LA BISEXUALIDAD
Primeramente, el psicoanálisis de Sigmund Freud en las postrimerías del siglo XIX, y, posteriormente, el Informe Kinsey, un estudio antropológico de la sexualidad humana realizado en los años cincuenta del pasado siglo, han puesto de manifiesto que el abanico de preferencias sexuales no se circunscribe solamente a las conductas homosexuales o heterosexuales como si se tratasen de compartimentos estancos separados, y por ello no existiese la posibilidad de encontrar, dentro de las posibles preferencias sexuales, conductas en las que se manifieste una clara tendencia a la bisexualidad.
El colectivo bisexual presenta unas peculiares características. A través de las entrevistas mantenidas con Carlos Alberto, un joven bisexual de veintisiete años, y Ginebra, una mujer bisexual de veintiséis, vamos a poder ahondar en él: sufren una marginación social bastante particular, al verse cuestionados tanto por los heterosexuales como por los propios gays o lesbianas.
No me cabe la menor duda de que cuando nuestra sociedad libere su sexualidad y deje de poner tantas etiquetas diferenciadoras acerca de los comportamientos sexuales, y se hable de sexualidad sin más, y con mayúsculas, habremos conseguido superar un obstáculo arduo en nuestra evolución personal y social hacia una sexualidad sana.
Carlos Alberto, bisexual, 27 años
Carlos Alberto, tú te defines como una persona bisexual. ¿Por qué te defines como bisexual?
Carlos Alberto: Yo me defino como bisexual, hoy día ya menos que antes; pero dempo atrás, definirme como bisexual fue para mí una ayuda psicológica, para llegar a ubicarme, porque no entendía lo que era ser bisexual cuando era adolescente. Todavía hoy en día, si hay que hablar a favor de la bisexualidad, siempre hablo. No obstante, no me gusta presentarme como bisexual porque socialmente me ha creado problemas. Lo que me ayudó personalmente a nivel psicológico siendo más joven, a nivel social no ha sido así.
¿Por qué consideras que el ser bisexual, a nivel social, te ha creado más problemas?
Carlos Alberto: Porque cuando lo dices no gusta. Recuerdo en una ocasión a una buena amiga que me había preguntado si era gay; yo le había contestado que no. Entonces me dijo: «¿Eres bisexual?» Y ya por fin no tuve más remedio que contestarle afirmativamente. Creo que ésa fue la primera vez que se lo dije a alguien. Como me hizo la pregunta tan cerrada, no podía escaparme. No quería mentirle ni mentirme a mí mismo, ni vivir una mentira; entonces esta mujer se enfadó conmigo, se apartó y me dijo: «Yo puedo entender que una persona sea gay, pero bisexual no.»
¿Y le preguntaste por qué no podía entender que una persona fuese bisexual?
Carlos Alberto: No. No se lo pregunté. Me parece recordar que me dijo que lo consideraba vicio. Que se podía nacer heterosexual u homosexual, pero que bisexual lo veía como algo intencionado, como que la gente bisexual lo es a propósito, porque quiere.
Aproximadamente, ¿cuántas relaciones has tenido con mujeres?
Carlos Alberto: Unas cinco.
Y de estas cinco relaciones con mujeres, la que más tiempo ha durado ¿cuánto ha sido?
Carlos Alberto: Tres meses.
¿Y la más corta?
Carlos Alberto: Una noche.
Y con chicos, ¿cuántas relaciones has tenido?
Carlos Alberto: Más, seguro, no sabría decírtelo. A lo mejor diez.
¿La más duradera?
Carlos Alberto: La actual. Casi dos años.
¿Y la más corta?
Carlos Alberto: Una noche (risas).
Las mujeres con las que tú has mantenido relaciones, ¿sabían que eras bisexual?
Carlos Alberto: Sí, y no les causaba ningún problema.
¿A qué edad tuviste tu primera relación con una mujer?
Carlos Alberto: A los dieciséis.
¿Y con un hombre?
