28 TODO ESTÁ POR HACER
Laura miraba cómo el sol bajaba lentamente por aquellos campos que tanto había amado el abuelo de Ángel. Sentado en el porche de la casa, al lado de su amada, el triunfador humilde se dijo que estaba en deuda con la vida. Tendría que dar el máximo de sí mismo para corresponder a tanta felicidad.
Tras dejar bien cerrada su etapa en Aquasprit, se había despedido de su casero y había tomado el tren con su flamante novia para visitar aquella aldea donde había aprendido todo lo que sabía de la vida.
Laura se había enamorado al instante de aquel plácido paisaje, surcado por bandadas de aves y por amables campesinos que cantaban canciones y les regalaban los mejores productos de su huerta.
—Solo quería que vieras este lugar, porque es muy especial para mí —dijo él mientras acariciaba los cabellos de la joven—. Si encuentras que es demasiado pequeño para vivir, podemos empezar de cero en cualquier otra parte.
—Ningún lugar es pequeño si estoy a tu lado, Ángel. Estoy segura de que aquí seremos felices.
—¿Y si te cansas de tanta tranquilidad? —preguntó él.
—Entonces ya hablaremos. Lo importante es que no te canses tú de mí —sonrió—. Por cierto, aunque la revista con el monográfico sobre el triunfador humilde ya está en la imprenta, me ha quedado una duda... ¿Realmente eres mago o algo así?
Ángel la miró extrañado y, tras meditar un poco su respuesta, declaró:
—Todos somos magos. Cuando actúa un ilusionista, te muestra una chistera vacía y de la nada acaba apareciendo un conejo. Esa misma magia es lo que podemos hacer en el día a día. El mundo es una chistera y nosotros, los magos que pueden decidir qué saldrá de ahí dentro.
—¡Qué bonito! —dijo Laura—. Eso ha sonado a final de película o de novela.
—O a principio de algo —añadió Ángel—. Mi abuelo me lo decía cada mañana: todo está por hacer.
20.ª LEY DEL TRIUNFADOR HUMILDE
El ser humano más rico
es el que más da
y el que menos necesita.