Capítulo seis


¿Cuánto es un cuatrillón?


No puedes quitarte del paso de las cosas que no ves venir.

—R. Buckminster Fuller.


Muchos sabemos que hay dificultades enormes en el futuro. El problema es que no podemos verlas. Si pudiéramos, lo más seguro es que nos quitaríamos del camino.

LA ERA INVISIBLE

En 1974 cambió el futuro financiero de millones de trabajadores.

Ese año, el Congreso de Estados Unidos aprobó la ley ERISA —Ley de seguridad de ingresos de jubilación para el empleado—, mejor conocida hoy en día como la orden que condujo a la creación de los planes 401(k). Actualmente, la mayoría de los países occidentales tienen algún tipo de plan de Contribución Definida para los trabajadores. En Australia, por ejemplo, el plan se llama Superanualidad, en Canadá se le conoce como Plan Registrado de Ahorros para el Retiro (RRSP, por sus siglas en inglés), y en Japón, Plan de Pensiones de Contribuciones Definidas.

Ese mismo año señaló el fin de los planes para el retiro de la Era Industrial. Los trabajadores de la Era Industrial solían tener planes pensionarios DB (Prestaciones Definidas), que les garantizaban un cheque de por vida.

El plan DC o plan de Contribución Definida, es precisamente eso: un sistema en que el trabajador contribuye; y los únicos fondos que recibe este plan son los que hacen a través de las contribuciones. Si el plan se queda sin dinero tras la jubilación, el trabajador se verá en aprietos económicos fuertes.

El plan de pensiones DB es un plan de la Era Industrial; en tanto que el plan de pensiones DC, pertenece a la Era de la Información.

Y en la Era de la Información es muy sencillo observar a los mercados. Además de los reportes por televisión y radio, podemos averiguar el estado de los mercados y las acciones 24 horas al día, siete días a la semana, a través de Internet o con alguna aplicación en el celular. Si la bolsa sube, la gente se siente bien, pero si baja, comienzan los problemas.

GIGANTES QUE NO PUEDES VER

Debido a la falta de educación financiera, muy pocos trabajadores saben que hay mercados financieros mucho mucho más grandes que nuestra bolsa. Estos mercados gigantes son invisibles para quienes no tienen preparación financiera, pero si alguno de ellos se enferma, tose o estornuda, la esperanza y los sueños de un retiro cómodo desaparece para miles de millones de personas. Los gigantes que no vemos pueden aniquilar a muchos.

Más adelante en este mismo capítulo, explicaré a detalle uno de estos gigantes invisibles conocido como «mercado de derivados». Este mercado estuvo a punto de destruir la economía mundial en 2007, pero antes de enfocarnos en él, es importante que entiendas por qué Fuller dijo:

No puedes quitarte del paso
de las cosas que no ves venir
.

Una de las enseñanzas más importantes que recibí de Fuller fue aprender a ver lo que la mayoría pasa por alto.

CÓMO VER LO INVISIBLE

Recuerdo una historia que Fuller contó acerca de la primera vez que vio un automóvil, cuando todavía era un niño. El doctor recordó lo aterrada que estaba la gente y los caballos. Muchas personas creyeron que el automóvil era solamente un artefacto novedoso para los ricos, una moda que pasaría en poco tiempo. Pero como todos sabemos, reemplazó en poco tiempo al caballo como el primer medio de transporte para las masas… y el mundo cambió por completo. El automóvil hizo que la vida fuera más sencilla y fue un elemento fundamental para que muchas personas se volvieran inmensamente ricas. En la actualidad, el caballo es la novedad de los ricos.

Bucky nos contó la historia para ilustrar una idea: que los humanos pudieron ver el automóvil. El automóvil fue la nueva tecnología en la transición entre el transporte de la Era Agrícola —el caballo—, y el de la Era Industrial —el carro sin caballo.

Lo que quiso decir fue que en el pasado podíamos ver los hechos que cambiarían nuestras vidas. En la Era de la Información es imposible hacer eso. De cierta forma, la Era de la Información es la Era Invisible.

INCREMENTO EN EL DESEMPLEO

Una de las razones por las que el desempleo aumenta y cada vez es más difícil encontrar empleos bien pagados, es porque en la Era de la Información los humanos están siendo reemplazados de la misma manera que el automóvil reemplazó a los caballos. En el caso de la fotografía, por ejemplo, hubo un tiempo en que teníamos que procesar la película para obtener las impresiones o fotografías. Yo todavía recuerdo cuando llevaba mis rollos de película a la farmacia local. Ahí los metía en una bolsita de papel y los entregaba, y una semana después, volvía para recoger las fotos.

La fotografía digital no solo eliminó decenas de miles de empleos, también acabó con Eastman Kodak Company. Hace no mucho tiempo, esta empresa formaba parte de la lista Fortune 500. Fue un gigante que terminó en bancarrota porque no pudo hacer la transición de la Era Industrial a la Era de la Información.

Eastman Kodak se volvió obsoleta debido a la nueva tecnología conocida como fotografía digital. Irónicamente, Eastman Kodak fue la empresa que desarrolló la fotografía digital en 1975. La empresa invirtió miles de millones de dólares en el desarrollo de este concepto pero, por desagracia, su viejo modelo de negocios —que incluía una pesada carga de empleados—, no fue compatible con la nueva tecnología. La empresa se declaró en bancarrota en 2012.