Carlos Alberto: Creo que a los veintiuno. Mis primeras relaciones fueron con chicas y me resultaron plenamente satisfactorias tanto sexual como sentimentalmente.
¿No has tenido, ninguna dificultad para tener relaciones sexuales con mujeres?
Carlos Alberto: No. Las dificultades que me ponían ellas.
¿En qué sentido?
Carlos Alberto: Es más difícil acostarse con una mujer que con un hombre.
¿Por qué?
Carlos Alberto: Porque una mujer suele tardar más en consentir tener una relación sexual. Son más difíciles.
Yuna vez que inicias la relación, y que ya aceptan ellas tener una relación contigo, esas relaciones, ¿cómo han sido?
Carlos Alberto: Han sido satisfactorias y sin problemas para llegar al orgasmo. Además, casi siempre ha habido, a la par que relación física, una relación sentimental, que es lo principal para mí.
Para ti, Carlos Alberto, tanto en una relación con una mujer como con un hombre, ¿el aspecto sentimental es tan importante como el sexual?
Carlos Alberto: El aspecto sentimental es, sin lugar a dudas, mucho más importante. La sexualidad es algo que acompaña a la relación. Es algo que forma parte de la relación; pero la relación se basa en lo que quieres y cómo te sientes con esa persona. Y eso es más sentimental que sexual, porque sexual hace referencia a una parte física solamente.
Actualmente tienes una pareja masculina.
Carlos Alberto: Sí.
¿Cuánto tiempo lleváis juntos?
Carlos Alberto: Llevo más de dos años con él.
¿Puedo preguntarte con qué frecuencia realizáis el acto sexual?
Carlos Alberto: Depende. Hay días que si estamos muy contentos, pues tres o cuatro veces; y hay semanas, si estamos un poco enfadados, o mi novio está cansado porque ha trabajado mucho, pueden ser dos por semana. Pero nos llevamos muy bien. Somos una pareja joven y nuestra vida sexual es bastante activa.
¿Tus relaciones sexuales con las mujeres tenían la misma frecuencia?
Carlos Alberto: No. Con ellas el fin de semana o cuando se podía.
¿Las mujeres no han sentido celos al saber que tú eras bisexual por si las «engañabas» con un chico?
Carlos Alberto: Pues lo curioso es que no; incluso cuando iba de la mano por Chueca con la última mujer con la que he estado, yo saludaba a chicos que conocía y nunca me hizo ninguna pregunta acerca de los hombres; tan sólo una vez que saludé a un chico, me preguntó si había sido mi novio; pero salvo esa ocasión, nunca más, y nunca le preocupó que yo fuera bisexual.
¿Y a los chicos? ¿Les preocupa o les causa alguna inquietud que seas bisexual?
Carlos Alberto: A ellos sí, mucho más, es curioso.
¿Son más celosos los chicos que las chicas?
Carlos Alberto: Más preocupados.
¿Tu actual pareja tiene temor a que tú, Carlos Alberto, le engañes con una mujer?
Carlos Alberto: Sí. Más que le engañe, que un día me vaya con una mujer directamente.
¿Mantenéis una relación de pareja cerrada?
Carlos Alberto: Sí. Totalmente.
[Cuando se mantiene una relación de pareja cerrada con una persona bisexual, el temor a una infidelidad por su parte suele estar presente en el otro. Obviamente, es un riesgo añadido más en una relación de esta índole.]
¿Cómo ves tu relación actual?
Carlos Alberto: Pues una relación de pareja normal. Vivimos juntos, estamos juntos, vivimos nuestra vida como una pareja. La única diferencia que noto de cuando estuve en pareja con una mujer es que si vamos mi novio y yo por la calle, la gente, al vernos juntos, y que somos dos chicos que no representamos el estereotipo de una pareja gay, pues se extrañan.
¿Piensas que la sociedad en la que vivimos encuentra raro ver a dos chicos por la calle que son pareja?
Carlos Alberto: Sí, porque muchas veces la gente mira cuando nos ven por la calle cogidos de la mano, sobre todo si no tienes la pinta o el estereotipo de ser gay.
