

[Existe una invisibilidad forzada en las personas seropositivas como consecuencia del estigma social imperante. Todavía el inconsciente colectivo de una parte de nuestra sociedad bienpensante guarda celosamente un rechazo hostil hacia las personas infectadas por el VIH que, en buena medida, las conduce a un ocultamiento y una marginalidad bien injustas.]

Os hago una pregunta bastante personal. Responded solo si os parece bien: ¿cómo son vuestras relaciones sexuales; es decir, qué prácticas sexuales realizáis?

Noé: Han evolucionado, como sucede en cualquier relación de dos personas que llevan cinco años juntos. Y el sexo se espacia mucho más en el tiempo. No hay esa pasión, pero sin embargo sí fue hay mucho cariño.

No me estoy refiriendo a eso exactamente, os pregunto por vuestras prácticas sexuales.

Abel: Pues es un sexo principalmente de masturbación, ocasionalmente anal. Cuando es anal, la mayor parte de las veces, Noé es activo y yo soy pasivo; y las felaciones me las hace Noé a mí pero yo a él no, porque no me gusta hacerlo con condón.

Noé: Alguna vez hemos usado preservativos que no tienen lubricación, y saben a goma, pero se les puede poner mermelada (risas).

Os he preguntado acerca de vuestras prácticas sexuales, dado que hay gente que por falta de información acarrean un miedo enorme, inclusive a practicar sexo seguro, y esto les mutila en sus posibilidades afectivo/sexuales. Noé, ¿tú sientes algún tipo de marginación social?

Noé: No la siento, porque no lo saben. La poca gente a la que le he comentado que soy VIH, o trabajan con personas VIH positivas o lo tienen totalmente interiorizado. No sé cómo reaccionarían personas para las que el VIH son aquellos negritos de África que se están muriendo, o es el drogadicto heroinómano de los años ochenta. Yo estoy convencido de que me llevaría muchas sorpresas para bien y para mal.

¿Cómo ves tu futuro a nivel personal, Noé?

Noé: En el futuro personal, a nivel físico, para mí es muy importante la salud. Si yo estoy bien de salud, estoy fuerte, porque está íntimamente relacionado, y si estoy fuerte puedo afrontar retos de todo tipo, incluso de trabajo.

Y tú, Abel, ¿cómo ves el futuro?

Abel: Pues a nivel personal seguir trabajando en la empresa familiar y pintando. Hoy por hoy estoy bien. Yo creo que mi futuro va a ser bastante parecido a como es ahora.

Noé: Yo creo que la gente VIH deberíamos aprovechar el futuro más cercano al saber que estamos infectados, pero que también podemos llegar a los ochenta años; es como si te hubieran dado una segunda oportunidad.

¿Estás aprovechando esta segunda oportunidad?

Noé: Todavía no.

¿Pero lo vas a hacer?

Noé: Yo creo que sí.

Y a vuestra relación de pareja, ¿qué futuro le veis?

Abel: Bastante estable. Tenemos bastante claro que queremos seguir, no eternamente, supongo que porque nunca se debe de decir eso, el tiempo siempre trae cambios y giros, pero lo que es nuestra voluntad ahora mismo es seguir.

Noé: Yo creo que el principal problema es la monotonía. Que convirtamos nuestra relación en costumbre; como si tuviéramos que estar juntos por ley y no por una decisión voluntaria. El estar juntos es algo que no se puede decidir sobre ello, sino que es. Es algo que es porque yo quiero que lo sea.

Y en tu caso, ¿tu pareja lo es porque tú quieres que lo sea, Noé?

Noé: Sí.

¿Tienes miedo a que se enteren tus amigos íntimos, Noé?

Noé: Es que yo he sido siempre muy de callar las cosas que me afectan a mí. Así como tengo amigos que cuentan todo lo que les pasa y que te llaman, yo no lo hago; pero está un poco en el carácter de cada uno. Yo lo interiorizo mucho o lo comparto con mi pareja que, por eso quizás, se lo traga mucho él; eso sí que es cierto. A lo mejor, en parte, es una llamada de socorro.

