INVITACIÓN
Tal vez querrás venir a verme. Y si no, por lo menos podés pensar en mí. Tengo la casa en orden, lavé todos los platos, hasta pasé la cera al piso. Los estantes están acomodados como antes… hasta les pasé el plumero a los cuadros. Hice la cama, la tendí con sábanas nuevas. Lavé la ropa, no toda, pero suficiente. Está todo impecable te lo aseguro. Así que podés venir si querés, o por lo menos pensar en mí. Yo estoy aquí sentado frente al teclado, esperándote, pensando en vos. Si venís te voy a recibir con mate y tostadas, y tal vez las palabras sean «gracias por visitarme de nuevo, señora inspiración».