¿Consideras que los gays tienen un aspecto diferente a los heterosexuales?
Carlos Alberto: No, en absoluto. Salvo que a nivel social se presupone que un homosexual tiene que ser o modernillo, o ser afeminado, o al menos, tener un aire. Y hay gente que no lo tiene.
¿Volverías a mantener una relación con una mujer?
Carlos Alberto: Si terminase la que actualmente tengo, sí, por supuesto. No tendría ningún inconveniente.
¿Piensas tener hijos?
Carlos Alberto: Me hubiera gustado, y precisamente mi pareja, hace unos meses, todavía me decía que le daba pena que no los tuviéramos porque quizá yo un día me quisiera acostar con una mujer para poder tener hijos y que tal vez le dejaría por ello.
¿Tu familia sabe que eres bisexual?
Carlos Alberto: Sí, perfectamente.
Como decíamos antes, el bisexual no está bien aceptado y se le cuestiona mucho, más quizá por la comunidad homosexual que la heterosexual.
Carlos Alberto: Así es; la comunidad homosexual es una comunidad que se cuestiona a sí misma. Algunos discriminan a la gente que tiene pluma, gente afeminada; tenía que ser más solidaria. Hay gente transexual rechazada por la comunidad homosexual transfóbica. El tema del rechazo con los bisexuales creo también es por los celos.
¿Celos?
Carlos Alberto: Sí, celos.
¿En qué sentido?
Carlos Alberto: En que ellos no pueden hacer eso. Les gustaría poder estar con una mujer, vivir esa experiencia y no estar solo con hombres.
[Personalmente, si bien respeto su punto de vista, no comparto la opinión de Carlos Alberto con respecto a los celos que pueda sentir el colectivo gay de los bisexuales que mantienen relaciones sexuales indistintamente con ambos sexos.]
¿Qué edad tiene tu novio?
Carlos Alberto: Treinta y uno.
¿Conoces el Informe Kinsey?
Carlos Alberto: No.
Seguramente te resultaría interesante, ya que habla de la bisexualidad.
Carlos Alberto: Seguro que sí.
[El informe Kinsey explica, claramente, la bisexualidad humana.]
¿Piensas casarte con tu pareja?
Carlos Alberto: Sí. Ya estamos tramitando los papeles. Nos casaremos pronto, en cuanto mi madre pueda venir a España, ya que ella, para mí, es la persona más importante que tiene que acudir a la boda.
¿La familia de tu pareja te acepta bien?
Carlos Alberto: Sí, aunque es un tanto particular. He ido a verles, ya me conocen. Viven en las afueras de Barcelona. Ya han terminado de aceptar que su hijo es gay, que eso les costó bastante. Son muy antiguos; por una parte lo aceptan, pero siempre hay algo detrás.
¿Tu madre conoce a tu pareja?
Carlos Alberto: Sí.
¿Tiene una buena relación con él?
Carlos Alberto: Muy buena, y una de mis hermanas también. Con la otra hermana he perdido un poco el contacto.
Tú, Carlos Alberto, ¿has estado militando en COGAM?
Carlos Alberto: Sí, bastante tiempo. En una manifestación delante del Palacio Real salí en los periódicos besándome con mi novio; fue en la besada de una manifestación antes de que ganara el partido socialista.
¿Cómo aceptaban en COGAM tu bisexualidad?
Carlos Alberto: Pues la mayoría muy bien. Había alguno que no lo entendía mucho, pero eran muy raras las excepciones. Los grandes homófobos son o heterosexuales o bisexuales que tienen su parte hacia el mismo sexo reprimida y que no la admiten.
¿Crees que hay más homofobia en el mundo heterosexual que en el mundo homosexual?
