ESCENA 1

FILAMINTA, ARMANDA, BELISA, TRISSOTIN y ESPINA

FILAMINTA.-¡Ah! Coloquémonos aquí para escuchar tranquilamente esos versos, que hay que sopesar palabra por palabra.

ARMANDA.-Ardo en deseos de escucharlos.

BELISA.-En casa, nos morimos de ansia.

FILAMINTA.-(A Trissotin.) Nada me encanta de tal manera, como lo que viene de vos.

ARMANDA.-Vuestras cosas son para mí un regalo sin posible rival.

BELISA.-Se trata de un alimento exquisito que dais a mis oídos.

FILAMINTA.-No hagáis aumentar más tan apremiantes deseos.

ARMANDA.-Daos prisa.

BELISA.-Pronto; permitid nuestro goce.

FILAMINTA.-Ofreced vuestro epigrama a nuestra impaciencia.

TRISSOTIN.-(A Filaminta.) ¡Ay! Se trata de un recién nacido, señora; su suerte tiene todo el derecho a conmoveros; es como si fuese a ciar a luz en vuestra corte.

FILAMINTA. — Para hacérmelo único, basta con que seáis su padre. TRISSOTIN.-Vuestra aprobación la servirá de madre.

BELISA.-¡Qué talento tiene!