Lo que Fuller trató de decir hace varias décadas, es que la pérdida de empleos continuará a la par del avance de la Era de la Información. El problema es que la gente no puede ver la tecnología que la está reemplazando ni la que está por venir. Millones de personas que ahora tienen trabajo, se quedarán desempleadas mañana. Lo invisible las arrollará.

Ahora que vas a planear y preparar todo para tu segunda oportunidad en la vida, tienes que ser capaz de ver lo que está por venir… incluso si no puedes hacerlo con los ojos.

CIEGOS GUIANDO CIEGOS

Otro problema importante es que nuestros líderes tampoco pueden ver los cambios en el camino. Están tan ciegos como nosotros. Esta invisibilidad del cambio es la razón por la que en Washington hay una parálisis que ha dado paso a situaciones sumamente adversas que también se presentan en las otras capitales del mundo. Nuestros líderes no pueden ver los cambios, solo pueden verse entre sí. Por eso se atacan entre ellos en lugar de ir contra el problema directamente.

Nuestros líderes nos prometen cosas como:

«Crear más empleos».

«Volver a capacitar a los trabajadores».

«Invertir dinero en proyectos de infraestructura que generarán más trabajos».

«Aumentar el nivel de los exámenes de aptitud para que nuestros niños puedan competir en la economía global».

«Mantener a los chicos más tiempo en la escuela».

«Enseñar más matemáticas y ciencia en las escuelas».

«Incrementar el salario mínimo».

«Dejar de rescatar a los bancos».

«Cobrar impuestos a los ricos».

… Y otros planes políticos, promesas e ideas con las que esperan probarnos, a ti y a mí, que saben lo que hacen —que son «el hombre (o la mujer), con un plan»—, y que nos sacarán de este desastre. En el fondo, sin embargo, solo son ciegos guiando ciegos.

El desafío de la Era de la Información consiste en «ver» los cambios que no podemos.

APRENDE A VER LO INVISIBLE

Tu segunda oportunidad en la vida podría radicar en tu capacidad para aprender a ver lo invisible.

P: ¿Por qué tengo que aprender a ver lo invisible?

R: Porque el futuro les pertenecerá a quienes puedan hacerlo, a las mentes que sean capaces de detectar lo que los ojos no pueden.

CEREBRO VS. MENTE

Fuller hablaba a menudo sobre la diferencia entre el cerebro y la mente humanos. Él creía que no eran lo mismo.

Dicho llanamente, el cerebro se utiliza para ver objetos tangibles, y la mente para ver lo invisible. Fuller decía que el cerebro ve los objetos, y la mente ve las relaciones invisibles entre ellos. En sus pláticas usaba el ejemplo de las relaciones entre los planetas. El cerebro ve a los planetas, pero la mente percibe la presencia de la gravedad, esa fuerza invisible que los mantiene orbitando entre sí.

En el golf, por ejemplo, antes de dar el golpe, los golfistas usan el cerebro para ver la pelota, el hoyo y las ondulaciones del campo. Los mejores golfistas usan su mente y son capaces de ver una línea invisible conforme la pelota se desliza sobre el campo hasta el hoyo. Los golfistas que pueden ver esa línea invisible son los que ganan torneos y se llevan la mayor cantidad de dinero.

En términos excesivamente simples, la inteligencia humana se localiza en la mente, no en el cerebro. Tal vez por eso F. Scott Fitzgerald dijo:

La prueba de una inteligencia de primera clase es la habilidad de tener dos ideas opuestas en la mente al mismo tiempo, y seguir funcionando.

Por desgracia, la mayoría de la gente fue educada para usar el cerebro, no la mente.

SÓLO HAY UNA RESPUESTA CORRECTA

En las escuelas se les enseña a los alumnos que solo existe una respuesta correcta, y cuando la gente cree que solo hay una respuesta correcta, surgen las discusiones, los desacuerdos, los divorcios, las peleas, los asesinatos, las batallas en los juzgados y las guerras. En las escuelas nos enseñan «respuestas» que el cerebro puede memorizar, pero no nos hablan de las relaciones que el cerebro es capaz de explorar.

Padre Rico dijo:

Cuando discutes con un idiota, entonces ya hay dos idiotas.

Siempre que un idiota cree que solo hay una respuesta correcta, surgen dos idiotas.

Cada vez que los padres y las escuelas les enseñan a los niños que solo hay una respuesta correcta, la cima de la Jerarquía de las necesidades de Maslow se desmorona, y la realización personal se retrasa porque requiere:

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UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD

Tener una segunda oportunidad en la vida exige que la persona que la busca tenga valor para ver lo que los demás no pueden. La segunda oportunidad exige que la persona sea creativa y espontánea, que pueda dar varias respuestas para resolver problemas, que pueda aceptar los hechos y que no tenga prejuicios.

La segunda oportunidad requiere de autoestima, confianza, logros, respeto por otros y la capacidad de ganar el respeto de los demás. Dicho en una sola palabra, la autoestima exige coraje. La palabra coraje proviene de la palabra francesa coeur, que significa corazón. El coraje o valor, sin embargo, no proviene del cerebro. El mundo está repleto de «cerebros» sumamente bien preparados que carecen del coraje para saltar a lo desconocido y correr riesgos. ¿Por qué? Porque el coraje viene del corazón, no del cerebro.