Carlos Alberto: Sí, sin lugar a dudas, mucho más. Y hay gente que vive dentro del mundo heterosexual pero que tiene miedo a asumir su parte homosexual. También yo he oído hablar de chicos que de muy jóvenes tenían relaciones con compañeros, incluso felatios, y de mayores son heterosexuales y no les causa ningún problema. A veces no todo es blanco o negro, hay gente que es heterosexual y que en algún momento de su vida le haya podido gustar o la idea de un hombre, o un hombre en concreto; y el hecho de que haya tenido esa tendencia, siendo heterosexual, no implica a su heterosexualidad. A mí hoy en día, como ya te he comentado, no me gusta mucho definirme como bisexual; si lo hago es por luchar por una clase que no se reconoce.
¿Tienes amigos bisexuales?
Carlos Alberto: Algunos sí que tengo.
¿Entonces, consideras que dentro de la comunidad GLTB, los bisexuales sois el grupo más marginado, o más cuestionado?
Carlos Alberto: Yo veo que de la sociedad GLTB, el más favorecido es el varón homosexual, que ha encontrado su sitio dentro de la comunidad tanto homosexual como heterosexual. En COGAM, yo hace unos años pedía la B de bisexual y no la ponían, solo ponían GLT. Un bisexual no es una persona que tiene un trastorno psicológico de tener doble personalidad. Y como te digo, parece que te tienes que decantar entre heterosexual u homosexual.
[Ciertamente, los referentes de hombres bisexuales son escasos. Algunos actores del cine norteamericano de los que se tiene una visión idealizada y poco más.]
Oí decir no hace mucho que, ahora, lo que está más de moda, es decir que se es bisexual, Tú, Carlos Alberto, ¿qué opinas?
Carlos Alberto: Si la gente lo empieza a decir, es que la cosa empieza a aceptarse. El gran prejuicio de la imagen que se tiene de la bisexualidad es que el bisexual es un promiscuo empedernido porque le da igual todo, lo cual es falso.
Muchas gracias por tu colaboración, Carlos Alberto.
Ginebra, mujer bisexual, 26 años
Ginebra es una mujer bisexual de veintiséis años. He considerado sensato, para que este libro de autoayuda sea más rico en vivencias, contar con la mayor diversidad posible, y por ello me parece oportuno que esté presente su testimonio y experiencia personal dentro del colectivo bisexual.
Muchas gracias por tu colaboración. La primera pregunta que te hago es: ¿por qué te defines a ti misma como una mujer bisexual?
Ginebra: En primer lugar, me defino como una mujer porque ésa es mi identidad de género, me siento mujer, y como bisexual porque puedo sentir atracción sexual por personas, hombres o por personas mujeres, con sentimientos afectivos y amorosos hacia ellos y ellas. No es solo una atracción sexual, sino una atracción amorosa.
¿Cuándo inicias tu vida afectivo sexual?
Ginebra: Yo creo que desde que nazco (risas). Quiero decir, que recuerdo perfectamente los juegos eróticos, juegos sexuales con amigos y amigas de la infancia. Allí empieza mi vida afectiva y sexual. Mi vida afectiva y sexual siempre ha estado presente, siempre ha formado una parte más de lo que yo soy y de lo que yo siento, y de hecho siempre me he sentido bisexual desde pequeñita, desde donde alcanza mi recuerdo. Y los enamoramientos que se producen en la infancia, aunque sean otra forma de enamoramientos, también son válidos para mí.
Ginebra, ¿tu bisexualidad te ha generado problemas de rechazo familiares, laborales, sociales?
Ginebra: Yo he sido y soy muy afortunada en el sentido de que en mi ámbito familiar no he vivido ningún rechazo, he vivido una gran dosis de normalización en mi casa, de lo que estoy muy agradecida. Y con mis amistades me ha pasado lo mismo: creo que también al gustarme las personas que respetan la diversidad sexual me he rodeado de amigos y de amigas que la respetan, con lo cual no me he encontrado con que mis amigos y amigas tuvieran problema por mi condición de bisexual. Ahora bien, sí he sufrido el rechazo y la discriminación por arte de la sociedad.
¿Y en la escuela o el instituto?
Ginebra: Ni en la escuela o el instituto recuerdo discriminación alguna. En la Universidad sí que he visto muestras de discriminación positiva que no me han gustado.
