XII
Pero no voy a quedarme de pie horas y horas, se dijo Gertie mirando su reloj de pulsera, sin saber que era invento de Pascal. Llevo aquí dos horas y media. Eso no hay quien lo resista. Estoy cansada, cansada, cansada. Pero no voy a quedarme de pie horas y horas. En todo el rato no han parado de moverse los insurrectos. ¡Venga subir y bajar las escaleras! Daba la impresión de que llevaban cosas pesadas, Dios misericordioso, tal vez van a volar la estafeta de correos. Salvarme. Salvarme. No. No van a volar la estafeta de correos. Pero no voy a quedarme de pie horas y horas. Pero tampoco me sentaré en el váter. ¡Qué horror! ¡Esos republicanos! ¡Para que vea una lo que son capaces de hacer con una súbdita de Su Majestad británica! ¡Son unos hunos! Pero no me sentaré en el váter. ¡Qué infamia! ¡Qué humillación! Pero estoy tan cansada, tan cansada. No, Dios misericordioso, no voy, no voy a… A no ser que tenga una razón para ello. A no ser que sea legítimo. Si, por ejemplo. Sí. Entonces podría sentarme. Descansar. Estoy tan cansada. Tan cansada.