Tener una segunda oportunidad exige saber la diferencia entre lo que el cerebro y la mente ven. No se trata de estar en lo correcto o tener las respuestas adecuadas, sino de actuar, cometer errores, corregir el curso y levantarse del fracaso una y otra vez hasta triunfar.

Por desgracia, en nuestras escuelas no se considera que este tipo de comportamiento sea inteligente. De hecho, se cree que representa exactamente lo contrario.

EL MISTERIO DE LO INVISIBLE

Fuller creía que el 99 por ciento del Universo era invisible. Si eso es cierto, entonces los humanos hemos basado buena parte de nuestra experiencia en menos del uno por ciento de lo que existe… solamente en lo que podemos ver.

Los humanos siempre hemos estado conscientes de lo invisible, de hecho, durante miles de años hemos percibido la existencia, el misterio y el poder de lo que no podemos ver. Por eso idolatramos a dioses, lugares sagrados, formas animales, símbolos, y a seres humanos como Jesús, Abraham, Mahoma y Buda, entre otros. Gracias a estas encarnaciones físicas, los humanos alcanzaron a percibir el misterio y la fuerza de lo invisible.

En el pasado, cuando las enfermedades provocaban epidemias y la muerte se propagaba, los humanos daban inicio a «cacerías de brujas» en busca de la malévola persona que había causado ese mal. Pero la invención del microscopio les dio a los investigadores —como Louis Pasteur, por ejemplo—, la oportunidad de ver «lo invisible», es decir, los gérmenes y las bacterias que estaban matando a la gente, y así se comprendió que ni las brujas ni otras fuerzas del mal tenían que ver en el asunto.

CACERÍAS DE BRUJAS EN EL PRESENTE

En la actualidad, las cacerías de brujas son financieras, y se les conoce como guerra de clases. Muchas personas quieren creer que los ricos son quienes tienen la culpa de que ellas sean pobres. Y aunque es cierto que hay algunas «brujas ricas» —me refiero a gente que ha cometido crímenes en contra de otros—, la mayoría de la gente rica ha hecho cosas positivas para llegar a donde se encuentra.

Durante la Revolución Francesa, la época en que se popularizó la guillotina, los pobres le cortaron la cabeza a la realeza; entre muchos otros, a María Antonieta. Los pobres también les han cortado la cabeza a «empresarios», innovadores, creadores de empleos y gente que ha estado dispuesta a correr riesgos —el futuro de la economía francesa—, pero esto es lo que pasa cuando la brecha entre los ricos y todos los demás se vuelve demasiado amplia.

La economía francesa de nuestros tiempos todavía tiene que recuperarse de los días de la guillotina. Francia alguna vez fue una potencia mundial, pero ahora es un estado socialista que sigue vilipendiando el deseo de ser rico.

P: ¿Estados Unidos se está acercando a los disturbios civiles? ¿A la guerra entre clases?

R: Sí. Si los pobres y la clase media siguen culpando a los ricos de sus problemas, la brecha entre estos y todos los demás se hará todavía más extensa durante la Era de la Información.

 

P: ¿Por qué?

R: Me parece que hay dos razones. La número uno es que los ricos pueden ocultar su riqueza en el ámbito de lo invisible. Tienen los recursos necesarios para mover su riqueza. Cuando lo hacen, se invierte menos en la economía, y la vida se vuelve todavía más difícil para las clases media y pobre. Muchas empresas, como Apple, invierten miles de millones de dólares afuera de Estados Unidos, pero no traen dinero de vuelta al país. Mantienen sus recursos en el extranjero (de manera legal) porque, de otra manera, las leyes fiscales corporativas de nuestro país les quitarían un alto porcentaje de sus ganancias. Si se redujeran los impuestos a las corporaciones, probablemente regresaría más dinero a Estados Unidos, y seríamos un país más próspero.

La razón número dos es que, si estás enojado con los ricos, te cuesta más trabajo identificar qué es lo que los hace ricos.

 

P: ¿Si estoy enojado con los ricos no podré ver ni hacer lo que ellos?

R: Eso creo. Si estás enojado solo verás una cara de la moneda: la tuya. Si quieres tener una segunda oportunidad, es importante que entiendas lo que hacen los ricos para amasar sus fortunas. Si estás enojado o sientes celos, permanecerás ciego y no podrás entender cómo lo logran. El conocimiento le permite a la gente ver. El enojo y la ignorancia producen ceguera.

LA EVOLUCIÓN DE LA RIQUEZA

Para entender mejor lo que provoca la brecha entre los ricos y todos los demás, debemos analizar la evolución de la riqueza a través de las cuatro etapas de la humanidad: Era de la Cacería, Era de la Agricultura, Era Industrial y la Era de la información.

