19 LA SOPA DE PATO DE NASRUDÍN
Cierto día, un campesino fue a visitar a Nasrudín atraído por la gran fama de este y deseoso de ver de cerca al hombre más ilustre del país. Le llevó como regalo un magnífico pato.
El sabio, muy honrado, invitó al hombre a cenar y pasar la noche en su casa. Comieron una exquisita sopa preparada con el pato.
A la mañana siguiente, el campesino regresó a su campiña, feliz de haber pasado algunas horas con un personaje tan importante.
Algunos días más tarde, los hijos de este campesino fueron a la ciudad y a su regreso pasaron por la casa de Nasrudín.
—Somos los hijos del hombre que le regaló un pato —se presentaron.
Fueron recibidos y agasajados con sopa de pato.
Una semana después, dos jóvenes llamaron a la puerta del sabio.
—¿Quiénes son ustedes?
—Somos los vecinos del hombre que le regaló un pato.
El sabio empezó a lamentar haber aceptado aquel pato. Sin embargo, puso al mal tiempo buena cara e invitó a sus huéspedes a comer.
A los ocho días, una familia completa pidió hospitalidad al sabio.
—Y ustedes, ¿quiénes son?
—Somos los vecinos de los vecinos del hombre que le regaló un pato.
Entonces el sabio hizo como si se alegrara y los invitó al comedor.
Al cabo de un rato, apareció con una enorme sopera llena de agua caliente y llenó cuidadosamente los tazones de sus invitados.
Después de probar el líquido, uno de ellos exclamó:
—Pero... ¿qué es esto, noble señor? ¡Por Alá que nunca habíamos visto una sopa tan desabrida!
El sabio Nasrudín se limitó a responder:
—Esta es la sopa de la sopa de la sopa de pato que con gusto les ofrezco a ustedes, los vecinos de los vecinos de los vecinos del hombre que me regaló el pato.