¿Qué entiendes por discriminación positiva?
Ginebra (risas): Pues como una exaltación de la bisexualidad o de la homosexualidad masculina o femenina sobre la heterosexualidad. Como un respeto a la bisexualidad u homosexualidad que no se queda en tal, sino que exalta estas orientaciones frente a la heterosexualidad. No lo integra, no lo ve como otra manera sino que lo exalta; y el caso concreto fue que yo estaba con la que por entonces era mi novia, y nos estábamos besando allí en el cam pus de la facultad de psicología. Unas chicas empezaron a aplaudir (risas) y yo sentí que era parte de un espectáculo viviente o algo así y pensé: «¿Acaso aplauden a un chico y una chica que se besan? ¡No! Pues entonces no sé para qué tienen que aplaudirnos a nosotras.» Se supone que debía sentirme agradecida por su aprobación, pero no es ésa la aprobación que yo busco. La aprobación y aceptación que busco es la de quien reacciona de forma exactamente igual que ante un chico y una chica besándose.
[Posiblemente, cuando nuestra sociedad alcance una normalización plena respeto a la diversidad sexual, desaparecerán también las muestras positivas de aprobación y aceptación de la bisexualidad o la homosexualidad.]
A lo largo de tu vida, aproximadamente, ¿cuántas experiencias afectivo sexuales has tenido con mujeres y cuántas has tenido con hombres?
Ginebra: Desde mi infancia recuerdo tanto juegos sexuales con niños como con niñas. En ese sentido ya expresaba mi bisexualidad. Luego, durante mi pubertad, recuerdo más las experiencias heterosexuales. De hecho, yo me inicié en las relaciones sexuales con hombres. Y posteriormente, hacia los diecinueve o veinte años, empiezo también mis relaciones sexuales con mujeres.
¿Cuáles son para ti más satisfactorias, más gratificantes?
Ginebra: Depende totalmente de la persona. Me he dado cuenta porque es una pregunta que me han planteado muchas veces y que también me he autoplanteado: no puedo sacar una regla general acerca de si me satisface más tener sexo o una relación afectiva con un hombre o con una mujer, sino que depende totalmente de la persona.
¿Esta bisexualidad supone relaciones de pareja cerrada?
Ginebra: Sí. Cuando tengo pareja mantengo una fidelidad sexual; y cuando hay un consenso, es decir si tengo relación de pareja abierta, se habla, va a haber un momento en que eso se va a hacer explícito.
Ginebra, ¿piensas que hoy en día, la bisexualidad está de moda?
Ginebra (risas): Pues no, más bien pienso que está muy mal vista entre muchas personas. De hecho yo siempre solía hablar de la triple discriminación que recibo.
Los gays y las lesbianas, ¿son más o menos respetuosos que los heterosexuales con respecto a la bisexualidad?
Ginebra: Pues yo diría que más o menos igual. Gente irrespetuosa me la he encontrado en todas las orientaciones sexuales.
¿Y a qué se debe ese rechazo de algunos heterosexuales, gays y lesbianas hacia las/os bisexuales?
Ginebra: Pues hay, diría yo dos grandes mitos en torno a la bisexualidad que son lo que más rechazo producen: el primero es el mito de la promiscuidad. Se piensa que a las personas bisexuales nos da lo mismo con quién tener sexo, digamos que no tenemos una discriminación de nuestra atracción sexual y podríamos estar sexualmente con todos los hombres y con todas las mujeres. Y el segundo mito después del de la promiscuidad, que veo importantísimo, es el mito de la bisexualidad como un estado de transición. Muchas personas gays y lesbianas, y creo que también algunos heterosexuales, me han dicho que estoy en un estado transitorio, que ya me definiré y que seguramente me definiré como lesbiana, que esto es una especie de sendero que estoy recorriendo, hasta que por fin me decida a definirme y a sentirme completamente lesbiana. Pues yo defiendo la bisexualidad como una orientación en sí misma, no como un camino hacia otra orientación; pero en realidad tiene mucho sentido que mucha gente mantenga este mito, porque muchas personas homosexuales, tanto hombres como mujeres, han pasado por épocas bisexuales anteriormente.