LA ERA DE LA CACERÍA

En la Era de la Cacería todos los humanos eran iguales. La sociedad solo tenía una clase, y no había ni ricos, ni clase media, ni pobres. El jefe de la tribu vivía en una caverna, una choza o una carpa como los demás, y no tenía agua corriente, ni caliente ni fría. Tampoco poseía un avión privado. Estoy hablando de un comunismo genuino, en donde todos eran iguales y vivían en una sola comuna, tribu o comunidad. Nadie poseía nada. El jefe vivía, comía y viajaba como el resto de la tribu. No tenía acceso a mejores hospitales, y sus hijos no iban a escuelas privadas. Las cosas eran justas y la gente era igual. Si el alimento o las presas escaseaban, o si el clima cambiaba, la gente solo se mudaba. La tierra no tenía valor.

LA ERA AGRÍCOLA

La Era Agrícola comenzó cuando los humanos domesticaron a los animales y plantaron cultivos. La tierra se volvió valiosa y entonces se inauguró una sociedad de dos clases: los ricos y los pobres; quienes tenían tierra y quienes no. El término bienes raíces proviene del concepto del arraigo, y la palabra granjero, proviene de la palabra francesa grange, que a su vez viene del latín granum que quiere decir grano. De pronto la tierra se volvió valiosa y nacieron conceptos como «impuestos» y «hacienda»; y los agricultores o campesinos empezaron a pagarle impuestos al rey por el privilegio de vivir y trabajar en su tierra. A cambio, el rey les prometía protegerlos de otros reyes.

Para mantener a los campesinos bajo su control, el rey les otorgaba grandes porciones de tierra a sus amigos, o sea, a los barones y los lores, que fungían como una especie de caseros. El casero, o señor feudal, les cobraba impuestos a los campesinos y le enviaba al rey una parte. Con estos impuestos el rey y sus amigos podían darse el lujo de vivir en castillos mientras los campesinos vivían en chozas. Los miembros de la monarquía andaban a caballo y los campesinos caminaban.

En tiempos de guerra, el señor feudal reunía a sus campesinos, les compraba armas, los entrenaba y los enviaba a pelear para proteger las propiedades de los ricos.

La Era Agrícola fue el principio de una sociedad de dos clases: ricos y pobres, realeza y campesinos. Durante esta etapa los miembros de la realeza se volvieron más ricos mientras que los campesinos trabajaron cada vez más, pagaron impuestos y lucharon las guerras del rey con el objetivo de conquistar más tierras y expandir el reino. Por desgracia las cosas no han cambiado mucho.

LA ERA INDUSTRIAL

La Era Industrial trajo consigo una sociedad de tres clases: los ricos, la clase media y los pobres.

En esta etapa surgió un nuevo tipo de tierra con valor. Como recordarás, en la Era Agrícola la tierra fértil era la más valiosa. En la Industrial, las fábricas no necesitaban de tierra para cosechar, y por eso Henry Ford eligió zonas rocosas, estériles y menos caras como Detroit para construir sus fábricas de automóviles. Alrededor de las fábricas se extendieron los suburbios de la clase media conforme sus integrantes se fueron convirtiendo en propietarios y señores feudales de sus propios castillos: las casas suburbanas.

Cuando la industrialización relevó a la agricultura, los reyes y señores comenzaron a vender partes del estado real. Se convirtieron en banqueros y le ofrecieron «hipotecas» a la clase media para que esta pudiera adquirir su propia fracción de bienes raíces reales. En la actualidad, el pago hipotecario representa el mayor gasto de prácticamente toda la clase media.

Los pobres siguen pagándole renta a sus señores feudales o caseros.

La Era Industrial dio origen a la nueva realeza, es decir, a los banqueros e industriales. Algunos ambiciosos banqueros e industriales estadounidenses llegaron a ser conocidos como los «barones ladrones».

En Wikipedia se puede encontrar la siguiente descripción de estos personajes:

Según la crítica social y la literatura económica, «barón ladrón» se convirtió en un término peyorativo que se aplicaba a los hombres de negocios estadounidenses adinerados y poderosos del siglo XIX que aparecieron en los periódicos a partir de la edición de agosto de 1870 de la revista The Atlantic Monthly. Para finales de siglo, el término se aplicaba generalmente a los hombres de negocios que, para amasar sus fortunas, ejercían prácticas consideradas como explotación. Estas prácticas incluían control sobre recursos nacionales, acumulación de altos niveles de influencia en el gobierno, pago de salarios extremadamente bajos, obliteración de la competencia a través de la adquisición de competidores para crear monopolios y eventualmente subir los precios, así como esquemas para vender acciones a precios inflados a inversionistas desinformados, de tal suerte que en algún momento, la compañía para la que se emitieron las acciones fuera destruida, y los inversionistas empobrecieran. La gente quiere creer que la codicia aumentó de manera exponencial en la Era Industrial y, efectivamente, así fue. La codicia y la ambición se incrementaron debido a que la capacidad de un pobre para volverse extremadamente rico se fortaleció enormemente en esta etapa. Muchos barones ladrones empezaron pobres pero se volvieron más ricos que muchos reyes y reinas de la Era Agrícola.