Abel: Reparte un poco y que no me toque todo a mí, Noé. Yo lo interiorizo todo y no me gusta. No quiero mostrar debilidad. Es absurdo. Lo sé, pero no me gusta mucho contar.

Evidentemente, si no te sientes con ganas de decirlo, o tienes un cierto temor, quizá deberías esperar un poco, pero esto es una decisión vuestra. ¿Qué más cosas me queréis comentar?

Ambos: No sabemos.

¿Sois pareja cerrada?

Abel: Ahora no. Desde hace poco no somos pareja cerrada.

¿Lo habéis decidido conjuntamente los dos?

Abel: Sí.

¿Por qué habéis tomado esta decisión?

Noé: Porque yo muchas veces he hablado con Abel mi visión del sexo y de las relaciones sexuales, y Abel siempre ha tenido una visión un poco más clásica.

¿Pensáis casaros?

Noé: Somos pareja de hecho.

Abel: Yo creo que aunque hubiera sido heterosexual tampoco me hubiera casado.

Noé: No somos muy pro matrimonio.

En vuestra nueva relación de pareja abierta, cuando mantengáis relaciones con otras personas, ¿os lo pensáis decir?

Abel: No. Yo todavía no he tenido ninguna relación.

Noé: A mí me gustaría decirlo dentro de unos límites de tacto; si no parece que estás ofendiendo a la otra persona, sobre todo en mi caso, cuando mi pareja lo ha aceptado pero no es muy favorable a la pareja abierta. Parece como que has forzado la situación y encima si te tiras una temporada sin tener relaciones sexuales con tu pareja por la cotidianeidad o la monotonía, parece como que «tú no me satisfaces y lo busco fuera», y no es eso, es todo lo contrario.

El futuro de la pareja, ¿lo veis con optimismo, o con pesimismo?

Noé: Somos dos personas bastante optimistas.

¿Y tu futuro, Noé, como persona seropositiva?

Noé: No lo sé. Si me quedo con los resultados médicos que me han dado ayer, parece que es para ser optimista, pero si te fijas en las resistencias que anteriormente tuve a otra medicación, pues lo veo como más incierto, y me ha cambiado un poco el carácter. Soy menos despreocupado, menos alegre. No duermo bien.

Abel, ¿qué le dirías a una persona seronegativa como tú, si se encuentra en la vida con un seropositivo del que se enamora?

Abel: Pues que sea capaz de ver su enfermedad como una circunstancia más entre otras muchas que pueden ser muy positivas, es decir que el VIH sea algo más a valorar pero ni mucho menos algo tan importante como para dejarlo. Es mucho mejor conocerlo, tratarlo; si sientes interés por una persona seropositiva, es muy bueno que te informes para saber que para un seronegativo peligro no hay, aunque puede ser una relación algo más difícil o trabajosa.

¿Y tú, Noé, qué le dirías a una persona seropositiva que se enamora de un seronegativo?

Noé: Pues yo creo que en relaciones sexuales al principio, practicando sexo seguro, no tienes por qué decir que eres seropositivo, pero cuando ya te enamoras de una persona, yo creo que lo justo para esa persona es decírselo. Si de verdad te enamoras y ves que la otra persona siente interés por ti y que esa relación puede durar, lo justo es decirlo; y además te vas a sentir mucho mejor.

¿Conocéis parejas serodiscordantes como vosotros?

Noé: Sí, conocemos a algunas.

¿Y conocéis parejas en las que los dos sean VIH positivos?

Abel: Sí, también.

¿Hay algún tema más que no hayamos abordado y queráis comentar?

Noé: Solo una cosa, que el VIH, puede llegar a minar mucho la autoestima, sobre todo por los posibles deterioros físicos; pero que viéndolo con optimismo, estamos mucho mejor de lo que estábamos antes, cuando no había otro remedio que la muerte. Los efectos secundarios se están reduciendo. Incluso se empieza a pensar en posibles ácidos o sustancias que lleguen a matar el virus, que aunque tarden mucho en llegar o no lleguen nunca, siempre se va a avanzar a nivel médico y eso influye en la salud, la calidad de vida; y también en la autoestima. Y en los años que vives y cómo los vives.

Pues muchas gracias por vuestra colaboración y os deseo mucha suerte.