¿Conoces mucha gente bisexual?
Ginebra: No (risas). Pero es curioso que conozca a gente bisexual que se define como gay o como lesbiana.
¿Y eso?
Ginebra: Dicen que no les gusta reconocer que son bisexuales públicamente porque la gente no se lo toma en serio. Y eso es verdad; hay gente que no respeta la bisexualidad.
Hay un tema que a mí me llama mucho la atención en estos cambios sociales que se están dando en estos últimos años. Hay dos estereotipos o quizá, mejor dicho, dos perfiles: el del metrosexual y el de la mujer heterosexual que coquetea con lesbianas y que no se reconoce lesbiana ni siquiera bisexual, pero que le gusta un coqueteo y, a veces, llegar hasta algún tipo de relación física. Y en el hombre metrosexual que se define heterosexual, pero que utiliza muchas veces una cosmética o un cuidado de imagen que muchos de los propios gays no usan. Me gustaría conocer tu opinión al respecto.
Ginebra: Lo que me estaba viniendo mientras me contabas estos estereotipos tan de moda es que siento que estamos moviéndonos hacia una mayor flexibilidad tanto en el género como con la orientación sexual. Creo que cada vez somos más, las/los que nos damos cuenta de que los géneros masculino y femenino no son más que estrategias que nos encorsetan y que nos paralizan ante la posibilidad de expresión, de ser y de expresarte. Y el segundo tema que comentabas, el de la mujer heterosexual, incluso casada, que coquetea con otras mujeres, llegando a tener sexo con ellas, lo veo también como la amplitud en el sentido de la orientación sexual. No veo que la sexualidad tenga que ser algo estático, fijado. Creo mucho en la escala de Kinsey, entonces, ¡por qué no! Si en un momento dado de tu vida te apetece experimentar con mujeres la seducción, a lo mejor no sin llegar a la relación sexual, ¡por qué no lo vas a hacer! Y creo que nos ansiamos demasiado con catalogarlo y ponerle etiquetas a todo. De hecho, el miedo a la bisexualidad viene mucho por ahí, porque la mente humana tiende a simplificar simplemente para economizar recursos mentales; entonces es mucho más fácil catalogar a una persona como X o Y que pensar que está en un estado en el que nadie entiende demasiado bien.
¿Cómo te sientes en COGAM como mujer bisexual?
Ginebra: Pues he tenido momentos de reivindicación que han sido muy divertidos, porque la verdad, es que hay un clima muy positivo, de mucho respeto y bastante amistad. Gente muy agradable. Si bien es verdad que hay momentos en los que tengo que ser un poco redicha y añadir mi muletilla de decir aquí estoy yo como bisexual y no olvidemos que también hay personas, hombres y mujeres bisexuales, pero me siento bien, me siento acogida.
Y, en otro orden de cosas, ¿piensas tener hijos?
Ginebra: No. Hasta el día de hoy, nunca he querido ser madre. No me atrae la maternidad. Me gustan mucho los niños, pero nada más.
¿Puedo preguntarte a qué te dedicas?
Ginebra: Sí. Después de acabar la carrera de psicología estuve trabajando un tiempo, y ahora estoy formándome como sexóloga en un master de sexología, terapia de pareja y educación sexual, y también estoy haciendo un máster de psicoterapia Gestalt.
¿Qué le dirías tú, Ginebra, en un libro de autoayuda, a las personas bisexuales?
Ginebra: Pues sé que es difícil asimilar lo que voy a decir y en teoría es sencillo, pero supongo que aplicarlo e interiorizarlo es más complicado: que no tengan miedo a la demanda social brutal de autodefinirse, porque hay gente que demanda, directa o indirectamente, que te definas como heterosexual, gay o lesbiana. Algunas personas no consideran la bisexualidad como una definición posible: les diría que no hagan caso.
Muchas gracias, Ginebra, por tu colaboración.