Algunos de los más famosos (y detestados) barones ladrones son:

  • Andrew Carnegie (acero). —Pittsburgh y Nueva York
  • James Duke (tabaco, electricidad). —Durham, Carolina del Norte
  • Andrew W. Mellon (finanzas, petróleo). —Pittsburgh
  • J. P. Morgan (finanzas, consolidación industrial). —Nueva York
  • John D. Rockefeller (petróleo). —Cleveland, Nueva York
  • Leland Stanford (ferrocarriles). —San Francisco, California
  • Cornelius Vanderbilt (transportación hidráulica, ferrocarriles). —Nueva York

Bucky Fuller señaló que varios de estos barones ladrones fundaron algunas de las universidades más prestigiadas de Estados Unidos. Barones ladrones como Stanford, Duke, Vanderbilt, Carnegie y Mellon bautizaron a sus escuelas con sus propios nombres. Fuller se refería a la Universidad de Harvard como la «Escuela de Contabilidad de JP Morgan». John D. Rockefeller fundó la Universidad de Chicago en 1891 y el Consejo General de Educación en 1903.

Rockefeller afirmaba haber fundado el Consejo con el propósito de llevar a los inteligentes chicos y chicas de la Era Agrícola, a la Era Industrial. Algunos de estos brillantes hombres y mujeres posiblemente llegaron a ser los nuevos «señores» de los barones ladrones, pero ahora se les conoce como directores ejecutivos, directores financieros, contadores y abogados.

Muchas personas sospechan que el verdadero objetivo de Rockefeller al fundar el Consejo, era controlar los programas educativos del país. Como ya lo mencioné anteriormente, parecería que la creación del Consejo General de Educación fue el «atraco» de nuestro sistema educativo. La gente sospecha que Rockefeller quería educar a la gente más capaz e inteligente para convertirla en empleados y ejecutivos, pero no en empresarios como él lo era. La buena noticia es que ahora muchas escuelas profesionales y universidades ofrecen programas para estudiantes que quieren ser empresarios en lugar de ejecutivos y empleados. La integración a gran escala de la educación financiera en los programas de todas las escuelas, sin embargo, ha evolucionado con lentitud.

LA GUERRA DE CLASES

Actualmente se está librando una guerra de clases en Estados Unidos y en todo el mundo porque mucha gente cree que los ricos de hoy en día son reencarnaciones de los barones ladrones de antaño: que solo son bandidos y ladrones.

Pero si estás en busca de una segunda oportunidad en la vida, es importante que te pares en el canto de la moneda y veas sus dos caras: cara y cruz. Si solo vez un lado, es posible que nunca llegues a entender a fondo qué fue lo que hizo que los barones ladrones llegaran a ser tan extremadamente ricos y a tener más dinero que los reyes y las reinas de la etapa anterior. Si solo observas una cara de la moneda, podrías terminar del lado de los pobres en esta guerra de clases.

Wikipedia respalda la visión de «la otra cara de la moneda» al citar los comentarios del periodista televisivo John Stossel:

No eran ladrones porque no tuvieron que robarle a nadie, y tampoco eran barones, en realidad nacieron pobres…

Vanderbilt se volvió rico complaciendo gente. Inventó medios para que viajar y transportar objetos fuera más sencillo. Usó barcos más grandes y rápidos, y sirvió alimentos a bordo. Bajó la tarifa del pasaje de Nueva York a Hartford de ocho dólares, a uno. Eso les dio a los consumidores mucho más de lo que cualquier «grupo de consumo» les había proporcionado…

Rockefeller se volvió rico vendiendo petróleo. Primero fueron los competidores, y luego fue el gobierno quien lo llamó monopolista, pero en realidad no lo era. En aquel tiempo tenía aproximadamente cien competidores. Nadie estaba obligado a usar su petróleo. Rockefeller atrajo a la gente para que le comprara, vendiéndole a menor precio. Eso era lo que detestaban sus competidores, que haya encontrado maneras más económicas de extraer el petróleo del suelo y llevarlo hasta las bombas en las gasolineras, con lo que mejoró la vida de millones de personas. De pronto, la gente de la clase trabajadora que solía irse a acostar cuando oscurecía, ahora podía pagar por combustible para linternas y quedarse leyendo toda la noche. La codicia de Rockefeller quizá incluso salvó ballenas porque, al bajar el precio del keroseno y la gasolina, eliminó la necesidad que existía de aceite de ballena. La masacre masiva de estos cetáceos paró de repente.

A pesar de las buenas acciones de estos capitalistas, mucha gente se sigue refiriendo a ellos con el término peyorativo de «barones ladrones», y no acepta que hayan mejorado la vida de muchos. En otras palabras, los barones ladrones no eran codiciosos. Eran gente generosa. Si quieres volverte rico, tal vez necesites encontrar la manera de ser más generosos y de servirle a más gente.

LA ERA DE LA INFORMACIÓN

En 1957 la Unión Soviética lanzó el Sputnik, el primer satélite que orbitó la Tierra. Muchas personas señalan este suceso como el inicio de la Era de la Información, la Era Invisible. Todos sabíamos que el satélite estaba ahí pero no podíamos verlo. Ahora hay miles de satélites que tampoco podemos ver, y que rigen muchas de las facetas de nuestra vida.

La Era de la Información provocó que la riqueza volviera a evolucionar. De hecho, ahora hay un nuevo tipo de bienes raíces: los bienes raíces invisibles. Algunas personas lo llaman «bienes raíces cibernéticos», y son la razón por la que actualmente hay multimillonarios de diecinueve años que jamás acabaron la escuela, y ejecutivos de cincuenta y nueve, con preparación universitaria, que se quedaron sin trabajo y están en busca de empleo.

Los bienes raíces cibernéticos están en nuestros aparatos móviles: los teléfonos inteligentes, los iPads y las computadoras. Cada vez que tú y yo visitamos Google o Amazon, somos como los muñequitos que aterrizan en Plaza del Parque o Paseo Tablado en el juego de Monopolio®.

Algunos de los nuevos Barones ladrones, los empresarios de la Era Invisible que nunca terminaron la escuela, son:

1.Steve Jobs, Apple Computers.

2.Steve Wozniak, Apple Computers.

3.Bill Gates, Microsoft.

4.Larry Ellison, Oracle.

5.Tom Anderson, My Space.

6.David Karp, Tumblr.

7.Dustin Moskovitz, Facebook.

8.Mark Zuckerberg, Facebook.

9.Michael Dell, Dell Computers.

¿TÚ A QUIÉN CULPAS?

De cierta forma podrías culpar a todos estos individuos de la creciente brecha entre los ricos, y los pobres y la clase media. Podrías culparlos del alto índice de desempleo. Incluso podrías culparlos del creciente número de gente que ahora depende de programas de apoyo del gobierno.

Pero también podemos culparnos a nosotros mismos.

Como ya mencioné anteriormente, cuando los humanos no pueden ver los cambios porque son invisibles, tienden a culpar a otras personas. La gente quema brujas, corta cabezas con guillotinas y se ataca entre sí (solo piensa en los republicanos y los demócratas), en lugar de resolver los problemas que no puede ver.

POR QUÉ LOS RICOS SE ESTÁN ENRIQUECIENDO MÁS

En 1967, cuando mi compañero de clases Andy y yo nos fuimos de aventón a Montreal, Canadá, no solo fuimos a ver el domo de Bucky Fuller que sirvió como el Pabellón en la Expo 67, en la Feria Mundial del futuro. También queríamos entender bien por qué Fuller solía decir: «Dios quería que todos los humanos fueran ricos». Fuller también habló y escribió respecto a esto en su libro de 1981, Critical Path: «Tecnicamente tenemos seis mil millones de multimillonarios en la nave Tierra». Para nuestros cerebros veinteañeros, esta aseveración estaba fuera de la realidad. Definitivamente era algo que no enseñaban en la escuela. Al contrario, ahí nos decían que solo algunos podían ser «ricos».

Aunque estuvimos en el interior del Pabellón de Estados Unidos en Montreal durante horas, no obtuvimos las respuestas que fuimos a buscar. Lo único que nuestros cerebros podían ver era esa estructura masiva, una esfera que parecía colgar en el espacio, un domo monumental con soportes muy poco visibles. Era muy distinto a los edificios que conocíamos. El domo abarcaba grandes volúmenes de espacio, pero parecía tan ligero como una pluma.

Aunque nuestros cerebros no obtuvieron las respuestas que buscábamos, nuestras mentes pudieron percibir la posibilidad del mundo que Fuller anticipaba. Andy y yo nos fuimos de Montreal con un profundo sentimiento de posibilidad, de fe en el prospecto de un mundo que pudiera funcionar para todos, un mundo que no tuviera que ser el típico gana/pierde o «tú o yo». Un mundo en el que todos ganáramos… tú y yo.

Como muchos ya saben, creo que toda la gente puede asumir el control de su futuro económico, pero solo si está dispuesta a aprender, a actuar, a cometer errores, a aprender de ellos y ser imparable. Yo he probado que un chico no muy avezado en la escuela, de Hilo, Hawái, pudo vencer al destino… Y ahora sé que tú también puedes. Tú puedes tener una segunda oportunidad si crees en ti mismo y estás dispuesto a actuar conforme al conocimiento que obtengas.

El Principio generalizado de los ricos es el principio de la efemerilización que, dicho en los términos más sencillos, significa «hacer más con menos».

Los reyes de la Era Agrícola se volvieron ricos haciendo más con menos. En lugar de mudarse de un lugar a otro en busca de alimento, estos hombres empezaron a producir su propia comida. Cuidaron y cultivaron la tierra, y eso les permitió producir mucho más alimento con su tierra, y alimentar a más y más gente.

Los barones ladrones estadounidenses de la Era Industrial siguieron el mismo principio: hicieron más con menos.

Piensa en las palabras de John Stossel (página XXX). Según este periodista, los barones ladrones eran gente generosa. Stossel describe el Principio generalizado de la efemerilización.

P: ¿Entonces algunas personas dicen que los barones ladrones eran codiciosos y otras dicen que eran generosos?

R: Sí. Te repito que todas las monedas tienen tres lados. Ser inteligente te permite pararte en el canto de la moneda —el borde de la idea o el problema—, y ver las dos caras.

 

P: ¿Los nuevos barones ladrones son empresarios como Steve Jobs, Mark Zuckerberg y David Karp? ¿Ellos siguieron el Principio generalizado de efemerilización?

R: Sí. Siempre trata de recordar que al caballo lo reemplazó el coche sin caballos. En la Era de la Información los humanos están siendo reemplazados por tecnología que no pueden ver.

Ahora los minoristas de bienes raíces cibernéticos, como Amazon y Alibaba, están acabando con los «bienes raíces» tradicionales. Me refiero a tiendas minoristas como Sears y JCPenney. Millones de personas están perdiendo su empleo en ciudades de todo el mundo.

 

P: ¿Y por eso es que la brecha entre los ricos, los pobres y la clase media está creciendo?

R: Es una de varias razones.

 

P: ¿Estás diciendo que algunas personas operan con ideas de la Era Industrial y otras con ideas de la Era de la Información?

R: Sí. Mucha gente con un alto nivel de educación —ejecutivos desempleados—, sigue buscando empleos con un salario alto y prestaciones como los de la Era Industrial. Por desgracia, la mayoría de las escuelas y maestros funcionan con ideas de la Era Industrial sobre negocios y empleo. La mayoría de los maestros quiere un salario mayor a cambio de enseñar a grupos más reducidos. Esta idea va en contra del Principio generalizado de efemerilización. En lugar de eso, deberían buscar maneras de hacer más (servir a más niños, con mejores tipos de enseñanza y mejores resultados), con menos.

 

P: ¿No hay algunos maestros que utilizan el Internet para enseñar a más estudiantes a precios menores?

R: Sí. Algunos maestros ya están ganando millones haciendo eso, y así debe ser. Estos maestros están obedeciendo el principio de efemerilización porque hacen más con menos.

 

P: ¿Qué les pasará a los maestros o a cualquiera que no obedezca el principio de efemerilización?

R: Dejaré que tú mismo respondas a tu pregunta. En lo personal, creo que la gente que quiere recibir más dinero y producir menos, tiene los días contados. Mucha de la gente con empleos inadecuados o sin empleo, sigue con esa idea de la Era Industrial en su cerebro, y esto hace que su mente se ciegue ante las oportunidades que se le presentan.

 

P: ¿Y nuestros líderes tienen el mismo problema? ¿No pueden ver los cambios?

R: Sí, y por esta razón, la próxima crisis será de cuatrillones de dólares.

LOS GIGANTES INVISIBLES

Estos son algunos de los mercados más grandes del mundo:

1.El mercado de derivados.

2.El mercado de divisas.

3.El mercado de bonos.

4.El mercado de valores.

5.El mercado de insumos o commodities.

6.El mercado de bienes raíces.

Los tres mercados más grandes son los primeros que mencioné: de derivados, divisas y bonos, y en ese orden precisamente.

Hay un gran desacuerdo acerca del rango de los otros mercados —valores, insumos y bienes raíces—, en relación a su tamaño. Pero para mí es suficiente saber que todos son gigantes y que, como a veces se traslapan, es difícil medirlos. Mucha gente, por ejemplo, invierte en bienes raíces a través de Fideicomisos de Inversión en Bienes Raíces (FIBRA o REIT, por sus siglas en inglés), y estos instrumentos son, técnicamente, acciones. Sucede lo mismo con los insumos, las acciones y los bonos, así que puede resultar confuso dónde empiezan las fronteras.

EL MERCADO DE DERIVADOS

Lo importante es que el mercado más grande del mundo es el de derivados. Es tan grande que los otros se ven como enanos a su lado. El mercado de derivados es un monstruo del que muy poca gente ha oído hablar, entiende… o ve.

P: ¿Qué tan grande es?

R: Hasta antes del colapso de 2007, se estimaba que el mercado de derivados ascendía a 700 billones de dólares.

 

P: ¿Por qué es importante esto?

R: Porque la caída de 2007 en realidad no fue un colapso de bienes raíces o de la bolsa, sino del mercado de derivados.

 

P: Entonces, ¿qué es un derivado?

R: Antes de responder a tu pregunta, citaré los comentarios de algunos expertos que saben mucho sobre derivados.

Warren Buffet, el inversionista más rico del mundo, dice: «Los derivados son armas de destrucción masiva».

George Soros, uno de los inversionistas más exitosos del mundo, evita usar los contratos financieros conocidos como derivados «porque en realidad no entendemos cómo funcionan».

Felix Rohatyn es el banquero de inversiones que salvó Nueva York de la catástrofe financiera en la década de los setenta, y describe a los derivados como: «Bombas de hidrógeno financieras».

LA OTRA CARA DE LA MONEDA

No resulta sorprendente que a algunas personas les agraden los derivados. El otrora presidente de la Fed, Alan Greenspan, también conocido como «el maestro», sirvió a cuatro presidentes estadounidenses (Reagan, Bush41, Clinton y Bush 43), y solo tenía buenas opiniones acerca de los derivados financieros:

Las concentraciones de riesgo ya son más identificables y, cuando esas concentraciones exceden los arriesgados apetitos de los intermediarios, se pueden usar los derivados y otros créditos, así como instrumentos con tasa de interés peligrosa, para transferir los riesgos subyacentes a otras entidades.

El resultado es que, además de que las instituciones financieras individuales se han vuelto menos vulnerables a las conmociones de los factores de riesgo subyacentes, el sistema financiero también se ha hecho más resistente de manera general.

—Alan Greenspan, en 2004

En 2005, durante las audiencias de confirmación para que Ben Bernanke reemplazara a Greenspan como presidente de la Reserva Federal, se llevó a cabo el siguiente intercambio de preguntas y respuestas:

Senador Paul Sarbanes: Warren Buffett nos ha advertido que los derivados son como bombas de tiempo tanto para las partes que las manejan, como para el sistema económico. The Financial Times dice que, hasta la fecha, no ha habido explosiones, pero que los riesgos de este mercado de rápido crecimiento siguen siendo reales. ¿Cómo responde usted a estas preocupaciones?

Ben Bernanke: Yo tengo una posición más optimista respecto a los derivados que la que acaba usted de describir. Creo que, hablando de manera general, son muy valiosos. Proveen métodos con los que los riesgos se pueden compartir, rebanar, recortar y entregar a quienes están más dispuestos a enfrentarlos. Me parece que los derivados le añaden flexibilidad al sistema financiero de varias maneras. Con respecto a la seguridad, en su mayoría, los derivados se intercambian entre instituciones financieras muy sofisticadas e individuos que tienen incentivos considerables para entenderlos y utilizarlos de manera adecuada. La responsabilidad de la Reserva Federal es asegurarse de que las instituciones que regula tengan buenos sistemas y procedimientos para garantizar que sus portafolios de derivados estén bien manejados y no generen riesgo excesivo dentro de ellas mismas.

CÁMARA RÁPIDA A 2007…

Los mercados de acciones y bienes raíces empezaron a colapsar de repente en 2007, y a hacer que millones de familias perdieran sus empleos, hogares e inversiones para el retiro, pero este problema en realidad no fue provocado por los prestatarios subprime, por bienes raíces deficientes o, ni siquiera, por deuda subprime fraudulenta. Fue provocado por derivados conocidos como Cobertura tipo SWAP contra riesgo crediticio, y Obligaciones de Deuda Colateral (CDS y CDO, por sus siglas en inglés respectivamente).

Warren Buffet intervino y dijo:

(Los derivados) conllevan peligros que, aunque ahora solo son latentes, son potencialmente letales.

Cuando la bomba de la deuda subprime explotó, los derivados pasaron de «latentes» a «letales».

Los derivados se convirtieron en la peste negra invisible de los mercados financieros y provocaron que gigantes bancarios como Lehman Brothers y Bear Sterns colapsaran, y que millones de personas perdieran sus empleos, sus hogares y su futuro.

P: ¿Pero qué son los derivados?

R: En términos extremadamente sencillos, los derivados son pólizas de seguros; sí, como la póliza de tu casa o tu auto.

Cuando los prestatarios subprime dejaron de pagar las casas que no podían costear, estas armas de destrucción masiva empezaron a explotar. Las explosiones fueron parecidas a lo que sucedió cuando el Huracán Katrina golpeó Nueva Orleans, o cuando Sandy golpeó Nueva York y Nueva Jersey. La diferencia es que las compañías de seguros están reguladas y tienen los recursos para pagar las reclamaciones.

El mercado de derivados, el más grande del mundo, prácticamente no está regulado, y la aplicación de la ley en su interior es casi nula. Si algo sale mal con los derivados, quienes pagan son los contribuyentes, no los bancos ni la gente que vendió los derivados y se benefició de ellos.

LOS VERDADEROS BARONES LADRONES

Podría decirse que el presidente del Banco de la Reserva Federal, el secretario del Tesoro de Estados Unidos y los directores ejecutivos de nuestros bancos más grandes, son los verdaderos barones ladrones. Ellos usaron el Principio generalizado de la efemerilización para volverse ricos a costa de la economía mundial. No fueron generosos, sino todo lo contrario. Y, en mi opinión, violaron el Principio generalizado para poder desplumar a la gente en lugar de hacer algo para mejorar la vida de los demás.

Actualmente, la brecha entre los ricos y todos los demás sigue ensanchándose. Millones de personas han perdido todo, incluso sus sueños. Resulta trágico que solo un banquero haya sido procesado legalmente hasta ahora, mientras Greenspan y Bernanke disfrutan de su retiro y de los ingresos que reciben como oradores.

P: ¿Quién es el responsable de la crisis de derivados?

R: En el años 2000, el presidente Bill Clinton firmó el proyecto de ley para la creación de la Ley de Modernización de Futuros de Productos Básicos (CFMA, por sus siglas en inglés), la cual preparó el camino para un mercado de derivados mucho más grande. Entre 2000 y 2007, el mercado de derivados creció de 100 billones, a 700. Luego volvieron a empezar las explosiones.

 

P: ¿Qué tan grande es el mercado de derivados hoy en día?

R: Según Bert Dohmen, editor de la respetada publicación Wellington Letter, para 2014 el mercado de derivados había crecido hasta alcanzar la cifra de 1.2 cuatrillones.

 

P: ¿Cuánto es un cuatrillón de dólares?

R: Es un titipuchal de dinero.

En el siguiente capítulo hablaré de otros mercados y de la manipulación que ejerce el gobierno en los mismos, y exploraré el tema de lo que muy poca gente sabe o ve.

P: ¿Por qué es esto importante para mí?

R: Porque estar informado te permitirá quitarte del camino y esquivar las cosas que la mayoría de la gente no ve venir.